Yo lo lamento pero no puedo quedarme callado, me
encantaría dejar de hablar mal de nuestros políticos, su estupidez es su
problema, su ceguera e ineptitud es su karma, pero el hecho es que están allí,
ocupando esos espacios de supuesta representación, de decisiones y ejecutorias
que me afectan de manera directa y atentan en contra de mi sobrevivencia, por
ello, mientras no hagan lo que es necesario, mientras no solucionen nuestros
problemas más urgentes tal y como se comprometieron hacerlo, y ocupen esos
cargos y posiciones sólo para robar cámara y aparecer en los titulares
visitando santuarios, se están metiendo conmigo, con mis seres queridos, con mi
país.
Si a estas alturas no se han enterado que Nicolás Maduro
es un asesino de hombres, un exterminador de etnias, un corrupto y un desalmado,
pues estamos en manos de unos políticos tullidos, autistas, incapaces de
reconocer la realidad porque eso es lo que hacen con sus pretensiones de
negociar con quien no se puede negociar, ¿Tanto cuesta entenderlo? Los noruegos
ya deberían haberlo captado y dado el asunto por terminado, es imposible
negociar con ese tipo de ser que no tiene palabra, ni voluntad ni consciencia,
pero parece que en su ceguera profesional no ha encontrado aún los límites a su
oficio de negociadores.
Estamos viviendo una calma chicha, en un período de vacío
de acciones mientras los venezolanos mueren de hambre y desahucio, el régimen usurpador
se levantó de la mesa de negociación sólo para dejar en evidencia que la
oposición liderada por Guaidó no tiene ningún plan de contingencia, demostrando
una vez más, que el tirano Maduro tiene el sartén agarrado por el mango, en
este país viven o mueren quien él diga, mientras tiene a Guaidó visitando iglesias
y diciéndole a la gente que acepta ser el candidato para unas elecciones que
sólo él ve a la vuelta de la esquina.
Nuestros políticos en su gran mayoría actúan en base a
memes, a información general diseñada y digerida para consumo, de libros de
autoayuda, de motivadores profesionales y gurús de la Nueva Era (que todavía
existen y viven de la ingenuidad humana), pero principalmente nuestros
políticos viven y respiran gracias a una cultura toda torcida y contaminada de
mentiras y lugares comunes, hecha por unos tahúres que han escogido a la
política como ocupación para estafar a la gente.
Me he quedado sin aliento discutiendo la diferencia entre
la antipolítica, y el rechazo que los venezolanos (algunos, los racionales, los
que aún tenemos criterio propio) sentimos en contra de la infrapolítica que se
practica en mi país, una especie de práctica verbal y de acciones que intenta,
bajo la excusa de que es por el interés común, que el interés personal de “ellos”
vaya primero en cuanto prioridad, que el de todos los demás.
Pero lo hacen de manera tan torpe y obvia que aquello lo
que da es náusea, y que unos individuos de una patética formación y principios,
intenten dar cátedra moral y de alta política, enredándose ellos mismos en
trabalenguas sobre vamos bien pero estamos mal, que provocaría risas si no
fuera porque es la manera como ven la realidad, lo cual es aterrador.
Desde hace ya años nuestros políticos de la llamada
oposición democrática, dentro de su necesidad de conservación de espacios de
poder, coadyuvaron a que las atribuciones de los revolucionarios bolivarianos
fueran reconocidas como legítimos representantes del pueblo, dentro de los
límites constitucionales y de un estado de derecho, que trataron de mantener
unido con saliva de loro, mientras el país se extraviaba en un colectivismo sin
sentido.
Nuestro partidos políticos tradicionales se prestaron
para que los usurpadores del chavismo, que no son sino agentes de los intereses
cubanos, pudieran actuar con cierto decoro e institucionalidad, asumiendo, que
ellos, los chavistas, eran una expresión política legítima del pueblo y su
gobierno una institución para el avance de la democracia, para ello negociaron
electoral, judicial, internacional y económicamente ciertos acuerdos de
convivencia que nunca fueron respetados, excepto las transferencias de dinero
producto de la corrupción, y la asignación de contratos para empresas
familiares de nuestros supuestos líderes.
