lunes, 9 de marzo de 2020

El mundo de acuerdo a Voegelin




Al volvernos hacia Dios, nos transformamos en lo que realmente somos, criaturas que pertenecen a un mundo más elevado y cuya realización no depende solo de la simple satisfacción de nuestros deseos. Incurriendo en idolatría, caemos en un modo de ser más bajo: nos convertimos en esclavos de nosotros mismos, ya que los deseos se convierten en dioses y nos dominan.

Roger Struton

Eric Voegelin es uno de mis historiadores favoritos, su obra es amplia (cerca de catorce libros publicados durante su vida, y toda una serie de estudios, investigaciones, cartas, discursos, comentarios que todavía son catalogados para su publicación, la Universidad de Missouri acaba de presentar el volumen 34 de sus obras completas, y aún no termina) pero además es uno de los politólogos más reputados de su generación, y que comparte laureles con colegas tan destacados como Hannah Arendt y Leo Strauss, pero por si fuera poco es uno de los filósofos de la historia más importante del período de la postguerra, y su nombre figura con los de Reinhart Koselleck, y Hans Blumenberg como los guías de novedosas propuestas para esta rama del pensamiento.
Lamentablemente Voegelin no es muy conocido en Latinoamérica, pocas de sus obras están traducidas al castellano y porque es un académico que se calza los tres sombreros antes mencionados, los que lo conocen como politólogo desconocen su faceta de historiador, y lo mismo pasa con el filósofo, pero creo que es con las tres especialidades reunidas, como puede crearse esa visión erudita y universal que el autor se propuso y logró.
Pero por la misma razón de su enorme complejidad como pensador se han generado diversas opiniones sobre Voegelin, algunos lo consideran un historiador “cristiano”, los cristianos lo señalan como un “agnóstico”, los historiadores de izquierda lo tienen como un conservador de la derecha radical, y los de la derecha como un “patriarca místico” que ve a Dios sustentando las bases de la política.
Erich Hermann Wilhelm Vögelin (1901-1985) nace en Alemania en el seno de una familia protestante, estudia derecho en Viena bajo el ala protectora de ese magnífico jurista, Hans Kelsen, quien lo estaba preparando para que vistiera la toga de los abogados, pero el joven Voegelin para sus tempranos veinte años ya había escrito algunos artículos y publicaciones en contra de los nazi y de Hitler a quien veía como un bárbaro y sus ideas sobre la superioridad racial como una locura, luego de doctorarse viajó a los EEUU con una beca de la Fundación Rockefeller y visitó varias universidades, a su regreso, Europa estaba al borde del colapso.
La anexión de Austria por Alemania la convirtió en un apéndice del recién llegado régimen nazi al poder, de modo que obligaron al joven profesor a dejar la universidad y cuando la Gestapo recibió la orden por su aprehensión, tuvo que huir con su esposa a Suiza y de allí de nuevo a los EEUU donde fue acogido por la Louisiana State University, se residenció en Baton Rouge, y empezó a trabajar tratando de resolver las razones de tanta violencia política desatada en el mundo; en 1944 se hace ciudadano norteamericano y cambia su apellido por el de Voegelin para simplificar su grafía.
Viviendo en el interior del sur profundo en los EEUU, viajando extensivamente por su geografía visitando otras universidades, se dio cuenta de algo que le dejó perplejo, el resto del mundo estaba en guerra, poderosos ejércitos se movilizaban, ciudades enteras eran destruidas, millones de personas deambulaban de un lugar a otro convertidas en refugiados, como él, y habían lugares como los EEUU donde se respiraba paz y orden, había progreso, la vida transcurría como si nada estuviera pasando ¿Cómo era esto posible?
En su búsqueda por una explicación fue desarrollando toda una teoría de cómo estas fuerzas del mal, estos demonios del fascismo y el comunismo derivaron de una muy mal entendida gnosis cristiana, capturado el fervor de los pueblos, y como, por medio de unos sistema de símbolos y  creencias dieron luz a una consciencia del mundo alienada y falsa, que finalmente los llevó a desatar el apocalipsis en sus naciones, si él lograba  describir el proceso, habría una oportunidad para identificar sus primeras manifestaciones e impedir que estos políticos del mal se hicieran con el poder, para ello desarrolló un intrincado mapa de conceptos y nociones, basados en la antigua cultura griega y el cristianismo originario, utilizando un lenguaje teológico y filosófico descubrió ante el mundo su idea.
Y es aquí donde viene la parte difícil e intrincada de su obra, navegar por esa colección de términos antiguos con significados muy particulares como el divino nous, el eidos en la historia, entender lo noetic y la pneumatic, la metaxy de Platón, Voegelin pobló sus obras con una serie de términos tan rebuscados y especializados, que incluso provocó la burla de algunos colegas quienes hicieron chanza con su frase “no immanentices el eschaton” que en realidad significa “no prometas el paraíso en la tierra” que era justamente la oferta que hacían los nazis con su limpieza racial de la humanidad, y los comunistas con su paraíso proletario bajo su dictadura.
En 1958 Voegelin viaja a Munich donde le fue otorgada, en la Ludwig-Maximilians-Universität, la silla que dejó desocupada, desde 1920, nada menos que Max Weber, pero ni ese honor ni la buena disposición de fundaciones europeas dispuestas a financiar sus proyectos lo retuvieron en su patria, en 1969 viajó de nuevo a los EEUU, esta vez bajo la protección de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford en California, allí continuó su trabajo hasta su muerte.
Voegelin fue quizás uno de los académicos que más éxito tuvo en presentar proyectos y conseguir financiamientos para sus trabajos, fundó institutos, financió extensivas investigaciones, las publicó y logró interesar a las más poderosas instituciones académicas de su tiempo en el trabajo que hacía, tanto en América como Europa, era un excelente vendedor y un orador de altos quilates, aparte de un talentoso organizador.
En uno de sus primeros trabajos logró establecer la relación entre los movimientos totalitarios y la religión, basado en la similitud de sus estructuras de poder, de hecho, creía firmemente que el nazismo y el comunismo eran productos de unas creencias religiosas mal digeridas y peor practicadas; uno de sus postulados fundamentales era que el hombre sin Dios, sin el concepto y la creencia de una divinidad superior, trascendente, y de donde se deriva todo el orden cósmico, estaba perdido, y que la sustitución de Dios por el hombre provocaría un desastre, tal y como sucedió en la realidad.
Uno de sus señalamientos principales era que estos grupos de poder cultivarían a una élite de dirigentes quienes se arrogarían la conducción de las masas en sustitución de la divinidad, esta übermensch, o elegidos, concentrarían todo el poder y haría de su voluntad el instrumento transformador de esa sociedad, en la creencia de que este grupo tenía el conocimiento divino, la magia necesaria para la creación del nuevo hombre.
Realizó profundos estudios en el orden simbólico de los regímenes políticos de la antigüedad, arrancando con los reyes sumerios y cubriendo el Cercano Oriente hasta Grecia, estudió la caída del Imperio Romano y cuando abarcó el cristianismo primitivo se dio cuenta de un elemento que algunos colegas tomaban a la ligera: el gnosticismo, pero que de acuerdo a varios de sus colegas y de él mismo, era una pieza fundamental para entender de donde nacía la violencia política.
Historiadores como Hans Urs von BalthasarHenri de Lubac, y Hans Jonas ya lo habían advertido, y Voegelin se unió a éste grupo que no era precisamente el más popular entre los historiadores de esa primera mitad del siglo XX, y para ello tuvo Voegelin que desarrollar su tesis de la consciencia, una de sus constructos más originales en su obra.
El investigador de la Universidad de Loyola en Chicago, el Dr. Michael Franz publicó en 1998 un trabajo titulado Ideology and Pneumapathological Consciousness: Eric Voegelin's
Analysis of the Spiritual Roots of Political Disorder, en el mismo hace un detallado recuento de la filosofía política de Platón y Aristóteles, el período de los profetas de Israel, explicándonos cómo surge la consciencia desviada en el hombre, en contradicción con esas señales que se producen en la intuición avanzada de hombres iluminados o en las revelaciones de Dios hechas al hombre directamente, y el resultado invariable es que el hombre tiende a ignorar estas señales y no toma los correctivos necesarios para cambiar su conducta, resultando en regímenes de una barbarie que lo que busca es someter a la sociedad por los medios más crueles posibles y quienes se oponen muchas veces caen en los mismos excesos y formas equivocadas de consciencia, nos dice Voegelin en su obra Platón y Aristóteles, lo siguiente: Hemos visto tal y como fuera una cartilla, que en nuestro tiempo cuando bandas de sectarios toman el poder de un país y empiezan a reconstruir a su pueblo de acuerdo a sus maneras y carácter eliminando a las generaciones más viejas de la vida pública y criando en el nuevo credo a los niños.”
Nos comenta el investigador Michael Franz al respecto:

Hay una amplia evidencia de esto en las Juventudes Hitlerianas en la Alemania Nazi, en el Komsomol y los Jóvenes Pioneros de la Unión Soviética, en los Guardias Rojos de la Revolución Cultural, y en todas esas masacres que sobre las viejas generaciones perpetraron niños, bajo la dirección del Khmer Rouge en Camboya. Cada una de estos grotescas acciones para imponer a la fuerza un credo, probaba lo que Platón ya advertía: “El desorden en la Polis no puede ser reparado descendiendo a los niveles del desorden, sumando a una nueva facción a las que ya existen, la tiranía de las masas no se puede transformar en libertad con mayores tiranías del espíritu.”

En este sentido es fácil detectar como en el chavismo, que es un claro remilgo de estos movimientos gnosticistas, no faltan misiones, ministerios, programas e instituciones varias, que tratan de captar a la juventud venezolana y cultivarla en el pensamiento único socialista bolivariano, mientras que por otro lado, dejan sin asistencia a las generaciones con más edad al punto del exterminio; sus llamados a que las mujeres jóvenes se reproduzcan para repoblar la tierra prometida con una nueva raza de hombres que, según sus creencias, repoblarán el nuevo mundo, es una de las características de estas sectas políticas.
No me he leído toda la obra de Voegelin, pero sí lo medular y puedo dar fe de que en sus libros está descrito con pelos y señales el chavismo que aflige a Venezuela, el castrocumunismo que mantiene al pueblo de Cuba en cadenas, la infame tesis de la teología de la liberación que el Foro de Sao Paulo no ceja en sembrar en las mentes incautas de nuestros pueblos, y que ha tomado el poder eclesiástico en El Vaticano, y en este punto, le reclamo al Papa Francisco su enorme responsabilidad en sembrar la confusión y el gnosticismo en el mundo, promoviendo los valores y los líderes comunistas como modelos y doctrina para los cristianos, lo más notorio de su pontificado es la propaganda que alguna cadenas de producción cinematográfica están propagando sobre la imagen del Papa Rojo, vendiéndonos su falsa consciencia y poniéndolo como un santo, cuando la realidad es todo lo contrario.
Estas son todas, formas de gnosticismo que han corrompido el alma occidental y mantiene en vilo nuestra seguridad y esperanza, Voegelin fue un visionario, y aún con todas las dificultades que implica, es un autor al que hay que leer y estudiar con mucha atención.   -    saulgodoy@gmail.com



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