Venezuela
se ha convertido en un caso de estudio para la sociología contemporánea y, estoy
seguro, para la psiquiatría; no todos los días se presenta la oportunidad de
observar y analizar los comportamientos individuales y colectivos de un estado
fallido en progreso, como lo es nuestro país.
El
simple hecho de que una organización criminal se haya aliado con una corriente
política, como lo es el comunismo internacional; que haya tomado el poder por
vías democráticas en un país petrolero y en vías de desarrollo; que se haya
convertido en una dictadura violenta y esquizoide, utilizando la fachada de un
gobierno republicano, ahora convertido en un estado comunal; y que haya
prácticamente destruido a esa sociedad, lanzándola 100 años en el pasado,
aislándola del mundo, convirtiendo en parias a sus habitantes y, no contentos
con esto, tratando de promocionar este desastre como un “modelo” de gobierno
para el futuro, intentando exportarlo, como si se tratara de algo que la gente
quisiera que le sucediera, es claramente trágico.
Varias
enseñanzas ineludibles se desprenden de esta insólita situación. La más
importante de ellas es que que la democracia, efectivamente, es un sistema
político muy frágil, que necesita la atención constante y la participación de
todos quienes se benefician del mismo; que los enemigos de la sociedad abierta,
de todas las democracias, están buscando la oportunidad de penetrarlas,
infectarlas de socialismo y destruirlas.
Que
hay una parte formal, instrumental, de la democracia, que son sus instituciones,
como el estado nacional, partidos políticos, el voto, las elecciones, las
constituciones, los tribunales, la prensa y otras, si carece del sentido, del
afecto, el pensamiento y la acción direccional de quienes usan ese aparato y lo
ponen en movimiento, si no se entiende sus principios básicos, si no son
permanentemente enseñados e informados, en relación a los cambios, amenazas,
oportunidades y naturaleza de todos estos mecanismos ciudadanos y de poder, que
bien usados propician el crecimiento de las libertades, la calidad de vida, la
prosperidad de las naciones, pero mal usados pudieran hacer mucho daño e,
incluso, extinguir una sociedad… como es el caso con mi país, Venezuela.
Para
efectos de este artículo hagamos una radiografía del gobierno que tenemos en
los actuales momentos, un gobierno entrando en una esquizofrenia avanzada, con
una banda de maleantes en el poder, desde el presidente, pasando por el
Tribunal Supremo de Justicia, Fiscalía, Contraloría, Consejo Nacional
Electoral, ministros…
Todos
estos cargos e instituciones de gobierno, ahora en manos de criminales,
buscados por la justicia internacional, con acusaciones de narcotráfico,
asesinato, tortura, contrabando, fraude, corrupción, delitos muchos de ellos
sancionados y tenidos como peligrosos, en algunos casos con psiquiatras
enfermos mentales, con inmensas fortunas ahora congeladas en los bancos del
mundo, gente indeseable que no honra sus
compromisos, para colmo malhablados… asociados a terroristas y guerrilleros.
Estas
personas actúan como dependientes del gobierno cubano y su propósito es
destruir el orden internacional, con el fin de implantar una red de dictaduras
asociadas, para ello han intervenido en los asuntos internos de otras naciones,
financiando elecciones, comprando conciencias, exportando subversión, drogas y
mercenarios, dañando sus economías con dinero producto del crimen, extorsionando
con petróleo y alimentos a gente muy necesitada, portándose de manera grosera y
agresiva en los foros internacionales contra los gobiernos e ideologías que les
son contrarios.
En
cada uno de estos individuos, desde quienes manejan los hilos del poder fuera
de nuestro país hasta llegar a los cuadros internos, donde Nicolás Maduro actúa
como su Comandante en Jefe y toda la cadena de mandos que parten de allí, todos,
sin excepción, se comportan de manera errática aunque aparentan tener unos
objetivos claros, que se reducen a la muerte y la destrucción en aras de
mantenerse en el poder.
