miércoles, 30 de enero de 2019

El caso Venezuela: Aprendizajes



Para el resto del mundo el caso Venezuela puede ser un muy rico caudal de experiencias sociológicas, políticas, económicas, de seguridad y fundamentalmente de ideologías nocivas actuando sobre las sociedades para luego destruirlas.
La inhumana arremetida del castro comunismo contra la línea de sustentabilidad de la nación, y la destrucción de la capacidad productiva del país, y que generó una inmensa demostración de rechazo por parte del pueblo venezolano, en masivas movilizaciones, protestas, paros y otras manifestaciones de defensa cívica, no fueron suficientes para detener  a un régimen criminal que por su origen electoral y legítimo, engañó a la percepción internacional como una novedosa manera de gobierno socialista, y se le permitió, mucho más allá de lo que la prudencia aconsejaba, que continuara en su labor de destrucción, disfrazado de un nuevo humanismo con promesas de una utopía.
Se permitió que el país se agotara en luchas de calle y de reclamos, con el subsiguiente sacrificio de jóvenes muertos, detenidos y torturados, la expropiación de desarrollos agropecuarios, industrias y el cierre de medios de comunicación, el mundo asistió imperturbable ante una serie de cambios constitucionales y de leyes que favorecían la instauración de un régimen totalitario, mientras el presidente Chávez jugaba una dura agenda de política exterior, reivindicando derechos y exigencias de los pobres y oprimidos, de las mayorías silenciosas que él decía representar.
En este sentido, la izquierda internacional tiene una enorme responsabilidad, sus principales organizaciones y voceros se hicieron cómplices de una derivación de la política que se alejaba de manera radical de los valores y principios democráticos, pero preservando algunas instituciones y sobre todo, discursos, con los que mantenía la apariencia de ser una nación republicana, pero que en realidad se hacía con los meses y los años más militarista y violenta, entre las razones del porque la izquierda, supuestamente humanista y progresista aceptaba sin crítica ni revisión alguna, el avance de un totalitarismo en uno de sus miembros, fue su enorme influencia financiera, por ser un país productor de petróleo y porque complacía a sus adeptos más radicales, los cuales veían en la nación suramericana un ejemplo de revolución y cambio de los paradigmas de gobernabilidad.
Muchos sabían, porque era obvio, que la mano del castrocomunismo era la responsable de estas distorsiones geopolíticas en la región, incluso los EEUU, el poder de hecho y de derecho en el continente se hizo de la vista gorda porque en ese momento, gobernaban en ese país los socialistas, encarnados en el partido demócrata y con un presidente enemigo del capitalismo como lo era Barak Obama, que veía con simpatía los esfuerzos de Cuba de continuar su revolución, y por lo tanto de Rusia, de experimentar con nuevas formas de manejo socio-político de las naciones en el siglo XXI.
Estos políticos norteamericanos pensaban que el modelo liberal norteamericano estaba agotado, que las formas de producción capitalista, de consumo de energía, y de organización social necesitaban de reformas profundas con miras a un mundo más justo, limpio y colectivista, creían que el socialismo era la respuesta para un orden internacional que cada día se hacía más entrópico y peligroso, el socialismo, con su receta de un estado centralista, fuerte, benefactor e intervencionista era la única fórmula que podía garantizar estabilidad en una humanidad desbordada y empodrecida.
Esta puesta en escena de carácter global por las cuales Chávez se hizo una estrella mediática, de crear conflictos en las cumbres de mandatarios con anti-cumbres de los pueblos, de lanzar el guante de las pretensiones de las masas por una vida más digna en las agendas de los organismos internacionales, de espectaculares visitas a países en guerra con occidente, y comunicados conjuntos entre los líderes que estaban siendo derrotados por sus iniquidades, convirtieron a Chávez en la perfecta mampara para ocultar lo que estaba haciendo en su propio país.
Pudiera esto indicar nuevos métodos de desestabilización, sin necesidad de armas, la estrategia de utilizar los medios democráticos que eran fundamentales en las sociedades abiertas para su funcionamiento, para infiltrarlas, llegar al poder y decretar la revolución en términos democráticos, lo cual todos sabemos son incompatibles, de esta manera, casi simultáneamente llegaron al poder Chávez en Venezuela, Lula en el Brasil, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, los Kirchner en Argentina, Mujica en Uruguay, más todos los candidatos de la izquierda que  llegaron en Perú, Paraguay, Guyana, Nicaragua y otros países en Centroamérica y en buena parte de las islas del Caribe, a esta lista debemos sumar al Papa Francisco en el Vaticano y la aparición de una izquierda radical en España, todas con conexión a Venezuela y Cuba, apadrinados por Rusia y el poder emergente Chino.
Fue una prodigiosa jugada que la izquierda mundial financiada en su mayor parte por los recursos petroleros de los venezolanos, y para hacerlo Chávez debía dominar al país de manera absoluta, de modo que no hubiera resistencia a sus designios, muy sibilinamente, los enemigos de la libertad lograron desarrollar una serie de técnicas y tácticas electorales, de control poblacional, de estados policiales y de hegemonía sobre los medios de comunicación, que presentaban estos avances imbuidos en el espíritu postmodernista que dominaban los centros de poder de los países occidentales y de los que recibía loas.

