miércoles, 5 de febrero de 2014

El otro Kahayyan

Por Saúl Godoy Gómez.

 También aquí hay violadores de tumbas, que falsean la poesía y los hechos con la mirada puesta en el mercado… y entonces es mejor emborracharse con Omar Kahayyan que acompañarles en sus ofensas a los hombres.
Eumeswil
Ernst Junger

 

He oído los Rubaiyat en diversas situaciones y recitados por distintas personas, en una fiesta, no hace mucho, tenía una pareja al lado; oí que el joven, con rostro encarnado y mirada ávida de deseo le recitaba una cuarteta a su bella acompañante:

 

 
 

Caeremos en el camino del amor y el destino
Nos aplastará. ¡Oh doncella, oh mi cáliz encantado,
Levántate y dame tus labios antes de que llegue
El fin y me convierta en polvo.


En otra ocasión un cura que oficiaba una misa de difuntos me sorprendió al iniciar su sermón con el siguiente rubâi:

En voz baja dijo la arcilla
al alfarero que la amasaba
"no olvides que alguna vez
fui como tu, ¡no me maltrates!

Luego se lanzó con una disertación sobre la naturaleza humana y la transmigración del alma, terminando con el conocido "polvo eres y en polvo te convertirás".

Mi interés por este poeta persa del siglo XII empezó desde muy temprano. Siendo uno de los libros más populares publicados por colecciones de literatura universal, llegué a tener varias versiones del mismo hasta que me propuse coleccionarlas.

Aquella poesía epicúrea, musical, aquellos cantos de vida y amor, llenos de una filosofía desesperanzadora donde los grandes enigmas de la vida eran diluidos en vino, y el dolor del desengaño era olvidado entre huríes danzantes y el tañar del laúd despertaron en mí el gusto por lo exótico y, demo admitirlo, mi interés por la cultura oriental.

Llamó también mi atención que ninguno de los libros coincidían unos con otros; una versión era de 111 cuartetas, otra de 250 y hasta una con 800 de ellas.  Las traducciones eran todas diferentes, a veces el contenido se asemejaba pero no así su estructura. Habían líneas que se repetían, cuartetas que se leían en unos pero no en otros, versiones que parecían escritas por otro autor.

Intrigado descubrí que existían diversas traducciones realizadas en diferentes fechas y en distintos lugares del mundo.

Pues resulta que existen varias transcripciones en Persa de un supuesto original que escribió Kahayyan, dependiendo de cual manuscrito se tomara, la traducción resultaría en unos Rubaiyat o en otros, las principales traducciones que se hicieron del parsi en occidente fueron en inglés y francés.
 
En castellano, de acuerdo a Raúl Ruiz es su ensayo El jardín de Omar Kheyyan nos informa: "Kahayyan entra en España por Barcelona y en lengua catalana; en 1907 Vives Pastor publica poemas del persa en la revista L´Avenc. También en la revista madrileña Renacimiento Martínez Sierra da a conocer, en prosa, 75 de los rubaiyats. Pero principalmente en castellano se hacen populares las versiones de las traducciones inglesas y francesas”.

Investigando un poco más me encontré con la gran polémica que se ha dado en círculos académicos sobre la autenticidad de los Rubaiyats, sobre todo los que surgieron de la pluma del traductor inglés Edward Fitzgerald a quien acusan de autor apócrifo de esta gran obra poética y que resulta ser la versión más popular de todas.

Pero la discusión iba más allá, para algunos estudiosos se trataba de si el Jeque Omar Kahayyan era un ateo rebelde, hedonista, hereje, blasfemo, o por el contrario, era un santo derviche, austero, asceta y místico. Si era un Sufi, entonces la lectura de los Rubaiyats debía ser sometida a un escrutinio especial, cifrado, con giros y retruques propios de las enseñanzas herméticas.

Si no lo era, entonces las palabras tristes y desconcertantes de este filósofo era un lamento de impotencia; tendríamos que opinar como Alí Nô-Rouze cuando escribió: "El materialismo de Kahayyan nunca es grosero. El ansia con que exalta el vino y el amor es desgarrante. Sus paradojas e ironías contra los dogmas y los mercaderes de dogmas, sus blasfemias son las de un rebelde".