¿Cómo
caracterizar a esas personas que ha tomado el gobierno de Venezuela? Un observador imparcial podría fácilmente
incluirlos bajo la categoría de esquizofrénicos, que es una clase de enfermos mentales. El Dr. J.A. Vallejo Nagera,
Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Madrid, en su obra Introducción a la Psiquiatría (1977),
dice al respecto:
La escisión de la personalidad que da
nombre a la esquizofrenia, supone una escisión, una ruptura de los mecanismos
Psíquicos normales. La mente esquizofrénica se rige por leyes diferentes,
nuevas, distintas de las de toda persona normal y de las de cualquier otro
enfermo psíquico, por ello el esquizofrénico nos resulta incomprensible
psicológicamente… Domina el cuadro clínico un colorido especial de absurdidad…
Otra consecuencia de la escisión de la personalidad es la incongruencia de la
conducta del esquizofrénico. Parece como si el psiquismo del esquizofrénico
funcionase en compartimientos aislados, sin relación unos con otros, pues en su
actividad se intercambian sucesivamente síntomas de perturbación mental
gravísima (delirios, incoherencia, síntomas catatónicos). Con horas de
comportamiento normal… No comprende lo que le ocurre a él ni lo que pasa en
torno suyo, por lo que establece una ruptura de contacto con la realidad, y el
enfermo, incapaz ya de establecer relaciones adecuadas con el mundo externo,
tiende a refugiarse más y más en su mundo interior. El enfermo siente… la injustificación de sus
síntomas, por lo que los vive como impuestos, como inducidos desde el exterior,
y atribuirá su presencia a la “telepatía”, a una “máquina eléctrica”, a un
“aparato de transmisión del pensamiento””, etc.
Este
estado de demencia es producido, entre otras razones, por la situación muy
particular de que se trata de un grupo mafioso que ha sido descubierto, tanto
en sus intenciones como en sus acciones, que es perseguido para someterlo a la
justicia, por lo que ha dejado de lado sus pretensiones de ser lo que no es, un
gobierno demócrata, respetuoso del orden y la justicia.
Todos
sus integrantes sufren de paranoia aguda, el “Imperio” los busca, el mundo
entero se ha unido en su contra porque ellos son los únicos poseedores de la
verdad, del secreto de la felicidad humana, de las llaves del progreso, capaz
de elevar a los pueblos más pobres a un estatus de “potencia”… bajo estas
premisas - aseveran - han sido declarados enemigos de los intereses del
capitalismo y del consumismo, el marxismo que predican es una vuelta mejorada y
más “humanitaria” del socialismo real soviético-cubano, algo que los burgueses
no perdonan.
Sus
vidas son el mejor ejemplo de que su fórmula sí funciona; muchos de ellos,
venidos de la pobreza más absoluta, son hoy hombres poderosos, empresarios,
políticos de alto vuelo, que como su epónimo, Hugo Chávez, el Comandante
Eterno, han logrado escalar a las alturas del Olimpo de la humanidad y
compartir un lugar en igualdad de condiciones con Jesús, Simón Bolívar y el
Comandante Fidel Castro… ellos son los sucesores de esa grandeza, revolucionarios
a carta cabal, enemigos declarados de los EEUU, portadores incansables del
mensaje de unidad Latinoamericana, apóstoles de la paz y el amor universal.
Pero
- continúa su argumentación - como todo en la vida, si vas a hacer una tortilla,
necesariamente, tienes que romper algunos huevos, hay que hacer sacrificios,
hay que destruir el orden dominante y explotador establecido, para hacer el
paraíso en la tierra; como ellos quieren hacer en Venezuela, hay que empezar
del año cero, igual que Camboya, con los verdaderos y únicos patriotas en las
riendas del poder, que no podrán entregarlo hasta ver cumplida su misión
contenida en El Plan de la Patria. Muy lamentablemente, debido a que el país ha
vivido todos estos años en un engaño, en la ilusión del progreso burgués, la
mayor parte de la población sufre de una falsa conciencia, está confundida,
pero no importa, lo que están haciendo lo hacen por nuestro bien, lo queramos o
no, al final les estaremos agradecidos eternamente…
Pero
obvian la otra parte de la realidad, Venezuela se ha convertido en su último
refugio, estos bandidos no pueden asomar sus narices en el mundo civilizado sin
que sean apresados como lo que son, unos criminales peligrosos que no han
dudado en masacrar a su propios ciudadanos por el control de ciertos negocios e
intereses, son el primer grupo de criminales en el mundo que tienen un gobierno
a su imagen y semejanza, hecho para perpetuarlos en el poder hasta el fin de
los tiempos, con su propio ejército, sus tribunales de justicia revolucionaria,
su propio Banco Central.