Pero el chavismo se alimenta de sus hijos, los devora, y
Chávez desató una cacería entre los políticos de la oposición para iniciar esa
negra tradición de los presos políticos, en su afán de ser el único partido en
Venezuela construyó su propia oposición, recogiendo los jirones que habían
quedado del sistema de partidos democráticos.
Pero ni eso los hizo reaccionar, a pesar de que algunos
de sus líderes más importantes pagaron con un injusto encierro, malos tratos y
algunos, con torturas y el exhilio, siguieron pretendiendo que el chavismo eran
unos demócratas, algo atolondrados y autoritarios, pero que se podían manejar
dentro de la constitución, una carta magna que estaba a todas luces y sin ocultarlo,
siendo desmontada y violada con saña.
La economía iba convirtiéndose en una pesadilla de terror,
primero con aquel estado dadivoso y del jet set internacional, con un Chávez
que se aparecía con su petrochequera en los lugares más insólitos del mundo,
regalando nuestra riqueza, haciendo actos multitudinarios y convirtiéndose en
una estrella global, cosa que al final pagaría muy caro pues estaba haciéndole
sombra a su jefe, Fidel Castro.
Simultáneamente se dieron todas esas intervenciones sobre
la actividad productiva del país, empezando por la petrolera, imponiendo
controles, inspecciones, nacionalizaciones forzadas, expropiaciones y simples
robo a mano armada junto a funcionarios de las Fuerzas Armadas, utilizando sus
armas en contra de propietarios, productores, industriales, gerentes, en una
locura digna de uno de esos emperadores romanos dementes.
Pero el estamento político seguía sin reaccionar, siempre
pusieron sus esperanzas de cambio en unas elecciones que se ganaban pero no
podían cobrarse, o se perdían de manera fraudulenta pero tenían que aceptarla
como buenas, o se ganaban, se cobraban, pero resultaban en un continuo sabotaje
por parte del chavismo, negando presupuesto, entorpeciendo la gestión, montando
falsos positivos, nombrando autoridades paralelas, interviniendo judicial o
policialmente ciertas actividades.
Fui uno de los primeros opinadores que pidieron llevar el
caso de Venezuela a instancias internacionales, estábamos tomados por fuerzas
extranjeras y no teníamos como defendernos, recuerdo que las primeras
reacciones fue el de acusarme de exagerado y vende patria, “los problemas de
los venezolanos lo resolvemos los venezolanos” fue el mantra que prevaleció por
unos buenos años, hasta que la evidencia no se pudo ocultar, menos mal que mis
artículos se encuentran en la red, con sus fechas y sus respuestas, no me
alegra haber tenido la razón, todo lo contrario, me duele la indiferencia de la
clase política que dejó que la gangrena avanzara hasta que ya era demasiado
tarde.
Pero el problema de nuestros políticos era mucho más
profundo, no solamente era una denegación obstinada de la realidad, una
creencia que los buenos y los justos, es decir los políticos demócratas y
creyentes en el poder de la negociación, iban a prevalecer sobre las hordas del
infierno, que los legalistas, los constitucionalistas, los políticamente
correctos, por su talante y buena voluntad iban a sobrevivir… esta gente
pareciera que nunca se han enterado de los Gengis khan, de los dictadores como
Hitler o Stalin, de los asesinos y violadores como Boves o Zamora, de los
genocidas como Mao o Pol Pot, que ejemplos como Fidel Castro y el Ché Guevara
iban a producir súcubos como Chávez y Maduro.
