La
Comunidad Europea se encuentra en estos momentos transitando por momentos de
ajustes y cambios en sus relaciones internas de una alta complejidad, no son
sólo los tratados económicos y delimitación de mercados con cada uno de los
países miembros, que se obligan actuando como una unidad de intereses, no es
sólo la defensa del Euro y la eurozona como moneda y ámbito para el intercambio
financiero, y la necesidad de mantener una política fiscal que garantice su
estabilidad, lo que implica mantener bajo control el gasto público en todo los
países miembros, siempre tomando en cuenta las diversas urgencias que deben ser
atendidas para obtener los niveles de productividad, innovación y eficiencia
necesarios para competir internacionalmente.
Y
digo internacionalmente y no globalmente, porque el gobierno del Sr. Trump le
ha dado un frenazo violento al proceso de globalización, su programa de “American First” no sólo está volviendo
a las medidas proteccionistas para blindar el trabajo dentro del país, sino que
la dirección que ahora toma la economía mundial es hacia la de integración de los
bloques económicos.
Europa
en su plan original tenía pensado formar una entidad económica que pudiera
competir con los grandes del mundo, estar a la par con los EEUU, Rusia y China
de aquellos años (Rusia nunca pudo arrancar su economía de manera importante y
aunque no es de ignorarla, tampoco es un atractor significativo de mercados),
fue construyendo la unión de manera sistemática, sobre sustentos legales que
permitirían no solo su expansión territorial sino también la integración de las
más variadas culturas.
Esta
vocación de liderazgo, y con toda la intención de convertirse en un nuevo polo
de poder en el mundo, ha tenido sus bemoles, sobre todo con Inglaterra, un país
altamente competitivo y con un acendrado orgullo imperialista, que se sentía
incómodo en un plano de igualdad con países como Francia y Alemania, a quienes
veía como competencia, no como asociados, y porque le fue muy bien durante los
años de globalización, al punto de que Londres se convirtió en la New York de
Europa en términos financieros.
Los
Ingleses creen que su grandeza como pueblo radica en su independencia y han
preferido trabajar con la unión desde cierta distancia, sin integrarse del
todo, y cuando la Unión Europea les exigió una definición, recularon, creían
que podía seguir montados en la ola de la prosperidad desde afuera, sirviendo
de enlace entre los distintos bloques económicos y pensando que la
globalización era una tendencia irreversible.
Pero
cambiaron las circunstancias con la llegada del Sr. Trump y la economía también
cambió, la ventaja que tenía en el sector de los servicios financieros fue
perdiendo relevancia, su capacidad productiva no era suficiente para asegurarse
el estilo de vida al que se habían acostumbrados y se dieron cuenta que quedar
por su cuenta era un error, si se desligaren de Europa, confirmando el Brexit, quedaría apenas como oficina
financiera de los negocios de China en el mundo, y eso es una posición que no
causa mucho furor en las élites de la City, e indudablemente Alemania se
posicionaría como líder europeo incuestionable (de hecho, ya lo es).
No
son tampoco sus relaciones de seguridad y defensa el problema principal de los
europeos con el mundo actual, aún encontrándose bajo presión en el seno de OTAN,
con unas relaciones nada fáciles con el gobierno del Sr. Trump quien les ha
exigido pautas de acción y compromiso, que los obliga a revisar sus capacidades
de respuestas autónomas ante las crisis militares y crear y sostener su propio
sistema de defensa (aunque ya Rusia no es la amenaza desde hace algunos años,
el problema del terrorismo islámico sí es un peligro real y presente); tampoco
son la dependencia energética ni el cambio climático lo que le quita el sueño a
sus líderes, ni lo es el nacionalismo exacerbado que clama por separatismos
regionales, no es la ola de refugiados y la emigración ilegal, o los vaivenes
culturales que sacuden ese multiculturalismo que cuesta asimilar en sus sociedades.
El
problema de Europa son todos esos y muchos más, pero la cuna de la civilización
occidental tiene una sola debilidad que la acogota y la hace trastabillar en
sus relaciones con el resto del mundo, y es que pretenden tener siempre la
razón, se trata de ese orgullo un tanto vano y eurocentrista por ser quienes
son, los herederos de Sócrates y Julio Cesar, los hijos de Goethe y Cortéz, los
vástagos de Toqueville y Shakespeare, se atreven a sentar cátedra sobre moral y
principios democráticos sin voltearse a ver sus propios errores.
