viernes, 1 de febrero de 2019

Transición globalizada



El presidente Guaidó lo noto lento en su proceder, a pesar de la rapidez con que se están dando los acontecimientos, principalmente dinamizados por los EEUU y los otros gobiernos aliados, su gobierno todavía se mantiene en un estado embrionario, se entiende que en pocos días sea muy difícil ir más rápido, no se monta un gobierno en un día, eso se entiende y probablemente esté haciendo mucho más de lo que uno percibe, pero como no lo informa, las cosas lucen que van en cámara lenta, y más cuando existe un gobierno paralelo y unos intereses contrarios a los esfuerzos de liberación del país, pero hay maneras de saltar esa barrera de tiempo que ya está creando un cierto malestar interno, debido a que hay personas, muchas de ellas, que no están en condiciones de esperar más tiempo.
Guaidó debe recurrir al outsourcing, usar organizaciones y experticias fuera de las que existen en Venezuela para hacer su gobierno, especialmente en el sector financiero, todos esos recursos retenidos por los gobiernos aliados para negárselos a Maduro y otorgárselos a Guaidó deben ir hacia algún lado y ponerse en función de los cambios y del proceso de transición que estamos viviendo.
Estoy seguro que los EEUU pondrán a la orden de Guaidó su propio sistema financiero para hacer posible esos flujos de recursos, pero necesita de otros sistemas secundarios y terciarios donde se pueden dar uso a esos capitales, sean recursos propios o de países donantes, de manera eficiente y es aquí donde entran los venezolanos que están en la diáspora (los decentes y que tienen al país como norte) y aún los que se encuentran en el país.
Contamos con buenos banqueros y financistas, grupos de inversión que tienen en el exterior organizaciones que pudieran integrarse en canalizar estos flujos de dinero para financiar la transición, debemos incorporar al sector privado venezolano en el extranjero en este esfuerzo, porque allí hay constructoras, empresas petroleras, alimenticias, de servicios, consultores, empresas tecnológicas, educativas y otras que ya tienen una infraestructura montada, que están funcionando y que podrían participar en este esfuerzo, generando ganancias.
Incluso, para los grandes movimientos de dinero deberíamos utilizar el sistema financiero mundial, los grandes bancos e inversionistas que pueden garantizar los objetivos de sus clientes y Guaidó, en nombre de la Venezuela libre y democrática, sería un cliente interesante y hasta apetecido.
Si el narcotráfico y las mafias utilizan la infraestructura global financiera para sus negocios sucios haciendo uso de paraísos fiscales, gobiernos tolerantes a capitales sucios, instituciones permisivas y con servicios debajo de la mesa, del secreto bancario, de legislaciones débiles al lavado de dinero y aún así funcionan y cumplen sus objetivos de mantener mercados negros y economías ilegales, imaginen lo que un gobierno legítimo pudiera hacer con la estructura financiera mundial a sus órdenes.
La estructura interna del país debe esperar a su liberación, mientras esté el régimen de Maduro controlando el gobierno paralelo e ilegal, no podrá integrarse a esta intensa actividad al menos que lo hagan vía la ayuda humanitaria que vendrá no sólo en medicinas, comida y médicos, sino en empresas para la reconstrucción de infraestructuras e instalación de nuevos servicios esenciales como en comunicaciones, de igual manera va a entrar dinero para financiar los esfuerzos locales de atención a las necesidades de la población.
En este sentido creo que el ejemplo de la reconstrucción de otro estado petrolero como lo fue Kuwait, tiene sus enseñanzas que deberíamos revisar, pues fue un éxito en cuanto la reconstrucción de su infraestructura dañada por la invasión de Irak, pero no muy exitosa en resolver sus graves problemas sociales y políticos.
Entre 1990-91, se produce la guerra con Irak que tuvo una mínima resistencia, las fuerzas invasoras se apoderaron del país rápidamente, pero no así de su riqueza, ya que la familia real de los Al Sabah tenían los dinero del país repartido por el mundo en distintas cuentas que manejaban de acuerdo a las necesidades del momento, cuando ocurre la invasión inmediatamente esos dineros migraron a cuentas secretas y numeradas que no estaban disponibles para los iraquíes, en su frustración Saddam Hussein se dedica a incendiarle los pozos petroleros a los kuwaitíes.
El Emir y su extensa familia se mudaron a Arabia Saudita donde vivieron protegidos y en medio del lujo mientras Kuwait era destruido, se calcula que unos 150.000 kuwaitíes se quedaron, aunque muchos eran Bidun (personas de diferentes procedencias, principalmente asiáticos y árabes, que no podían acceder a la nacionalidad pero trabajaban allí y que conformaban el grueso del ejercito de Kuwait).
Al final de la ocupación Kuwait había perdido más de 700 pozos productivos de petróleo, habían destruido refinerías, puertos, plantas de energía, oleoductos, carreteras, el presupuesto nacional sufrió un recorte del 66%, tuvieron que parar toda la producción petrolera para poder reconstruir su principal industria, pero además fueron afectados edificios de gobierno, de asistencia médica, extensivas zonas residenciales fueron dañadas, la diferencia con Venezuela es que ellos tenían un holgado colchón de reservas financieras (113 billones de dólares) y nosotros estamos quebrados y superendeudados.
Los kuwaitíes financiaron buena parte de su reconstrucción, y a nosotros nos la van a tener que financiar, aunque a todo evento, somos tan importantes desde el punto de vista estratégico debido a nuestro enorme potencial energético, por lo que somos una apuesta segura para estas inversiones mientras logremos mantener a raya a esa tóxica ideología llamada chavismo, y no le demos nunca más la oportunidad de que levanten cabeza, lo que significa tener siempre a bajo control a Cuba, si es que los EEUU no se encarga de neutralizarlos (que debería, para su propia tranquilidad).
La reconstrucción de Kuwait debió ser la oportunidad de revisar sus propias debilidades como país, de los retos que debía afrontar en el futuro próximo y equiparse para ello, de cuáles eran sus más importantes déficits y poder atenderlos, en realidad, la reconstrucción de la infraestructura de Kuwait fue un verdadero éxito, no hay ejemplo en la historia de una reconstrucción más rápida y eficiente, pero dejaron por fuera los elementos fundamentales de la vida social y política del país, y muy pronto los viejos problemas escalaron en intensidad.
Siguió siendo un país autocrático, poco democrático y participativo, con una gran población marginal sin oportunidades reales, y un flujo migratorio incontenible, lo que alimentaba un gran descontento social, su dependencia en la actividad petrolera aumentó y no se diversificó, sigue siendo un país asediado por influencias de países vecinos, por grupos revolucionarios minoritarios y facciones religiosas fundamentalistas.
En Venezuela deberíamos aprovechar la oportunidad de la reconstrucción para atender aquellas zonas del país más deprimidas, que necesitan una mayor atención, deberíamos tener planes de repoblamiento sobre todo en nuestras áreas fronterizas, reforzar nuestras zonas productivas para que puedan crecer sin problemas, abrir nuevas zonas de desarrollo para multiplicar las oportunidades de vida y producción, atender a los que siempre han sido los más olvidados, entre ellos, nuestros indígenas, aplicar mi plan de sistema de ciudades para la franja norte costera, invertir en puertos y aeropuertos, en vías férreas que los vamos a necesitar si entramos de lleno en la globalización, como debería ser.
La gran diferencia entre la reconstrucción de Kuwait y Venezuela, va a ser que el país del Medio Oriente dirigió su propia reconstrucción porque era el dueño de los recursos, contrató los mejores planificadores del mundo y cometió sus propios errores, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EEUU se ocupó de rehacer el grueso de la infraestructura en uno de sus mayores esfuerzos y en muy corto tiempo, en cambio que en Venezuela, si no nos enseriamos y nos organizamos internamente, tengo la impresión que nuestra reconstrucción pudiera convertirse en un Frankestein, una colcha de retazos de poderes externos.
Veo claramente que la Comunidad Europea pretende competir con los EEUU en esta tarea a su manera, la forma como le ha brindado el apoyo y reconocimiento a Venezuela y a su gobierno, Sr. Guairó, es un claro indicativo de las contradicciones que se mueven internamente en esa comunidad, cuenta allí con amigos y enemigos, en cambio que la ayuda de los EEUU es más monolítica y coherente, y yo me inclinaría por favorecer el liderazgo del país del Norte
En fin, creo que Guaidó tiene a su disposición una serie de herramientas, medios y talento que debería estar coordinado por un centro de desarrollo nacional y unos representantes venezolanos para una oficina coordinadora en Washington y otra en la Comunidad Europea, constituido por personas probas, profesionales capacitados y planificadores de primera línea, afincados en cada una de las regiones midiendo necesidades y estimando inversiones; la reconstrucción de Venezuela es una oportunidad de oro para nuestro despegue definitivo hacia el futuro, no la desperdiciemos.  -   saulgodoy@gmail.com




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