sábado, 8 de diciembre de 2018

Los primeros cien días, del día después



Me gusta desarrollar escenarios en el futuro, entre otras cosas porque el futuro no existe, todavía, no hay manera de poder saber si los eventos tomarán las direcciones dibujadas, como ejercicio de planificación me da cierta libertad imaginativa llevado por las tendencias y condiciones generales del presente, por aquello de si se mantienen estas circunstancias podría darse estos resultados, o si introducimos esta variante podríamos contar con… de esta manera, se pueden trazar ciertas líneas gruesas en esa pizarra de lo posible.
El siguiente ejercicio no pretende ser una agenda pero sí una guía de lo que pudiéramos hacer para no ahogarnos en nuestras circunstancias, lo que viene es duro y el país debe estar dispuesto a sacrificios y compromisos de gran calado,  hay que hacer un trabajo y avanzar en un proyecto que todavía no está definido, pero el sólo hecho de deshacernos del chavismo y de la utopía socialista es ya una recompensa.
Venezuela se nos ha ido de la mano, nunca pensé que el país fuera a llegar a las condiciones actuales, el chavismo militarista ha durado demasiado, nos ha saqueado sin misericordia, dejándonos en las peores condiciones posibles para la sobrevivencia.
Pero haciendo de tripas, corazón-como decimos- vamos a trabajar sobre el peor escenario posible y ver si podemos salir de nuestra postración, esto no significa que vamos a empezar desde cero, no, Venezuela entera tiene un bagaje de historia, los venezolanos tenemos una experiencia que debemos poner a valer en este nuevo comienzo del país, porque dentro de las cosas malas que nos ha traído esta crisis, también nos da la oportunidad de reinventarnos.
Imaginemos que el chavismo es eyectado del poder, poco importa cómo, si abandona voluntariamente el poder o si hay una intervención, si se produce un golpe o hay un colapso general de la gobernabilidad, nuestro problema existencial se presentará el día después, lo único que rechazo como escenario posible es una negociación, por aquello que con los criminales no se negocia, termina uno siempre embarrado y sirviendo a los intereses de las mafias y la corrupción.
Lo ideal es que hubiéramos estado preparados, que como personas inteligentes y precavidas tuviéramos un plan, o dos, para enfrentar las adversidades, como por ejemplo contar con un gobierno de emergencia listo para asumir la conducción del estado en caso del abandono chavista, con un programa más o menos elaborado de los pasos que tenemos que dar con miras a enfrentar nuestra crisis, pero vamos incluso a obviar esa previsión, supongamos que nadie contesta el teléfono en Miraflores, no hay quien responda por el país ¿Qué hacemos?
Lo más probable es que algunos “vivos” traten de hacer fiesta en medio del desconcierto, que los partidos políticos tradicionales se adelanten a recoger el guante y haya una pugna por el liderazgo, el escenario más probable es que la Asamblea Nacional, entendida como club de los partidos políticos y no como representación de los ciudadanos demócratas y libres de Venezuela, intenten convertirse en las “autoridades” legítimas en ese vacío.
Pero supongamos que el parlamento, la única institución que todavía conserva algún dejo de legitimidad funcionara correctamente, tuviera un gesto de racionalidad y pundonor, y contuviera las apetencias personales de ciertos burócratas que lo que buscan es la figuración y los negocios desde el poder, sólo por un instante imaginemos que la Asamblea Nacional, en un acto de cordura, nombrara una Junta de Gobierno entre personas honorables que no pertenecen a los partidos políticos, personas preparadas, en condiciones óptimas para asumir tal responsabilidad, y por medio de un acto excepción, sin consulta y de manera impositiva, cosa que no es descabellada y de la que se viene hablando desde hace ya un tiempo, le diera vida a un poder ejecutivo provisional para que actúe en nombre de la república.
Supongamos que esa Junta sea aceptada por todos dada su necesidad, su temporalidad, su tipo de mandato y la supervigilancia que tendría su gestión, digamos que sea un año su vigencia, quizás sea lo recomendable, prorrogable por otro año antes de convocar a unas elecciones generales, con la prohibición expresa que sus miembros se presenten para ser elegidos a cargos públicos en los próximos diez (10) años.
Esa Junta estaría conformada por personas que no debe importarle el costo político de sus gestiones, muchas de las decisiones que van a tener que tomar serán muy cuestionadas, algunas con consecuencias legales, unas de sus funciones será la de hacer de pararrayos del descontento popular, pero deben estar dispuestos a llevar a términos medidas extraordinarias que pudieran costar vidas, reputaciones y paz espiritual, el trabajo que deben hacer no será fácil pero si necesario, van a tratar de salvar al país y darle viabilidad a un proyecto que todavía no existe, van a exigir sacrificios y tienen que generar confianza, y es la razón fundamental por la que deben ser personas sin rabos de paja ni historiales cuestionados por acción u omisión.
La principal tarea de esta Junta de Gobierno será el manejo de la crisis, reducir el desastre y prevenir el conflicto, es decir, debe coordinar distintas instancias nacionales e internacionales para ir desarrollando tanto los planes como las inversiones y ayudas al país, hacer los puentes necesarios de las distintas ONG’s y el gobierno, establecer los indicadores de avance y metas de los distintos programas, y prever los plazos de ejecución de los mismos, y al mismo tiempo, seguir gobernando, que el país funcione.

