El
paso del chavismo por nuestro país nos dejó unas grandes lecciones de vida que
no debemos ni podemos olvidar, si bien fueron aprendizajes impuestos con
sangre, me temo que, dada nuestra naturaleza dispersa, superficial y
desmemoriada, podamos olvidarlas en un corto o mediano plazo, razón por la que
quiero dejarlo por escrito para su recordatorio.
A
partir de hoy y sin términos ni secuencias, estaré publicando estas lecciones
para que futuras generaciones tengan parte de ese expediente de nuestra
historia que marcó un antes y un después en la vida de esta tribulada nación.
Primera lección:
De
las cosas que hizo el chavismo fue retratarnos a cuerpo completo, por dentro y
por fuera, más que una foto podríamos decir que fue una Imagen de Resonancia
Magnética, porque patiquines como somos, cuidadosos de nuestra imagen, pocos
nos dábamos cuenta lo descompuestos que estábamos por dentro, y aunque olíamos
a perfume caro y a ropa nueva, nuestras entrañas estaban algunas secas de
virtudes mientras otros órganos estaba recrecidos por el vicio y la ignorancia,
el chavismo, de las pocas cosas positivas que hizo el Socialismo del Siglo XXI,
fue dejar por sentada la decadencia de nuestra vida como grupo social.
Por
supuesto, siempre mantendremos en alto nuestra alegría, la camaradería, el
calor humano que siempre nos ha caracterizado, pero estábamos incompletos,
siempre lo estuvimos, y ahora que ya es obvio el enorme hueco que tenemos en
nuestro pecho queda de nuestra parte completarnos, llenar lo que nos falta,
espero no con fantasías y mitos, ni con malas costumbres, sino con sabiduría y
coraje, dos de nuestras carencias más notorias.
Somos
básicamente un pueblo irresponsable, ligero, vano y con una cortísima memoria,
por lo que aquello de olvidar nuestras penas y las afrentas que nos han
causado, se integran muy bien con nuestra incapacidad retentiva, vivimos para
el momento y no tenemos la menor idea de qué hacer con el futuro, parecemos
animalitos de monte en la escala evolutiva, no seres humanos, y esta impresión
que acusamos va en nuestra contra pues en la cadena alimenticia, para cualquier
depredador, somos comida.
Pero
como todo en la vida, hay honrosas excepciones, y estos seres extraordinarios y
raros, son los que nos han marcado como grupo humano, porque cuando la
naturaleza nos diferencia lo hace en grande, con verdaderos santos, héroes,
sabios, amantes y patriotas, y gracias a ellos es que somos reconocidos como
gente que valemos la pena.
El
chavismo fue una mutación cultural muy agresiva inventada en Cuba por unos
imperialistas de rasgos marxistas-leninistas, unos rapaces predadores caribeños
que siempre nos tuvieron ganas, razón por la cual fuimos estudiados por años
por Fidel Castro, reconociendo nuestra deficiencias y sabiendo cómo manejar
nuestros complejos y miedos, sólo tomaba a un ignorante mayor, a un petulante
artista del disfraz para que Fidel pudiera meter en el país su caballo de
Troya, y lo encontró, lo reconoció, lo cultivó y lo llevó de la mano hacia el
poder, y era un militar, como debía ser, pues eran la casta de los resentidos
más peligrosos del país, pobres, brutos y dueños de las armas.
La
sola existencia de un cuerpo castrense con esas condiciones, ya indican el
grado de ignorancia general que se vivía en el país, en ningún país del mundo
usted verá que las armas se las entrega a los más desadaptados y en carestía de
la sociedad, era sólo cuestión de tiempo, y fueron muchos los avisos de
advertencia que dieron, antes de que se impusiera Hugo Rafael Chávez Frías.
Y con
el fin del siglo y el comienzo del milenio, empezó nuestra ordalía.
Para
que el chavismo resultara como efectivamente resultó, como proyecto de control
totalitario sobre una sociedad, era obligatorio reducir aún más los índices de
inteligencia social, había que degradar aún más al venezolano y es por ello que
lo primero que se atacó fue el lenguaje, su capacidad de discernimiento, las
reglas fundamentales del raciocinio, la capacidad de comprensión del pueblo.
Lo de
la hegemonía comunicacional, la censura a la prensa libre, la adquisición de
los grandes medios de comunicación por factores chavistas, la introducción
desde el primer día de noticias falsas, de la desinformación, los black-out informativos, la degradación
del lenguaje oficial y oficioso, el discurso “cantinflérico” que no hacía ningún sentido de los voceros del
gobierno, el rebajar de manera tan violenta como se hizo la cultura en el país,
el rebajar el nivel educativo general, pero sobre todo en los más jóvenes y en
los establecimientos públicos, todo fue una estrategia perfectamente diseñada y
puesta en marcha por parte de diversos actores, con el propósito de reducir
nuestro nivel de inteligencia, aumentar al máximo el juego de nuestras pasiones
y siempre dejar en otros lo que debemos hacer nosotros.