Un nuevo tablero para el juego mundial

Todo este plan tenía como propósito debilitar los medios democráticos de las sociedades abiertas, que para algunos estudiosos del fenómeno tenía sus orígenes en malas políticas, inconsistencias ideológicas y la ausencia de principios sólidos en el liderazgo de las naciones de occidente que transitaban por una profunda crisis de identidad.
Para otros expertos se trataba del desarrollo de una nueva maquinaria de complicidades, de redes mundiales de organizaciones y políticas contrarias al régimen de libertades, de la racionalidad y del compromiso con la verdad, que occidente había alcanzado con mucho esfuerzo a través de la historia, pero una de las piezas fundamentales de éste rompecabezas fue la posición pública y notoria de un Barak Obama, como líder de la nación más poderosa del planeta de retroceder en su papel como bastión de las libertades y la democracia en el mundo, esto, para darle un mayor protagonismo a los Chinos y contentarse con un rol secundario en la gobernabilidad del mundo, sus esfuerzos por atraer a Cuba al regazo de las naciones libres, a parte de cualquier consideración altruista, fue vista como una debilidad de parte de los comunistas que aprovecharon para acelerar las conquistas de la izquierda mundial.
A Dios gracias que aparecieron el presidente Donald Trump y el Sr. Almagro en la OEA en el momento preciso para poder revertir este proceso de dominio mundial de las fuerzas del mal, nunca tendré la gratitud suficiente hacia estos dos líderes que sin miedo ni dudas decidieron desenmascarar la enorme conspiración en contra de la libertad, también debo reconocer la activa participación del partido republicano en USA, sobre todo del senador Marco Rubio que tuvieron que enfrentarse en su país a dos frentes, el externo y el interno, porque puertas adentro, les están haciendo una guerra inmisericorde para tratar de interrumpir el mandato de los republicanos, es una guerra que no ha cesado.
Creo que existe un patrón desarrollado muy hábilmente, y en el cual concursaron la Iglesia Católica, los partidos políticos, las instituciones y países garantes del orden internacional, el mismo sistema de justicia internacional, algunas empresas privadas y naciones, que garantizaron de alguna manera la no intervención justo cuando más se necesitaba en Venezuela; fueron factores que se conjugaron para que nuestro país cayera víctima del peor retroceso en los índices de desarrollo y de las garantías de los derechos humanos, y por supuesto en la peor recesión económica, producto precisamente de haber sido el financista principal de esta aventura mundial de la izquierda.
Venezuela, en menos de 20 años, fue prácticamente desmontada como nación y convertida en un estado forajido, con un gobierno conformado por narcotraficantes, terroristas y comunistas, en el patio de los EEUU, la nación garante de las libertades y la democracia en el mundo.
Los que ven la situación como un simple retroceso del país en la ruta del progreso por causas políticas, no parecieran haberse percatado de las implicaciones mundiales y del denso tejido de intereses, movimientos, inversiones, conexiones, apoyos, que se han traducido en una serie de jefes de estado con directa responsabilidad en la destrucción de la democracia venezolana, partidos políticos nuevos, como el caso de PODEMOS en España, Alcaldes y Primeros Ministros de la izquierda que han surgido en países europeos, que son el semillero de futuros conflictos y retos a la unidad de esa región, organizaciones de carácter internacional que se han revelado como punto de apoyo en estos movimientos revolucionarios, sobre todo en el seno de la ONU, donde han penetrado de manera profunda.
El mismo Barak Obama y los Clinton, mientras fueron parte del gobierno de los EEUU, permitieron con su política de apertura a Cuba, que los intereses comunistas establecieran redes de espionaje, de lobby, de comunicaciones que han estado actuando en detrimento de los intereses de esa gran nación, permitiendo, que los vínculos de grupos extremistas del Islam con la Habana, se convirtieran en fichas de negociación, y se hicieran la vista gorda mientras se construían bases de operaciones en Latinoamérica como nunca antes.
Se les permitió atacar y debilitar la posición de las fuerzas de seguridad norteamericanas en sus métodos de interrogación e instalaciones de detención para terroristas, como fue el caso de Guantánamo, que a todas luces era una pieza de negociación del Washington de los demócratas con Cuba y los hermanos Castro, cambiar el cierre del centro de detención por una reducción de su estrangulamiento hegemónico en Latinoamérica.
Esta infiltración en USA de factores castristas, no se hubiera podido hacer sin una cooperación bastante abierta de ciertos sectores académicos que impusieron la crítica marxista y las ideologías delpost modernismo como instrumentos de valoración para las nuevas relaciones en un mundo globalizado.
El postmodernismo son una serie de tesis pseudo-intelectuales que apuntan a la disolución de la verdad, de la objetividad, que fragmentan la percepción del mundo en trucos del lenguaje, que destruyen las creencias y tradiciones, para implantar +
un nihilismo que justificara la sensualidad desatada, el placer sin límites y el reino de la subjetividad, preparando el terreno para integrar a los comunistas dentro de las sociedades desarrolladas como alternativa de sobrevivencia.
De esta manera, el comunismo encontró aceptación dentro del sistema mundial de comercio, con privilegios, en la falsa creencia que estos países iban a cambiar de ideología, igualmente es preocupante el incremento del apoyo hacia figuras e ideas comunistas por parte de algunos sectores de Hollywood, ciertas distinguidas luminarias, hombres y mujeres que vivían en la máxima opulencia, se prestaron para promocionar de manera abierta la revolución socialista, y sostener, hasta el día de hoy viva, la leyenda de la revolución cubana como una acto de progreso humano.

