Al volvernos hacia
Dios, nos transformamos en lo que realmente somos, criaturas que pertenecen a
un mundo más elevado y cuya realización no depende solo de la simple satisfacción
de nuestros deseos. Incurriendo en idolatría, caemos en un modo de ser más bajo:
nos convertimos en esclavos de nosotros mismos, ya que los deseos se convierten
en dioses y nos dominan.
Roger Struton
Eric Voegelin es uno de mis historiadores favoritos, su
obra es amplia (cerca de catorce libros publicados durante su vida, y toda una
serie de estudios, investigaciones, cartas, discursos, comentarios que todavía
son catalogados para su publicación, la Universidad de Missouri acaba de
presentar el volumen 34 de sus obras completas, y aún no termina) pero además
es uno de los politólogos más reputados de su generación, y que comparte
laureles con colegas tan destacados como Hannah Arendt y Leo Strauss, pero por
si fuera poco es uno de los filósofos de la historia más importante del período
de la postguerra, y su nombre figura con los de Reinhart Koselleck, y Hans
Blumenberg como los guías de novedosas propuestas para esta rama del
pensamiento.
Lamentablemente Voegelin no es muy conocido en
Latinoamérica, pocas de sus obras están traducidas al castellano y porque es un
académico que se calza los tres sombreros antes mencionados, los que lo conocen
como politólogo desconocen su faceta de historiador, y lo mismo pasa con el
filósofo, pero creo que es con las tres especialidades reunidas, como puede
crearse esa visión erudita y universal que el autor se propuso y logró.
Pero por la misma razón de su enorme complejidad como
pensador se han generado diversas opiniones sobre Voegelin, algunos lo
consideran un historiador “cristiano”, los cristianos lo señalan como un
“agnóstico”, los historiadores de izquierda lo tienen como un conservador de la
derecha radical, y los de la derecha como un “patriarca místico” que ve a Dios
sustentando las bases de la política.
Erich Hermann Wilhelm Vögelin (1901-1985) nace en
Alemania en el seno de una familia protestante, estudia derecho en Viena bajo
el ala protectora de ese magnífico jurista, Hans Kelsen, quien lo estaba
preparando para que vistiera la toga de los abogados, pero el joven Voegelin
para sus tempranos veinte años ya había escrito algunos artículos y
publicaciones en contra de los nazi y de Hitler a quien veía como un bárbaro y
sus ideas sobre la superioridad racial como una locura, luego de doctorarse
viajó a los EEUU con una beca de la Fundación Rockefeller y visitó varias
universidades, a su regreso, Europa estaba al borde del colapso.
La anexión de Austria por Alemania la convirtió en
un apéndice del recién llegado régimen nazi al poder, de modo que obligaron al
joven profesor a dejar la universidad y cuando la Gestapo recibió la orden por
su aprehensión, tuvo que huir con su esposa a Suiza y de allí de nuevo a los
EEUU donde fue acogido por la Louisiana State University, se residenció en
Baton Rouge, y empezó a trabajar tratando de resolver las razones de tanta
violencia política desatada en el mundo; en 1944 se hace ciudadano
norteamericano y cambia su apellido por el de Voegelin para simplificar su
grafía.
Viviendo en el interior del sur profundo en los
EEUU, viajando extensivamente por su geografía visitando otras universidades,
se dio cuenta de algo que le dejó perplejo, el resto del mundo estaba en
guerra, poderosos ejércitos se movilizaban, ciudades enteras eran destruidas,
millones de personas deambulaban de un lugar a otro convertidas en refugiados,
como él, y habían lugares como los EEUU donde se respiraba paz y orden, había
progreso, la vida transcurría como si nada estuviera pasando ¿Cómo era esto
posible?