Contener hemorragias y abrir llaves de paso.

Esta Junta de Gobierno, que no es otra cosa que un poder ejecutivo colegiado, trabajará conjuntamente con la Asamblea Nacional en condiciones de emergencia nacional, para restituir la Constitución vigente y conformar los poderes públicos del nuevo gobierno, tenemos la inmensa fortuna de no tener un conflicto bélico en curso, tenemos problemas graves de seguridad, de grupos violentos y extranjeros operando en partes del territorio de manera autónoma, pero no estamos en guerra.
Una de las grandes ventajas del país es, que aunque no disponemos del recurso financiero inmediato y a la mano, para costear nuestra reconstrucción, si tenemos reservas energéticas y minerales importantes que nos van a servir de respaldo, pudiéramos contar en corto plazo con importantes sumas provenientes de la recuperación de capitales robados a la nación, congelados o rescatados de la corrupción.
Pudiéramos contar con entradas provenientes de las privatizaciones ya que hay que desmontar al estado empresario, que malamente han instaurado los revolucionarios, una infinidad de empresas quebradas e ineficientes que deberían estar en manos privadas, y con suficientes garantías y generando la confianza necesaria, podríamos obtener el financiamiento necesario para un rápida recuperación, contando siempre con que el país actuará de manera inteligente, responsable y transparente.
Hay importantes sectores financieros que ven en nuestra reconstrucción una oportunidad para nuevos negocios, la banca multilateral y los organismos de desarrollo regionales ya han dado su visto bueno para un plan de reconstrucción del país si se dan las condiciones y el ambiente adecuados, tenemos socios, aliados y bloques de países amigos dispuestos a contener la crisis de Venezuela y explorar vías para que retomemos nuestro desarrollo y reincorporación a la comunidad de naciones civilizadas y democráticas, lo que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo y establecer nuestras prioridades.
Las tres patas de una exitosa atención a la crisis y reconstrucción del país son, un gobierno eficiente, un sector privado fuerte y una sociedad civil dispuesta al trabajo, y si no están en condiciones como lo sería el caso venezolano, hay que procurar que en el menor tiempo posible podamos llevarlos a niveles operativos suficientes, para estabilizar nuestra economía y reactivar nuestro aparato productivo.
Supongamos también que podamos contar con una parte, aunque sea mínima, de nuestras FFAA que esté dispuesta a someterse al mandato de esa Junta y contribuir al establecimiento del orden, uno de los trabajos principales en materia de soberanía y seguridad será la de ir recuperando esos territorios que se encuentran en manos de fuerzas irregulares y obedeciendo directrices desde países extranjeros.
Es imposible ganar la confianza de inversionistas y agencias internacionales para el desarrollo si no tenemos ley y orden en el país, lo que va implicar aceptar la ayuda de la comunidad internacional para potenciar nuestras capacidades tanto militares como policiales.
Todas las autoridades civiles en ejercicio que llegaron a sus cargos por procesos electorales legítimos, deberían ser reconocidas excepto las que provengan del chavismo, que serán destituidas y sus reemplazos nombrados por la Junta, y aquí hago una pausa para expresar mi opinión sobre este asunto que me parece vital, el chavismo como corriente y pensamiento político debe ser ilegalizado, sus organizaciones y alianzas internacionales deben prohibírseles operar en el país, sus símbolos, consignas y manifestaciones de propaganda y promoción deben ser recogidas y destruidas, el chavismo debe ser considerado como una ideología anti venezolana.
Todas estas autoridades en ejercicio, están en la obligación de hacer de inmediato un control de daños de sus entidades, evaluarán en sus territorios de competencia las necesidades más urgentes de su población, los recursos con que cuentan, que funciona y que no, que producen y cuanto, el grado de organización y respuesta de sus comunidades, amenazas y peligros, ventajas y oportunidades para su reactivación, mucho de este trabajo ya está bien adelantado afortunadamente.
Las mínimas funciones que debe tener una nación para poder funcionar en medio de una crisis son: tener una mínima capacidad de defensa, de poder aplicar la ley y mantener el orden, tiene que defender los derechos de propiedad a toda costa, debe manejar los indicadores macroeconícos, sobre todo con el ánimo de controlar la inflación, que es el elemento más corrosivo que actúa sobre nuestra sociedad, atender la salud pública, sobre todo las necesidades de prevención de epidemias y enfermedades contagiosas, el rescate de los centros de atención, primarios y hospitales, el abastecimiento de medicinas a la red de farmacias.
Una de las informaciones fundamentales a presentar, es donde está ubicada la población más vulnerable, la que se encuentre en peligro, alimentario, sanitario, y de servicios, debemos ubicarlas y georeferenciarlas en mapas confiables, para que la atención humanitaria, por parte de organizaciones multilaterales, puedan preparar planes de contingencias que partan del nivel local (parroquias y municipios) hasta integrarlas en un plan estadal y si es posible, regional.
Deben detectar cuales territorios se encuentran sin posibilidades de comunicación y transporte y enviar esa información urgente a Caracas, deben nombrar equipos de enlace con las organizaciones multilaterales, preparar centros de control, de información, de atención a las comunidades y tener listos los equipos de personas y/o instituciones que puedan ayudar en la distribución de las ayudas humanitarias y de las donaciones bilaterales, entre otras actividades deben escoger centros de acopio, de atención a las personas, preparar con cuidado censos e inventarios, sitios para campamentos de refugiados y para el personal que es parte de las operaciones, hay que tener rutas de acceso y salida, rutas alternas.

