miércoles, 11 de septiembre de 2019

Cómo Venezuela perdió su democracia



Mi versión de nuestra historia reciente es para aquellos pueblos que tienen la suerte de todavía poder vivir en libertad, que aunque nunca es perfecta, los ciudadanos pueden aún cambiar gobiernos en elecciones justas y limpias, opinar sin temor a ser reprimidos, salir de sus casas en las noches y regresar a sus hogares con vida y sin ser víctimas del hampa, comprar en las tiendas los productos que desean a precios razonables sin sufrir de escacez, sin una inflación que les impida hacer el presupuesto de la semana y que les coma el salario de un día para otro…
Parecen cosas tontas, cotidianas, y que todos deberíamos poder disfrutar en un país más o menos seguro y estable, en nuestro caso, perdimos todo, y buena parte de la culpa la tuvimos nosotros mismos, principalmente, nuestro problema fue uno de cultura, se la voy a contar para que no comentan nuestros mismos errores… para nosotros es un poco tarde.
Lo primero que debo decirles es que nunca se sientan seguros de lo que tienen, no se dejen apoltronar, sentir que la felicidad es eterna, nunca se acobarden en decir lo que sienten ni en hacer lo que deben, es su deber defender lo que han logrado por todos los medios que sean posibles, aún con violencia, aún si va en contra de la norma.
Si ustedes sienten que es correcto pelear, luchen con afán, no esperen que otros lo hagan por ustedes, pero para hacerlo deben estar seguros que lo que hacen es justo, tienen que tener esa convicción interna, moral, ciudadana, que no importa si quien les quiere quitar su paz o invadir su vida tiene un uniforme, una placa o un mandato del gobierno de turno, menos todavía si vienen armados; ningún gobierno legítimo y probo puede invadir su privacidad, robarle su propiedad y obligarlo a nada, sin un previo proceso donde usted pueda defenderse, alegar, probar, declarar y contrademandar.
Cuando un gobierno lo ataca, le quiere quitar su propiedad, pretende hacerle daño a usted o a los suyos sin justificación alguna. excepto la del poder desnudo y el despotismo, eso no es un gobierno y menos si alega derechos revolucionarios, leyes supra constitucionales, incluso si dice hacerlo por amor, justicia social, o por derechos colectivos, si habla de que actúa en nombre del pueblo, de la solidaridad o un nuevo orden, no dude en disparar si tiene arma de fuego, de quemar su propiedad si va a ser reducido, o poner a su familia a buen resguardo si tiene la oportunidad, porque de seguro que lo que viene es la violación de sus derechos humanos fundamentales, lo que probablemente enfrente es la esclavitud, el saqueo, y probablemente la muerte.
Eso es lo que trae el socialismo que no es otra cosa que comunismo y totalitarismo, no se deje engañar, ni por un Papa, ni por sacerdotes elocuentes, ni por europeos de fino porte y cultura milenaria que se creen con el derecho de exigirle que no se defienda, que si el gobierno que propicia tal enfrentamiento es socialista entonces debe entregarse y rendirse, o en último caso, negociar con los asaltantes, no lo haga, debe luchar hasta el final y con lo que tenga a mano.
Jamás, y esto escríbalo con fuego en un muro de piedra para que no se borre nunca, jamás le entregue a un partido político sus derechos políticos, no permita que otros tomen decisiones por usted, que conciernan a su vida, a su vecindario, a su pueblo o ciudad, averigüe y trate de conocer quiénes van a ser sus alcaldes y gobernadores, su jefe de la policía, las personas responsables por llevarle los servicios públicos con el agua y la luz, quienes son los que van a legislar e introducir cambios en su entorno, y si tiene dudas sobre sus personas y talantes, no se conforme con que otros decidan por usted, opóngase, pelee su voto, opine y haga ruido, que sepan que usted está allí, adviértales a sus vecinos y si por alguna razón ganan el cargo, que se enteren que usted va a estar vigilándolos y exigiéndole cuentas claras.
Elegir un presidente de la república no es cualquier cosa, piense que su vida depende de ello, no importa cuánto tiempo tenga en su país la tradición democrática, repito, nada es seguro en la política, su vida puede cambiar por una mala escogencia, un país no se le entrega a cualquiera, y menos a una persona inculta, sin luces, con un pasado violento, trate de que no sea un militar, hay militares dignos, lo sé, conozco algunos, pero creo que ningún militar que se precie de su carrera y su vocación debe optar por la vida política, por aquello que decía Clausewitz, de que la guerra es la continuación de la política, por tal razón ambas actividades, la política y la guerra, deben ser separadas y no mezclarlas.
Un presidente de la república tiene demasiado poder, por lo que hay que estar controlándolo todo el tiempo, empezando por su vida pública que debe ser reflejada por los medios de comunicación en cada instante, debe poder ser criticado y cuestionado en sus actividades, la sociedad en general es la principal interesada en que la división de los poderes sea efectiva, que su gestión sea transparente y responda por sus actos ante el congreso, las instituciones y el pueblo.
Desconfíen cuando un presidente les pida más poder o menos control, tiemblen cuando les diga que no puede informarles por cuestiones de seguridad de estado, un presidente se debe en cuerpo y alma a su nación, los intereses del país debe ser su única agenda, el único mandante del presidente es su pueblo, no la comunidad internacional, no otros gobiernos e intereses, no una ideología y menos si se trata del socialismo.
Los socialistas tienen la mala costumbre de anteponer a sus partidos y su ideología antes que al país, los socialistas son una secta internacional de grupos de interés que se manejan como una liga de naciones, tienen sus asociaciones, contribuyen en sus causas, ocultan sus crímenes y protegen a sus miembros, la verdadera intención de los socialistas es construir un nuevo orden social en el mundo, su objetivo es llevar el socialismo como receta única para los problemas humanos y es por ello, que sus gobiernos se protegen y se ayudan, usan a sus pueblos para obtener el poder mundial sin importarles sus destinos como naciones, sacrifican sus países por un bien mayor, el colectivismo, el poder mundial del comunismo igualitario en la Tierra.