                                                                     ***

En la Galería Nacional de Retratos en Londres, hay una pequeña y ovalada pintura cuya autoría es de Eva-Rivette Carnac. La copió de una fotografía de 1873 posteriormente extraviada. El retrato es el de un hombre prospero, de unos cincuenta años, amplia y redonda calva, mirada inteligente, elegantemente ataviado, que porta una barba cuidad y corta.

Se trata de Edward Fitzgerald (1809-1883), traductor y lingüista. Educado en Cambridge, luego de graduado y joven aún se retiró para vivir de sus rentas y dedicarse a la jardinería, la música, los lenguajes y a la navegación.

 Tuvo amistad con célebres escritores de su época como Thakeray, Dickens, Tennyson y Carlyle. Dejó una breve obra entre las que destaca Seis dramas de Calderón, traducción que publica en 1853 y otros trabajos sobre clásicos griegos, Esquilo entre ellos.

Alcanza la fama en 1860 con la traducción de los Rubaiyat de Omar Khayyan. Los bellos poemas capturaron el gusto de los europeos, sobre todo el de los ingleses en pleno reinado victoriano, con todos aquellos vicios privados y una austera moral pública que conformaron los tiempos; esos cantos al amor y al vino, conjugados con sus penetrantes pensamientos sobre la vida y la muerte refrescaron la sed por lo exótico en una época en que toda Inglaterra era exótica, el primer Imperio del mundo.

 La vida de Omar Khayyan se popularizó con su obra. Según la leyenda (que debe ser revisada debido a algunas contradicciones cronológicas) tres eran los amigos que un día en la ciudad de Haishapur, siendo todavía jóvenes, se reunieron para prestar un juramento. Nizan Al Mulk, Omar Khayyan y Hassan Ibn Sabah, se pusieron de acuerdo para que aquel que llegara primero a la fama y a la riqueza ayudara a los otros dos.

Al correr de los años, Nizan se convirtió en Gran Visir del Sultán seldjucida Alp Aralan y, recordando su promesa, ayudó a sus amigos de infancia. A Hassan le consiguió un puesto importante en el gobierno. Omar por su parte, pidió una pensión y se retiró a una vida fácil y acomodada. Durante ese período, se supone, escribió las cuartetas o rubaiyats.

Hassan se vio envuelto en una serie de intrigas y complots en contra del Sultán; cayó en desgracia y tuvo que huir con un grupo de seguidores al sur de las montañas de los Cárpatos. Allí, en Alamut, construyó un refugio inexpugnable. Su fama de hombre iluminado lo convirtió en una figura influyente; captó un pequeño ejercito y los adoctrinó de tal forma que daban la vida por él bajo la promesa de que irían al paraíso, fue así como se convirtió en el Sheik El-Jabel conocido por la historia como “el viejo de la montaña” el primer terrorista con alcance global, sus asesinos llegaron hasta las cortes europeas.

 Para lograr tal dominio, Hassan no reparó en esfuerzos y recursos. Usó el hashis para trabajar la mente de sus seguidores; los alimentaba, los instruía, era su guía espiritual, los premiaba y castigaba, los enseñó a matar. En Alamut construyó una ciudadela en la que entrenaba espías y asesinos con los que llegó a dominar a los reinos aledaños, sus servicios eran requeridos por los príncipes para eliminar a sus enemigos y al final a ellos mismos caían bajo las dagas y los venenos de Hassan, logrando en el ínterin acumular una gran riqueza. Siempre advertía a sus víctimas de su presencia para aterrorizarlos y hacer su voluntad, una primera señal era dejar debajo de la almohada de su blanco, mientras dormía, una hogaza de pan caliente, para demostrar que sus sigilosos asesinos cortarían su cuello cuando él quisiera sin importar con cuanta seguridad se rodeara.

Sus comandos suicidas desataron una ola de violencia y muerte en personas importantes que incluyó a su amigo Nizan. La palabra “asesino” empezó a significar lo que hoy entendemos gracias a Hassan, su nombre se hiso leyenda entre los cruzados que pudieron volver a Europa. Marco Polo, en su recuento de sus viajes, refirió su historia y que a él le contaron.

