Hoy
quiero intercambiar con ustedes uno de los rasgos del venezolano más
característicos de su mal entendido altruismo, que lo que hacen es reforzar la
ideología comunista y tiene que ver con el poco aprecio por el trabajo y el
significado del dinero, se trata de la terrible costumbre de los trabajos ad honoren o pro bono, el trabajo que se
le pide a la gente y no es remunerado, se reconoce como una aporte unilateral
de la persona a una causa, empresa o persona, como una contribución para
ciertas tareas.
Soy
de los que piensa, que todo trabajo debe tener una contraprestación pecuniaria,
y si no, por lo menos saber cual es su valor expresado en dinero, hay una
contabilidad que se aplica a las actividades sin fines de lucro que valen para
el trabajo ad honoren, esto porque
toda persona tiene el derecho de saber en valor monetario cual ha sido su
aporte al final del día.
El
dinero tiene una particularidad interesante, que de todas sus funciones es la
que más me atrae, es capaz de acumular simbólicamente el esfuerzo humano, es un
equivalente al trabajo, lo que hayas invertido en tiempo laborando con tus
manos o con tu cerebro, tiene su expresión en esas monedas y billetes que
circulan en una economía de intercambios, y con los cuales vas a sostener un
estilo de vida, sobre este punto abundó brillantemente la filósofa ruso-norteamericana
Ayn Rand.
El
dinero tiene un carácter sagrado en el sentido que el trabajo es una actividad
digna y que proporciona libertad, identidad, orgullo, deseos de prosperidad,
estos elementos intangibles se traspasan al dinero al momento que el trabajo es
valorado con esas divisas, quizás es por ello que el dinero mal habido, lo que
se gana con engaño corrupción, crímenes y causándole daño a otros, esas malas intenciones
se traspasan igualmente al dinero sucio, para hacer desgraciados a quienes lo
tienen y trafican con él, el dinero manchado de sangre, de dolor y miseria no
puede hacer feliz a nadie, todo lo contrario, arruina la vida y las actividades
de quienes lo usufructúan, el dinero fácil se pierde fácil.
No me
mal entiendan, no estoy en contra del trabajo pro bono, hay instituciones y personas que lo necesitan y personas
e instituciones que están dispuestas a darlo sin nada en retorno, excepto
alguna satisfacción personal o el mejoramiento de su imagen corporativa, el
mismo estado reconoce por medio de sus órganos impositivos y de recolección de impuestos
la importancia social de este tipo intercambio.
Pero
en Venezuela se ha venido utilizando como una manera de explotación disimulada,
sobre todo en política y en instituciones del estado, también en la empresa
privada, el caso de los pasantes, de los interinos, es algo realmente
lamentable, porque son en su mayoría gente joven que se inician en el mercado
laboral, son personas necesitadas de experiencia laboral y algunos están
dispuesto a trabajar gratis por un tiempo para adquirirla, aunque al mismo
tiempo necesitan generar su propio sustento y caen en estas trampas de trabajar
sin contraprestación, y lo peor, sin ni siquiera saber lo que han aportado al
final del día.
Hay
algo que aprendí en los EEUU en mis días de estudiante y es, que lo que no se
traduce en dinero, no se valora, y en la mayor parte de los casos, las
actividades no se pueden controlar ni manejar, me sucedió mientras estudiaba
algunas materias ambientales y de biología, los bosques, por ejemplo, los
parques nacionales, los reservorios de agua fresca, todo tenía su costo
estimado, todo estaba asentado en libros de contabilidad, allí estaba reflejado
desde el precio de un mapache, pasando por lo que cuesta un pino o un precio
asignado a un oso pardo, las truchas, los abetos, la tierra, las vetas de
granito en la montaña, había mil maneras de asentar un precio, desde lo que se
pagaba por un espécimen en el mercado negro de las especies salvajes, lo que
pagaban los aserraderos, lo que calculaban las empresas que administraban el
agua para las ciudades.
Al
final todo tenía un precio, y aparte de sus valores intangibles, de las
bondades culturales y de salud que representan estos bienes, había un precio
que determinaban sus costos de mantenimiento, de reposición, de perdidas, de
operación, creo que es una de las razones por la que estas sociedades
capitalistas funcionan con eficiencia.
