Para
el resto del mundo el caso Venezuela puede ser un muy rico caudal de
experiencias sociológicas, políticas, económicas, de seguridad y
fundamentalmente de ideologías nocivas actuando sobre las sociedades para luego
destruirlas.
La
inhumana arremetida del castro comunismo contra la línea de sustentabilidad de
la nación, y la destrucción de la capacidad productiva del país, y que generó
una inmensa demostración de rechazo por parte del pueblo venezolano, en masivas
movilizaciones, protestas, paros y otras manifestaciones de defensa cívica, no
fueron suficientes para detener a un
régimen criminal que por su origen electoral y legítimo, engañó a la percepción
internacional como una novedosa manera de gobierno socialista, y se le
permitió, mucho más allá de lo que la prudencia aconsejaba, que continuara en
su labor de destrucción, disfrazado de un nuevo humanismo con promesas de una
utopía.
Se
permitió que el país se agotara en luchas de calle y de reclamos, con el
subsiguiente sacrificio de jóvenes muertos, detenidos y torturados, la
expropiación de desarrollos agropecuarios, industrias y el cierre de medios de
comunicación, el mundo asistió imperturbable ante una serie de cambios
constitucionales y de leyes que favorecían la instauración de un régimen
totalitario, mientras el presidente Chávez jugaba una dura agenda de política
exterior, reivindicando derechos y exigencias de los pobres y oprimidos, de las
mayorías silenciosas que él decía representar.
En
este sentido, la izquierda internacional tiene una enorme responsabilidad, sus
principales organizaciones y voceros se hicieron cómplices de una derivación de
la política que se alejaba de manera radical de los valores y principios
democráticos, pero preservando algunas instituciones y sobre todo, discursos,
con los que mantenía la apariencia de ser una nación republicana, pero que en
realidad se hacía con los meses y los años más militarista y violenta, entre
las razones del porque la izquierda, supuestamente humanista y progresista
aceptaba sin crítica ni revisión alguna, el avance de un totalitarismo en uno
de sus miembros, fue su enorme influencia financiera, por ser un país productor
de petróleo y porque complacía a sus adeptos más radicales, los cuales veían en
la nación suramericana un ejemplo de revolución y cambio de los paradigmas de
gobernabilidad.
Muchos
sabían, porque era obvio, que la mano del castrocomunismo era la responsable de
estas distorsiones geopolíticas en la región, incluso los EEUU, el poder de
hecho y de derecho en el continente se hizo de la vista gorda porque en ese
momento, gobernaban en ese país los socialistas, encarnados en el partido
demócrata y con un presidente enemigo del capitalismo como lo era Barak Obama,
que veía con simpatía los esfuerzos de Cuba de continuar su revolución, y por
lo tanto de Rusia, de experimentar con nuevas formas de manejo socio-político de
las naciones en el siglo XXI.
Estos
políticos norteamericanos pensaban que el modelo liberal norteamericano estaba
agotado, que las formas de producción capitalista, de consumo de energía, y de
organización social necesitaban de reformas profundas con miras a un mundo más
justo, limpio y colectivista, creían que el socialismo era la respuesta para un
orden internacional que cada día se hacía más entrópico y peligroso, el
socialismo, con su receta de un estado centralista, fuerte, benefactor e
intervencionista era la única fórmula que podía garantizar estabilidad en una
humanidad desbordada y empodrecida.
Esta
puesta en escena de carácter global por las cuales Chávez se hizo una estrella
mediática, de crear conflictos en las cumbres de mandatarios con anti-cumbres
de los pueblos, de lanzar el guante de las pretensiones de las masas por una
vida más digna en las agendas de los organismos internacionales, de
espectaculares visitas a países en guerra con occidente, y comunicados
conjuntos entre los líderes que estaban siendo derrotados por sus iniquidades,
convirtieron a Chávez en la perfecta mampara para ocultar lo que estaba
haciendo en su propio país.
Pudiera
esto indicar nuevos métodos de desestabilización, sin necesidad de armas, la
estrategia de utilizar los medios democráticos que eran fundamentales en las
sociedades abiertas para su funcionamiento, para infiltrarlas, llegar al poder
y decretar la revolución en términos democráticos, lo cual todos sabemos son
incompatibles, de esta manera, casi simultáneamente llegaron al poder Chávez en
Venezuela, Lula en el Brasil, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, los Kirchner
en Argentina, Mujica en Uruguay, más todos los candidatos de la izquierda
que llegaron en Perú, Paraguay, Guyana,
Nicaragua y otros países en Centroamérica y en buena parte de las islas del
Caribe, a esta lista debemos sumar al Papa Francisco en el Vaticano y la
aparición de una izquierda radical en España, todas con conexión a Venezuela y
Cuba, apadrinados por Rusia y el poder emergente Chino.
