A los cientos de
billones de personas que estuvieron antes de nosotros, y quienes configuraron
nuestra civilización. A los siete billones que ahora viven, cuyas acciones
determinarán su destino. A los trillones que están por venir, y cuya existencia
se encuentra en vilo.
Toby Ord
Hace unos treinta años salió publicado un libro titulado Colón y otros Caníbales del profesor Jack
D. Forbes, un nativo norteamericano que dirigía los estudios sobre las culturas
indígenas del norte, en la Universidad de California Davis, estudiaba para ese entonces
el mito del Windigo (palabra de la lengua algonquina, también se escribe Witico),
una leyenda de los indios del noroeste del Canadá y EEUU, que daba cuenta de un
monstruo que aparecía en los bosques y se alimentaba de carne humana, sembrando
el terror en aquellas comunidades.
De aquel mito nacieron varias descripciones, entre ellas,
para una dolencia mental que suponía la posesión espiritual del demonio, pero
también para una enfermedad que fue conocida como la “enfermedad de la explotación”,
Forbes y otros investigadores de la historia de los indios norteamericanos la
usaron para explicar las continuas formas de control, exterminio y opresión de los
gobiernos blancos en contra de los nativos, un genocidio sistemático y programado
como política de estado. Forbes explicaba el canibalismo como “el consumir la vida de los otros para su propio
beneficio y ganancia”, una forma de actuar que ha distinguido al imperialismo
colonial en todas su expresión, pero sobretodo, para caracterizar a ciertos grupos
europeos que se dieron a la tarea de los descubrimientos y las conquistas de lejanos
territorios, sometiendo a otras culturas con sangre y fuego.
Pero Forbes se quedó corto, no se imaginó que los propios
habitantes de un país pudieran convertirse y actuar como imperialistas
coloniales en su propia nación, y explotar de manera violenta, disfrazando
estos actos bochornosos como un gesto de amor y reconocimiento a las etnias
originales.
Se trata de una particular extensión de la epidemia del Wendigo,
para explicar cómo estos gobiernos que se dicen revolucionarios y socialistas,
embaucaron de la manera más cruel, a propios y extraños, a los ciudadanos y a
los organismos internacionales con estas prácticas de explotación de riquezas
minerales que se encontraban en territorios protegidos, en reservas forestales,
parques nacionales y territorios tribales llevándose por delante a quienes se le
oponían.
Cuando veo la destrucción de nuestro hábitat en manos de los
revolucionarios socialistas bolivarianos conocidos como chavistas, como pudieron
en 25 años en el poder acabar con una buena parte de nuestra casa, de Venezuela,
sin importarles que aún faltan la mayor parte de generaciones por venir, y que
ellas van a necesitar de un país que ya no existe, toda esta destrucción
ecológica emprendida para ellos hacerse ricos, groseramente multimillonarios, sin
importarles cuántas vidas han segado, y las que faltan… porque cuando finalmente
tengamos un nuevo gobierno democrático y responsable, vamos a descubrir el inmenso
odio y el egoísmo que movía a estos sujetos.
Hay algo muy oscuro y
depravado en estos individuos que se han aprovechado del poder político para expoliar
la tierra que es de todos, destruir la patria, la verdadera, la que vemos y
sentimos en cada paisaje, en cada terruño y salto de agua, en nuestras playas y
selvas… lo peor es que una parte de estos delincuentes vistieron el uniforme de
nuestras fuerzas armadas, juraron proteger, incluso con sus vidas la integridad
del país, se comprometieron en respetar la constitución y la defensa de nuestro
territorio, pero hicieron todo lo contrario, atentaron en contra de la
sustentabilidad del país.
Y aquí quiero detenerme, porque
es muy importante que entendamos la que significa sustentabilidad, una palabra
que se ha convertido en un mantra sagrado para la gran mayoría de entes
multilaterales y gobiernos del mundo ante los problemas que asechan y tienen en
jaque a nuestro planeta Tierra, de todas las definiciones que he encontrado,
unas muy complejas y otras demasiado simplistas, me decidí por la del profesor
Peter Jaques, que tomo de su importante libro Sustentabilidad, las bases, que fue publicado en el 2021, dice más
o menos así así:
Sustentabilidad
es el proceso imperfecto de construcción y mantenimiento de sistemas sociales
globales que son efectivos, que rinden cuentas, son adaptativos, justos, y en
los cuales la gente en libertad puede hacer decisiones importantes, negocios
con visión y prudencia, que preserva y estimula ecosistemas robustos, organizados,
dinámicos…en función del mundo de hoy y de las futuras generaciones. Es un
proyecto viviente que existe en unidad, y bien llevado, funcionará generando
bienestar y oportunidades, sin perjudicar las condiciones necesarias de
existencia tanto del presente, como el de las futuras generaciones.
Uno de los
aspectos claves del concepto es la unidad, imaginemos que se trata de un enorme
rompecabezas con múltiples partes que encajan unas con otras, el resultado es
la imagen total que aparece cuando todo está en su lugar, si empezamos a tratar
a cada parte como algo independiente que no tiene nada que ver con los otras
partes, no vamos a poder tener la visión de conjunto, se perderá el sentido de
la unidad y no va a ser posible armar el juego, lo mismo sucede en la realidad,
la minería no es algo independiente de los otros factores que la acompañan,
explotar el oro sin tener en cuenta el ambiente, las necesidades de los
mineros, el impacto en las comunidades, el peso que tiene el producto final en
el mercado, los beneficios de su venta, lo más seguro es que nos encontremos al
final con un desorden y mucha injusticia.
El chavismo devastó nuestro sistema de cuencas hidrográficas,
envenenaron nuestros cursos de agua y nuestras selvas con mercurio, han estado
exterminando sistemáticamente a nuestros aborígenes, escudados en una campaña de
reivindicación de nuestros pobladores originales, pero les negaron los servicios
más básicos para la vida, los aislaron en campos de concentración y dejaron que
el hambre y las enfermedades se encargaran
de ellos, mientras el ejército administraba las operaciones de las minas de oro,
diamante y coltán, bajo un régimen de trabajo muy parecido a la esclavitud,
donde está involucrada la guerrilla colombiana y los garimpeiros brasileños, para
sacar estas riquezas de todos los venezolanos de contrabando, hacia países
colaboradores con estas prácticas como Turquía, Catar, Rusia y algunos países
europeos, permitieron la tala de maderas preciosas y el comercio de animales exóticos, algunos, especies en
extinción.
Una epidemia de Windigo penetró profundamente en nuestra casa
y los caníbales rojos rojitos, esos que en este momento hacen campaña electoral,
una campaña ruda, inmoral, llena de trampas, de ventajismo y mucha violencia, para
tratar de usurpar el poder político y seguir su obra de destrucción.
Los derrames petroleros en nuestras playas, mares y lagos,
los incendios forestales incontrolados muchos de ellos por actividades ilegales
dentro de nuestras reservas naturales, las pérdidas de nuestros manglares. corales
y humedales debido a las construcciones ilícitas, regiones completas desprovistas
de protección y planes de emergencia en caso de desastres naturales, debilitamiento y cierre de importantes
instituciones y ONG´s dedicadas a la protección ambiental, pésimo manejo de nuestras
tierras aptas para la agricultura, encarcelamiento de activistas ambientales…
en fin, podría continuar por varias páginas más con estos agravios, pero ya
tienen la idea, estos delitos afectan profundamente nuestra capacidad de vida,
nos quitan el piso y el techo de nuestro hogar y hace imposible la vida.
Sin sustentabilidad es imposible la economía, la educación,
la seguridad, las relaciones humanas, sin sustentabilidad regresamos a la época
del hombre primitivo luchando a muerte por lo poco que queda para sobrevivir, y
Chávez y Maduro han destruido al país de manera tal que por ello somos un
estado fallido, quebrado, injusto, inseguro y enfermo. La pavorosa emigración
de nuestros conciudadanos a otros países, la enorme mortandad entre nuestro
neonatos y ancianos, las epidemias, la hambruna, todo es parte de un sistema de
sustentabilidad mortalmente herido.
Ya ustedes lo ven, Maduro no tiene ni una sola mención en
sus promesas electorales a la restitución de la sustentabilidad, fueron ellos
los que cerraron el Ministerio del Ambiente y en su lugar pusieron ese
mamotreto llamado Ecosocialismo, que solo sirve para hacer negocios con
nuestras áreas naturales y sus pobladores, ellos no tienen la menor idea de lo
que significa la sustentabilidad, en cambio el candidato por la oposición
democrática Edmundo Gonzáles y la lideresa María Corina Machado, prometen poner
de nuevo en agenda el gravísimo problema de la sustentabilidad, se nos va la
vida en ello.
Si hay una razón, una sola y única para que el candidato
Maduro y sus secuaces no deban tener un tercer mandato, es que el país,
entendido como un hábitat donde no solo vivimos los humanos sino animales,
plantas, micro biotas, interrelacionados con el clima, la geología, los
intercambios termales con el océano... y aquellos elementos hechos por el hombre
para potenciarlos y protegerlos como represas, sistemas de riego, estaciones
meteorológicas, sensores remotos, plantas potabilizadoras de agua, etc… se verían
seriamente comprometidos en su existencia si permitimos que los chavistas
continúen en el poder.
La sustentabilidad es una necesidad de gobierno, todo lo
demás reposa sobre ella, es el piso que sostiene nuestra cultura, es el país, e
ignorarla significaría tomar la senda del no retorno.
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