miércoles, 4 de septiembre de 2019

Hablar paja


       
O en su defecto, escribir paja, tal y como varios lectores me acusan que hice, luego de leer mi último escrito donde critico de manera dura al candidato Juan Guaidó y su entorno, y es claro que no le tengo ninguna simpatía a la ideología socialista, tal y como lo he reflejado y argumentado en no menos de cien artículos contenidos en este blog, en los que he explicado porque me parece una idea para idiotas o un credo para enfermos mentales.
Quien considere que el socialismo es la solución a los problemas de la Venezuela actual, que lo explique, que defiendan su ideología, si no les gusta lo que escribo, escriban ustedes la contra, convenzan con argumentos.
Pero no es sólo por mis opiniones políticas que abundan lectores que me califican como un escritor de abundante “paja”, hay quienes sostienen que una persona con tal cantidad de opiniones sobre los más diversos temas no es de fiar, piensan que en algún momento estoy inventando o desinformando, pero aduzco tal idea a la ignorancia de algunos de mis lectores, mis escritos están allí para ser rebatidos y considero una buena oportunidad sostener un debate cuando son cuestionados, cosa que rara vez sucede, entre otras cosas porque no me abrogo ninguna idea que no sea propia, cuando utilizo las de alguien más, siempre cito y doy señas de las obras que utilicé, cosa que agrada a algunos lectores que investigan si les ha interesado el tema.
Pero no es sobre mí que quiero referirme, sino sobre la expresión “hablar paja”, tan usada en nuestro medio de tantas diferentes maneras y coincidió con la lectura de la obra del filósofo de la Universidad de Princeton, el Dr. Harry Frankfurt y su ya clásico, On Bullshit (1986) que se los recomiendo a todos, primero por su brevedad y segundo, por su contundencia, Frankfurt es de la opinión de que el bullshit (algunas traducciones lo tienen como charlatanería) es peor enemigo de la verdad que la propia mentira.
Frankfurt encuentra difícil equivalentes en otros idiomas, pero en castellano (por lo menos en Venezuela) no tenemos ese problema, hablar paja y bullshit es la imagen en el espejo, el reflejo perfecto, la única diferencia es de la palabra empleada, bullshit es en inglés el excremento de un toro, con lo que quiere decirse que allí no hay nada de nutritivo ni de valor, igual que la paja en nuestro caso en español, aparte de eso, en el transcurso de este escrito me referiré a ambas palabras indistintamente.
Hablar paja, o gamelote (un tipo de pasto que sirve de alimento para el ganado), como también lo usamos, no es precisamente decir mentiras, es más bien una falsa representación hecha con toda la intención de confundir al otro, hablamos de lo que tenemos y lo que sabemos sin mucho apego a la verdad; para Harry, y comparto su posición, no hay mentira al menos que se haga una declaración falsa o puede la persona estar mintiendo aun diciendo una verdad, el hablador de paja por lo general se posiciona muy cerca de la mentira pero sin llegar a ella, su motivación es siempre la pretensión, hacerse pasar por quien no es.
El hablador de paja representa quien no es, lo que requiere de un estado mental que lo predispone a su representación, puede que no viva en el lugar que dice vivir, en la casa que describe, con un estilo de vida que nunca ha tenido, pero aun así, vive en un lugar, en una casa y tiene su estilo de vida, pero como está representando lo que no es para impresionar al otro, se cree lo que dice.
O tomemos al político que empieza su discurso diciendo algo como: “Nuestro país, el más hermoso del mundo, rico en recursos que pudieran sostener a buena parte del continente, cuna de libertadores que fueron iluminados por la misma luz que hoy nos guía en este reto por un nuevo orden social.” Sin duda se trata de crear una imagen que el orador necesita para su actuación, puede que haya exagerado en algunos puntos, incluso, que no sean verdad, pero eso no es lo importante del discurso, lo que el político quiere es ser considerado como un patriota y un nacionalista generoso.
El hablador de paja no es muy cuidadoso en los detalles, está inventando mientras actúa su parte por lo que es fácil notar las incongruencias del discurso, es lo más cercano que hay a una falsificación barata, no tiene consistencia y muchos son rápidamente descubiertos en sus puestas en escena, sus narrativas tienden a ser generales, al contrario de las mentiras que son específicas y sobre un asunto en particular.
Hay otras acepciones de hablar paja, como la de reunirse para “hablar pajita”, cosas sin transcendencia, ligeras, sin compromisos con la verdad, amenas y divertidas, o “echarle paja a alguien” que tiene como objetivo hablar mal de alguien no muy bien apreciado, complicarlo en asuntos delicados[P1] [P2] [P3] , acusarlo de algo que le acarreará problemas, denostar de él o ella.
También la usamos cuando queremos ir al grano de una situación, en una reunión de trabajo en una empresa cuando alguien empieza con el discurso de los valores y misión de la compañía lo cortamos para decirle que se “ahorre la paja” y que entremos en materia, y así nos encontramos con otros ejemplos.
Harry nos pone en su artículo una escena que me pareció graciosa, y trata sobre el filósofo del lenguaje Ludwig Wittgenstein, sumamente escrupuloso con el uso de las palabras adecuadas, una de sus alumnas en Cambridge, Fania Pascal, relata la anécdota:
“Hice que removieran mis amígdalas y estaba convaleciente en la clínica Evelin Nursing Home, sintiendo lástima por mí misma, Wittgenstein llamó. Le respondí con voz ronca- Me siento como un perro que fue arrollado por un auto. El hombre se puso furioso- Tú no sabes lo que un perro arrollado siente”.
Al final todos concluyeron que Wittgenstein creyó que Fania estaba hablando paja, pues bajo su punto de vista aquel comentario era imposible.
Pero volviendo a la observación que me hicieron sobre mi pasado artículo, diciéndome que escribía mucha paja, creo que el lector no comprendió que aquel era un artículo de opinión, no eran hechos los que estaba juzgando, a lo que me refería no podía ser medido, pesado, analizado de manera objetiva, sino que se trataba de ideas y situaciones, percepciones y creencias sobre el comportamiento de Juan Guaidó y su entorno, y en mi humilde opinión, Guaidó sigue siendo uno de los habladores de paja más insignes de la política actual en Venezuela, pues en vez de arreglarnos el problema de la usurpación del poder por parte de Maduro, se pone a negociar con él, en vez de ocuparse de la delicada transición, se lanza como candidato a hacer campaña, en vez de resolver  la crisis humanitaria, se pone a elaborar un Plan País que nadie le pidió y que en realidad es una trampa para endeudar al país masivamente, para volver a tener un banquete de los pordioseros y robar de nuevo a manos llenas.  -   saulgodoy@gmail.com










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