lunes, 2 de septiembre de 2019

La jauría socialista



El socialismo venezolano es un mundo con mil aldeas, todas diferentes, algunas apenas en contacto desde sus localidades en el interior del país, y otras cosmopolitas, representadas en foros internacionales; unas lejanas apenas conocidas gracias a algún profesor que con sus charlas y artículos hablan de la utopía marxista, otras en manos de batalladores políticos sempiternos invitados a los programas de opinión en televisión y que discuten acaloradamente sobre el Brexit o sobre el control de cambio en Argentina, todos unidos por la fe que tienen en un estado todo poderoso y benefactor, que interviene en los asuntos del país para imponer su visión de Justicia Social y solidaridad, incluso los que hablan de libre empresa y propiedad privada lo hacen siempre defendiendo otras formas de propiedad y sobre las bondades de las comunas y el poder popular como formas legítimas de organización social.
Hay un socialismo que pretende hacerse pasar por ilustrado y otro, el sector más amplio, los que repiten como un catecismo aprendido de memoria, las bondades del colectivismo primitivo y el comunitarismo de las catumbas romanas, es la versión más básica de esta visión del mundo.
Como buena ideología política tiene vocación por el poder, pretende constituirse en gobierno para instaurar según ellos, el verdadero socialismo, no el socialismo utópico, no el de las comunas de París, menos aún el de Lenin y Stalin en Rusia ni el de las comunas chinas, no el de Fidel en Cuba, ni el de Chávez en Venezuela, los nuevos socialistas venezolanos: los Ramos Allup, los juanes Guaidos, los Leopoldo López de hoy, quieren la oportunidad de gobernar el país para, ahora sí, después de siglos experimentando y poniendo la torta en el asunto de gobernar a los pueblos, ahora sí, con un Plan País a la medida de las necesidades de la Venezuela actual.
¿Alguien ha leído el Plan País? Lo único que se consigue son unos resúmenes esquemáticos que dice de que se trata, algunas opiniones de personas que parecen habérselo leído, algunos comentarios de representantes de instituciones y grupos de interés que afirman haber contribuido en su hechura pero sin mayores detalles en cómo se va articular aquella cantidad de buenos deseos y peticiones al próximo presidente, pero nadie que yo conozca lo conoce en su integridad, y según informaciones de sus promotores, allí está metido todo el mundo con propuestas, unas más brillantes que las otras, para sacar al país de su postración, gracias al socialismo chavista que por estos veinte años nos ha impuesto su yugo, y que, los nuevos socialistas conformado por el equipo de Juan Guaido, para demostrar que son tan tolerantes y amplios, los incluyeron, para que dieran también sus aportes.
De modo que no es por allí que podemos averiguar de qué trata la nueva alternativa socialista encabezada por Guaidó, López y Borges, ahora todos investidos como figurones de un gobierno de transición, que no ha podido ejecutar el mandato del pueblo de superar la usurpación de Nicolás Maduro y su régimen chavista, aunque si vemos quienes poco a poco hacen su aparición en el escenario de este gobierno en ciernes: la gente de Acción Democrática, de Un Nuevo Tiempo, de Copey, y algunas más, que se comentan, irán apareciendo, caemos en cuenta entonces, que el llamado a la unidad, que aquel cacareado slogan de “en la unidad está la fuerza” era en realidad el llamado de los socialistas a conformarse en una gran manada, en la gran jauría socialista que va tras los despojos de Maduro.
La gran vocación socialista, estatista, autoritaria y con un sustrato moral cristiano otorgado por un apoyo abierto de la iglesia, parecen ir en la dirección correcta, ser solidario con los que menos tienen, los que más sufren y los menos ilustrados, es decir la gran masa de venezolanos, esa gran mayoría proletaria que son los que deciden en una elecciones generales quienes serán los próximos gobernantes.
Y es que la estrategia no está equivocada, en principio, es la misma estrategia adeca y copeyana de los últimos años de la democracia, apostar al pobre, plantearle programas populistas para sacarlo de su miseria, pero dejarlo allí subsistiendo, en precariedad pero alimentando su esperanza, de mano de un estado paternalista, dueño de todos los medios importantes de producción y administrador de esos fondos sociales para la ayuda de las más desfavorecidos, pero ahora con un “plus”, porque Chávez y Maduro se han esforzado de manera importante en arruinarlos y embrutecerlos aún más, han cultivado al “hombre nuevo” a la justa medida de sus necesidades políticas.
Esa nueva clase social que se han empeñado en crear, ese nuevo venezolano, fue cuidadosamente moldeado en los últimos veinte años en medio de una gran ignorancia, no en vano todos los ministros de educación del régimen rojo rojito se esmeraron en destruir las instituciones educativas de la democracia, desde la escuela hasta la universidad, ya no había necesidad de asesinar, como lo hizo Pol Pot en Camboya, a la gente que sabía leer y escribir, ahora se les crea nuevas escuelas y universidades que les extirpan a cada alumno de manera efectiva y continua, cualquier oportunidad para desarrollar su inteligencia.
Ahora, que la gran mayoría de los maestros y profesores han abandonado el país buscando no morirse de hambre, en su lugar los están sustituyéndolos por jóvenes previamente adoctrinados en el comunismo, sin ninguna experiencia docente ni conocimientos sobre las materias a enseñar, con un año escolar con menos días de clase, haciéndole a la familia venezolana cada día más difícil que envíen a sus hijos a escuela, sin desayuno, sin transporte, sin vestimenta digna, ya no hay necesidad de poner policías en las escuelas porque están abandonadas.
El otro gran aporte del chavismo a la nueva sociedad de venezolanos es que han cultivado el “parasitismo”, una nueva forma de vida donde le han borrado todo rastro de individualidad y le han desmotado su vida interna, para hacerla una persona dependiente exclusivamente del estado, que es el partido único socialista, por medio de misiones, becas, de ayudas, de las cajas CLAP, de las pensiones y bonos, de las “chambas juveniles”, de los premios a las niñas que salgan embarazadas, y otros medios aún más siniestros, con los que se les niega el sentido de independencia y de libertad económica.
No podemos dejar de mencionar un tercer elemento en este proceso de creación inhumana de este nuevo ser, ya no un venezolano sino un socialista, y es toda esa narrativa patriotera, de historia de héroes que parte de nuestros caciques indios que según, se resistieron a la conquista, de los revolucionarios criollos que pelearon por la liberación de América detrás de los pasos de gigantes como Simón Bolívar, Martí, Sandino, Fidel, Ché Guevara y todo ese panteón de valientes de la subversión armada latinoamericana.
Ese discurso voluntarista, de raza superior, de los elegidos por la providencia, es el que explica el como, unos obreros sindicalistas no ven las dificultades en tomar bajo su control y operar las industrias en que trabajan hasta llevarlas a la quiebra, o como unos militares mal entrenados y desnutridos se proponen acabar con el ejército mejor entrenado del mundo, y como unos muchachos ignorantes, luego de recibir indoctrinación comunista, se creen capaces de operar cerebros y trasplantar pulmones.
Lo que ha hecho el chavismo por el socialismo mundial, es crear una gran ilusión para los más ineptos, mientras sus líderes se ocupan de la alta política, de los negocios serios y de gran calado del país, sus operadores políticos asesorados por cubanos, se entretienen experimentando con la organización social del pueblo.
El chavismo hizo lo que Acción Democrática no se atrevió a hacer, pero sin duda deseaba, crear a su propio Juan Bimba, un venezolano de acuerdo a su visión del mundo, y ahora Ramos Allup, el viejo zorro de la política venezolana, lanza a sus jóvenes lobos a quitarle de las fauces del chavismo decadente, el poder gobernar una Venezuela hecha para el socialismo.
Los partidos políticos de Primero Justicia y Voluntad Popular son las nuevas armas del socialismo venezolano, una generación de jóvenes que nació tutelado por lo peor del socialismo del siglo XX, con todo el bagaje de componendas, trampas e hipocresía pero llevadas a su máxima expresión, lo que hemos visto y escuchado de estos jóvenes ponen los pelos de punta, por la sangre fría con que actúan, por lo absurdo de sus propuestas, aún a sabiendas que cientos, miles de vidas, se ponen en peligro, que la gente muere por sus actuaciones y omisiones, lo que les gusta en realidad es “negociar” porque para ellos, eso es política, pero negociar para sus intereses, para sus grupos, sus metas son materialistas, es el poder absoluto sobre el país.
Y es que no es para menos, vieron a un par de incapaces, buenos para nada ejercer la más alta magistratura del país, todos esos negociados que hicieron con total impunidad, las prebendas y los privilegios del poder de los que han disfrutado, la gran pregunta ¿Por qué a ellos no?, ellos que han trabajado en sus centros de estudiantes, que han marchado en contra del régimen, que fueron puestos presos, que se han desgañitado en fogosos discursos ante las masas ¿No les corresponde su turno para dirigir los destinos de esta gran nación?
Por esa oportunidad serían capaces de cualquier cosa, hasta de matar si fuera necesario… y porque tienen un ansia de poder inocultable, porque ven que no han sido capaces de hacer bien las cosas y se les descubre el hambre, cometen los errores que cometen.
De modo, que luego de todos estos años de propaganda y desinformación, de este intento abominable de manipular las estructuras ideológicas de nuestro pueblo, tratando de destruir sus tradiciones y cambiando su historia, manipulando su lenguaje cambiándole no sólo el sentido de las palabras sino cambiando la sintaxis y la semiótica necesarias para la formación del pensamiento, construyendo un país virtual y vendiéndolo como si fuera la realidad, un país socialista que sólo funciona en la mente enferma de sus líderes, allá en el futuro, como una Venezuela potencia, envidia en productividad y felicidad, con una economía solidaria y de justicia social, como una república democrática y participativa donde impera la paz y el amor.
Dicen por allí que en nuestro país existen más de un centenar de organizaciones políticas, la mayoría socialistas, pero un socialismo muy mal entendido que significa explotar el país para que la clase gobernante sea la única que viva bien, y hasta opulentamente, y cuando esto sucede, entonces sus causantes tratan desesperadamente de perpetuarse en el poder, para no ser investigados y responder ante la justicia, y para seguir en el disfrute de los negociados, y para hacerlo posible, destruyen los vínculos democráticos, modifican las constituciones, cambian los poderes públicos, alargan los periodos de ejercicio de los cargos públicos, deniegan la justicia y detienen y torturan a quienes se opongan.
Juan Guaidó y su combo se huelen que los días de Maduro están contados, que muy pronto las circunstancias los pondrán a ellos en la mesa y ya se están organizando para no dejar pasar esa oportunidad, les importa un carajo la crisis humanitaria y la transición, solo quieren las elecciones para aprovechar ese legado del chavismo, un pueblo dócil y engañado.
Pero les tengo una mala noticia, los venezolanos hemos cambiado mucho más de lo que los planificadores y analistas suponen, el pueblo que ahora está en las calles indignado porque no puede vivir decentemente, esos trabajadores que se les convierte en sal y agua sus sueldos, esos jóvenes rebeldes que salen a enfrentarse a los asesinos en uniforme a riesgo de sus vidas, todas esas familias a quienes les han quitado un ser querido a causa de la violencia, los que hemos perdido padres y abuelos en clínicas por falta de medicinas, los que hemos tenido que ir a despedir a nuestros seres queridos porque se van del país, todos aquellos que son humillados por los funcionarios del estado que sólo quieren “martillarlos”, son personas que ya no creen en cuentos y de dan cuenta de lo que está sucediendo.
El cambio ha sido tan profundo que hay mucha gente que clama a los cielos “nunca más” y que presienten el peligro que corre el país con la dupla Guaidó-López, lo ven en los noticieros, en la calle lo comentan ¿Qué es lo que pretenden los medios de comunicación, los “influencers” en nómina por el partido VP, los piratas de las redes sociales que cree que el único hombre que le está “echando bolas”, haciendo algo por el país, es Juan Guaidó, ignorando a más de 20 millones de venezolanos que luchamos día a día en contra de un régimen que nos quiere esclavos o muertos?
Hay un ligero cambio en el programa, los venezolanos decentes y democráticos no estamos derrotados, y no vamos a bajar al infierno callados las bocas, nuestro grito de guerra tiene que ser NUNCA MÁS.    -    saulgodoy@gmail.com







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