Por
medio de la Constituyente comunal están desmontando el estado nacional
republicano y copiando la fórmula cubana de gobierno, la de un solo partido, un
solo pensamiento, un solo pueblo en la unión cívico-militar, el aparato
criminal convertido en un estado soberano… eso es lo que quieren, pero la
realidad ha sido más que contundente, nadie los reconoce, no hay gobierno en el
mundo que quiera hacer negocios con ellos, excepto otros estados fallidos, no
hay manera de atraer inversiones, ni turismo, no hay institución financiera que
confíe en sus garantías, empezando porque no tienen palabra, le deben dinero a
medio mundo e insisten en que son soberanos y merecen respeto.
Puertas
adentro en Venezuela, el país empieza a asumir una gigantesca crisis
humanitaria que amenaza con desbordarse a todo el continente, el gobierno
revolucionario está dispuesto a enfrentar cualquier salida militar que procure
un final rápido, aséptico y lo menos doloroso posible; en la elusiva realidad
que les rodea, el 90% del país está en contra de lo que representa el chavismo
y las demostraciones en protestas por su pésimo desempeño en el gobierno
aumentan con los días, siendo la inflación, el desabastecimiento, el hambre y
las enfermedades la realidad diaria de la población.
Lamentablemente,
el comunismo internacional y la iglesia católica se han coaligado para que la
solución militar sea postergada, en aras de unas salidas negociadas que son
imposibles, porque no se puede negociar con un grupo delincuencial atrapado en
su propia celada, las excusas para no afrontar la realidad y el sufrimiento que
genera la indecisión sólo agrava la situación de seguridad regional… al pueblo
de Venezuela sólo le queda ir muriendo de merma por complacer unos delicados
escrúpulos que no son más que pura hipocresía barata.
Mientras
este espectáculo atroz se desarrolla ante los medios de comunicación
internacionales, lo que vemos entre estos pillos es el uso, recurrente y cada
vez más exagerado, de un lenguaje y un discurso totalmente esquizoide, de
asesinos y torturadores haciéndose pasar por víctimas, que no resisten el
“inmerecido scraching”, y en todo
alrededor, una cantidad de gente inocente muriendo de hambre y desahucio. El
comunismo internacional y la iglesia católica protegen sus intereses mezquinos,
prefieren la muerte de los venezolanos que el desalojo de uno de los
socialismos que hablan de doctrina e ideología.
Esta
condición de demencia, esta enfermedad del raciocinio se transmite y contagia
la gente, la propaganda y la información manipulada que lanza el chavismo a
través de los medios de comunicación son dardos envenenados que matan la
capacidad de análisis, los discursos de Maduro y su entorno es una constante
guerra psicológica en contra de la verdad y la realidad y no son pocos los
venezolanos y extranjeros que sucumben ante su intensidad y torcida lógica.
Y es
en este punto que quiero detenerme, porque veo mucha confusión en personas e
instituciones que piensan que el chavismo, más que una nueva forma de
terrorismo, es la continuación de un proyecto político socialista de avanzada y,
como tal, tiene derecho a ser continuado, protegido dentro de los términos de
las libertades políticas, y tolerado, ya que fue el pueblo de Venezuela quien
se dio este gobierno.
Observo
que hay una seria reticencia, por parte de algunos países y organismos
multilaterales, en que una intervención de carácter militar pudiera ponerle un
fin rápido a la enorme confusión que reina en mi país; mucha de esta oposición
viene fundada en la tradición del respeto de la soberanía y la libre
determinación de los pueblos, pero el caso venezolano, con las comprobadas
intervenciones de intereses infames, ha llevado a los límites ese valor
ético-político que me parece debe ser revisado y puesto al día.
Se recoge
- y se alega - la historia sistematizada de una serie de intervenciones
imperialistas en Latinoamérica que resultaron en mucho más problemas de los que
intentaban solucionar, empezando por zaherir el amor propio de los países
hispanoamericanos al no poder controlar sus propios destinos; pero ha sido
justamente en el marco de regímenes de fuerza, de crisis provocadas por el
comunismo radical, de gobiernos incapaces de controlar sus naciones, las que se
han producido estas intervenciones.