El imperio de los asesinos terminó enfrentado a las hordas de Gengis Khan, los mongoles arrasaron con Alamut, con lo cual se perdió una de las bibliotecas más importantes del mundo. Hassan no solo era un despiadado depredador sino una fuerza política importante de su época, un pensador de valía y patrón de las artes como bien lo descubrió posteriormente Federico Nietzsche.

Este es, en resumen, la historia que todo el mundo conoce de Omar y su tiempo, ahora examinemos las bases históricas de este personaje y su obra.

                                                                             ***

Después de la muerte del Profeta Mahoma, el Islam comenzó su expansión; aparecieron varias sectas. Las enseñanzas de Alá se propagaban a los cuatro vientos. Unos grupos se inclinaron hacia la ortodoxia, ateniéndose estrictamente a la letra del Corán.

Otros se desplegaron hacia el misticismo, al encuentro de la experiencia directa con Dios, buscando nuevas interpretaciones de la palabra del Profeta.  De esta manera surgieron, en una primera instancia los Sunitas y los Chiitas y de estos dos se deprendieron un rosario de sectas menores, entre ellas: los Jatibíes, los Hasaníes, Abasíes, Ismaelitas, y por supuesto, los Sufíes. El nombre de estos últimos proviene de investigadores de Alemania en 1821, y derivaba de un sayal que usaban los místicos errantes conocido como Suf.  Claude Cahen en su Historia del Islam nos explica:

“El sector razonante de la literatura musulmana oficial ha hecho que ha menudo se considerase al Sufismo como un aditamento cristiano o budista… se trata de hombres también que, frente al ascetismo de renuncia triste, esperan y a veces experimentan, la alegría de la comunicación con Dios- más adelante nos expresa el mencionado autor- No obstante, también era fácil encontrase en ciertas manifestaciones del sufismo, posibles gérmenes de desviación religiosa. La convicción de una comunicación con Dios llevaba a tomarse casi como un profeta, idea chocante para el Suni.”

 Los sufíes fueron perseguidos y varios martirizados. Para muchos islámicos estos herejes corrompían la verdadera tradición. Algunos, como el caso de Hallay fueron crucificados.

Dentro de los Sufíes, también hubo opiniones doctrinales contrarias y cismas, fundándose así, varias escuelas diferentes.

La tradición sufí recoge importantes aportes del budismo, hinduismo, neoplatonismo, gnosticismo, hebraísmo y cristianismo.  A través de la música, la danza, repeticiones de oraciones hasta lograr el trance, ritos colectivos, los sufíes trataban de lograr el estado perfecto para la comunicación directa con Alá. Los procesos para conseguir la relevación variaban con cada orden, Cuatro fueron las fundamentales: la Chiahti, la Quadri, la Suhrawardi y la Naqahbandi.

Pero la gran contribución que el sufismo dio al islamaismo fue el trabajo intelectual que los verdaderos pensadores como Al-Ghasali, Farid Ad Din Attar, Omar Khayyan y Jaial Ad-Din Rumi lograron durante el período persa. Fueron esas obras filosóficas y poéticas, tratados de administración y ciencias militares, comentarios sobre teología y moral, las que consolidaron la doctrina y el pensamiento del Islam. Y lo más importante, a través de ellos se logró una justa síntesis entre el pensamiento ortodoxo y el místico.

Los sufíes tras este torrente de obras y prácticas, florecieron y sostuvieron durante la invasión turca la identidad en la región. El libro de Idries Shah The way of the Sufi, es bastante revelador sobre ciertos aspectos herméticos de esta doctrina:

“Los sufíes aseguran que cierta actividad mental y otras actividades bajo condiciones especiales y con esfuerzos particulares en lo que se describe con un alto trabajo mental, lleva a percepciones especiales cuyo aparato está latente en el hombre ordinario. Sufismo por lo tanto es trascender las limitaciones ordinarias.”

La Francomasonería, los Rosacruces, la Cábala contienen aportes de estos conocimientos. Personajes como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, Roger Bacon, Raymond Lully, Gurú Namack, Gurdieff y Ouspensky, fueron influenciados en su pensamiento y obras por los maestros sufíes. A Shakespeare y a Hans Cristian Andersen se le señala como divulgadores de leyendas sufíes.

