El
presidente Guaidó lo noto lento en su proceder, a pesar de la rapidez con que
se están dando los acontecimientos, principalmente dinamizados por los EEUU y
los otros gobiernos aliados, su gobierno todavía se mantiene en un estado
embrionario, se entiende que en pocos días sea muy difícil ir más rápido, no se
monta un gobierno en un día, eso se entiende y probablemente esté haciendo
mucho más de lo que uno percibe, pero como no lo informa, las cosas lucen que
van en cámara lenta, y más cuando existe un gobierno paralelo y unos intereses
contrarios a los esfuerzos de liberación del país, pero hay maneras de saltar
esa barrera de tiempo que ya está creando un cierto malestar interno, debido a
que hay personas, muchas de ellas, que no están en condiciones de esperar más
tiempo.
Guaidó
debe recurrir al outsourcing, usar
organizaciones y experticias fuera de las que existen en Venezuela para hacer
su gobierno, especialmente en el sector financiero, todos esos recursos
retenidos por los gobiernos aliados para negárselos a Maduro y otorgárselos a
Guaidó deben ir hacia algún lado y ponerse en función de los cambios y del
proceso de transición que estamos viviendo.
Estoy
seguro que los EEUU pondrán a la orden de Guaidó su propio sistema financiero
para hacer posible esos flujos de recursos, pero necesita de otros sistemas
secundarios y terciarios donde se pueden dar uso a esos capitales, sean
recursos propios o de países donantes, de manera eficiente y es aquí donde
entran los venezolanos que están en la diáspora (los decentes y que tienen al
país como norte) y aún los que se encuentran en el país.
Contamos
con buenos banqueros y financistas, grupos de inversión que tienen en el
exterior organizaciones que pudieran integrarse en canalizar estos flujos de
dinero para financiar la transición, debemos incorporar al sector privado
venezolano en el extranjero en este esfuerzo, porque allí hay constructoras,
empresas petroleras, alimenticias, de servicios, consultores, empresas
tecnológicas, educativas y otras que ya tienen una infraestructura montada, que
están funcionando y que podrían participar en este esfuerzo, generando
ganancias.
Incluso,
para los grandes movimientos de dinero deberíamos utilizar el sistema
financiero mundial, los grandes bancos e inversionistas que pueden garantizar
los objetivos de sus clientes y Guaidó, en nombre de la Venezuela libre y
democrática, sería un cliente interesante y hasta apetecido.
Si el
narcotráfico y las mafias utilizan la infraestructura global financiera para
sus negocios sucios haciendo uso de paraísos fiscales, gobiernos tolerantes a
capitales sucios, instituciones permisivas y con servicios debajo de la mesa,
del secreto bancario, de legislaciones débiles al lavado de dinero y aún así
funcionan y cumplen sus objetivos de mantener mercados negros y economías
ilegales, imaginen lo que un gobierno legítimo pudiera hacer con la estructura
financiera mundial a sus órdenes.
La
estructura interna del país debe esperar a su liberación, mientras esté el
régimen de Maduro controlando el gobierno paralelo e ilegal, no podrá
integrarse a esta intensa actividad al menos que lo hagan vía la ayuda
humanitaria que vendrá no sólo en medicinas, comida y médicos, sino en empresas
para la reconstrucción de infraestructuras e instalación de nuevos servicios
esenciales como en comunicaciones, de igual manera va a entrar dinero para
financiar los esfuerzos locales de atención a las necesidades de la población.
En
este sentido creo que el ejemplo de la reconstrucción de otro estado petrolero
como lo fue Kuwait, tiene sus enseñanzas que deberíamos revisar, pues fue un
éxito en cuanto la reconstrucción de su infraestructura dañada por la invasión
de Irak, pero no muy exitosa en resolver sus graves problemas sociales y
políticos.
Entre
1990-91, se produce la guerra con Irak que tuvo una mínima resistencia, las
fuerzas invasoras se apoderaron del país rápidamente, pero no así de su
riqueza, ya que la familia real de los Al Sabah tenían los dinero del país
repartido por el mundo en distintas cuentas que manejaban de acuerdo a las
necesidades del momento, cuando ocurre la invasión inmediatamente esos dineros
migraron a cuentas secretas y numeradas que no estaban disponibles para los iraquíes,
en su frustración Saddam Hussein se dedica a incendiarle los pozos petroleros a
los kuwaitíes.
El
Emir y su extensa familia se mudaron a Arabia Saudita donde vivieron protegidos
y en medio del lujo mientras Kuwait era destruido, se calcula que unos 150.000
kuwaitíes se quedaron, aunque muchos eran Bidun
(personas de diferentes procedencias, principalmente asiáticos y árabes, que no
podían acceder a la nacionalidad pero trabajaban allí y que conformaban el
grueso del ejercito de Kuwait).
