¿Cómo se protegen las sociedades de que personas
desequilibradas mentalmente se conviertan en sus líderes y gobiernen? Es una
situación extrema y rara, pero que ha sucedido y sigue pasando a pesar de que
ya existen una serie de normas, exámenes y condiciones que tratan de impedirlo,
pero el ser humano es frágil y muy influenciable, su comportamiento y
equilibrio emocional y cognitivo depende de una serie de factores muy difíciles
de controlar y preservar, y está el asunto del poder, una vez que la persona se
convierte en el capitán del barco, todos sus pasajeros se encuentra a su
merced, gracias a las prerrogativas y leyes que lo arropan, dándole privilegios
y garantías que no tienen otras personas en su entorno, haciendo sumamente
difícil removerlos de su cargo una vez en ejercicio de sus funciones.
La historia de la humanidad nos ilustra con casos
verdaderamente extremos de Generales, Emperadores, Monarcas, Papas,
Presidentes… que perdieron la razón en pleno ejercicio de sus cargos y del
terrible daño que infringieron en su entorno. Casos como el de Hitler en la Alemania
nazi, o Pol Pot en Camboya, o Idi Amín en Uganda son ejemplos de mentes
enfermas que han escalado a la cúspide del poder político en sus naciones y causado
graves daños a sus pueblos en labores de exterminio masivo de vidas humanas.
Incluso hoy en pleno siglo XXI estamos todavía luchando en
contra de la demencia senil en mandatarios de cierta edad, entre quienes se
hace notorio la imposibilidad de seguir en funciones de gobierno, pero igual,
son figuras de gran poder político, protegidas por leyes que hacen sumamente
difícil removerlas de sus cargos de manera justificada y medicamente ajustada a
diagnosis que no arrojen dudas sobre su condición.
La locura en estos casos es sumamente difícil de detectar
debido a que se disfraza fácilmente como comportamientos justificados en un
entorno de mucha presión y exigencias que pudieran pasar como normales, pero
que entrañan un peligro colectivo y de estado que no son fáciles de eludir, y
por lo general sus consecuencias son inevitables… y muy peligrosas.
En los países altamente desarrollados se han creado una
serie de balances y contrapesos que pudieran evitar estos comportamientos
anormales de sus mandatarios, desde exámenes y pruebas obligatorias para medir
estas anomalías del comportamiento, verificaciones en el sitio de órdenes en
varios niveles, compartimentación por etapas y en diferentes instancias de
procedimientos de seguridad, hasta juntas médicas ordenadas por otros poderes
públicos ante desvaríos en el carácter de los líderes, pero siempre ha sido la
más constante y poderosa herramienta de control, el escrutinio de la opinión
pública en el comportamiento de sus líderes.
¿Pero que sucedería en una sociedad no tan desarrollada, con
un sistema político autoritario y oscuro, que impide la exposición de sus
líderes ante la opinión pública, que tolera el encubrimiento y la mentira, cuyo
sistema legal puede ser fácilmente torcido para el ocultamiento y la distorsión
de ciertos hechos que atañen a la seguridad del estado y de la misma vida de
sus ciudadanos, con un régimen de censura y castigo a quienes investiguen la
verdad, un gobierno donde la tortura, el secuestro, las ejecuciones sumariales,
asesinatos, robos y negociados son la norma, que pasaría en una sociedad donde
la principal función del estado sea la de falsear la realidad, desmontar los
valores democráticos y de convivencia pacífica, donde sus órganos de justicia operan
desde la conveniencia del líder y operadores del estado?
Pues sería muy fácil ocultar los orígenes reales de sus
hombres y mujeres, borrar sus pasados, crear nuevas narrativas e identidades para
sus fichas políticas, engañar, mentir, deconstruir y hacerse las víctimas,
cuando en realidad ellos son los promotores de los más abyectos crímenes, y lo
hacen con la pose de inocencia y de estar defendiendo los más altos intereses y
valores de la libertad y los derechos humanos.
En la medicina, especialmente en la psiquiatría se habla de
una enfermedad mental llamada psicosis, que ocurre cuando el enfermo se
desconecta de la realidad y empieza a tener ideas y pensamientos falsos,
creando un mundo bizarro lleno de construcciones mentales absurdas y
peligrosas, para él y las personas en su entorno, esas personas deben ser
internadas y tratadas para evitar que se hagan daño ya que se convierten en una
amenaza para su seguridad y la de los demás. Pues bien, la psicosis es una
enfermedad mental que puede tener expresiones colectivas, puede contagiar con
paranoias y miedos aberrantes a las personas en su entorno.
Estos episodios colectivos de psicosis están suficientemente
documentados y pueden crear situaciones extremas de violencia y desorden que pueden
afectar la vida de quienes entren en contacto con estas comunidades, pueblos
enteros se han vistos contagiados por esta enfermedad con finales en extremos
trágicos y dolorosos, y por lo general surgen en grupos de poder sometidos a
extraordinarias circunstancias, hechos inexplicables, miedos y temores
irracionales que los lleva al punto de sostener alucinaciones colectivas, el
grupo afectado se encuentra en gran peligro pues pueden, y repito, la historia
es reiterativa en estos casos, pueden cometer hechos destructivos que al final
los lleva a quitarse su propia vida, en ordalías infernales de violencia.
Estas afectaciones de
la mente que incapacita a las personas y a veces a comunidades completas se han
estudiado en la historia de la cacería de brujas en el medioevo, en las
cruzadas, durante la Reforma, han provocado guerras entre grupos de fanáticos, pogromos,
suicidios colectivos en sectas, holocaustos…
Si usted conoce de algún caso donde se den estas
circunstancias extremas, de gente con poder enloquecida y con el ánimo de
destruir su entorno, pida ayuda, hay que someterlos a la fuerza a la brevedad
posible antes de que hagan un mal mayor e irreversible, recuerde, no está
tratando con personas razonables aun cuando haya entre ellos personas
acreditadas como expertos en enfermedades mentales, estos profesionales sufren
de estos episodios con igual o mayor frecuencia ya que están expuestos
constantemente a estos mundos de horror y miseria.
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