En órdenes de caballería, en la Gesta Romanorum, los Trovadores y Cantores de Gestas, las enseñanzas hindúes Veda, presentan un ideario secreto con una fuerte influencia persa que viene de los tiempos de Khayyan.

Personajes extraordinarios como Carambola en Grecia, era en realidad el derviche Haji Becktaah Wali y San Terapión era también conocido como el poeta Turabi del siglo XV.

                                                                         ***

Para el año 1055 de nuestra era, Tugril-Bay era el dueño y señor de Irán y Bagdad, fue el precursor de la dinastía de los Seldjucidas cuando los turcos eran los dueños del mundo. Tuvieron un auge con Alp Araiam (1063- 1073) y Maliksah (1073-1082) sucesores de Tugril. Estos sultanes eran islámicos ortodoxos. Fue Alp Araiam un magnífico soldado y político quien consolidó su dinastía en el Asia Menor.

Tuvo el acierto de nombrar como Visir al hábil Nizán Al Mulk, un persa cultísimo y excelente administrador que fue autor de un tratado conocido como el Siyastnameh “Libro del Gobierno”. Treinta años ocupó el cargo de Visir, sirviéndole también a Malaksah, organizando el Estado y llevándolo al esplendor, hasta el día en que lo asesinaron: un limpio trabajo del Viejo de la Montaña y sus asesinos.

                                                                         ***

El Jeque Ghiathudin Abdul Fath Omar Ibn Ibrahim Al Khayyan El Chaq, nace en Naishapur de Korassan en fecho incierta. No-Rouze lo ubica en el año 1040; Alí-Shah sostiene que nació en el año 1015. Los menos osados dicen que nació a mediado de siglo.

Sus estudios los hiso en matemáticas y se destacó como astrónomo. El escritor Harold Lamb afirma que fue encargado del observatorio de Nisapur a los veinte años; llegó a ser durante el sultanato de Maliksah astrónomo de la corte, y fue comisionado para el estudio de un nuevo calendario que fue calculado con magnifica precisión y su puesta en rigor adelantó la civilización en muchos aspectos.

 Sus trabajos de matemáticas y algebra son, aún hoy en día, considerados como clásicos. Fue un seguidor de las enseñanzas de Avicena, comentarista de Tolomeo y Euclides, estudioso de los griegos había dominado las ecuaciones de tercer grado, resueltas por medios geométricos. Sus trabajos matemáticos han sido comentados ampliamente por Kasir, Woopke, Meerman, Libri y Sedillot.

En este punto de nuevo la vida de Omar se hace nebulosa. En realidad no se sabe cómo vivió, aunque es difícil de creer, como dice Graves, que fuera un vagabundo borracho entonando cancioncillas como “comamos y bebamos que mañana moriremos”. También resulta difícil de aceptar la idea de José Gilbert: “Dicen los cronistas que su mayor placer era el de conversar y beber con sus amistades al claro de la luna en la terraza de su casa, muellemente tumbado en divanes cubiertos de tapices multicolores, acompañado de cantantes, danzarinas y tañedores de laúd y servido por una hermosa y gentil doncella que le escanciaba el vino en una copa de oro. En su delicioso retiro, alternaba sus días entre austeros trabajos y fáciles placeres.”

 Aunque es cierto que vivió en un período brillante de la cultura persa, no menos cierto era que sus trabajos científicos necesitaban del rigor mental y disciplina férrea. Hacer un calendario en aquella época sin ayuda de computadoras, era un trabajo monumental, tan solo en lo que se refiere a las observaciones y cálculos estelares se necesitaba un orden y un detalle que no permitían la distracción y contradecía la vida disipada que se le atribuye. Por otro lado no negamos la sensibilidad exquisita de los persas en esos tiempos, ni el rose de Omar con la corte y la vida palaciega en Merv.

 No debemos pensar en Omar como en un abstemio, la prohibición de Mahoma fue la de no ingerir licor de dátiles, no el vino, que era usado de manera ritual. En este mismo sentido hay que tener en cuenta que, dentro de algunas sectas sufíes, las mujeres eran admitidas, sin que esto significara que sus reuniones eran ocasión de orgías.

Omar fue un duro crítico de otros sufíes que quisieron apartarse de la vida moral y recta. Podemos entrever su burla hacia la ortodoxia ciega y equivocada de algunos “maestros” que trataban de exigirle al pueblo sacrificios tan solo para complacer intereses personales y sin sentido.

La poesía de Omar, debo aclarar, es una poesía de segundo orden en Persia, tenía mayores méritos como científico que poeta, artistas como Rumi, Saadi, Rudaki, Mahmud de Ghajma y otros, son más importantes que el mismo Khayyam, es en occidente donde se da este gusto por su literatura y se le tiene entre los grandes. Por ello no era de extrañar que hasta hace pocas décadas, Khayyam era un desconocido en su natal Irán.

                                                                              ***
 
Desde 1853, fecha en que se publican por primera vez en occidente los Rubaiyat nace la polémica sobre lo que quiso significar su autor con sus versos, sobre si era adecuada aquella traducción de Fitzgerald y si reflejaba el verdadero espíritu del astrónomo-filósofo. Entre la primera y segunda edición del libro de Fitzgerald se publica en Francia la traducción de J.B. Nicolas, quien partió del convencimiento que Omar era un sufí practicante, por lo que su versión se convirtió en la antítesis de la versión inglesa. Inmediatamente cerraron filas en torno a su colega otros destacados literatos como Edward Cowell, George Saintsburry, Meredith y defendieron su trabajo.

 La tesis que  Khayyam era un practicante sufí fue perdiendo terreno frente a la enorme popularidad que tuvo aquella traducción anglosajona. La influencia de Fitzgerald se hiso palpable en muchas otras traducciones que se hicieron posteriormente, su influencia todavía se siente.

Robert Graves y Omar Alí-Shah en sus estudios y versiones de los Rubaiyat, argumentan en contra de la versión de Fitzgerald (utilizando manuscritos del siglo XII, contraponiéndolo al manuscrito Boldiano del siglo XV que Fitzgerald usó). Atacan por el lugar más endeble, cuestionando la habilidad lingüística de Fitzgerald, señalando su ligereza y la falta de escrúpulos y resaltando el casi total desconocimiento de las tradiciones sufíes del traductor.

Apenas cuatro años de insuficiente estudio del complicado idioma Parsi y un obsoleto y poco confiable diccionario parsi-inglés- alegan Graves y Shah- son razones suficientes para descalificar académicamente esa traducción. Los nuevos traductores contraponiendo su versión descubren omisiones, agregados, inventos, cambios de orden, de significados, etc.

La edición de 1976 de La Enciclopedia Británica parece tomar a la ligera esta polémica, simplemente se refiere a la “versión libre” que hiso Fitzgerald protegiendo de esta manera la obra del súbdito británico y extendiendo la impunidad a lo que debe ser uno de los fraudes más publicados del mundo. Un amigo me comentaba de la poca monta del asunto “Lo que vale no es quien escribe ni como, lo que quiere decir es lo que importa”.

 Quizás por esto, la posición que toma Jorge Luis Borges sea la más cómoda, cuando en su libro Otras Inquisiciones nos dice: “Toda colaboración es misteriosa. Esta del inglés y el persa lo fue m’as que ninguna, porque eran muy distintos los dos y acaso en vida no hubieran trabado amistad y la muerte y las vicisitudes y el tiempo sirvieron para uno supiera del otro y fueran un solo poeta”.

 De todas maneras, aparte de ciertas confusiones, quienes busquen la verdad la encontrarán, creo que Omar previendo este enredo nos dejó escrito:

“El secreto debe ser mantenido para la no-gente
El misterio debe ser escondido de todos los idiotas.
Ve lo que haces a la gente.
El ojo tiene que ser escondido de todos los hombres.”

(De la traducción del libro El Nectar de Gracia, de Swami Govinda Tirtha, 1941)

 

El poeta Ruben Darío en un prologo escrito en 1914 ensalzaba a los Rubaiyat como la gran obra del oriente misterioso, y como él, otros muchos han caído en el encanto de una obra que siempre estuvo en duda, pero sobre la cual triunfó la idea, más bien espejismo que llevó a los románticos a perdurar en esta obra el ensueño de las Mil y Una Noche. El verdadero Khayyam seguirá esperando, él tienen tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario