La entropía es un concepto que nos viene de la física, en
particular de la estadística mecánica, y fue desarrollado en el siglo XIX por
el físico alemán Rudolf Clausius; tiene básicamente que ver con calor y
temperatura; no voy explicarles en detalles de que se trata, varios tratados de
muchos volúmenes, de diversos autores, llenos de ecuaciones se han encargado de
ello, pero para quienes no somos físicos ni matemáticos, basta saber que la
materia, ante las variaciones de temperatura y los intercambios calóricos tiene
unos comportamientos, que pueden llevar a cambios drásticos en su estado y
composición, se les llama cambios termodinámicos, lo que Clausius hizo fue
desarrollar los llamados principios termodinámicos o leyes, que son el marco
general en donde invariablemente, hasta el momento, toda la materia existente
en el universo está sometida en este respecto.
La importancia de estas leyes de la termodinámica, que en
un primer momento sacudió la llamada física clásica o la mecánica newtoniana,
pues la desplazaba en muchos aspectos, aunque los científicos se fueron dando
cuenta que ambas físicas convivían, complementándose, y explicando fenómenos
naturales que de otra manera no hubieran podido ser explicados, de modo que,
efectivamente, ambas visiones de la física conviven y funcionan.
Son tres las leyes de la termodinámica: La primera ley,
Parte del principio que el calor es una forma de energía, y que ninguna máquina
puede producir trabajo indefinidamente sin una fuente permanente de suministro
de calor (entre otras cosas, hace imposible las máquinas de movimiento
perpetuo), esta ley es también conocida como la ley de la conservación de la
materia y la energía.
La segunda ley, es la que nos interesa, la ley de la
entropía, la más complicada de las tres y que sigue en pleno desarrollo en
laboratorios del mundo, que expresa la irreversibilidad del proceso de la
transferencia de calor a un cuerpo caliente a uno frio en un proceso de autosustentabilidad,
para producir trabajo, que es cómo funcionan todo los motores que conocemos, y
como se transfiere energía de plantas eléctricas, a gas, viento o nucleares a
las ciudades, y también explica en gran medida el proceso natural del
envejecimiento y la muerte en los seres vivos, es decir, en el universo aun
cuando la materia y la energía permanecen constantes, hay un constante flujo y
desgaste termodinámico que ha hecho pensar a algunos cosmólogos sobre la
muerte, por frío, del universo.
La tercera ley, que dice que es imposible enfriar un
sistema más allá del cero absoluto, ésta ley la que vamos a obviar en éste
artículo.
Con el desarrollo de la física cuántica, la ley de la
entropía tuvo repercusiones importantes en la química y la biología, incluso en
la teoría de la información, y en la economía, fue el profesor Georgescu-Roegen
quien delineó con mayor claridad los principios que ha estado afectando a esta
importante actividad y que desde hace algunos años la ha determinado de manera
importante, la inclusión del elemento entrópico en la economía es un hecho de
reciente data.
El gran economista y experto en econometría de origen
rumano Nicolas Georgescu-Roegen, publicó en 1971, en las imprentas de la
Universidad de Harvard, su más importante obra La Ley Entrópica y el Proceso Económico, que se ha convertido en
una referencia obligada para el conocimiento económico expresado en el siglo
XX.
Se trata de la historia y las consecuencias del encuentro
entre la economía clásica y la ley entrópica, entendiendo que la economía
anterior al surgimiento de la entropía era, al igual que la física clásica,
enteramente mecanicista, se ocupaba solamente de sus partes y su dinámica ajena
a los cambios en la naturaleza, los economistas habían creado un mundo
totalmente teórico de conceptos y fórmulas que funcionaban, a pesar de que no
tomaban en cuenta el ambiente en donde estaba anclada.
Fue en 1865 que el economista británico W. Stanley Jevons
publica su trabajo La Cuestión del
Carbón, donde hace notar como el consumo acelerado del carbón en Inglaterra,
como principal fuente de energía, podría en poco tiempo escasear y hasta
agotarse, sumando al país en una severa crisis económica.
El mismo Marx suponía que todo lo que nos venía de la
naturaleza era gratuito, Ricardo fue de los pocos economistas en tomar el valor
de la tierra en consideración en sus modelos económicos, pero con el agravante
de incorporarlo como como un factor de un valor constante.
Esto era así porque lo que importaba era la dinámica del
dinero y el interés de los empresarios, la misma forma como estaba concebido el
imperialismo de los países desarrollados, que aseguraban el constante flujo de
recursos naturales de la más variada índole desde sus colonias, hacían
innecesario incorporar al elemento natural en sus formulaciones, como bien dice
Nicolas G-R, ni siquiera las guerras por posesionarse de los recursos naturales
de otros países, despertaban el interés de los economistas por incluir estos
valores a sus cuentas.
Una vez que la ley de la entropía fue conocida, no pasó
mucho tiempo en que se descubrieran sus aplicaciones prácticas, en el caso de
los trenes que usaban el carbón en sus calderas para producir calor, que se
transformaba en vapor y hacía que el tren pudiera trasladarse de una estación a
otra, era notorio que los pedazos de carbón al final del proceso estaban
convertidos en cenizas, y que esas cenizas ya no servían para producir calor y
trabajo en la máquina, el autor nos explica como la energía contenida en el
carbón era energía “libre”, es decir podíamos usarla en producir trabajo
mecánico, pero en el proceso esa energía libre perdía sus propiedades poco a
poco hasta que ya no servía para los mismos propósitos, la energía que fue
usada y comprometida en un trabajo específico, ya no era libre, había que
buscar más combustible.
Pero, ¿Qué nos dice la primera ley de la termodinámica?
Que la cantidad total de materia y energía no se han alterado, sino transformado,
su cualidad ha cambiado y ese carbón transmutado en calor, vapor cenizas, humo,
chispas, trabajo, era el mismo que entró en la pala del fogonero cuando
alimentaba la caldera, pero transformado, usado.
Trasladado este escenario a la vida humana, se entiende
que el hombre nace crece, se desarrolla, envejece y muere en un proceso de alta
entropía, su materia y energía se va transformando, el trabajo que genera lo
hace porque toma de su entorno los nutrientes y materiales necesarios para la
vida, usa alimentos, vestimenta, materiales, para poder sobrevivir, su mismo
desarrollo biológico implica una transformación que requiere un alto consumo de
energía, hay un repunte de su actividad donde logra un punto de equilibrio para
pasar por un largo período de desgaste que sólo se nota en largos períodos, los
órganos y las facultades se van perdiendo hasta que llega el tiempo de morir,
ya no hay posibilidad de retener el calor, la persona muere y su cuerpo se
enfría, es el fin de la vida aunque el cuerpo sigue en su proceso de cambio, el
proceso natural de una vida termina, y no hay manera de revertir este proceso.
Nos dice Nicolas G-R, lo siguiente:
Sabemos
de gente que puede vivir sin visión, o sin el sentido auditivo o el del olfato
o gusto. Pero no conocemos ningún caso de alguien que pueda vivir sin el
sentido de la entropía fluyendo, esto es, de ese sentido que adopta varias
formas de actividades reguladoras relacionadas con el mantenimiento del
organismo físico. En el caso de los mamíferos esta sensación incluye no sólo
sentir el frío o el calor, pero también los espasmos del hambre o el contento
después de una comida, la sensación de estar cansado o la de sentirse reposado
y muchas otras del mismo tipo, estas manifestaciones, conscientes o
inconscientes de las sensaciones entrópicas son parte fundamental de la vida
desde una ameba hasta el hombre.
No hay ley física con más connotación económica que la
ley de entropía, precisamente porque el proceso entrópico es la base de la vida
material, vivimos en un perpetuo estado de ir succionando baja entropía de
nuestro medioambiente y convirtiéndola en alta entropía.
El otro economista que se dio cuenta de esta importante
contribución fue Alfred Marshall quien en sus enseñanzas hablaba de la
irreversibilidad que provoca el uso los recursos, y su agotamiento en el
tiempo, nuestro autor menciona a un biólogo Alfred J. Lotka, quien observó algo
muy interesante, Lotka expresó que si bien el hombre, como cualquier criatura
viva, usa sus instrumentos endosomáticos (en el caso de otras especies, garras,
picos, dientes, en el hombre las manos) que son sus instrumentos naturales
dados cuando nacen, pero en el proceso económico el hombre utiliza instrumentos
exosomáticos como, navajas, martillos, botes, motores, etc., que los produce
para tales fines y que son los que provocan al final, las diferencias y los
conflictos sociales.
Los economistas empezaron a utilizar las formulaciones de
la termodinámica en los grandes modelos económicos, en aquellos que manejaban
los presupuestos, en donde se sugería, que la utilidad del dinero producía una
entropía económica, como podemos observar no fue fácil romper con el ciclo
mecanicista y la lógica de la utilidad y el valor basados en el dinero y no en
la naturaleza, de donde proviene el verdadero sustento de la riqueza.
Pero la verdadera utilidad de la entropía no estaba
dentro de los modelos económicos sino afuera, en el mundo real, entre otras
variables, en la contaminación que produce el proceso económico, en la
constante sobrepoblación del mundo, en la escasez de recursos elementales como
el agua, en los largos procesos de degradación de las tierras con vocación
agrícola, en la desaparición de bosques y selvas.
El libro de Georgescus-Roegen
no es para todo el mundo, es una obra densa, difícil, de hecho fue a la tercera
vez que me propuse leerla, que conseguí la voluntad necesaria para terminarla,
y les puedo decir, valió la pena el trabajo, y me doy cuenta ahora, que su
contribución ha permeado en las nuevas manifestaciones de la economía como son
economía del comportamiento, economía de las instituciones, economía
evolucionaria, estudios de sistemas complejos, teoría de redes, economía experimental
y otras tan complicadas como la economía ambiental.
Luego de leer el libro queda
uno pensando en las numerosas maneras como la entropía está continuamente
afectándonos, porque hasta en la política hay procesos de transformación y
desgaste, y nos damos cuenta que el tiempo es inexorable. -
saulgodoy@gmail.com
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