El pecado de nuestro políticos fue la idiotez, más nada,
no es que fueron engañados por complejas estrategias, ni por componendas
surgidas de complots urdidos en la KGB, simplemente se bajaron los pantalones,
se pusieron de rodillas y se dejaron sodomizar por unos pranes, y fueron
pagados con unas pacas de dinero manchado de sangre y sufrimiento de los
venezolanos, pero prostituyéndose ellos, la desgracia cayó sobre todos nosotros
por una relación causa-efecto, porque tuvimos el mal tino de permitir que toda
nuestra vida social como país, estuviera atada a la voluntad de unos hombres y
mujeres que tenían precio.
Juan Guaidó no surge de la nada, Leopoldo López no es un
experimento de probeta, ni Stalin Gonzáles es la oveja Dolly de la unidad, todos
comparten ese gen echadito a perder que se llama democracia venezolana.
La democracia venezolana no es democracia, es la caricatura
fea y grotesca de la verdadera democracia, bien echadita a perder por la idea
de que el poder político en Venezuela es el mejor negocio del mundo, que los
partidos políticos son franquicias para explotar a este país y sus habitantes,
que las elecciones son una lotería, que el ejercicio de la política es quien
dice más mentiras y quien vende la mejor utopía.
Los historiadores de nuestra vida política podrán
identificar esos nudos donde empezamos a perder el sentido de la democracia, en
los que se impone el sentido pragmático de nuestros líderes y en los que la
gente nunca recibió de manera definitiva su sentido de participación, su
protagonismo y sus derechos civiles consagrados en la constitución, que no eran
muchos y estaban bastante limitados, se convirtieron en dádivas del estado todo
poderoso, pero era un comienzo que nunca se dio.
Pero a pesar de los políticos chimbos y esa democracia
mal entendida y peor practicada, la sociedad civil organizada surgía
indetenible, y dentro del capítulo del terror tiránico del chavismo, surgieron
las ONG´s de derechos humanos, algunas ambientalistas, muchas de organizaciones
vecinales, algunas educativas, muchas de protección a la salud y algunas que
defendían las libertades económicas y al consumidor, lo que probaba que había
venezolanos que se sentía ciudadanos a pesar de las contradicciones y las
trabas a la libertad.
No hay manera en que Voluntad Popular pueda justificar
haber perdido ocho meses de la manera más miserable, con el monigote de Guaidó
liderando a aquellos que creen que esperando y rezando, las piezas del juego se
moverán solas y los elevará al poder, porque esa es su estrategia, a pesar de
que insisten en la negociación y en unas elecciones libres, saben en el fondo,
que esas vías están agotadas.
Pero esa oposición es la única que está organizada, que
hace ruido y que es reconocida por los poderes extranjeros, lo cual no cambia
en nada ni sus propósitos ni sus medios, en el fondo es el mismo chavismo,
entendido como una cultura política que lo ha contaminado casi todo, excepto
estos últimos reductos de resistencia en manos de ONG´s, de periodistas y
filósofos, de profesionales y grupos de opinión que no han dado su brazo a
torcer, ese grupo de radicales que merecen toda nuestra admiración.
El problema que veo es que esa resistencia no va a jugar
en el juego político planteado por los partidos tradicionales, no va a
participar en un juego electoral viciado y diseñado para fortalecer la
corrupción y el clientelismo político, aunque tiene todas las herramientas y
condiciones para dirigir y administrar un proceso de recepción de la ayuda
humanitaria,, para llevar un proceso de transición exitoso que culmine en la decisión
final del pueblo de Venezuela de a quien entregarle el país en su fase de
recuperación, ha allí la utilidad de estos grupos radicales, asumir la crisis
en todo su impacto para que el país tenga una oportunidad de rehacerse, pero el
plan de Guaidó y de la coalición de partidos corruptos que vienen de la MUD,
son tan brutos y egoístas, que lo quieren todo para ellos,, y al final será el
país todo quienes pagará las consecuencias.
- saulgodoy@gmail.com
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