En su búsqueda por una explicación fue
desarrollando toda una teoría de cómo estas fuerzas del mal, estos demonios del
fascismo y el comunismo derivaron de una muy mal entendida gnosis cristiana,
capturado el fervor de los pueblos, y como, por medio de unos sistema de
símbolos y creencias dieron luz a una
consciencia del mundo alienada y falsa, que finalmente los llevó a desatar el
apocalipsis en sus naciones, si él lograba
describir el proceso, habría una oportunidad para identificar sus
primeras manifestaciones e impedir que estos políticos del mal se hicieran con
el poder, para ello desarrolló un intrincado mapa de conceptos y nociones,
basados en la antigua cultura griega y el cristianismo originario, utilizando
un lenguaje teológico y filosófico descubrió ante el mundo su idea.
Y es aquí donde viene la parte difícil e intrincada
de su obra, navegar por esa colección de términos antiguos con significados muy
particulares como el divino nous, el eidos en la historia, entender lo noetic y la pneumatic, la metaxy de
Platón, Voegelin pobló sus obras con una serie de términos tan rebuscados y
especializados, que incluso provocó la burla de algunos colegas quienes
hicieron chanza con su frase “no
immanentices el eschaton” que en realidad significa “no prometas el paraíso
en la tierra” que era justamente la oferta que hacían los nazis con su limpieza
racial de la humanidad, y los comunistas con su paraíso proletario bajo su
dictadura.
En 1958 Voegelin viaja a Munich donde le fue otorgada, en
la Ludwig-Maximilians-Universität, la silla que dejó
desocupada, desde 1920, nada menos que Max Weber, pero ni ese honor ni la buena
disposición de fundaciones europeas dispuestas a financiar sus proyectos lo
retuvieron en su patria, en 1969 viajó de nuevo a los EEUU, esta vez bajo la
protección de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford en
California, allí continuó su trabajo hasta su muerte.
Voegelin fue quizás uno de los académicos que más éxito
tuvo en presentar proyectos y conseguir financiamientos para sus trabajos,
fundó institutos, financió extensivas investigaciones, las publicó y logró
interesar a las más poderosas instituciones académicas de su tiempo en el
trabajo que hacía, tanto en América como Europa, era un excelente vendedor y un
orador de altos quilates, aparte de un talentoso organizador.
En uno de sus primeros trabajos logró establecer la relación
entre los movimientos totalitarios y la religión, basado en la similitud de sus
estructuras de poder, de hecho, creía firmemente que el nazismo y el comunismo
eran productos de unas creencias religiosas mal digeridas y peor practicadas;
uno de sus postulados fundamentales era que el hombre sin Dios, sin el concepto
y la creencia de una divinidad superior, trascendente, y de donde se deriva
todo el orden cósmico, estaba perdido, y que la sustitución de Dios por el
hombre provocaría un desastre, tal y como sucedió en la realidad.
Uno de sus señalamientos principales era que estos grupos
de poder cultivarían a una élite de dirigentes quienes se arrogarían la
conducción de las masas en sustitución de la divinidad, esta übermensch, o elegidos,
concentrarían todo el poder y haría de su voluntad el instrumento transformador
de esa sociedad, en la creencia de que este grupo tenía el conocimiento divino,
la magia necesaria para la creación del nuevo hombre.
Realizó profundos estudios en el orden simbólico de los regímenes
políticos de la antigüedad, arrancando con los reyes sumerios y cubriendo el
Cercano Oriente hasta Grecia, estudió la caída del Imperio Romano y cuando
abarcó el cristianismo primitivo se dio cuenta de un elemento que algunos
colegas tomaban a la ligera: el gnosticismo, pero que de acuerdo a varios de
sus colegas y de él mismo, era una pieza fundamental para entender de donde
nacía la violencia política.
Historiadores como Hans Urs
von Balthasar, Henri de
Lubac, y Hans Jonas ya lo habían
advertido, y Voegelin se unió a éste grupo que no era precisamente el más
popular entre los historiadores de esa primera mitad del siglo XX, y para ello
tuvo Voegelin que desarrollar su tesis de la consciencia, una de sus
constructos más originales en su obra.
El investigador de la Universidad de Loyola en
Chicago, el Dr. Michael Franz publicó en 1998 un trabajo titulado Ideology and Pneumapathological Consciousness:
Eric Voegelin's
Analysis
of the Spiritual Roots of Political Disorder, en el mismo hace un detallado recuento
de la filosofía política de Platón y Aristóteles, el período de los profetas de
Israel, explicándonos cómo surge la consciencia desviada en el hombre, en
contradicción con esas señales que se producen en la intuición avanzada de
hombres iluminados o en las revelaciones de Dios hechas al hombre directamente,
y el resultado invariable es que el hombre tiende a ignorar estas señales y no
toma los correctivos necesarios para cambiar su conducta, resultando en
regímenes de una barbarie que lo que busca es someter a la sociedad por los
medios más crueles posibles y quienes se oponen muchas veces caen en los mismos
excesos y formas equivocadas de consciencia, nos dice Voegelin en su obra Platón
y Aristóteles, lo siguiente: “Hemos visto
tal y como fuera una cartilla, que en nuestro tiempo cuando bandas de sectarios
toman el poder de un país y empiezan a reconstruir a su pueblo de acuerdo a sus
maneras y carácter eliminando a las generaciones más viejas de la vida pública
y criando en el nuevo credo a los niños.”
Nos comenta el investigador Michael Franz al respecto:
Hay una amplia
evidencia de esto en las Juventudes Hitlerianas en la Alemania Nazi, en el
Komsomol y los Jóvenes Pioneros de la Unión Soviética, en los Guardias Rojos de
la Revolución Cultural, y en todas esas masacres que sobre las viejas
generaciones perpetraron niños, bajo la dirección del Khmer Rouge en Camboya.
Cada una de estos grotescas acciones para imponer a la fuerza un credo, probaba
lo que Platón ya advertía: “El desorden
en la Polis no puede ser reparado descendiendo a los niveles del desorden,
sumando a una nueva facción a las que ya existen, la tiranía de las masas no se
puede transformar en libertad con mayores tiranías del espíritu.”
En este sentido es fácil detectar como
en el chavismo, que es un claro remilgo de estos movimientos gnosticistas, no
faltan misiones, ministerios, programas e instituciones varias, que tratan de
captar a la juventud venezolana y cultivarla en el pensamiento único socialista
bolivariano, mientras que por otro lado, dejan sin asistencia a las
generaciones con más edad al punto del exterminio; sus llamados a que las
mujeres jóvenes se reproduzcan para repoblar la tierra prometida con una nueva
raza de hombres que, según sus creencias, repoblarán el nuevo mundo, es una de
las características de estas sectas políticas.
No me he leído toda la obra de Voegelin, pero sí lo medular y puedo dar
fe de que en sus libros está descrito con pelos y señales el chavismo que
aflige a Venezuela, el castrocumunismo que mantiene al pueblo de Cuba en
cadenas, la infame tesis de la teología de la liberación que el Foro de Sao Paulo
no ceja en sembrar en las mentes incautas de nuestros pueblos, y que ha tomado
el poder eclesiástico en El Vaticano, y en este punto, le reclamo al Papa
Francisco su enorme responsabilidad en sembrar la confusión y el gnosticismo en
el mundo, promoviendo los valores y los líderes comunistas como modelos y
doctrina para los cristianos, lo más notorio de su pontificado es la propaganda
que alguna cadenas de producción cinematográfica están propagando sobre la
imagen del Papa Rojo, vendiéndonos su falsa consciencia y poniéndolo como un
santo, cuando la realidad es todo lo contrario.
Estas son todas, formas de gnosticismo que han corrompido el alma
occidental y mantiene en vilo nuestra seguridad y esperanza, Voegelin fue un
visionario, y aún con todas las dificultades que implica, es un autor al que
hay que leer y estudiar con mucha atención.
- saulgodoy@gmail.com
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