El
comunista piensa que el trabajo no es para el intercambio crematístico, lo
representa como un valor absoluto no negociable por dinero, el trabajo como
valor económico degrada al hombre y lo aliena, lo convierte en objeto y
finalmente pierde el dominio y propiedad sobre su propio esfuerzo, razón por la
cual los estados comunistas le piden a la clase obrera sacrificios y
solidaridad, su trabajo se basa en la variedad de las necesidades que deben
satisfacerse y en las capacidades disponibles para colmarlas, todo en
encuadrado en un sistema de administración centralizada donde todo se planifica
hasta el último detalle.
Su
vida se verá colmada de bienes y servicios suministrados por el estado
benefactor, su labor se ajusta a las cuotas asignadas por el estado sobre
bienes que hay que producir para mantener al colectivo satisfecho y a los
trabajadores abastecidos.
Es un
sistema que trabaja en base a la solidaridad y la conciencia de clase, las
empresas son de los trabajadores, sus administradores son gente como él, no
compiten ni buscan la ganancia, todos tienen acceso a lo que necesiten, esta es
la fuente de donde abreva un político falso e hipócrita como Aristóbulo Izturis
quien alega que un obrero debe ganar lo mismo que un empresario, se trata de
uno de los funcionarios más corruptos del régimen de Maduro y se hace pasar por
un marxista convencido.
Esta
idea del trabajo para el estado y por el estado no es el modelo productivo
ideal ya que esclaviza a los obreros, les paga cuando puede y lo hace bajo
términos de cambalache, no por dinero, sino por productos, se vuelve al
trueque, lo que envilece el valor del trabajo de manera mucho más brutal, el
trabajador no escoge lo que quiere, recibe lo que hay, y punto.
Cuando
un estado se convierte en el principal empleador de un país hay serios
problemas con su modelo económico, en el caso venezolano una gran parte de las
empresas del estado, casi todas con más de veinte años de atraso tecnológico,
muchos gremios y sindicatos aspiran a reproducir sus condiciones laborales
logradas cuando trabajaban en las petroleras, las empresas básicas, en
instituciones públicas prestadoras de servicios en su mejor momento, y piensan
que en el nuevo país se van a encontrar con sus puestos de trabajo esperándolos
para continuar con sus actividades tal y como las dejaron antes del chavismo.
Mucho
me temo que gran cantidad de esos trabajos ya no existen, que muchas de esas
empresas no volverán a activarse pues han caído en la obsolescencia, y si
reponen esas plantas, vendrán con una operación muy diferente donde no se
requerirán de sus servicios, de allí la necesidad de reeducar esa fuerza laboral
desplazada en otros oficios; la automatización y la robótica han cambiado el
panorama del empleo industrial, a todo nivel, no hay excepciones, las nuevas
empresas e inversiones que vendrán al país necesitan de otros perfiles para sus
trabajadores, y estos deben estar mucho mejor preparados.
Y si
vamos a ser un país competitivo, nuestra masa laboral que pueda colocarse, va a
tener que hacer serios ajustes en sus expectativas de remuneración y de
prestaciones sociales hasta que la economía se estabilice, fíjense lo que está
sucediendo con los nuevos autos sin chofer, la profesión de los conductores de
nuestros transportes en nuestras carreteras está llegando a su fin, los nuevos
vehículos así como las nuevas autopistas y carreteras que se están
construyendo, están diseñadas para tecnologías inteligentes que no necesitan
operadores humanos, esos transportes terrestres son mucho más eficientes,
seguros y operan a un menor costo.
Los
trabajos de oficina igualmente han cambiado, los escribientes, auxiliares
legales, contabilistas, secretarias, telefonistas, están desapareciendo de manera acelerada, las oficinas
inteligentes necesitan cada vez menos personas, sólo basta ver lo que está
sucediendo en los periódicos del país para darnos cuenta de lo rápido que ha
cambiado esa industria de la información, y eso va a suceder con cada área de
actividad laboral.
Esa
ilusión que nos dio el chavismo de que el estado se haría cargo de todos para
el resto de nuestras vidas, de esas seguridades de contar con pagos mensuales
en nuestras cuentas como prestaciones sociales, de regalías y obsequios para
festejar fechas patrias, de cajas y bolsas de comida a precios especiales, es
parte de un pasado que no volverá, los almuerzos gratis no existen, y si comes
sin pagar, ten la seguridad de que alguien lo está costeando o te lo cobrarán
por otro lado, lo que viene es una nueva dimensión del trabajo, de empresario y
de empleado, y ningún venezolano está preparado para ello, gracias a Dios
tenemos una capacidad de adaptación que asombra a propios y extraños, y
volveremos a caer de pie. - saulgodoy@gmail.com
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