Hay
países que le han apostado duro a una salida lo menos traumática posible y por
una democracia en paz para nuestro futuro, en especial los EEUU, cuyo gobierno,
en manos del presidente Donald Trump, se la jugado por nosotros de manera
magistral, en una estratagema que incluía proteger su imagen de socio y amigo
de Latinoamérica, tratando de no incurrir en el estereotipo de país
imperialista e interventor en los asuntos internos de las naciones vecinas,
convenientemente cultivado por el comunismo.
También
tuvo la delicadeza de guardar hasta el último instante la carta militar, ese
recurso esperado por muchos resentidos del progreso y la fuerza que acumulan
los países exitosos y con los que defienden sus intereses. Igualmente, permitió
que las instituciones regionales y el
apoyo de algunos países de la región ejercieran sus políticas de construcción
del consenso y los soportes necesarios, para ir desnudando al chavismo y al
comunismo internacional, manejado desde Cuba, que se sumaran los apoyos y se
dieran los contenidos en sendas resoluciones y acciones diplomáticas, que
fueron empujando a la región en la toma de posiciones legítimas y en defensa de
los DDHH.
A
medida que el gobierno de Maduro era arrinconado y suavemente asfixiado de
recursos y posibilidades de recibir ayudas, en la misma medida negociaba
posiciones con los factores que le suministraban oxígeno al socialismo del
siglo XXI, Rusia y China.
Todo
esto era parte de una coreografía exquisita diseñada desde Washington por unos
hombres que venían de una tradición de halcones, de guerreros, que su sola
presencia intimidaba pues se sabía de lo que eran capaces de lograr con el uso
de la fuerza bruta.
Este
esfuerzo de paciencia y firmeza, de tiempo y desgaste, tiene su costo, y para
un hombre que en lo esencial es un empresario, como en efecto lo es el Sr.
Trump, se trató de una intervención que los venezolanos debemos retribuirle a
los norteamericanos; en la filosofía de los grandes negociantes, de que no hay
almuerzo gratis, los venezolanos debemos pagar la cuenta; afortunadamente para
nosotros, tenemos como hacerlo, así como cancelar todas esas deudas que nos
dejó el chavismo en su intento de crear un mundo multipolar, mantener el socialismo
internacional y quedarse ellos, los chavistas, para siempre en el poder.
La
cacareada noticia, que Chávez regó por el mundo entero, de que éramos el país
con mayores reservas de petróleo en el mundo era verdad; somos un país asentado
sobre una enorme cuenca de potencial energía que, por su especial naturaleza,
necesita de ciertas tecnologías, inversiones y know how que los EEUU tienen a su disposición, no hay otro país en
el mundo que garantice la rapidez, eficiencia y calidad de los trabajos que habrían
de hacerse para convertir a Venezuela, a la vuelta de muy poco tiempo, en un
país productor de petróleo de primera línea, y sus empresas petroleras están
listas para entrar en acción.
Y
volver a llevar a Venezuela a ser uno de los principales países productores de
petróleo y sus derivados significaría que, en muy poco tiempo, podríamos honrar,
sin ningún problema, todas las obligaciones en las que nos endeudamos durante
nuestra inconsciente borrachera socialista; Venezuela podrá contar con
suficiente dinero para embarcarnos en una segunda oportunidad para
desarrollarnos, que no la tiene casi nadie en la historia, de apostar para un
futuro promisor y dentro del primer mundo.
Para
que esto suceda deberíamos estar muy claros en lo que vamos hacer con nuestro
destino, deberíamos de sacar de nuestras mentes el cucarachero y las telarañas
del subdesarrollo, deberíamos caer en cuenta de nuestra precaria realidad
presente, aceptar que estamos arruinados, viviendo de la caridad y con la muy
mala reputación de irresponsables y débiles mentales, amantes de lo fácil y del
socialismo, que no fuimos capaces de proteger nuestra democracia de unos bichos
de uña, que somos unos blandengues con nuestros enemigos.
Pero
todavía tenemos un problema mayor, y es que tenemos una dirigencia política tan
atrasada y tosca, que cree, a estas alturas, que los venezolanos somos un país
soberano, que tenemos la fuerza proteica de definir y construir nuestro futuro
con nuestro propio recurso humano, que somos independientes en lo económico, en
lo cultural, en lo tecnológico, es decir, son políticos que creen en la leyenda
de que somos parte de una raza cósmica que todo lo puede, tener negocios con
todo el mundo incluyendo con mafias criminales, que todo lo podemos negociar y
salir ganando.