Fue
una prodigiosa jugada que la izquierda mundial financiada en su mayor parte por
los recursos petroleros de los venezolanos, y para hacerlo Chávez debía dominar
al país de manera absoluta, de modo que no hubiera resistencia a sus designios,
muy sibilinamente, los enemigos de la libertad lograron desarrollar una serie
de técnicas y tácticas electorales, de control poblacional, de estados
policiales y de hegemonía sobre los medios de comunicación, que presentaban
estos avances imbuidos en el espíritu postmodernista que dominaban los centros
de poder de los países occidentales y de los que recibía loas.
Un nuevo tablero para el juego
mundial
Todo
este plan tenía como propósito debilitar los medios democráticos de las
sociedades abiertas, que para algunos estudiosos del fenómeno tenía sus
orígenes en malas políticas, inconsistencias ideológicas y la ausencia de
principios sólidos en el liderazgo de las naciones de occidente que transitaban
por una profunda crisis de identidad.
Para
otros expertos se trataba del desarrollo de una nueva maquinaria de
complicidades, de redes mundiales de organizaciones y políticas contrarias al
régimen de libertades, de la racionalidad y del compromiso con la verdad, que
occidente había alcanzado con mucho esfuerzo a través de la historia, pero una
de las piezas fundamentales de éste rompecabezas fue la posición pública y
notoria de un Barak Obama, como líder de la nación más poderosa del planeta de
retroceder en su papel como bastión de las libertades y la democracia en el
mundo, esto, para darle un mayor protagonismo a los Chinos y contentarse con un
rol secundario en la gobernabilidad del mundo, sus esfuerzos por atraer a Cuba
al regazo de las naciones libres, a parte de cualquier consideración altruista,
fue vista como una debilidad de parte de los comunistas que aprovecharon para
acelerar las conquistas de la izquierda mundial.
A
Dios gracias que aparecieron el presidente Donald Trump y el Sr. Almagro en la
OEA en el momento preciso para poder revertir este proceso de dominio mundial
de las fuerzas del mal, nunca tendré la gratitud suficiente hacia estos dos
líderes que sin miedo ni dudas decidieron desenmascarar la enorme conspiración
en contra de la libertad, también debo reconocer la activa participación del
partido republicano en USA, sobre todo del senador Marco Rubio que tuvieron que
enfrentarse en su país a dos frentes, el externo y el interno, porque puertas
adentro, les están haciendo una guerra inmisericorde para tratar de interrumpir
el mandato de los republicanos, es una guerra que no ha cesado.
Creo
que existe un patrón desarrollado muy hábilmente, y en el cual concursaron la
Iglesia Católica, los partidos políticos, las instituciones y países garantes
del orden internacional, el mismo sistema de justicia internacional, algunas
empresas privadas y naciones, que garantizaron de alguna manera la no
intervención justo cuando más se necesitaba en Venezuela; fueron factores que
se conjugaron para que nuestro país cayera víctima del peor retroceso en los
índices de desarrollo y de las garantías de los derechos humanos, y por
supuesto en la peor recesión económica, producto precisamente de haber sido el
financista principal de esta aventura mundial de la izquierda.
Venezuela,
en menos de 20 años, fue prácticamente desmontada como nación y convertida en
un estado forajido, con un gobierno conformado por narcotraficantes,
terroristas y comunistas, en el patio de los EEUU, la nación garante de las
libertades y la democracia en el mundo.
Los
que ven la situación como un simple retroceso del país en la ruta del progreso por
causas políticas, no parecieran haberse percatado de las implicaciones
mundiales y del denso tejido de intereses, movimientos, inversiones,
conexiones, apoyos, que se han traducido en una serie de jefes de estado con
directa responsabilidad en la destrucción de la democracia venezolana, partidos
políticos nuevos, como el caso de PODEMOS en España, Alcaldes y Primeros
Ministros de la izquierda que han surgido en países europeos, que son el
semillero de futuros conflictos y retos a la unidad de esa región,
organizaciones de carácter internacional que se han revelado como punto de
apoyo en estos movimientos revolucionarios, sobre todo en el seno de la ONU,
donde han penetrado de manera profunda.
El
mismo Barak Obama y los Clinton, mientras fueron parte del gobierno de los EEUU,
permitieron con su política de apertura a Cuba, que los intereses comunistas
establecieran redes de espionaje, de lobby, de comunicaciones que han estado
actuando en detrimento de los intereses de esa gran nación, permitiendo, que
los vínculos de grupos extremistas del Islam con la Habana, se convirtieran en
fichas de negociación, y se hicieran la vista gorda mientras se construían
bases de operaciones en Latinoamérica como nunca antes.
Se
les permitió atacar y debilitar la posición de las fuerzas de seguridad norteamericanas
en sus métodos de interrogación e instalaciones de detención para terroristas,
como fue el caso de Guantánamo, que a todas luces era una pieza de negociación
del Washington de los demócratas con Cuba y los hermanos Castro, cambiar el
cierre del centro de detención por una reducción de su estrangulamiento
hegemónico en Latinoamérica.
Esta
infiltración en USA de factores castristas, no se hubiera podido hacer sin una
cooperación bastante abierta de ciertos sectores académicos que impusieron la
crítica marxista y las ideologías delpost modernismo como instrumentos de
valoración para las nuevas relaciones en un mundo globalizado.
El postmodernismo
son una serie de tesis pseudo-intelectuales que apuntan a la disolución de la
verdad, de la objetividad, que fragmentan la percepción del mundo en trucos del
lenguaje, que destruyen las creencias y tradiciones, para implantar +
un
nihilismo que justificara la sensualidad desatada, el placer sin límites y el
reino de la subjetividad, preparando el terreno para integrar a los comunistas
dentro de las sociedades desarrolladas como alternativa de sobrevivencia.
De
esta manera, el comunismo encontró aceptación dentro del sistema mundial de
comercio, con privilegios, en la falsa creencia que estos países iban a cambiar
de ideología, igualmente es preocupante el incremento del apoyo hacia figuras e
ideas comunistas por parte de algunos sectores de Hollywood, ciertas
distinguidas luminarias, hombres y mujeres que vivían en la máxima opulencia,
se prestaron para promocionar de manera abierta la revolución socialista, y
sostener, hasta el día de hoy viva, la leyenda de la revolución cubana como una
acto de progreso humano.
La corrupción espiritual de
occidente.
El
caso Venezuela demuestra como la destrucción de la organización militar es
clave para derrumbar la institucionalidad de un país, corrompiendo el
componente militar, ideologizando sus efectivos y designando a oficiales
fanáticos de los comandantes, que se constituyen en mafias y que operan desde
el Alto Mando.
Apenas
se ha destapado la gigantesca red de instituciones financieras y operarios, que
trabajan en un masivo lavado de dinero y que están debilitando los sistemas
económicos de Europa y América, permitiendo que dineros del crimen compren
voluntades y apoyos políticos, incluso financien elecciones, todo esto,
amparado por operaciones petroleras y la construcción de megaproyectos de
ingeniería.
La
participación del Papa Francisco, un sacerdote argentino captado por el
peronismo y plantado por el comunismo internacional en el Vaticano, un pobre
hombre enredado en encubrimientos vergonzosos
de criminales pedófilos, que parecieran ser comunes en la curia, igual
que el Superior de la orden jesuita, Arturo Sosa, un socialista venezolano inveterado,
que con su silencio cómplice ha demostrado que sus lealtades no están con la
Iglesia ni con la patria que le dio la vida, sino con el movimiento de la
teología de la liberación, el ariete comunista diseñado para los pueblos
susceptibles de los complejos colonialistas del neo marxismo (su pasado lo
condena), también es claro el interés crematístico de estos protagonistas en
los tesoros y el sistema financiero del Vaticano, permitiendo que los corruptos
del chavismo movieran fabulosas sumas de dinero ensangrentado en sus cuentas, y
las propias inversiones de la curia en proyectos turísticos y de desarrollo en
Cuba que los mantiene en un perpetuo conflicto de intereses.
Ambos
personajes han servido de alcahuetes del socialismo del siglo XXI, sus
actuaciones, y sobre todo, sus omisiones y silencios, serán estudiados, analizados
y contrastados con la opinión mayoritaria del clero venezolano, que ha sido
perseguido, acosado y maltratado por el régimen. Estoy seguro que en el algún
momento, más pronto que tarde, conoceremos de sus miserables expedientes en la
perdida de mi nación, y en el repunte que ha tenido en el mundo una ideología
tan tóxica, como el socialismo del siglo XXI.
De
Rusia y de China solo tengo que decir que se han manejado de manera oportunista
y despiadada, bajo formulas de capitalismo de estado y vínculos ideológicos,
aprovechando para sus intereses el cultivo que ha hecho el castro comunismo en
Latinoamérica, y que dieron dos frutos, por un lado el infame Foro de Sao
Paulo, ese esperpento que nació del nacionalismo de la ultraderecha brasileña y
se convirtió en lo que es hoy, el club de la izquierda más retrógrado del
subcontinente, y por supuesto, la empresa constructora Odebrecht, el cáncer
financiero que se comió a buena parte de los gobiernos republicanos de la
región por medio de la corrupción y latrocinio más descarnado.
El
derrumbe de Venezuela es todavía el arma activada que le queda a Raúl Castro
para negociar su retiro dorado, el castro comunismo ha inventado un arma de
destrucción masiva que no sólo se ha llevado por delante bancos, empresas,
gobiernos, movimientos políticos, iglesias, economías y la tranquilidad de
mucha gente en el mundo, sino que pudre y envilece todos los principios y
valores democráticos.
Nicolás
Maduro sigue asesinando y torturando gente a mansalva, ahora le ha dado por
hacer detenciones masivas de niños y adolecentes para juzgarlos como
terroristas para inducir nuevo terror en la colectividad, sus fuerzas
policiales y de exterminio continúan asaltando hogares, tumbando puertas y
acabando con las familias, justamente las más humildes.
Su
espoleta retardada, todavía tiene a la espera el éxodo masivo del país de
víctimas del hambre y las enfermedades de Venezuela luego de las elecciones
trampeadas que quieren imponer, y que podría generar un cataclismo regional de
gran magnitud para los EEUU si este no actúa de inmediato y con contundencia,
que gracias al Sr. Trump lo está haciendo.
Conclusiones.
En
cuanto a Europa, aunque la democracia venezolana cuenta con un amplio soporte
en ese continente, los intereses de la izquierda aún pugnan por darle aliento
al régimen de Maduro, por hacerle llegar tiempo y oxígeno para que se mantenga
en el poder y continúe su proceso destructor en Latinoamérica, porque saben que
detrás está Cuba, el monstruo favorito de los “progres” del viejo continente y
que no quieren que se vea afectada su longeva existencia como el vampiro
socialista en el Caribe.
Esta
visión de conjunto es lo que falta para poder ver bien las enormes capacidades
que tienen los enemigos de occidente, y sus aliados dentro de nuestras
instituciones, para llevar a cabo la destrucción de nuestra cultura y del orden
internacional que hemos construido con tanto sacrificio, esta visión de una
estrategia y de un arma, conforman un novísimo artefacto cultural que posicionado
en el seno de una sociedad, conectados sus discursos, instituciones propias,
mecanismos de proceder y su propia semántica pueden causar estragos sobre el
orden interno y la seguridad de los países.
Es
por lo expresado anteriormente que la comunidad de naciones civilizadas de
occidente debe ver en la intervención multinacional y humanitaria en Venezuela,
como un torniquete que se les está aplicando a una mortal hemorragia, Cuba lo
tiene muy claro, le estaba abriendo un boquete a la estabilidad hemisférica,
del cual será muy difícil recuperarse, y que Rusia y China aprovecharían para
sus objetivos de dominación mundial, de hecho, Venezuela es parte de la agenda de
muchos países y está dejando en evidencia a personajes como a la Sra. Michelle Bachelett,
encargada de la defensa de los derechos humanos en la ONU, que hasta el momento
ha servido de tapadera a una situación injusta e inhumana, apareciendo como un
feo lunar en la piel del orden mundial.
Venezuela
lleva veinte años enfrentando el más virulento comunismo, ha sacrificado lo
mejor de su juventud, ha sido despojada de toda posibilidad de defenderse, y
aún así, continúa en sus trincheras a pesar de las trampas, traiciones, de una desproporción de fuerzas que da pavor,
los que quedamos, sólo esperamos el día que Maduro y su red criminal
desaparezcan.
La
destrucción de Venezuela fue un experimento que casi resulta, estaban probando
una nueva arma, y la próxima, puede ser la definitiva, pues me temo, que si no se
detiene esta aventura de desestabilización mundial, la siguiente fase sería
dentro de los EEUU.
Y a
Europa, no me queda que agradecerle su apoyo por nuestra causa y advertirles,
que lamentablemente sus diversas sociedades enfrentan un mayor peligro que los
EEUU, desde nuestro punto de vista deberían darle una oportunidad a la nueva
derecha, se necesita equilibrio y hay que corregir lo que la izquierda ha
torcido y sigue torciendo.
La
gran lección para occidente es que la Guerra Fría no terminó, se transformó,
cambió el cuero como una serpiente, pero siguen las fuerzas del totalitarismo y
del comunismo intentando conquistar naciones, el comunismo sigue siendo un
peligro, principalmente porque transforma al hombre en otra cosa que no es, lo
colectiviza, anula al individuo e instrumentaliza a todos los seres humanos
despojándolos de dignidad y derechos para poder manejar las economías bajo la
apariencia de una distribución más justa de los recursos desde estados
centralistas, manejados por partidos únicos.
Tanto
el comercio como las finanzas mundiales están penetrados por los tentáculos de
estas fuerzas contrarias a la libertad, el caso Venezuela dejó al descubierto
un entramado internacional que alimenta centros de poder que hay que vigilar y
que están al acecho de la democracia.
- saulgodoy@gmail.com
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