La corrupción espiritual de occidente.

El caso Venezuela demuestra como la destrucción de la organización militar es clave para derrumbar la institucionalidad de un país, corrompiendo el componente militar, ideologizando sus efectivos y designando a oficiales fanáticos de los comandantes, que se constituyen en mafias y que operan desde el Alto Mando.
Apenas se ha destapado la gigantesca red de instituciones financieras y operarios, que trabajan en un masivo lavado de dinero y que están debilitando los sistemas económicos de Europa y América, permitiendo que dineros del crimen compren voluntades y apoyos políticos, incluso financien elecciones, todo esto, amparado por operaciones petroleras y la construcción de megaproyectos de ingeniería.
La participación del Papa Francisco, un sacerdote argentino captado por el peronismo y plantado por el comunismo internacional en el Vaticano, un pobre hombre enredado en encubrimientos vergonzosos  de criminales pedófilos, que parecieran ser comunes en la curia, igual que el Superior de la orden jesuita, Arturo Sosa, un socialista venezolano inveterado, que con su silencio cómplice ha demostrado que sus lealtades no están con la Iglesia ni con la patria que le dio la vida, sino con el movimiento de la teología de la liberación, el ariete comunista diseñado para los pueblos susceptibles de los complejos colonialistas del neo marxismo (su pasado lo condena), también es claro el interés crematístico de estos protagonistas en los tesoros y el sistema financiero del Vaticano, permitiendo que los corruptos del chavismo movieran fabulosas sumas de dinero ensangrentado en sus cuentas, y las propias inversiones de la curia en proyectos turísticos y de desarrollo en Cuba que los mantiene en un perpetuo conflicto de intereses.
Ambos personajes han servido de alcahuetes del socialismo del siglo XXI, sus actuaciones, y sobre todo, sus omisiones y silencios, serán estudiados, analizados y contrastados con la opinión mayoritaria del clero venezolano, que ha sido perseguido, acosado y maltratado por el régimen. Estoy seguro que en el algún momento, más pronto que tarde, conoceremos de sus miserables expedientes en la perdida de mi nación, y en el repunte que ha tenido en el mundo una ideología tan tóxica, como el socialismo del siglo XXI.
De Rusia y de China solo tengo que decir que se han manejado de manera oportunista y despiadada, bajo formulas de capitalismo de estado y vínculos ideológicos, aprovechando para sus intereses el cultivo que ha hecho el castro comunismo en Latinoamérica, y que dieron dos frutos, por un lado el infame Foro de Sao Paulo, ese esperpento que nació del nacionalismo de la ultraderecha brasileña y se convirtió en lo que es hoy, el club de la izquierda más retrógrado del subcontinente, y por supuesto, la empresa constructora Odebrecht, el cáncer financiero que se comió a buena parte de los gobiernos republicanos de la región por medio de la corrupción y latrocinio más descarnado.
El derrumbe de Venezuela es todavía el arma activada que le queda a Raúl Castro para negociar su retiro dorado, el castro comunismo ha inventado un arma de destrucción masiva que no sólo se ha llevado por delante bancos, empresas, gobiernos, movimientos políticos, iglesias, economías y la tranquilidad de mucha gente en el mundo, sino que pudre y envilece todos los principios y valores democráticos.
Nicolás Maduro sigue asesinando y torturando gente a mansalva, ahora le ha dado por hacer detenciones masivas de niños y adolecentes para juzgarlos como terroristas para inducir nuevo terror en la colectividad, sus fuerzas policiales y de exterminio continúan asaltando hogares, tumbando puertas y acabando con las familias, justamente las más humildes.
Su espoleta retardada, todavía tiene a la espera el éxodo masivo del país de víctimas del hambre y las enfermedades de Venezuela luego de las elecciones trampeadas que quieren imponer, y que podría generar un cataclismo regional de gran magnitud para los EEUU si este no actúa de inmediato y con contundencia, que gracias al Sr. Trump lo está haciendo.

