Estados Unidos no
debería plantear sus alternativas políticas en términos de no hacer nada o
mandar unilateralmente a la infantería de marina. El liderazgo estadunidense
será indispensable para alentar a los aliados y a las instituciones regionales
e internacionales a aumentar sus compromisos y capacidades. Por el inmenso daño
que produce el genocidio, su prevención es una carga que hay que compartir. Al
mismo tiempo, Estados Unidos debe llevar a cabo determinadas acciones en cada
caso. Debe responder al genocidio con un sentido de urgencia, con la
identificación pública de sus autores y la amenaza de enjuiciarlos, con la
solicitud de expulsión de los representantes del régimen genocida de
instituciones internacionales como la ONU, con el cierre de sus embajadas en
Estados Unidos y con exhortos a los países alineados con los perpetradores para
que ejerzan su influencia. Cuando las circunstancias lo justifiquen, Estados
Unidos debe imponer
sanciones económicas, congelar fondos y usar los recursos técnicos disponibles
para privar a los asesinos de sus medios de propagar el odio. Con sus aliados
debe establecer zonas de seguridad para guarecer refugiados y civiles, y
protegerlos con tropas de paz bien armadas y con la debida libertad de acción,
aviones o las dos cosas. Por la afrenta que representa el genocidio a sus más
preciados valores e intereses, Estados Unidos también debe estar dispuesto a
arriesgar la vida de sus soldados en aras de detener este crimen monstruoso.
Samantha Power,
Problema Infernal (2003)
La detención y la rápida presentación de cargos en contra
del ciudadano Javier Tarazona, presidente de Fundaredes, y quien había
denunciado una serie de situaciones irregulares acaecidas durante los enfrentamientos
entre las FFAA venezolanas y el grupo guerrillero disidente de las FARC, e
imputándolo con los delitos graves de traición a la patria, instigación al odio
y otros, así como denegándole la asistencia legal de sus abogados, es una nueva
violación del derecho humano más importante de todos, después del derecho a la
vida, y es el derecho de pensar y expresarse libremente, que es justamente lo
que nos diferencia del resto de los animales.
El chavismo y, en especial, su actual conductor, Nicolás
Maduro han expresado en más de una ocasión su desprecio por los que piensan
distinto a ellos, especialmente, contra la imposición de un pensamiento único,
que ha sido una de sus banderas, buscando la erradicación de toda crítica hacia
su mandato, por eso no dudan en mantener tal actitud y comportamiento
sabiéndose inmune y ajeno a cualquier ordenamiento jurídico otro que su
voluntad tiránica.
Esto sucede justo en el momento en que un grupo de
supuestos representantes de la oposición política venezolana se encuentra en
gira, con el propósito de hacerles más llevaderas las sanciones internacionales
en su contra, en puertas de un proceso electoral donde se medirían
democráticamente las fuerzas en pugna en el país, por un lado, el llamado
Socialismo Bolivariano y, por el otro, una inmensa variedad de partidos que
propugnan por la obtención de cargos públicos en las regiones.
Lo grave de la detención de Tarazona es que se trata de
un conspicuo defensor de los derechos humanos en el país, quien se atrevió a
romper con el cerco informático y la censura que tenía el partido de gobierno y
la institución militar para ocultar lo que verdaderamente sucedió en Apure,
donde perdieron la vida varios efectivos del ejército venezolano en una
emboscada.
El ciclo de muerte y destrucción del chavismo nunca se ha
detenido, ni tiene intenciones de disminuir; el genocidio es una moneda de
curso común entre los altos jerarcas del PSUV, el partido de gobierno; para
ellos, no hay grupo humano o persona que esté ajeno a ser parte de esas mieses destinadas
a la sanguinolenta piedra de molino que todo lo tritura a su paso, el
Socialismo del Siglo XXI, y que desde hace ya un tiempo viene infectando los
países de la región y otros continentes con su mortal contagio ideológico.
En estos 22 años de mandato chavista, en Venezuela, a
pesar de las graves consecuencias de su irradiación hacia otros países, en
términos del daño que le ha causado a las libertades y la democracia (incluso
en los mismos EEUU), y por alguna arcana razón que no logro precisar, el
régimen ha permanecido intocable por parte de quienes en occidente tendrían la
responsabilidad y el deber de detener su faena demoledora, que atenta contra la
razón occidental, tan duramente alcanzada y mantenida en estos últimos lustros.
Porque convertirse en líderes del mundo libre tiene su
costo, y esos “intereses” que se pretende defender deben permanecer, en lo
posible, libres de amenazas y peligros, a menos… a menos que se renuncie
expresamente al rol de potencia mundial y líder del mundo libre, que, me temo,
es ya una realidad en Latinoamérica, una zona tan problemática que ha perdido
todo atisbo de interés por parte de Washington.
¿Qué significaría que los EEUU renuncien a su papel de
líder del mundo libre? Pudiera pensarse que exagero, si el gobierno
norteamericano pierde interés en Venezuela y simplemente le da la espalda a un
país con graves problemas de subsistencia; le da, igualmente, la espalda a
Colombia, a Brasil, al Caribe y a buena parte de Centroamérica, y ese vacío
redundaría favorablemente en los intereses de Rusia y China, pero también de
Cuba y del califato de ISIS y todos sus asociados; probablemente, termine
haciéndole un gran favor a todos sus más enconados enemigos.
