El
2018 fue, en lo personal, un año duro, de lucha en varios frentes contra un
enemigo que le gustan las estrategias envolventes; no quedar atrapado en sus
maniobras es ya una tarea que requiere mucha concentración, ya que se desenvuelve
en diversos campos simultáneamente; por un lado, trata de ahogarte
económicamente, la inflación la está utilizando como arma de control social;
por otro, la disponibilidad del efectivo, y las terribles deficiencias de las
plataformas para las transacciones electrónicas… no pocas veces he tenido que
dejar bastimentos en los locales porque no me pasa la tarjeta; pero, también, con
el control de precios, con lo que fomenta el desabastecimiento y estimula el
mercado negro, “el bacahaqueo”, porque consigues de todo, pero a unos precios
que escalan casi a diario, destruyendo tu capacidad de sustento.
Si
tuviéramos una racionalidad en las cuentas y no se hubiera aplicado todos esos
trucos monetaristas de nuevos conos monetarios, sustrayendo ceros y llamándolos
con nombres rimbombantes (bolívar fuerte, soberano, petros, y los que vienen…)… ahora estamos pagando por un huevo Bs.
1.000.000,oo de los viejos, de los que encontró Chávez, cuando asumió su fatídica
presidencia en el año 2000.
Lo que
sucede es que esos chavistas irresponsables le están cargando al pueblo, a
todos los venezolanos, todas esas pérdidas y fracasos en sus políticas
económicas; es el bolsillo del hombre de la calle, el que en realidad está pagando
las cuentas de este gobierno de corruptos y maulas; somos nosotros quienes
cancelamos, con nuestro esfuerzo y sufrimiento, esas sumas astronómicas por la
comida y los servicios esenciales para la vida, quienes estamos financiando los
gustos y los estilos de vida de ricos y famosos de tantos chavistas militares
que tienen que mantener a sus familias en un exilio dorado.
Esta
estrategia es para esclavizar al país y ya estamos viendo sus resultados viles
en esas concentraciones de menesterosos que protestan por un pernil o por una
caja CLAP en la calle, ante piquetes de la Guardia Nacional, con instrucciones
de caerles a palos y gasearlos.
No
contentos con esto, quieren ponerle la mano a las remesas que llegan del exterior,
dólares, pesos y euros que complementan de alguna manera los enormes huecos de
los presupuestos de algunas familias; el gobierno anda haciendo maromas con los
bancos para detectar esos caminos verdes por donde se cuela ese dinero de
ayuda, prohíbe transferencias, cierra cuentas, persigue usuarios, manipula
casas de cambio, insiste en ilegalizar la información cambiaria…
El
venezolano común devino en guerrillero de una nueva era, como sacado de una
novela de ciencia ficción; vivimos una distopía real, violenta y en la que es
muy fácil perder la vida; tenemos que ingeniárnoslas para burlar la super
vigilancia de un gobierno totalitario, que tiene, no sólo un ejército de ocupación
controlando a los ciudadanos, sino a cientos, miles de bandas armadas, que
actúan por su cuenta y viven del saqueo, la extorción, el robo y el asesinato;
lo cierto es que actúan con impunidad, como si tuvieran una patente de corso,
otorgada por el gobierno, con la intención de mantener a los venezolanos
pensando en su propia sobrevivencia y no en cómo tumbar al gobierno.
Ya
más de la mitad del país es tierra de nadie; las zonas mineras y petroleras están
en manos de mafias, cuando no de milicias extranjeras, cuya labores consisten
en explotar las riquezas del subsuelo, sin ninguna consideración por la vida
humana ni por el ambiente, y para ello cuentan con sus propios ejércitos,
guerrillas y bandas armadas al servicio de empresas extranjeras.
Lo
que está sucediendo en Guyana es el preámbulo de una nueva forma de despojo
colonial, bajo el aparente designio de una lucha de países pobres y fomentada por
poderosas empresas y sus gobiernos, aprovechando la situación caótica que han
cultivado en la región, una repulsiva unión de intereses y ideologías que está marcando
el futuro de la humanidad, la muerte de la dignidad humana, de los principios
democráticos, y la prevalencia de los intereses del dinero en su versión más
salvaje.
