jueves, 9 de mayo de 2019

Una explicación a los gobiernos de Europa



La Comunidad Europea se encuentra en estos momentos transitando por momentos de ajustes y cambios en sus relaciones internas de una alta complejidad, no son sólo los tratados económicos y delimitación de mercados con cada uno de los países miembros, que se obligan actuando como una unidad de intereses, no es sólo la defensa del Euro y la eurozona como moneda y ámbito para el intercambio financiero, y la necesidad de mantener una política fiscal que garantice su estabilidad, lo que implica mantener bajo control el gasto público en todo los países miembros, siempre tomando en cuenta las diversas urgencias que deben ser atendidas para obtener los niveles de productividad, innovación y eficiencia necesarios para competir internacionalmente.
Y digo internacionalmente y no globalmente, porque el gobierno del Sr. Trump le ha dado un frenazo violento al proceso de globalización, su programa de “American First” no sólo está volviendo a las medidas proteccionistas para blindar el trabajo dentro del país, sino que la dirección que ahora toma la economía mundial es hacia la de integración de los bloques económicos.
Europa en su plan original tenía pensado formar una entidad económica que pudiera competir con los grandes del mundo, estar a la par con los EEUU, Rusia y China de aquellos años (Rusia nunca pudo arrancar su economía de manera importante y aunque no es de ignorarla, tampoco es un atractor significativo de mercados), fue construyendo la unión de manera sistemática, sobre sustentos legales que permitirían no solo su expansión territorial sino también la integración de las más variadas culturas.
Esta vocación de liderazgo, y con toda la intención de convertirse en un nuevo polo de poder en el mundo, ha tenido sus bemoles, sobre todo con Inglaterra, un país altamente competitivo y con un acendrado orgullo imperialista, que se sentía incómodo en un plano de igualdad con países como Francia y Alemania, a quienes veía como competencia, no como asociados, y porque le fue muy bien durante los años de globalización, al punto de que Londres se convirtió en la New York de Europa en términos financieros.
Los Ingleses creen que su grandeza como pueblo radica en su independencia y han preferido trabajar con la unión desde cierta distancia, sin integrarse del todo, y cuando la Unión Europea les exigió una definición, recularon, creían que podía seguir montados en la ola de la prosperidad desde afuera, sirviendo de enlace entre los distintos bloques económicos y pensando que la globalización era una tendencia irreversible.
Pero cambiaron las circunstancias con la llegada del Sr. Trump y la economía también cambió, la ventaja que tenía en el sector de los servicios financieros fue perdiendo relevancia, su capacidad productiva no era suficiente para asegurarse el estilo de vida al que se habían acostumbrados y se dieron cuenta que quedar por su cuenta era un error, si se desligaren de Europa, confirmando el Brexit, quedaría apenas como oficina financiera de los negocios de China en el mundo, y eso es una posición que no causa mucho furor en las élites de la City, e indudablemente Alemania se posicionaría como líder europeo incuestionable (de hecho, ya lo es).
No son tampoco sus relaciones de seguridad y defensa el problema principal de los europeos con el mundo actual, aún encontrándose bajo presión en el seno de OTAN, con unas relaciones nada fáciles con el gobierno del Sr. Trump quien les ha exigido pautas de acción y compromiso, que los obliga a revisar sus capacidades de respuestas autónomas ante las crisis militares y crear y sostener su propio sistema de defensa (aunque ya Rusia no es la amenaza desde hace algunos años, el problema del terrorismo islámico sí es un peligro real y presente); tampoco son la dependencia energética ni el cambio climático lo que le quita el sueño a sus líderes, ni lo es el nacionalismo exacerbado que clama por separatismos regionales, no es la ola de refugiados y la emigración ilegal, o los vaivenes culturales que sacuden ese multiculturalismo que cuesta asimilar en sus sociedades.
El problema de Europa son todos esos y muchos más, pero la cuna de la civilización occidental tiene una sola debilidad que la acogota y la hace trastabillar en sus relaciones con el resto del mundo, y es que pretenden tener siempre la razón, se trata de ese orgullo un tanto vano y eurocentrista por ser quienes son, los herederos de Sócrates y Julio Cesar, los hijos de Goethe y Cortéz, los vástagos de Toqueville y Shakespeare, se atreven a sentar cátedra sobre moral y principios democráticos sin voltearse a ver sus propios errores.
Por supuesto, son grandes legisladores y constructores de complejos sistemas normativos, su estilo de diplomacia a rendido frutos en diversos escenarios y tienen una gran credibilidad al momento de facilitar soluciones a conflictos, razón por la cual se creen que están más allá del bien y del mal.
Lo digo de entrada para que no haya dudas sobre mi escrito, hay un renacimiento notable en las fuerzas políticas socialistas en Europa, hay una reorganización de los cuadros de partidos y organizaciones de la izquierda que apuntan a una toma del poder político en Europa, propulsado por el nuevo modelo económico mundial, si va a existir un bloque económico europeo, con su área de influencia, con sus asociados y clientes en vez de ese mercado global que hasta hace poco existía, los trabajadores, los sindicatos, el mundo laboral en general cobra un nuevo brío y ese es el mundo donde mejor funciona el socialismo.
Y ese socialismo no ha cambiado un ápice en sus objetivos principales, derrotar al capitalismo, sacar a los EEUU del juego europeo y disminuir su importancia en occidente, hacer de Europa un paraíso obrero sostenido por un estado bienestar, quieren la paz mundial en los términos kantianos de ese idealismo que todavía late con fuerza detrás de la careta del postmodernismo, por medio de un gobierno mundial en manos de ese nuevo orden, diseñado por aquella Sociedad Fabiana que inauguró la Sociedad de Naciones a principios del siglo XX.
En estos momentos los partidos y líderes que representan la centro derecha y la centro izquierda en Europa,  quienes dominan el foro político en ese continente, le han permitido a la izquierda mas radical manejar algunos asuntos periféricos y subsidiarios, entre ellos, sus relaciones con Latinoamérica, en la creencia que allí no harían olas que perturbaran los equilibrios mundiales.
Se equivocaron, la representación europea socialista está utilizando el tema Latinoamericano, en especial el asunto Venezuela, como un arma en contra del Sr. Trump; con una posición negociadora a todo evento, igualando las partes en un diálogo pacifista, lo que buscan es debilitar a los intereses de los EEUU justamente dentro de su espacio vital, tratando de boicotear la intervención militar humanitaria que le pondría un fin rápido y efectivo a este conflicto.
Están alimentando desavenencias privilegiando en su agenda la relación europea con Cuba, un romance que lleva lustros y que ahora está fundamentado con inversiones importantes en turismo, infraestructura y hotelería, hay un pensamiento y unas metas comunes dentro del humanismo comprometido, de los ideales de la liberación de los oprimidos y el condumio de valores cristianos y consignas roussonianos que los acerca a la justicia social revolucionaria.
El Grupo de Contacto y el Grupo de Lima son instrumentos para entorpecer la resolución del conflicto en Venezuela, lo que quieren es alargarlo, “marear” a Washington con su retórica democrática y pacifista, guardando las formas de lo políticamente correcto, un recurso que utilizaron durante el conflicto en los Balcanes, pero ahora con una clara intención de favorecer a los intereses de la izquierda radical latinoamericana, los movimientos subversivos y los del Foro de Sao Paulo.
¿Por qué? La respuesta no es sencilla, pero si hay una lógica y una organización mundial que trabaja para levantar un nuevo orden mundial socialista, detrás de este plan de saboteo en contra de la intervención militar, se encuentra la oposición socialista venezolana bajo la batuta del Sr. Guaidó y el Sr. Leopoldo López, que ya es más que claro que sus lealtades están con Europa no con los EEUU, lo que considero un error garrafal de apreciación y fanatismo por parte de estos personajes, no están pensando en el interés nacional, sino en sus planes de reinar en occidente con lo que ellos creen será la Europa socialista unida y asociada al partido demócrata norteamericano.
La curul ganada por el padre de Leopoldo López en el parlamento español, a pesar de que fue en los listados del Partido Popular, sus simpatías y estrategias están con las organizaciones socialdemócratas alemanas y francesas, con el partido laboral británico, con las coaliciones como Die Linke, Syriza, Bloco de Esquerda, el Front de Gauche, La izquierda Plural, Sinn Fein, Partito dei Comunisti Italiani, Özgürlük ve Dayanışma Partisi (Turquía) y una larga lista que incluyen los partidos nórdicos de la izquierda sobre todo el European United Left/Nordic Green Left (GUE/ NGL), uno de los más activos en ese continente.
Durante las décadas del chavismo hubo una relación muy especial con España. Portugal, Italia, Grecia, Turquía y cercana con el laborismo británico, de allí nacieron los vínculos políticos entre la democracia socialista venezolana con esa izquierda que hoy son gobierno en esos países, y que abogan por salidas pacíficas, negociadas, de sobrevivencia para las fuerzas, hoy menguadas, del Socialismo del Siglo XXI.
Europa entera se encuentra en una delicada disyuntiva, o se unen y trabajan por lograr su autonomía de los otros bloques económicos, a caen bajo la influencia de uno de ellos, por los vientos que soplan, por China antes que los EEUU, esto precisamente por la influencia de la izquierda europea, que ya está en vías de una unificación en una organización única (¿Les suena?), que prefiere aliarse a Beijing que a Washington.
La izquierda europea no quiere nada con el gobierno del Sr. Trump, lo desprecian y lo consideran su enemigo ideológico y si pueden hacerle daño, lo harán, a ellos no les importa que los EEUU los haya defendido y mantenido en tiempos difíciles, que les haya tendido la mano para que progresaran, a los partidos de centro europeos si les importa, no son locos ni fanáticos y saben que dependen de la ayuda norteamericana para tomar las decisiones inmediatas que definirá su futuro como comunidad económica, pero la izquierda viene con todo, están bajo la ilusión que el nuevo orden mundial es ya un hecho.
Es por todo esto, que quiero dirigirme a los políticos sensatos de la UE, pónganle atención a lo que están haciendo con Venezuela, están dañando las relaciones con los EEUU y están interfiriendo, no ayudando a solucionar un genocidio; al darle beligerancia y carácter político a un grupo del crimen organizado que ha usurpado el poder político en Venezuela, están desnaturalizando un problema de orden policial-militar, ese deber de proteger lo están convirtiéndolo en algo institucional y político, no se confundan, no podemos entrar en negociaciones con narcotraficantes, no somos el mismo caso que Colombia, donde la subversión política se financiaba con el narcotráfico, en nuestro caso los narcotraficantes y los terroristas quieren ser reconocidos como partido político, como jugadores legítimos en el juego democrático.
Pero eso no es todo, no pueden reconocer al chavismo como fuerza política luego de haber violado de manera masiva, como lo han hecho, los derechos humanos de una población entera, que mientras ustedes leen esta nota, gente de carne y hueso, un pueblo civilizado y parte de occidente, es masacrado sin piedad por su propio ejército, y se les niega la comida, las medicinas y los servicios fundamentales que toda sociedad civilizada se compromete como gobierno, en brindarle a sus ciudadanos.
Las torpezas de este grupo de avanzada de la UE están complicado la región entera, hay países vecinos de Venezuela que ya están sufriendo de esta calamitosa situación, a medida que pasa el tiempo la crisis se acentúa y la solución no es una negociación con los criminales, se negocia con personas sensatas y libres, con demócratas y seres racionales, no con asesinos y torturadores; en vez de apoyar a los EEUU que busca cortar por lo sano, pretenden castigar al gobierno del Sr. Trump desviándolo de su ruta ya trazada, hundiendo a Venezuela en una senda de violencia sin retorno.
Cuando Europa corrió el peligro de ser tomada por las fuerzas criminales del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, los EEUU intervino sin que los socialistas de ninguna región del mundo trataran de evitarlo con llamados a negociar con Hitler, ustedes tuvieron su oportunidad de la ayuda militar de un aliado y sin condiciones, por favor, permitan que lo mismo ocurra en nuestro caso si no van a intervenir en nuestro favor.
Los representantes serios de la UE debería llamar a sus socialistas, revisen su posición, ayúdennos a sobrevivir, reconociendo al chavismo como fuerza política democrática degradan el significado de la palabra democracia, no es del espíritu europeo utilizar a los pueblos del mundo como fichas de negociación, si tienen algo que aclarar con los EEUU no nos utilicen como rehenes; es lo que tenía que decirles.   -   saulgodoy@gmail.com








No hay comentarios:

Publicar un comentario