El chavismo se ha burlado de todas las formas posibles de
la supuesta superioridad militar y política de los EEUU; se ha aprovechado de
su fortaleza económica, explotando el lucrativo negocio del narcotráfico; ha
infiltrado muchas redes sociales y exclusivos clubes políticos, tanto de la
derecha como de la izquierda, debilitado la fibra de la democracia de ese país;
y no son rumores ni suposiciones, hay denuncias a muy alto nivel sobre la injerencia
directa del chavismo en el juego político electoral en el corazón de USA.
Los chavistas venezolanos no hicieron todo esto solos,
contaron con la ayuda de sus socios y manejadores, quienes, desde Beijín, Moscú
y La Habana, dirigen al violador de derechos humanos más buscado de los últimos
tiempos y con quienes el Departamento de Estado pretende que los venezolanos
demócratas negociemos un gobierno de cohabitación.
Este cuadro incoherente se entiende porque los EEUU no
comprende ni tiene el manejo correcto de la situación; por un lado, está en
pleno proceso de repliegue en el mundo, incitado por la crisis económica
mundial y la pandemia; por otra parte, el crecimiento y la competencia que está
sintiendo de China los tiene nerviosos; además, son realistas y pragmáticos,
por lo que se están concentrado solo en determinados puntos geoestratégicos en
el mundo… y, por lo visto, Venezuela no es uno de ellos.
El otro punto importante y de peso en esta variación de
política es que el gobierno socialista del presidente Baiden cree que puede
lidiar con el chavismo en otras instancias políticas, con sus pares
ideológicos, utilizando el tema de Venezuela como ficha de negociación en otros
asuntos de mayor importancia; la verdad sea dicha, el tema de Venezuela se ha
mantenido por demasiado tiempo en la agenda y no hay solución previsible en el
corto plazo, y hay políticos que simplemente sacan el tema de la agenda y se
concentran en otra cosa.
Desde la presidencia del Sr. Carter ya se notaba en el
partido demócrata esa tendencia de ir reduciendo la presencia norteamericana en
el mundo; este declive no ha ocurrido de la noche a la mañana, el tema fue
central durante la presidencia de Clinton y Obama, la vigilancia y el
sostenimiento del mundo libre era una operación sumamente costosa y compleja y
los EEUU no iban a seguir costeando esos gastos ellos solos, de allí la llamada
a sus aliados europeos de compartir el peso sobre sus hombros, idea esta que no
fue bien recibida por sus pares europeos, pero Trump los obligó a aceptar una parte
de esas responsabilidades, el problema estaba en que una buena parte de los
gobiernos de Europa eran socialistas, con conexiones profundas e históricas con
Rusia, China y Cuba.
De este modo, el sesgo ideológico ayudó mucho al
Socialismo del Siglo XXI a consolidar su influencia en el mundo; el otro factor
que influenció el crecimiento del chavismo en Latinoamérica fue la renta
petrolera de la que dispuso Chávez durante su mandato, enormes cantidades de
dinero invertidas en abrir y mantener “buenas relaciones” de los militares
golpistas con la red internacional de partidos de izquierda, en esto intervino
de manera personal Fidel Castro, quien fue el primero de los grandes
beneficiados de esta bonanza.
Si al chavismo no se le pone un parado, su tendencia
original es seguir expandiéndose, dominando otros pueblos, infiltrando
gobiernos, eso está demostrado, no se va a contener por su propia voluntad;
Latinoamérica está hecha un desastre de gobiernos de izquierda,
revolucionarios, indígenas, militares, populistas, con raíces subversivas,
todos con una vocación por la violencia y la dominación de sus ciudadanos, y no
hay que buscar bajo las piedras las causas de esa calamitosa situación: el
mundo libre, occidente simplemente se desentendió de la región y permitió que
todos estos demonios se salieran de sus cofres.
Ante este inevitable vacío de poder y de un arbitraje que
le dé oportunidad a la razón y a la democracia, vamos a terminar siendo
territorio de nadie, de tribus y jefes guerreros; los EEUU y Canadá van a tener
que encerrarse en altos muros electrificados, con sus ciudadanos viviendo en un
primer mundo absolutamente hightech, privado,
protegido y exclusivo, esto, si el gobierno socialista que hoy la rigen no
entran en negociaciones con China para una apertura liderada por el dragón del
oriente, con lo que el mundo tendría un nuevo amo.
En los actuales momentos, la oportunidad es clave para
organismos como el Tribunal Internacional de Justicia o el Tribunal Penal
Internacional, para ganar interesados y usuarios de sus servicios alrededor del
mundo; otros organismos internacionales también pudieran ser llamados a sustituir
a los norteamericanos en muchas situaciones de conflicto internacional, excepto
aquellas dependencias como la FAO, UNESCO y la OMS, que están altamente
intervenidas por la izquierda internacional.
El proceso de globalización va a continuar, sin los EEUU
o con unos EEUU rojos rojitos. Los EEUU que conocimos en el pasado, un país
justiciero, combativo, portador de verdades de la ilustración y de su carta
magna, están de salida… y, para volver a mi idea inicial, dejar a nuestro país
olvidado en un depósito no será posible; somos punta de lanza de los cambios
que se están dando en el planeta, no porque lo queramos, sino porque nos están
utilizando. - saulgodoy@gmail.com
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