Yo
mismo fui víctima de un hecho que me dejó absolutamente descontrolado, por lo
menos por un día, sin saber qué hacer, a una persona muy querida la
secuestraron y la desaparecieron hasta que se pagó lo que terminó siendo un
secuestro express; no les cuento de las horas de angustia que viví, con la
imaginación tan desbocada que tengo… afortunadamente, todo salió bien y
recuperé a mi ser querido sin ningún daño que lamentar, excepto el trauma del
momento; esto que me pasó, le pasa todos los días a una buena parte de
venezolanos; cuando mi ordalía se inició creía que era el gobierno que me estaba
presionando por mis publicaciones, pero, aparentemente, no pasó de ser una
acción delincuencial, aparentemente, de un grupo de policías, que buscaban
financiar sus necesidades navideñas.
Los
23 millones de venezolanos que quedamos en el país estamos viviendo una
situación de guerra, se trata de esos nuevos conflictos híbridos entre lo
militar, las fuerzas insurgentes, las mafias, el hampa común… compitiendo en un
territorio donde quien dice gobernar lo que hace es explotar ese clima de desorden
y entropía, fomentando el caos y la violencia.
Latinoamérica
toda piensa que es un fenómeno local, que se puede contener en los límites del
país, que lo que nos está sucediendo es nuestro problema y nuestra culpa, por
lo que tenemos que pagar el precio de nuestros errores… creen que lo que sucede
en Venezuela fue producto de malas políticas y peores gobernantes, tampoco se
han dado cuenta de que la violencia y el miedo ya los está contaminando, que el
desorden se extiende como una epidemia; lamento informarles que el caso
venezolano fue planificado y ejecutado por unos entes muy astutos y con serias
intenciones de hacerse con el poder mundial.
Europa
cree que está suficientemente lejos de esta situación y que a ellos no les va a
suceder lo que nos está pasando, pero ya están sintiendo las primeras ondas de
un movimiento sísmico de grandes magnitudes; las regiones, los géneros, las
minorías, los cultos, las interpretaciones constitucionales, la justicia social,
el socialismo y el comunismo, los extremismos, los apetitos de sectores
económicos, que no tienen frenos morales ni institucionales, gobiernos que
confunden tolerancia con permisividad, democracia con entrega de la libertad…
Los
EEUU, con su decisión de correr la arruga buscando los caminos más económicos y
menos costosos para su patrimonio y estatus mundial, se está arriesgando de
mala manera a verse rodeado y asediado por sus enemigos; la tercera guerra mundial
les está estallando en sus propias narices y sólo quieren ver la manera de
hacer negocios con ello; esos no son los Estados Unidos de Norteamérica que yo conozco,
garantes de los más valiosos valores humanos, de la cultura occidental y de la
democracia y la libertad como los fines más preciados de la humanidad.
Ha
sido un año durísimo y el que viene tiene todo el aspecto de un monstruo… y
allí estaremos para hacerles esta crónica desde el frente de batalla, hasta que
podamos aguantar, que cada día se hace más cuesta arriba y nos sentimos más
solos.
Pero les
confieso algo, tengo una página en Facebook que, por mil razones, se ha
convertido en una vitrina de los venezolanos en el exterior, la diáspora, como la
llaman, que son todos aquellos venezolanos, la gran mayoría profesionales
exitosos, que presintieron los cambios en el aire desde hace ya un tiempo y que
han migrado cuando se podía; a muchos de ellos los conozco, son mis amigos, familiares,
allegados, gente a quien quiero y admiro… pues, no saben la inmensa alegría que
me han proporcionado este pasado 31 de diciembre, viendo como han reconstruido sus
vidas, muchos con familias, cosechando éxitos en diversas actividades… me han
enviado sus fotos en sus casas, celebrando el fin de año, rodeados de abundancia,
de vida, de regalos y razones de vida; los veo llenos de amor y alegría y eso
me ha hecho muy feliz, me han llenado de esperanza, porque esa es la Venezuela que
sueño, en la que viví y en la que estoy seguro volverá, más pronto que tarde,
en esta tierra de gracia. Eso me recordó una frase que escuché en la última
temporada de la serie Games of Thrones,
en una conversación entre Aria y Sansa Stark, cuando dice una de ellas:
-Este
invierno el viejo lobo gris quizás muera
-Si-
dijo la otra, ante el paisaje nevado y hostil- pero la manada goza de buena
salud y sobrevivirá…
Es lo
que sentí cuando vi esas imágenes de mi gente que, desde lejos, desde los rincones
más apartados del mundo, me daban un regalo que no tiene precio, no puede valorarse.
Mi manada está bien y eso me llena de una gran alegría. -
saulgodoy@gmail.com

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