Los socialistas europeos llevan dos guerras mundiales, han pasado por la destrucción de sus economías y la reconstrucción del continente, instaurando gobiernos colectivistas que han logrado una enorme unidad; la Unión Europea no es sino el resultado de un largo y tortuoso camino para instaurar la utopía socialista, un sistema de gobiernos benefactores que se ocupan de proteger a sus ciudadanos bajo un sistema de seguridad social altamente costoso e imposible de sostener, y lo han logrado apoyándose en el músculo productivo y de defensa de los EEUU, pero ya hay señales de que el proyecto es inviable, el problema es que han dejado en Latinoamérica unos experimentos socialistas inconclusos, siendo el más preocupante, por su alta agresividad, el de Cuba.
Y por Cuba todo nuestro subcontinente fue contaminado de esta ideología, y aún, los mismos EEUU están sufriendo el contagio de esta enfermedad mental ahora con candidatos abiertamente socialistas en la lucha electoral por la presidencia de ese país, Venezuela no ha sido más que un daño colateral en esta lucha por el resurgimiento del socialismo en el mundo, un experimento fallido con todo lo que puede salir mal en un socialismo enloquecido y deforme, todo esto a pesar de que las cuentas ya han sido sacadas, el socialismo es simplemente inviable, no hay manera de que los números resulten, y eso lo demostró el presidente Obama, el más radical y atrevido de los socialistas norteamericano, y padre del desastre venezolano, con su proyecto imposible del ObamaCare, el frankestein de todos los programas de seguridad social intentados en el mundo.
Una gran parte de los venezolanos han estado sometido a través de los años, por décadas, a un programa intensivo de socialización por medio de la propaganda, la educación masiva y el entretenimiento, los grandes medios de comunicación se han prestado a conducir un experimento que ha resultado finalmente en el Venezuelan socialisticus, un raro espécimen de consumidor trastornado socialista, con un nuevo cableado neural que lo hace hipersensible a las pasiones y el sentimentalismo, que no piensa, que olvida con facilidad pasmosa, cuyo principal característica es querer ser una buena persona, un socialista complaciente, sin aportar ningún esfuerzo de su parte, excepto dejar hacer a los partidos políticos socialistas y sus líderes lo que les diera la gana con el país.
Dicho y hecho, esta es la parte del experimento que funcionó, el pueblo más conformista del mundo, el ciudadano que no sirve para nada sino para votar, para justamente, permitir que otros decidieran por él.
Pero dos cosas fundamentales sucedieron que no estaban en el programa, el primero que unos extranjeros facinerosos como eran los cubanos se adueñaran del experimento estableciendo vínculos de lealtad y amor con un militar corrupto e ignaro como lo fue Hugo Chávez, al cual utilizaron hasta que tuvieron que deshacerse de él, y colocaran a un agente de La Habana, a un colombiano, que no era lo mejor de su gentilicio, a un bruto y sanguinario personaje como presidente de la república.
Y la segunda cosa que sucedió que no estaba en el diseño original y que en realidad eran una serie de eventos concatenados, que apareciera una cepa de jóvenes puros y sin contaminar, que nacieron para ser libres y no han cejado en luchar por lograrlo, paralelamente un grupo de personas con pensamiento propio, capacidad de raciocinio y que pasaron debajo del radar del chavismo castrocomunistas, coincidieran en su lucha por las ideas y se reagruparan en una resistencia radical por la democracia y la libertad, y el tercer elemento, fue el triunfo de Trump en los EEUU, que fue un balde de agua fría para los planes socialistas.
Luego de veinte años de esta experiencia socialista estamos ahora en un extraño momento, en una tenebrosa encrucijada, por un lado con una tiranía comunista debilitada y asediada por el gobierno del presidente Trump, pero más peligrosa y acorralada, una supuesta oposición democrática que se ha declarado socialista, y pretende darle una salida honrosa a los criminales chavistas, e incluso cohabitar con ellos, que han hecho muy poco por desalojar a los usurpadores del gobierno, un socialismo internacional con dos bandos de socialistas en Venezuela tratando de llegar a una negociación y a un cada vez más impaciente EEUU que quiere una solución definitiva a su problema de seguridad regional.
Mientras tanto el país está arruinado, pasando penurias, destruido, con una hemorragia intensa de emigrantes huyendo como refugiados del país, y creando problemas de seguridad entre los países vecinos debido a la avalancha de personas, convertida Venezuela en un centro de acopio de toda la criminalidad internacional y grupos terroristas, un foco caliente de violencia e inestabilidad continental y hasta mundial, llevando zozobra al mundo con sus capitales producto de la corrupción.
Lo peor, el socialismo europeo, quien supuestamente controla el tablero en Venezuela, aún deshoja la margarita para ver a cuál de los dos grupos apoya definitivamente, la decisión es diabólica pues uno de los dos debe desparecer, por ahora parece aprovecharse de esta calma aparente, permitiendo que esos capitales corruptos alimenten sus programas sociales, que vorazmente consumen ingentes presupuestos, sin intenciones serias de aplicar más sanciones en contra del estado forajido de Maduro, pero el tirano en Venezuela ahora le dio por agredir a Colombia, con movimientos militares que podrían traer consecuencias graves a la región, Trump observa, mientras los socialistas norteamericanos tratan de erosionar su reputación como hombre público con fines electorales.  -   saulgodoy@gmail.com





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