Con la atención de la crisis parte el proceso de reconstrucción.

Esta es una oportunidad de oro para las organizaciones políticas, principalmente los partidos que tienen presencia nacional para ellos ponerse al frente de este esfuerzo de coordinación de la ayuda, y hacer de esta campaña un todo orgánico y funcional que reduzca el tiempo de la intervención humanitaria.
De las prioridades en la resolución de la crisis no hay que perder de vista la producción de alimentos en base a los tiempos de cosechas, ciclos de siembras, disponibilidad de silos, almacenes, frigoríficos, se debe levantar un inventario de necesidades urgentes de repuestos para maquinarias, transporte, semillas, fertilizantes, vacunas, alimentos concentrados, pesticidas, registro del agua disponible para el riego, estados de las vías, mataderos, mercados y agroindustria.
Uno de los grandes peligros de las ayudas humanitarias es acostumbrar al país a la asistencia extranjera, anulando las iniciativas para auto proveerse de bienes y servicios, se crean vínculos de dependencia fatales que terminan cuando la ayuda se agota, hay que entender que la asistencia humanitaria tiene un límite y un propósito, y mientras dure, hay que aprovecharla para poder producir, y sustituir esa ayuda por producción nacional.
Es de importancia estratégica levantar el control cambiario y el establecimiento de una paridad única, iniciar los esfuerzos por una estabilización macroeconómica, consolidar la deuda pública, la deuda externa, tener información al día de vencimientos de obligaciones, contar con información diaria sobre demandas en curso, procesos y contrataciones realizadas por el régimen chavista de manera irregular.
Es necesario simplificar y hacer efectiva la recaudación de impuestos, el estado necesita de esos recursos para su funcionamiento, y la población debe seguir pagando sus tributos a cambio de buen gobierno, en este caso, de que alguien se ocupe de resolver la emergencia y cuando esta se supere, los impuestos darán representación política y derecho a reclamar eficiencia en la gestión.
El manejo de la crisis es fundamental para la reconstrucción del país, más que actores políticos necesitamos son gerentes confiables y eficientes, la recuperación de la infraestructura física del país, carreteras, sistemas eléctricos, acueductos, embalses y otros, darán un empleo necesario en las regiones; todas las ayudas militares, policiales y de inteligencia, deben aprovecharse para proyectar sobre los territorios bajo ayuda humanitaria, un paraguas de defensa y seguridad, procesando y compartiendo información con la ciudadanía.
La ayuda puntual a centros neurálgicos como puertos, aeropuertos, aduanas y alcabalas fronterizas, nos permitirán tomar medidas contra el contrabando, restringir la flujo migratorio por un tiempo prudencial, imposición de toques de queda donde sea necesario, información constante a la población sobre lo que deben hacer y lo que se está haciendo, donde acudir, a quien llamar y cuáles son los centros de emergencia.
La reestructuración judicial, es una necesidad perentoria y hay que hacerla de manera acelerada, el Tribunal Supremo en el exilio debe retornar al país y asumir inmediatamente sus funciones dentro de la resolución de esta crisis, debe brindarle  seguridades y coherencia a las relaciones sociales, dentro y fuera del país, debe hacer valer la letra de la constitución vigente y aplicar la justicia de manera inmediata y procesando a culpables y estableciendo castigos ejemplarizantes a quienes son responsables de delitos capitales.
Con la ayuda de la Asamblea Nacional, el TSJ legítimo, se debe avocar al nombramiento de jueces, fiscales, y demás funcionarios que puedan resolver los problemas de aplicación de la justicia ordinaria para el ciudadano común, justamente para evitar enfrentamientos innecesarios y exceso de violencia.
Insisto, este gobierno de emergencia es para estabilizar y pacificar al país, con el llamado a elecciones generales habrá un verdadero cambio de gobierno, que será el inicio de la reconstrucción del país, esos primeros cien días del manejo de la crisis venezolana marcarán el rumbo de lo que vendrá que no es otra cosa que enfrentar nuestro destino.  -   saulgodoy@gmail.com




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