Una particular visión
que podemos entender es que si hay muchas empresas que prestan el servicio de
redes sociales a través de las distintas fronteras, el contexto del ecosistema
local o nacional variará de manera significativa. Estas variaciones en
penetración de internet, dependencia en ciertas aplicaciones específicas,
costos de conectividad y el carácter de los otros medios van a tener un impacto
significativo en la desinformación. Por ejemplo, compartiendo información falsa
o participando en grupos especulativos pueden ser usuales en algunos países,
pero en lugares donde los usuarios tienen que pagar altos costos por adquirir
data no es de extrañar que esos comportamientos nocivos se reducen… la
desinformación a menudo ocurre porque no existen los ecos de verdades maestras,
o de voces que lideren, todo lo contrario, predominan las mentiras
planificadas… en países con historias de control sobre los medios,
especialmente donde existen empresas estatales destinadas a informar, los
vectores de desinformación están identificados con las instituciones
mediáticas, las audiencias están en guardia contra las noticias de estos
órganos de información que pasan a representar a los grupos de poder
defendiendo sus intereses. Uno de los antídotos contra estas medias verdades es
el pluralismo entre las fuentes de contenido.
Desinformation in the Global South, Herman Wesserman, Dani Madrid
Moraes, 2024.
El presidente Lula da Silva está cometiendo los mismos errores que Chávez y posteriormente, Maduro, siguiendo la fatídica corriente del pensamiento único que lo llevan directo a la trampa de la llamada hegemonía comunicacional.
En Brasil el gobierno socialista pretende convertirse en la
única voz autorizada para la sociedad que lo llevó al poder, solo a ellos les
corresponde el dudoso privilegio de explicarle el mundo a sus ciudadanos, y lo
hace a través de los lentes del socialismo, todas las demás visiones,
interpretaciones de la realidad, opiniones divergentes a las del gobierno, son
“fakenews” o informaciones
interesadas en crear zozobra e intranquilidad en sus súbditos, porque parece
que eso fueran, súbditos y no ciudadanos, con derechos y deberes, personas
libres y capaces de formarse su propio criterio sobre los asuntos del mundo que
los rodea.
Para lograrlo, está utilizando ese antipático e
inconstitucional expediente, de convertir al poder judicial en un superpoder
que rompe justamente con el delicado equilibrio de las instituciones,
otorgándole a los jueces privilegios que
solo atañen al poder legislativo, permitiendo que por medio de sentencias se
cambien los principios y fundamentos de las formas liberales de gobierno, el
ingrediente perfecto para el cultivo de esa peligrosa arma, el terrorismo
judicial, y la deformación de la democracia en una forma de fascismo, algo que
en Venezuela, Cuba, Rusia, China, Corea del Norte, Afganistán, Nicaragua, y
aparentemente, también en México, es la tendencia del momento.
Efectivamente me estoy refiriendo en la tiránica postura del
magistrado Alexandre de Moraes, del Tribunal Supremo de Justicia de Brasil, en
sus sentencias contra la red social X, y la empresa Space X, ambas propiedad
del empresario de origen Surafricano Elon Musk por el uso de su red de servicio
Starlink en territorio brasileño.
Tanto la sentencia como su argumentación tiene mucho de ese Martin
Heidegger, quien desde su choza en la Selva Negra de Baviera, desarrolló esa
oscura, tétrica y deshumanizante idea de lo que la tecnología significa, y que
este juez socialista, con esa sola sentencia le cambió la vida al pueblo
brasileño, pues a partir de ahora, serán tratados como menores de edad o personas
incapaces de tomar sus propias decisiones en cuanto a lo que ven, leen o
escuchan, su derecho a estar informados de ahora en adelante, pasa
obligatoriamente por la mano de censores.
El presidente Lula no solo ha motorizado esta nefasta
decisión, sino que se ha convertido en el cancerbero que de ahora en adelante,
seleccionará para sus coterráneos cuales son las tecnologías que le son propias
y benignas a la sociedad del Brasil, y también será muy buena la decisión para
el partido de los Trabajadores y los otros movimientos socialistas, pues van a
borrar de sus pantallas, teléfonos, noticiarios, medios digitales de
comunicación, toda mención a los fanáticos de la derecha, sobre todo a los
simpatizantes del Sr. Bolsonaro que -según los socialistas- se han dedicado
últimamente a esparcir mentiras e infundios, con lo que estos izquierdistas
pretenden lograr una democracia mucho más limpia y humanista para todos.