Si
todavía no hemos aprendido algo de humildad luego de la colonización cubana a
la que hemos sido sometido, si no hemos desarrollado un poquito de inteligencia
y sentido común, luego de estos desastrosos veinte años de chavismo embrutecedor,
entonces nos merecemos unos amos imperiales que nos hagan trabajar como
esclavos.
Porque
nuestro futuro lo veo clarito, vamos a asociarnos con los EEUU, permitir que
ellos hagan lo que saben hacer mejor, poner al día una fuente de energía estratégica
para el desarrollo de sus intereses y negocios en el mundo, reconstruir en el
menor tiempo posible nuestros pozos petroleros, oleoductos, gaseoductos,
refinerías, patios de almacenamiento, puertos de carga, poner nuestra tecnología
petrolera a la punta.
Eso
va a darnos el tiempo para reeducar a nuestra población en las profesiones que
nos conviertan en una potencia en ideas e innovación, para tener la
infraestructura necesaria y la más moderna para realizar nuestros
emprendimientos, para lograr el financiamiento y la cooperación con las
economías de punta, para crecer y desarrollarnos… en algún momento podremos
hacernos cargos del negocio petrolero de nuevo, pero antes debemos organizar
nuestra sociedad, darle coherencia, desarrollar ideas políticas que nos
permitan tomar decisiones colectivas, con participación, con mucha democracia,
conscientes de nuestras responsabilidades para lo que se requiere cultura y más
cultura, que podamos tener capacidad crítica para poder tener nuestro propio
lugar en el mundo.
Contamos
con múltiples ventajas, somos un pueblo esencialmente trabajador, nos gusta la
buena vida, somos capitalistas en el alma, creemos que el esfuerzo paga, somos
adaptables y sobrevivientes natos, somos cosmopolitas, el mundo es nuestra ostra
y, para colmo, somos simpaticones y bailamos bien; cometimos errores y muy
malos, pero ya pagamos el precio y lo seguiremos pagando hasta solventarnos y
sanear nuestro país del socialismo del siglo XXI.
Seamos
inteligentes, arrimémonos a una buena sombra, crezcamos en asociación con los
gringos, ya los conocemos, nos gusta cómo viven, algunos de nosotros tenemos
familias con ellos, muchos de nosotros hablamos inglés y muchos de ellos hablan
español; mal que bien, hemos tenido buenas relaciones en el pasado, se
encuentran a un tiro de piedra de nuestras costas, y Trump se las ha jugado con
nosotros ¿Vamos a estar buscándole cinco patas al gato? Se trata de la primera
y más poderosa potencia del mundo, ellos necesitan nuestro petróleo, y nosotros
ni siquiera tenemos cómo sacarlo, refinarlo y hacerlo útil para el mundo, es la
asociación perfecta.
Pero
tenemos que hacerlo ya, cuando las energías alternativas todavía están en
pañales y no son competitivas con el petróleo, antes de que de repente surja un
descubrimiento o un adelanto que ponga a los hidrocarburos fuera de
competencia. Por ahora el mundo necesita petróleo para que los países puedan
crecer y ser autónomos, y estoy convencido de que pronto surgirán tecnologías
que aminoren el impacto ambiental de sus afectos secundarios, pero por los
próximos treinta años el petróleo seguirá siendo la llave del desarrollo
mundial, y tenemos que aprovechar esa ventana de oportunidad.
Lo
que vamos hacer es repetir la historia, un deja
vu, los norteamericanos iniciaron nuestra modernidad como país, levantando
nuestra industria petrolera en tiempos del General Gómez, ahora lo podrían
hacer de nuevo, en pleno siglo XXI, volveremos a darles una fuente confiable de
energía, cerquita de sus fronteras, convirtiéndonos en sus socios confiables
tanto en la guerra como en la paz, ya con la amarga experiencia del comunismo
militarista entre pecho y espalda, la idea de una base militar gringa en
nuestro país, para garantizar sus inversiones y protegernos de nuestros enemigos
no me molesta, las inversiones internacionales vendrían con confianza a nuestro
país. Sería el negocio redondo para ambos; no botemos la bola por ineptos, la
jugada se hace con inteligencia no con las tripas o el corazón, Europa está muy
complicada y lejos de nosotros, igual Asia, apuntalemos nuestras posibilidades
en casa, hagámonos fuerte en nuestro negocio, estoy seguro que cuando nos
estabilicemos podremos ayudar a muchos de nuestros amigos en el mundo y
expandirnos a otros mercados.
Cualquier
otra fórmula es una perdedera de tiempo, retardaríamos innecesariamente nuestra
recuperación, sólo para complacer un falso orgullo o unas ideologías podridas;
la oportunidad la veo clarita y, en
nuestro caso, que es atípico en la historia, la suerte llama a nuestra puerta
por segunda vez. - saulgodoy@gmail.com
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