Profundo en los barrios de Caracas, existen en cada calle o
vereda un “sapo” o espía del régimen totalitario de Nicolás Maduro, un vecino
como cualquier otro que convive con la comunidad, pero es el informante de los
órganos de seguridad del estado policial que el chavismo ha implantado en
nuestro país.
No se distingue de los demás excepto porque recibe unas
cajas CLAP con productos diferentes, con marcas de alimentos reconocidas,
harina sin gorgojos, enlatados de otro tipo que los regulares, salsas y café de
empresas reconocidas y no el contrabando de basura empaquetada con las que el
“diplomático” Alex Saab, el socio de Maduro, acostumbra a enviar las “otras”
cajas CLAP, las que sin ninguna vergüenza les venden al pueblo, con productos
traídos de Guyana, de la India, de Turquía, de cualquier país que esté
rematando comida vencida y de pésima calidad, no apta para el consumo humano y
que consigue a precios miserables y vende como si fuera recién elaborada, y las
oferta a una enorme clientela por un precio asequible presentándola como un
“esfuerzo revolucionario” para dignificar la dieta del venezolano, una
operación de mercadeo que deja pingues ganancias cuando se suma el gran mercado
nacional.
Los venezolanos que dependen de esas cajas CLAP para buena
parte de su sustento mensual deben estar registrados en unas listas elaboradas
con los Consejos Comunales que constantemente anda vigilantes de los hábitos de
vida de los vecinos, una especie de observatorio social para detectar quien es
fiel o no a la revolución, si es un buen chavista permanecerá en la lista, si
no lo es, lo sacan. Y me consta, que se han cometido verdaderos crímenes de
lesa humanidad, como a esas listas les interesa es el número de posibles votos
forzados que atan la necesidad de obtener alimentos baratos, su principal
objetivo son grandes familias, y no, tal y como lo presencié, un pobre señor de
edad avanzada que vivía solo, y bastó ese hecho para que lo eliminaran de la
lista, a pesar de las protestas de sus vecinos quienes ahora se encargan de
completarle un combo para que subsista de lo que ellos reciben.
Esto es lo que los politólogos llaman “biopolítica”, son
medidas que toman los gobiernos totalitarios para jugar con el hambre del
pueblo y dominar sobre sus vidas utilizando sus necesidades básicas para
controlarlos, y esto sucede en todo, en la distribución del gas, en los cupos
de la gasolina subsidiada… en una democracia, esto es impensable.
Pero volvamos con nuestros espías de barrios, aparte de su
caja CLAP especial, reciben bonos a diestra y siniestra, siempre parece tener
dinero para su movilización cuando no un vehículo propio último modelo,
posiblemente una moto que el gobierno adquiere por lotes y las entrega entre
sus adeptos, es decir, sus medios de vida parecen sobrados y cuando se les
pregunta en que trabajan, resulta que son empleados públicos o se la pasan
reunidos en los diversos comités del barrio.
Estos chivatos son los que informan a la policía sobre el
paradero de algunos delincuentes, sus señas, amistades, lugares y personas que
frecuentan, y llegado el momento aparecen de pronto los escuadrones de la
muerte de los servicios especiales de la policía y en un operativo relámpago, los ubica, los
asesina, y los desaparece.
Estos personajes son los mismos que suministran información
sobre quienes abusan de su cuota de bombonas de gas, una pareja a quienes
conocí que hacían y vendían comida en el barrio para oficinistas y empleados y
consumían cuatro bombonas, dos más de lo que para ellos era la cuota necesaria,
y una vez denunciados les quitaron el privilegio de recibir el vital gas
doméstico, el chavismo había introducido la economía socialista al barrio,
había acabado con las empresas privadas y la posibilidad de comprar lo que una
persona requiriera para sus necesidades de manera libre, por un sistema de
cuotas y vigilados por la comuna.
Es la manera cubana de vida, algo extraño para los
venezolanos que los esclaviza y los hace depender de otros vecinos con cuotas
de poder político.
De esta manera con el miedo y ligados a la necesidad de
vida, las comunas y el partido PSUV creó una casta de venezolanos que fungían
como carceleros de sus vecinos y controlaban cada aspecto de la vida en los
barrios y urbanizaciones, esta dependencia hacia el estado se multiplicaba en
cuanto a documentos de los registros y notarías, cartas de buena conducta, de
residencia, antecedentes penales… el venezolano estaba obligado, para poder
vivir, a sostener a una casta de hombres y mujeres privilegiados que eran sus
vigilantes y carceleros. Al venezolano, eso no le gusta.
Esta red de control y vigilancia se trasladaba en la calle a
las diferentes policías, Guardia Nacional, Ejército, que tenían sus propias
alcabalas, zonas exclusivas de control y latrocinio, donde exigían del
ciudadano de a pie respeto, dinero y obediencia, el gobierno de Nicolás Maduro
acostumbrado a que el estado era un gran delincuente con permiso de extorsionar
al pueblo, marcaba entre sus adeptos, zonas exclusivas de explotación, y por
medio de amenazas de multas, confiscaciones, detenciones arbitrarias y hasta
torturas y muerte, ejercían un control social sobra cada aspecto de la vida del
venezolano, y eso, no nos gusta.
Y fue de esta manera, con la humillación siempre por
delante, con el abuso de autoridad, la falta de respeto y esa petulancia de
sentirse guapo y apoyado, que las cosas y las injusticias llegaron a un límite
insoportable, y este fue un mega fraude electoral por parte del
chavismo-madurismo, que habiendo maltratado y violentado los derechos humanos
de una mujer extraordinaria como es María Corina Machado, hasta el punto de
impedirle que fuera candidata para las elecciones presidenciales, violando
todos sus derechos políticos, tratando de impedir que se reuniera con su gente,
desplegando fuerzas militares en su contra, colectivos armados y consejos
comunales que querían dañarla, fue de esta manera como los venezolanos
comprendieron que aquella gente, los rojos rojitos, aquellos venezolanos que se
habían enfermado de las doctrinas comunistas, del pensamiento político de Fidel
Castro y de las barbaridades del chavismo, un día despertaron, y lo que vieron
y sintieron, no les gustó.
Y fue así, que a pesar de esa hegemonía comunicacional, de
todos los poderes públicos secuestrados por el PSUV y los agentes cubanos, de
aquellas fuerzas policiales y militares al servicio de los intereses comunistas
, fascistas y fundamentalistas, que se constituyeron en la más grande
organización criminal al servicio de un hombre, indocumentado y mentiroso para
más señas, fueron derrotados por la valentía de una sola mujer venezolana,
ejemplo de la fortaleza del espíritu de libertad y resistencia de todos los
venezolanos que dijo, no me la vuelvo a calar más.
Y fue de un momento para otro, cuando los energúmenos
estaban preparando su trampa en contra de nuestra libertad, contradiciendo lo
que los venezolanos habíamos visto en todas las regiones del país, que los
verdaderos venezolanos, que somos mayoría estábamos arrechos con la situación
de explotación y miseria a la que nos tenían sometidos y que no lo íbamos a
soportar ni un minuto más, fue cuando el país cambió, de un momento a otro, sin
aviso y sin protesto.
Po fin teníamos liderazgo, teníamos el ejemplo de la
resilencia y la resistencia, el país todo se estaba moviendo y lo mejor fue que
quienes se creían nuestros amos y señores, no se dieron cuenta que su hora
había llegado, y siguieron abusando como si tuvieran otra oportunidad para
seguir bailando sobre una tarima y gozando un puyero, gastando nuestros reales
y explotando al pueblo… había llegado la hora de las decisiones, de cobrar las
cuentas y hacer justicia.
Y en eso estamos, en la hora más difícil de todas, no
podemos equivocarnos, afortunadamente tenemos ahora un nuevo presidente, el Dr.
Edmundo Gonzáles Urrutia, tenemos a nuestra María Corina Machado, y detrás de
ellos, a un equipo de profesionales dispuestos a dar lo mejor y llevar a
nuestro país por un nuevo camino, atendiendo la enorme crisis que nos dejó el
chavismo-madurismo y recomponiendo nuestro piso institucional, con la suerte
que la gran mayoría de los países libres y democráticos del mundo están con
nosotros, y es en este momento, que debemos dar un ejemplo de madurez y
sensatez… no somos chavistas, somos venezolanos.
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