Las
principales instituciones del país fueron tomadas por un ejército de indigentes
materiales y mentales, el caldo perfecto para la corrupción al por mayor, la
ignorancia en el poder, de modo que la violencia que se empezó a generar no fue
accidental, el cultivo del miedo, de la inseguridad, de no poder prever para el
mañana fue poco a poco minando la capacidad de atención y concentración de los
venezolanos, nos pusieron a vivir de susto en susto, de escándalo en escándalo,
de masacre en masacre, hasta el sol de hoy.
Todo
venezolano que era absorbido por el tremedal del chavismo invariablemente se
iba bestializando, aun los más inteligentes, incluso los que entraron a sus
filas creyendo de verdad en algunas de las virtudes por ellos proclamadas,
todos, sin excepción perdieron su cariz humana y empezaron a ver como
normal los crímenes más abyectos.
Ante
aquella avalancha mediática, institucional y de calle, de horror y violencia,
de absurdos y humillaciones a los ciudadanos, desfigurada la vida en el seno de
nuestras propias comunidades, la realidad del venezolano fue absolutamente
perturbada, lo que generó un clima de incertidumbre y temor con el que hemos
vivido desde hace veinte largos años y que ha modificado nuestro carácter y
manera de afrontar la vida, el país entero se enfermó.
Una
de las más claras señales de que el venezolano ha entrado en una serie de respuestas
condicionadas, en una seguidilla de acciones aprendidas que no llevan a ningún
lado, que son ineficaces, que fracasan una y otra vez, son las de no abandonar
la idea del mesías, del hombre iluminado que nos mostrará el camino sin tener
que luchar, de seguir creyendo en los mensajes de cordura y civilidad con una
fuerza tan negativa y violenta como el chavismo.
Nuestra
oposición está presa del miedo y la cobardía que los emplaza a buscar líderes
que medran y se sostienen con las promesas de que algún día esto acabará por intervención
divina, que la ceguera chavista es curable, que podemos no sólo negociar con
ellos, sino convivir y confiar en sus promesas, la propaganda socialista los ha
confundido de tal manera que buscan al lobo para entregarse mansamente a él, y
fustigan e insultan a quienes les gritan advirtiéndoles del peligro que corren
al entregarse en manos sin luchar.
Los
chavistas únicamente les importa su placer inmediato, buscan la gratificación
de su sensualidad animal a costa de lo que sea y por ello se dan los casos de
alcoholismo, drogadicción, SIDA,
demencia, paranoias y psicosis, enfermedades cardíacas y cáncer que hoy
registran en continuo ascenso, el apetito que le abrieron los cubanos por sus
más bajos instintos y pulsiones son una forma de control que ellos ni se dan
cuenta que sufren, la élite del chavismo está atrapada en un estilo de vida
irracional y mortífera que los hace peligrosos para ellos y para los demás.
Pero
han sido todos los ministros de educación del régimen, los culpables de la
degradación de la población al establecer un sistema de embrutecimiento
general, con los déficits alimentarios y de salud que el gobierno chavista
impuso, atrapados en la trampa educativa de los bolivarianos, el pueblo de Venezuela
ha retrocedido no menos de 60 años en su media de inteligencia, una gran parte
de la población es incapaz de decidir por sí misma lo que le conviene, se ha
infantilizado, y ha perdido toda traza de sentido común, este ha sido el
resultado más pernicioso.
El
estamento militar a quedado reducido a guiñapos, a criminales sin ninguna
posibilidad de redención, la ideología chavista les ha inyectado el culto a la
revolución y a los revolucionarios, a la creencia de que ellos hacen justicia
social, a que son los verdaderos cristianos originarios y los hijos de Bolívar,
y su grito de guerra en medio de sus crisis existencial no es otro que: “ Ana Kariña roto aurikon paporoto itoro
manto” (sólo los Caribe somos hombres, los demás animales).
El
chavismo es una tribu caníbal, se comen a sus semejantes, los desaparecen, y
ante una multitud de animalitos de monte, inofensivos, pacíficos,
constitucionalistas, democráticos, unitarios y desarmados, los chavistas hacen
fiesta todos los días matando niños, mujeres, viejos, gente enferma, a sus
mismos militares si demuestran alguna debilidad en sus lealtades a Cuba, les
encanta torturar a un preso político y hasta lanzarlos por la ventana de altos
edificios, masacran presos, secuestran periodistas…
Sólo
se sienten a gusto entre sus pares de otras partes del mundo, con
narcotraficantes que mutilan a sus víctimas, con fundamentalistas islámicos que
decapitan a cristianos en nombre del Nuevo Califato, con guerrilleros que hacen
estallar carros bombas en plazas y cuarteles de policía, han convertido a
nuestro país en una base de operaciones de todos los desadaptados del orbe.
El
chavismo nos ha enseñado que no éramos especiales, nuestra indolencia y falta
de valor nos llevó a casi arrastrarnos como sierpes, y sólo reconociendo
nuestra verdadera naturaleza podremos cambiarla, y no es con colaboracionismo,
ni es con fatalidad ni renuncias como vamos a superar este trance, el chavismo
es nuestro mortal enemigo y no podemos tener ninguna conmiseración con quienes
nos han arrastrado hasta este infausto lugar del que debemos luchar por
salir. - saulgodoy@gmail.com
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