Conclusiones.

En cuanto a Europa, aunque la democracia venezolana cuenta con un amplio soporte en ese continente, los intereses de la izquierda aún pugnan por darle aliento al régimen de Maduro, por hacerle llegar tiempo y oxígeno para que se mantenga en el poder y continúe su proceso destructor en Latinoamérica, porque saben que detrás está Cuba, el monstruo favorito de los “progres” del viejo continente y que no quieren que se vea afectada su longeva existencia como el vampiro socialista en el Caribe.
Esta visión de conjunto es lo que falta para poder ver bien las enormes capacidades que tienen los enemigos de occidente, y sus aliados dentro de nuestras instituciones, para llevar a cabo la destrucción de nuestra cultura y del orden internacional que hemos construido con tanto sacrificio, esta visión de una estrategia y de un arma, conforman un novísimo artefacto cultural que posicionado en el seno de una sociedad, conectados sus discursos, instituciones propias, mecanismos de proceder y su propia semántica pueden causar estragos sobre el orden interno y la seguridad de los países.
Es por lo expresado anteriormente que la comunidad de naciones civilizadas de occidente debe ver en la intervención multinacional y humanitaria en Venezuela, como un torniquete que se les está aplicando a una mortal hemorragia, Cuba lo tiene muy claro, le estaba abriendo un boquete a la estabilidad hemisférica, del cual será muy difícil recuperarse, y que Rusia y China aprovecharían para sus objetivos de dominación mundial, de hecho, Venezuela es parte de la agenda de muchos países y está dejando en evidencia a personajes como a la Sra. Michelle Bachelett, encargada de la defensa de los derechos humanos en la ONU, que hasta el momento ha servido de tapadera a una situación injusta e inhumana, apareciendo como un feo lunar en la piel del orden mundial.
Venezuela lleva veinte años enfrentando el más virulento comunismo, ha sacrificado lo mejor de su juventud, ha sido despojada de toda posibilidad de defenderse, y aún así, continúa en sus trincheras a pesar de las trampas, traiciones, de  una desproporción de fuerzas que da pavor, los que quedamos, sólo esperamos el día que Maduro y su red criminal desaparezcan.
La destrucción de Venezuela fue un experimento que casi resulta, estaban probando una nueva arma, y la próxima, puede ser la definitiva, pues me temo, que si no se detiene esta aventura de desestabilización mundial, la siguiente fase sería dentro de los EEUU.
Y a Europa, no me queda que agradecerle su apoyo por nuestra causa y advertirles, que lamentablemente sus diversas sociedades enfrentan un mayor peligro que los EEUU, desde nuestro punto de vista deberían darle una oportunidad a la nueva derecha, se necesita equilibrio y hay que corregir lo que la izquierda ha torcido y sigue torciendo.
La gran lección para occidente es que la Guerra Fría no terminó, se transformó, cambió el cuero como una serpiente, pero siguen las fuerzas del totalitarismo y del comunismo intentando conquistar naciones, el comunismo sigue siendo un peligro, principalmente porque transforma al hombre en otra cosa que no es, lo colectiviza, anula al individuo e instrumentaliza a todos los seres humanos despojándolos de dignidad y derechos para poder manejar las economías bajo la apariencia de una distribución más justa de los recursos desde estados centralistas, manejados por partidos únicos.
Tanto el comercio como las finanzas mundiales están penetrados por los tentáculos de estas fuerzas contrarias a la libertad, el caso Venezuela dejó al descubierto un entramado internacional que alimenta centros de poder que hay que vigilar y que están al acecho de la democracia.
-  saulgodoy@gmail.com

  





No hay comentarios:

Publicar un comentario