Por
supuesto, son grandes legisladores y constructores de complejos sistemas
normativos, su estilo de diplomacia a rendido frutos en diversos escenarios y
tienen una gran credibilidad al momento de facilitar soluciones a conflictos,
razón por la cual se creen que están más allá del bien y del mal.
Lo
digo de entrada para que no haya dudas sobre mi escrito, hay un renacimiento
notable en las fuerzas políticas socialistas en Europa, hay una reorganización
de los cuadros de partidos y organizaciones de la izquierda que apuntan a una
toma del poder político en Europa, propulsado por el nuevo modelo económico
mundial, si va a existir un bloque económico europeo, con su área de
influencia, con sus asociados y clientes en vez de ese mercado global que hasta
hace poco existía, los trabajadores, los sindicatos, el mundo laboral en
general cobra un nuevo brío y ese es el mundo donde mejor funciona el
socialismo.
Y ese
socialismo no ha cambiado un ápice en sus objetivos principales, derrotar al
capitalismo, sacar a los EEUU del juego europeo y disminuir su importancia en
occidente, hacer de Europa un paraíso obrero sostenido por un estado bienestar,
quieren la paz mundial en los términos kantianos de ese idealismo que todavía
late con fuerza detrás de la careta del postmodernismo, por medio de un
gobierno mundial en manos de ese nuevo orden, diseñado por aquella Sociedad
Fabiana que inauguró la Sociedad de Naciones a principios del siglo XX.
En
estos momentos los partidos y líderes que representan la centro derecha y la
centro izquierda en Europa, quienes
dominan el foro político en ese continente, le han permitido a la izquierda mas
radical manejar algunos asuntos periféricos y subsidiarios, entre ellos, sus
relaciones con Latinoamérica, en la creencia que allí no harían olas que
perturbaran los equilibrios mundiales.
Se
equivocaron, la representación europea socialista está utilizando el tema
Latinoamericano, en especial el asunto Venezuela, como un arma en contra del
Sr. Trump; con una posición negociadora a todo evento, igualando las partes en
un diálogo pacifista, lo que buscan es debilitar a los intereses de los EEUU
justamente dentro de su espacio vital, tratando de boicotear la intervención
militar humanitaria que le pondría un fin rápido y efectivo a este conflicto.
Están
alimentando desavenencias privilegiando en su agenda la relación europea con
Cuba, un romance que lleva lustros y que ahora está fundamentado con
inversiones importantes en turismo, infraestructura y hotelería, hay un
pensamiento y unas metas comunes dentro del humanismo comprometido, de los
ideales de la liberación de los oprimidos y el condumio de valores cristianos y
consignas roussonianos que los acerca a la justicia social revolucionaria.
El
Grupo de Contacto y el Grupo de Lima son instrumentos para entorpecer la
resolución del conflicto en Venezuela, lo que quieren es alargarlo, “marear” a
Washington con su retórica democrática y pacifista, guardando las formas de lo
políticamente correcto, un recurso que utilizaron durante el conflicto en los
Balcanes, pero ahora con una clara intención de favorecer a los intereses de la
izquierda radical latinoamericana, los movimientos subversivos y los del Foro
de Sao Paulo.
¿Por
qué? La respuesta no es sencilla, pero si hay una lógica y una organización
mundial que trabaja para levantar un nuevo orden mundial socialista, detrás de
este plan de saboteo en contra de la intervención militar, se encuentra la
oposición socialista venezolana bajo la batuta del Sr. Guaidó y el Sr. Leopoldo
López, que ya es más que claro que sus lealtades están con Europa no con los
EEUU, lo que considero un error garrafal de apreciación y fanatismo por parte
de estos personajes, no están pensando en el interés nacional, sino en sus
planes de reinar en occidente con lo que ellos creen será la Europa socialista unida
y asociada al partido demócrata norteamericano.
La
curul ganada por el padre de Leopoldo López en el parlamento español, a pesar
de que fue en los listados del Partido Popular, sus simpatías y estrategias
están con las organizaciones socialdemócratas alemanas y francesas, con el partido
laboral británico, con las coaliciones como Die Linke, Syriza, Bloco de
Esquerda, el Front de Gauche, La izquierda Plural, Sinn Fein, Partito dei
Comunisti Italiani, Özgürlük ve Dayanışma Partisi (Turquía) y una larga lista
que incluyen los partidos nórdicos de la izquierda sobre todo el European United Left/Nordic Green Left
(GUE/ NGL), uno de los más activos en ese continente.
Durante
las décadas del chavismo hubo una relación muy especial con España. Portugal,
Italia, Grecia, Turquía y cercana con el laborismo británico, de allí nacieron
los vínculos políticos entre la democracia socialista venezolana con esa
izquierda que hoy son gobierno en esos países, y que abogan por salidas
pacíficas, negociadas, de sobrevivencia para las fuerzas, hoy menguadas, del
Socialismo del Siglo XXI.
Europa
entera se encuentra en una delicada disyuntiva, o se unen y trabajan por lograr
su autonomía de los otros bloques económicos, a caen bajo la influencia de uno
de ellos, por los vientos que soplan, por China antes que los EEUU, esto
precisamente por la influencia de la izquierda europea, que ya está en vías de
una unificación en una organización única (¿Les suena?), que prefiere aliarse a
Beijing que a Washington.
La
izquierda europea no quiere nada con el gobierno del Sr. Trump, lo desprecian y
lo consideran su enemigo ideológico y si pueden hacerle daño, lo harán, a ellos
no les importa que los EEUU los haya defendido y mantenido en tiempos
difíciles, que les haya tendido la mano para que progresaran, a los partidos de
centro europeos si les importa, no son locos ni fanáticos y saben que dependen
de la ayuda norteamericana para tomar las decisiones inmediatas que definirá su
futuro como comunidad económica, pero la izquierda viene con todo, están bajo
la ilusión que el nuevo orden mundial es ya un hecho.
Es
por todo esto, que quiero dirigirme a los políticos sensatos de la UE, pónganle
atención a lo que están haciendo con Venezuela, están dañando las relaciones
con los EEUU y están interfiriendo, no ayudando a solucionar un genocidio; al
darle beligerancia y carácter político a un grupo del crimen organizado que ha
usurpado el poder político en Venezuela, están desnaturalizando un problema de
orden policial-militar, ese deber de proteger lo están convirtiéndolo en algo
institucional y político, no se confundan, no podemos entrar en negociaciones
con narcotraficantes, no somos el mismo caso que Colombia, donde la subversión
política se financiaba con el narcotráfico, en nuestro caso los
narcotraficantes y los terroristas quieren ser reconocidos como partido
político, como jugadores legítimos en el juego democrático.
Pero
eso no es todo, no pueden reconocer al chavismo como fuerza política luego de
haber violado de manera masiva, como lo han hecho, los derechos humanos de una
población entera, que mientras ustedes leen esta nota, gente de carne y hueso,
un pueblo civilizado y parte de occidente, es masacrado sin piedad por su
propio ejército, y se les niega la comida, las medicinas y los servicios fundamentales
que toda sociedad civilizada se compromete como gobierno, en brindarle a sus
ciudadanos.
Las
torpezas de este grupo de avanzada de la UE están complicado la región entera,
hay países vecinos de Venezuela que ya están sufriendo de esta calamitosa
situación, a medida que pasa el tiempo la crisis se acentúa y la solución no es
una negociación con los criminales, se negocia con personas sensatas y libres,
con demócratas y seres racionales, no con asesinos y torturadores; en vez de
apoyar a los EEUU que busca cortar por lo sano, pretenden castigar al gobierno
del Sr. Trump desviándolo de su ruta ya trazada, hundiendo a Venezuela en una
senda de violencia sin retorno.
Cuando
Europa corrió el peligro de ser tomada por las fuerzas criminales del nazismo
durante la Segunda Guerra Mundial, los EEUU intervino sin que los socialistas
de ninguna región del mundo trataran de evitarlo con llamados a negociar con
Hitler, ustedes tuvieron su oportunidad de la ayuda militar de un aliado y sin
condiciones, por favor, permitan que lo mismo ocurra en nuestro caso si no van
a intervenir en nuestro favor.
Los
representantes serios de la UE debería llamar a sus socialistas, revisen su
posición, ayúdennos a sobrevivir, reconociendo al chavismo como fuerza política
democrática degradan el significado de la palabra democracia, no es del
espíritu europeo utilizar a los pueblos del mundo como fichas de negociación,
si tienen algo que aclarar con los EEUU no nos utilicen como rehenes; es lo que
tenía que decirles. - saulgodoy@gmail.com
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