Al
final de la ocupación Kuwait había perdido más de 700 pozos productivos de
petróleo, habían destruido refinerías, puertos, plantas de energía, oleoductos,
carreteras, el presupuesto nacional sufrió un recorte del 66%, tuvieron que
parar toda la producción petrolera para poder reconstruir su principal
industria, pero además fueron afectados edificios de gobierno, de asistencia
médica, extensivas zonas residenciales fueron dañadas, la diferencia con
Venezuela es que ellos tenían un holgado colchón de reservas financieras (113
billones de dólares) y nosotros estamos quebrados y superendeudados.
Los
kuwaitíes financiaron buena parte de su reconstrucción, y a nosotros nos la van
a tener que financiar, aunque a todo evento, somos tan importantes desde el
punto de vista estratégico debido a nuestro enorme potencial energético, por lo
que somos una apuesta segura para estas inversiones mientras logremos mantener
a raya a esa tóxica ideología llamada chavismo, y no le demos nunca más la oportunidad
de que levanten cabeza, lo que significa tener siempre a bajo control a Cuba,
si es que los EEUU no se encarga de neutralizarlos (que debería, para su propia
tranquilidad).
La
reconstrucción de Kuwait debió ser la oportunidad de revisar sus propias
debilidades como país, de los retos que debía afrontar en el futuro próximo y
equiparse para ello, de cuáles eran sus más importantes déficits y poder
atenderlos, en realidad, la reconstrucción de la infraestructura de Kuwait fue
un verdadero éxito, no hay ejemplo en la historia de una reconstrucción más
rápida y eficiente, pero dejaron por fuera los elementos fundamentales de la
vida social y política del país, y muy pronto los viejos problemas escalaron en
intensidad.
Siguió
siendo un país autocrático, poco democrático y participativo, con una gran
población marginal sin oportunidades reales, y un flujo migratorio
incontenible, lo que alimentaba un gran descontento social, su dependencia en
la actividad petrolera aumentó y no se diversificó, sigue siendo un país
asediado por influencias de países vecinos, por grupos revolucionarios minoritarios
y facciones religiosas fundamentalistas.
En
Venezuela deberíamos aprovechar la oportunidad de la reconstrucción para
atender aquellas zonas del país más deprimidas, que necesitan una mayor
atención, deberíamos tener planes de repoblamiento sobre todo en nuestras áreas
fronterizas, reforzar nuestras zonas productivas para que puedan crecer sin
problemas, abrir nuevas zonas de desarrollo para multiplicar las oportunidades
de vida y producción, atender a los que siempre han sido los más olvidados,
entre ellos, nuestros indígenas, aplicar mi plan de sistema de ciudades para la
franja norte costera, invertir en puertos y aeropuertos, en vías férreas que
los vamos a necesitar si entramos de lleno en la globalización, como debería
ser.
La
gran diferencia entre la reconstrucción de Kuwait y Venezuela, va a ser que el
país del Medio Oriente dirigió su propia reconstrucción porque era el dueño de
los recursos, contrató los mejores planificadores del mundo y cometió sus
propios errores, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EEUU se ocupó de
rehacer el grueso de la infraestructura en uno de sus mayores esfuerzos y en
muy corto tiempo, en cambio que en Venezuela, si no nos enseriamos y nos organizamos
internamente, tengo la impresión que nuestra reconstrucción pudiera convertirse
en un Frankestein, una colcha de retazos de poderes externos.
Veo
claramente que la Comunidad Europea pretende competir con los EEUU en esta
tarea a su manera, la forma como le ha brindado el apoyo y reconocimiento a
Venezuela y a su gobierno, Sr. Guairó, es un claro indicativo de las
contradicciones que se mueven internamente en esa comunidad, cuenta allí con
amigos y enemigos, en cambio que la ayuda de los EEUU es más monolítica y
coherente, y yo me inclinaría por favorecer el liderazgo del país del Norte
En
fin, creo que Guaidó tiene a su disposición una serie de herramientas, medios y
talento que debería estar coordinado por un centro de desarrollo nacional y
unos representantes venezolanos para una oficina coordinadora en Washington y
otra en la Comunidad Europea, constituido por personas probas, profesionales
capacitados y planificadores de primera línea, afincados en cada una de las
regiones midiendo necesidades y estimando inversiones; la reconstrucción de
Venezuela es una oportunidad de oro para nuestro despegue definitivo hacia el
futuro, no la desperdiciemos. - saulgodoy@gmail.com
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