Donde
hay estabilidad, prosperidad, paz y respeto por la ley, que son las bases de
todo gobierno democrático, no ha habido necesidad de estas intervenciones.
Sólo donde
exista gobiernos débiles, donde las instituciones han sido destruidas, donde la
violencia impera, donde los derechos humanos son violados de manera masiva y
donde existe la posibilidad de una crisis humanitaria que debe ser financiada
por la comunidad internacional, debería producirse este tipo de intervenciones,
que son medidas preventivas para detener un mal mayor.
Pero
muchos obvian otro aspecto de esta compleja situación, el gobierno chavista ya
permitió la intervención no solo militar sino civil, económica, política e
ideológica de Cuba en nuestro país, ya es un secreto a voces la traición a la
patria de Maduro y su entorno, una traición que propició y permitió de la
manera más indigna Hugo Chávez, quien de manera abierta hizo de los intereses
castro-comunistas sustituyeran el interés nacional y hoy, que le dicte las
pautas al gobierno de Maduro para destruir a Venezuela.
El
gobierno del presidente Trump está viendo el caso venezolano de la manera
correcta, como un peligro hemisférico que puede afectar muchos de sus
intereses, incluso su propia seguridad nacional; si se le permite que la
situación en Venezuela siga degenerando, pasará de ser una amenaza, que es el
estatus de hoy, a de un peligro inminente y real, que es lo que está montando
el gobierno de Cuba en la frágil situación que existe en Colombia y Venezuela y
que puede cambiar de cariz intempestivamente y sin aviso.
Es
mejor cauterizar y dejar en vigilancia el paciente que esperar, no existe una
razón de peso para correr el riesgo innecesario de permitirle al régimen
chavista seguir consolidando sus ganchos totalitarios en la sociedad venezolana,
no hay posibilidad de que la situación evolucione hacia una recuperación; las
contradicciones ideológicas, de gobierno y de la crisis económica que se nos
viene encima, son suficientes para que se inicie de inmediato una intervención
militar que garantice la paz y el desarme, para evitar el incremento de la
violencia. Una vez lograda esa paz forzada, se puede iniciar las negociaciones,
pero sacando el elemento criminal de la ecuación.
Lo
que debería estar haciendo Julio Borges, como presidente de la AN, y Ramos
Allup, como líder de uno de los principales partidos de la oposición, es
negociar con los EEUU y la coalición de países de la región que pudiera
participar en esta intervención, los términos de la misma, no deberían permitir
que una figura tan triste como Luisa Ortega, la Fiscal General de la República
en el exilio sea la persona que lleve estas conversaciones adelante. Ya está
claro que no tenemos los recursos ni la fuerza de las armas que respalden a la
oposición democrática en sus decisiones, ya es palmario que el régimen de
Maduro va a continuar con su tarea de demoler el estado republicano y desconocer
a la AN, entonces ¿Qué estamos esperando? ¿La rendición total de las fuerzas
democráticas de Venezuela? ¿La claudicación de la mayoría del pueblo de
Venezuela ante un cartel del crimen? ¿La extinción?
Si
Borges y Allup no pueden acelerar la única solución rápida y posible por
pruritos morales, de imagen o porque arruinarían sus posibilidades políticas, si
estos dos políticos están siendo extorcionados por el gobierno o comprados o
amenazados deberían decirlo y hacerse a un lado y permitir que otros opositores
demócratas lo hagan, aunque estoy seguro que si deciden involucrarse, y provocan
la situación de una intervención por la vía rápida, pasarán a la historia como unos héroes y no
como unos aguantadores del régimen, que escurrieron el bulto de su
responsabilidad, lo que no se puede aceptar es el silencio y la inacción de la
AN ante la arremetida totalitaria de la Constituyente comunal.
¿Para
qué seguir esperando que el régimen entre en razón? Ya nos lo dijeron, lo que
no puedan por las buenas lo van a lograr a las malas… y siguen las masacres,
siguen las cárceles llenándose de presos políticos, sigue el hambre haciendo
estragos. No hay, no va a haber señales de mejora de nuestra situación, todo lo
contrario, vamos directo al desastre. Lo que algunos insisten en desconocer será
una crisis descomunal, que va a afectar al mundo entero. -
saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario