En su última novela publicada, Michael Crichton, un
médico prestado a la literatura y a la producción de cine hollywoodense, de
fama mundial por Jurasic Park, nos
plantea en tema del calentamiento global, la obra se titula State of fear (2005), y poco tiempo
después de su aparición en las librerías, muere el autor de una enfermedad
terminal.
Ya en otras entregas he escrito sobre Michael y ésta
particular novela, una de sus mejores y de más acción, se trata de un
“techno-thriller” donde nos muestra el mundo corporativo de las grandes
fundaciones ambientalistas del mundo, pero lo que no les había mencionado es
que al final del libro hay un mensaje del autor, un apéndice y una extensiva
bibliografía, de las más completas que he visto sobre el tema del cambio
climático.
Según nos cuenta, estuvo investigando el tema por tres
años antes de iniciarla, en estos tres anexos nos dejó su preocupación por el
estado de la discusión, Crichton era un hombre ampliamente informado sobre los
temas científicos, tenía los recursos, los contactos y el tiempo para disponer
de las últimas investigaciones, tenía a su alcance la opinión de expertos, y
las puertas abiertas de universidades, laboratorios e instituciones reguladoras
de prácticamente todo el mundo, aparte de ser uno de los escritores más
inteligentes de su generación.
En esta última parte de su libro, nos muestra su
preocupación por el estado de las discusiones y de los adelantos científicos
sobre el tema, cuyas condiciones considera insuficientes, llenas de lagunas
como para poder darle una respuesta “oficial y oficiosa” como algunos gobiernos
e instituciones pretenden, y que pudieran llevarnos a la humanidad entera en
esta época de globalización, a costosos errores.
Dos hechos recientes han despertado la alarma en el
planeta, los incendios en el Amazonas y el huracán que devastó las islas de las
Bahamas en el Caribe, el tema del cambio climático está a flor de piel, los
debates y posiciones asumidas son contradictorias por decir lo menos, y hacen
aún más vigentes las apreciaciones de Crichton.
Voy a tomar sólo seis (6) de los 25 puntos que desarrolló
sobre el debate climático:
1-
Conocemos,
asombrosamente muy poco acerca de cada aspecto de nuestro medio ambiente, de su
historia pasada hasta su presente condición, sobre cómo conservarlo y
protegerlo. En cada debate, todas las partes involucradas, exageran subre el
conocimiento actual y su grado de certidumbre.
2-
El dióxido de
carbono en la atmósfera está aumentando, y sus causas probables se encuentre en
la actividad humana.
3-
También estamos
en medio de una tendencia hacia el calentamiento natural que empezó cerca de
1850, y estamos emergiendo de una fase de frío de cuatrocientos años, conocida
como “la pequeña edad de hielo”.
4-
Nadie sabe cuánto
de esta tendencia al calentamiento en que estamos se debe a un fenómeno
natural.
5-
Nadie sabe cuánto
de esta tendencia al calentamiento es producida por el hombre.
6-
Nadie sabe cuánto
calentamiento se puede producir para el próximo siglo, los modelos los modelos
de computación tienen variaciones que llegan hasta un 400% lo que comprueba el
hecho de que nadie está al tanto de lo que ocurrirá. Pero si yo tuviera que
adivinar, que es lo que todos estamos haciendo, diría que el incremento será de
0.812436 grados C. No hay evidencias de que mi estimado sobre el estado del
mundo cien años en el futuro sea mejor o peor que el de otros (no podemos
evaluar el futuro, tampoco predecirlo, esos son eufemismos, sólo podemos
adivinar. Y una adivinanza informada, sigue siendo adivinanza.
Crichton compara el debate
climático con ese otro super fiasco de los que muy pocos quieren recordar, que
fue el movimiento eugenésico en el pasado siglo, el tema de la existencia de
una raza de humanos inferiores (judíos, negros, latinos, chinos, enfermos
mentales y personas con retraso mental y epilépticos) que era la manera
“científica” de desarrollar una serie de políticas racistas y discriminatorias
en contra de extranjeros, personas con otro color de piel y costumbres a
quienes se les tenía como un peligro y una “carga social”, por lo cual había
que separarlos, estudiarlos, en lo posible esterilizarlos, llegando en alguna
instancias en eliminarlos usando cámaras de gas, estas fueron prácticas que
empezaron a utilizarse en los países llamados desarrollados aún antes de la
aparición de los nazis en Alemania.
Y todo comenzó por unas ideas
científicas erradas, pero políticamente apetecibles a los intereses y la moral
del momento, una idea primitiva y sin bases que fue respaldada por las más
prestigiosas academias y las mejores universidades del mundo, fueron unas ideas
apoyadas por los líderes democráticos del momento, por intelectuales y
financiadas sus prácticas por fundaciones renombradas en el llamado mundo
libre.
La supremacía blanca en
occidente se aprovechó de aquellas ideas incipientes del reputado investigador
británico Francis Galton que ya advertía de la posibilidad de la degeneración
genética de la raza humana si se permitía el cruce con razas inferiores.
Igual sucedió en la Rusia
estalinista con una loca idea que se le ocurrió a un ignorante de nombre Trofin
Demisovich Lysenko, quien promovido a las más altas esferas del gobierno, puso
en práctica unas teoría sobre la fertilización de la tierra y siembras de
semillas bajo un método llamado “vernalización”, toda una confusión del
conocimiento de la biología del momento que llevó al país a experimentar con su
base agrícola, resultando no sólo en una pavorosa hambruna, sino en la
persecución y desaparición de los más respetables biólogos del país quienes
trataron de oponerse a tamaña estupidez, sólo a principios de los años sesenta
el gobierno reconoció su error.
Algo muy parecido a las
políticas económicas que Chávez aplicó en Venezuela para hacerle honor a la
ideología socialista, y la razón por las que nuestro país cayó en la más
ruinosa miseria, luego de haber estado entre las economías privilegiadas del
mundo, se trata de aplicar conocimientos supuestamente científicos y probados
sobre bases especulativas y absolutamente experimentales.
Era el temor de Crichton, los
gobiernos más poderosos del mundo y las organizaciones multilaterales se están
embarcando en políticas que le están cambiando no solo la forma de consumo,
sino la economía entera del planeta, sustituyendo sus patrones energéticos,
trastocando sus posibilidades de desarrollo, todo en base a unos modelos
computacionales con enormes márgenes de error y en base a unas teorías sin
sustento cierto.
El ambientalismo en el mundo
parece haberse estancado en la retórica y el conocimiento de los años setenta,
estos activistas verdes, no se han enterado de que existe una revolución en las
disciplinas gracias a una nueva serie de desarrollos en el área de la dinámica
no linear, de los sistemas complejos, de la teoría del caos y de la teoría de
las catástrofes, el concepto de sustentabilidad ha cambiado enormemente, el
manejo de las áreas naturales protegidas ha evolucionado a sistemas mucho más
abiertos.
Esto significa que hay grupos
de conservacionistas y ecologistas que no están al día en sus nociones más
elementales, lo cual los lleva en sus actuaciones al error y a la ineficiencia
y por ende, a la pérdida del capital natural que les ha sido encomendado, esto
está sucediendo tanto en la parte legislativa, administrativa y de campo, las
consecuencias de sus desatinos pueden ser incluso tan graves como las de los
depredadores ambientales.
En este sentido hay un manejo
político del tema ambiental, sobre todo del cambio climático por parte de
sectores, en especial del comunismo internacional, que tiene ya rato intentando
vender su receta de energías alternativas con lo cual condenaría a los países
en desarrollo, no sólo a una dependencia mayor de la que ahora tenemos con los
centros del poder mundial, sino a un empobrecimiento masivo y la ruina
ambiental de muchas de las áreas naturales que todavía quedan en el planeta,
afortunadamente el presidente Trump no ha caído en este perverso juego y está
dando marcha atrás a muchas de las políticas que el presidente Obama había
impuesto en su agenda mundial.
Recomiendo plenamente que
busquen y se lean esta novela de Michael Crichton que los ilustrará de cómo “se
bate el cobre” en el mundo de los ambientalistas del siglo XXI. -
saulgodoy@gmail.com
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