lunes, 6 de mayo de 2019

La inconsistencia del venezolano



Todavía no logro descifrar algunos comportamientos del colectivo venezolano, que como todos sabemos, tiene diferencias importantes con los grupos que lo integran y distinciones aun más profundas con algunos individuos que destacan como voceros o líderes; a medida que nos alejamos de la persona y nos adentramos en el hombre-mujer-masa, las características de sus acciones y las ideas que lo sustentan se hacen más extraños, generales y difusos.
A esto deberíamos agregar que debido a la hegemonía comunicacional por parte del régimen usurpador, a la falta de medios críticos, a la censura, y a la ausencia de criterios claros y con una buena difusión, haya una enorme orfandad de ideas por lo que ese colectivo funciona, mal que bien, en un mar de contradicciones y lugares comunes, que terminan por caracterizar a ese ente llamado “los venezolanos” como gente muy confundida.
Pero esto tiene una explicación si vemos la cantidad de medios de comunicación cerrados por la fuerza pública, de periodistas heridos, desparecidos y torturados, de editores amenazados o en el exilio, de equipos de prensa confiscados o destruidos por los gorilas del régimen, los tiranos latinoamericanos tienen una especial predisposición sobre la prensa libre y el derecho a estar informados.
¿Cuál es la opinión mayoritaria que distingue a ese colectivo llamado Venezuela? Hoy por hoy, tendríamos que adentrarnos en las redes sociales para enterarnos, esto, debido a que carecemos de ese quinto poder que es la prensa y que conforma esa opinión pública tan necesaria en los países democráticos, empezando porque existe un vacío de información tan pavoroso en el país, que muchos de los temas de interés y hasta estratégicos para la vida nacional debemos buscarlos en la prensa extranjera, nos informamos por medio de factores que no hacen vida en el país.
En Venezuela ya los periódicos impresos son una rareza, igual con las revistas y otros órganos de prensa escrita, esto entre otras razones debido al férreo control del papel para imprimir que tiene el chavismo y que sólo entrega a los periódicos que ellos controlan, la radio cada vez está más intervenida por los órganos de censura del chavismo, diariamente se sacan emisoras del áire por cualquier razón banal, la televisión nacional está irremediablemente perdida, nos queda la televisión por cable o satélite en manos de corporaciones y países con sus propios intereses y punto de vista, por ello es que las redes sociales se han convertido en el último recurso de los venezolanos en encontrar información y sentido sobre lo que nos acurre, con todos los riesgos que ello implica.
Los medios digitales son la única luz posible pero para encontrarla debemos navegar en las peores condiciones posibles (hay censura, y una capacidad física de velocidad y capacidad de acceso bastante limitada) pero igual, debemos competir con una enorme cantidad de contenidos y ofertas que hacen una búsqueda de información una odisea, con servicios de conexión cada vez más costosos, una buena parte de esos portales son pagos y de acceso restringidos, y la información veraz y confiable compite don la misma fuerza contra las fake news y las desinformaciones, y lo grave del asunto es que no todo el mundo tiene acceso a una computadora o a un teléfono inteligente.
Pues bien, dentro de las redes sociales privan sobre todas las demás los correos, sitios de chat y mensajes cortos, mucho twitter, instangram y facebook, páginas personales donde los contenidos familiares y comerciales son los favoritos, la mayor parte de los venezolanos no concurre a estos sitios a buscar noticias o análisis de la situación del país, simplemente se los encuentra y a partir de allí se elabora una opinión que retransmiten en sus mensajes, hay por supuesto una comunidad “dura” de personas interesadas en el tema político cuyos comentarios van un poco más allá de la utilización de simples emoticones, se replican artículos, se diseminan noticias, se “viralizan” opiniones y análisis, se hacen públicos algunos debates, pero en general estamos viviendo en un desierto comunicacional a pesar del abundante papelillo.
Y en esa situación es muy fácil manipular la opinión de los venezolanos, basta saber que hay sitios que se especializan en multiplicar los mensajes, en robots que manejan Big Data (en especial direcciones de correos) o listados de grupos que se venden por gigas de memoria para que una noticia u opinión prevalezca por encima de todas las demás, para que los diferentes algoritmos que califican la información y los envía de manera automática a diferentes nichos o hubs distribuidores, que determinan favoritos y tendencias, las grandes organizaciones políticas las utilizan, la tiranía abusa de ellas, grupos de interés y países tienen sus centros de distribución y laboratorios de “falsos positivos”, de modo que ni siquiera en las redes sociales se puede determinar cómo pensamos como país, todo está altamente mediatizado.
Tanto el gobierno como la oposición tienen sus propias oficinas de información que manejan a su gusto y conveniencia ciertas informaciones sobre otras que hacen lo posible por ignorar, contrata voceros, pagan periodistas, financian grupos de “expertos” que acomodan sus visiones de la realidad a sus objetivos políticos, siempre las mismas caras.
El termómetro de convocatorias a marchas y mítines es demasiado volátil y abusado por las organizaciones políticas que no dejan de utilizarlo hasta agotarlo y hacerlo inservible, no hay proceso electoral en que podamos contarnos de manera confiable y las encuestas y pools de opiniones son ya cartas marcadas en las que nadie cree.
¿Qué piensan los venezolanos sobre una posible intervención extranjera? Imposible conocerlo, lo único que sabemos es lo que los políticos de la denominada oposición democrática están haciendo todo lo posible para que no se dé, y prolongar esta situación de incertidumbre por conveniencia de unos pocos.
Estamos viviendo en uno de los peores estados de desinformación posibles, nadie sabe que es verdad ni lo que piensan sus vecinos, el país no tiene ni pies ni cabeza, somos una masa informe de dimes y diretes fuertemente abusado por una comunidad de hackers, del crimen organizado, del comunismo y de los factores políticos que continúan actuando en nuestro nombre sin ni siquiera enterarse de lo que realmente queremos y opinamos.
En un país que sufre prácticamente de autismo, es afortunado quien tenga un sitio en la red, una blog, una página web o un nombre reconocido y seguido en internet y donde pueda expresar al mundo su punto de vista, y más todavía si esa opinión es seguida, aunque sea por un grupúsculo, de lectores.
Toda esta introducción la refiero porque de nuevo los opositores negociadores, esos grupos socialistas pro chavismo, andan desesperados promoviendo de nuevo la negociación con la mafia criminal de Maduro, pero esta vez clamando al miedo, a la destrucción del país, a la aniquilación total de lo que alguna vez fue Venezuela si no nos sentamos a pactar con el narcotráfico y la corrupción.
Ya estos vende patria se han quitado la careta, sienten que ahora sí los venezolanos nos sentimos derrotados, cansados y hartos de llevar palo y ser engañados una y otra vez, precisamente por sus malas políticas y juegos debajo de la mesa, por sus mentiras y exageraciones, por sus desplantes y ansias de protagonismos, aunque la principal razón que los mueve para vender de manera tan intensa la negociación es porque saben que la intervención militar ya viene y su reinado se acabará con el corte contundente y definitivo de ese cordón umbilical que nos ata a Cuba.
¿Y que es lo que dicen estos traidores? que la opinión mayoritaria de la gente es que quiere una negociación, lo cual es mentira, otra manipulación que van a tratar de constatar en firmas recogidas, en apoyos institucionales, en maniobras anti norteamericanas por parte de grupos socialistas europeos y factores castristas posicionados en el Grupo de Lima y en el Grupo de Contacto de la UE.
La acción y la estrategia es tan obvia que se ve claramente como Rusia y principalmente España lideran esta escalada por una salida negociada, en un desesperado intento de último momento por frenar la acción que le pondrá fin al grave problema de seguridad hemisférica que representa Venezuela para los intereses norteamericanos, el reloj de arena se ha vaciado y no lo van a voltear, el tiempo que ahora corre solo puede significar ganancias para los terroristas y con la amenaza de Irán sobre el horizonte, la única manera de restituir el orden en la región es con una acción militar rápida y contundente.
Brasil y Colombia están listas para cumplir con su parte en contener la guerrilla y el desborde de una emigración en pánico, la ayuda humanitaria está a punto para su distribución, los recursos y planes para la reconstrucción de Venezuela, sobre todo de su industria petrolera está afinada hasta en sus mínimos detalles, la demostración de caos y desarticulación que reina en el seno de las FFAA indican que no habrá resistencia posible excepto algunos casos de suicidios rituales para fines de propaganda comunista.
La oposición negociadora no tiene el menor escrúpulo en ocultar su desaliento y nerviosismo al saberse fuera del juego político, porque una vez que ocurra la intervención no tendrán vida, su disgusto ante un fin precipitado del chavismo, que ha sido su inspiración para mantener el estado de cosas miserables en que nos han obligado a vivir en estos últimos meses, es despreciable, no les queda otra sino hacer público su vena anti norteamericana y su vocación de colaboracionistas con los esclavistas, fomentar sus paranoias de un holocausto nacional (por lo menos de mayores proporciones del que ya estamos viviendo) y tratar de convencernos que la negociación es parte de una gran cruzada nacional.
Como dije al principio, en estos momentos es imposible saber lo que piensa el venezolano de a pie, el ciudadano común, ese hombre y mujer que han dejado tanto sufrimiento por estas calles, pero si de algo estoy seguro, es que aceptar que nuestros torturadores y esclavistas tienen el derecho de seguir violándonos, pero ahora con nuestro consentimiento, eso lo dudo, no hay manera que vengan a detener una intervención tan bien preparada y tan costosa al último minuto, porque a unos políticos de tercera, las gónadas se les pusieron de corbata.   -    saulgodoy@gmail.com






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