No será algo tan sofisticado como lo que quiere hacer Maduro
en Venezuela, que luego de inaugurar con bombos y platillos a un nuevo poder
público como lo fue el electoral, ahora se ha dado cuenta que ya no es necesario,
el Tribunal Supremo de Justicia puede sin ningún problema organizar, junto a
los militares, las elecciones para garantizar su equidad, limpieza y
equilibrio… ni en el Tercer Reich alemán tuvieron tal visión.
Pero Lula ni Moraes se han dado cuenta de las repercusiones
de sus acciones para el desarrollo futuro de esa vecina nación, tratar de meter
por el ojo de la aguja socialista a las grandes empresas tecnológicas del mundo
va a crear un problema de marca mayor en el futuro inmediato, imponerle una
ideología y comportamiento a los grandes conglomerados de negocios es absurdo,
no lo van a poder lograr, y le hacen un daño enorme a las oportunidades de
desarrollo de Brasil.
Pero no perdamos de vista nuestro principal objetivo con
este artículo, el derecho a estar informado, parte fundamental del derecho a la
libre expresión, uno de los pilares fundamentales de los derechos fundamentales
del hombre, el abogado y Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Talca, en Chile, el Dr. Humberto Nogueira Alcalá, publicó en el año 2000 su
monografía titulada: El derecho a la
información en el ámbito del derecho constitucional comparado en Iberoamérica y
Estados Unidos explicándonos como los Derechos Humanos contenidos en los
tratados internacionales, refrendados por los países, están incluso por encima
de la soberanía de los estados:
Así, la soberanía estatal externa queda disminuida y limitada, debido a
que los derechos esenciales de las personas son objeto de tutela en el ámbito
internacional frente a los Estados mismos… En materia de derechos humanos, los
Estados tienen obligaciones frente a la comunidad internacional en su conjunto
en orden a la consecución del bien común internacional. Tales derechos
constituyen un patrimonio común de la humanidad y una obligación erga omnes
respecto de todos los Estados.
Por supuesto, los socialistas
en su conjunto pretenden estar por encima del orden jurídico internacional al
momento de ejercer su soberanía, a la que consideran suprema, indoblegable y
absoluta, es la misma “fiebre” de les da a estos izquierdistas una vez en el poder,
no aguantan dos pedidas para manifestar que “aquí
somos soberanos y hacemos lo que nos da la gana”. De allí viene ese gusto
por el totalitarismo dentro del cual Maduro y Ortega se han excedido un poco en
cuanto a quien desparecer, expulsar del país, torturar, matar, declarar traidor
a la patria, etc… un camino que se empieza con censurarle al pueblo lo que
deben saber y porque vía o medio.
Estamos claros en algo, Elon
Musk es un empresario y como tal, su interés principal es hacer dinero con su
emprendimiento, sus productos y servicios consisten en medios de comunicación
de avanzada donde la libertad del flujo de información es fundamental. Brasil es un país enorme, se calcula que debe
haber unos 22 millones de usuarios de internet, de los cuales unos 215.000
estaban suscritos a los servicios de X y de Starlink, antes de que al gobierno
de Lula le hubiere dado “la puntada hegemónica”, pero ahora, luego de la
sentencia draconiana del magistrado de Moraes, en las que puede imponer multas
hasta de 9.000 US$ si agarran a alguien utilizando la red social X oculto tras
una identidad VPN. Como buenos socialistas que predican el odio social hacia la
clase empresarial, lo que destacan es que en Brasil, esos multimillonarios y
para colmo, extranjeros, tienen que obedecer las leyes que tratan a los
brasileños como si fueran unos oligofrénicos.
Las reformas al ordenamiento
judicial que se están llevando a cabo en México también tienen algo de este tufillo
fascista, de utilizar a los jueces y sus sentencias como medio para los
políticos socialistas modificar las
constituciones y el ordenamiento jurídico establecidos, con el solo fin de
ellos gobernar por siempre y con un mínimo de resistencia, anulando toda
oposición.
Malo
para Lula que se consiguiera con un contendor de la talla de Elon Musk, que
viene de los campos de batalla en los EEUU donde intentaron someterlo por todos
los medios inimaginables, presentó batalla por preservar para las generaciones
del futuro ese sagrado derecho a la libre expresión, y no se va a dejar
achicopalar ni por amenazas, ni por jueces haciendo política.
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