Con
este pavoroso capítulo de ataques y maldades en contra de la población,
nuestras Fuerzas Armadas Nacionales cierran definitivamente un capítulo que el
país difícilmente olvidará ; se trata de una institución podrida que, por
razones que no voy a explicar en este artículo, vivió de una fama de utilería,
de fantasías y mentiras. Infiltradas por el comunismo internacional, el
narcotráfico y la corrupción, se pegaron solitas el tiro en la sien y murieron;
nadie las va a llorar, nos traicionaron.
Desde
hace un buen tiempo he estado pensando sobre lo que vendría después ¿Puede el
país existir sin unas fuerzas armadas? Aparte de evitarnos el tremendo gasto
que significa sostenerlas, nos ahorramos la angustia de tener esa espada de
Damocles sobre nuestras cabezas al momento de conducir políticamente el país;
la institución militar siempre fue la que daba la última y más importante
opinión sobre la viabilidad de un gobierno, si bendecían bien, si no…
En
un mundo globalizado como el nuestro, el poder existir sin unas fuerzas armadas
nacionales parece posible; gracias a alianzas y convenios de seguridad, un país
puede vivir sin ejército, hay países vecinos con capacidades militares de gran
alcance y última tecnología que, con simplemente tenerlos de aliados, serían
disuasivos a cualquier amenaza importante, con una política exterior bien
llevada, nos podría convenir contar con cooperación militar extranjera, sin
tener que temer por una invasión u ocupación; por supuesto, siempre existiría
el vínculo de dependencia, sería algo así como contratar a un guardaespaldas, él
tiene el arma, pero si es un profesional y los términos están bien estipulados
dentro de un clima de respeto y equilibrios de fuerzas internacionales, el guardaespaldas
no nos tomará como rehenes y se apoderará de nuestro hogar.
También
se cuenta hoy en día con fuerzas multinacionales. Organismos supra nacionales
encargados de mantener el orden internacional y que cuentan con sus ejercitos
para garantizar la paz, y a los que se podría recurrir en caso de peligro.
Por
último, están las empresas privadas que prestan servicios de seguridad a nivel
internacional, las hay de todo tipo y tamaño, algunas especializadas en
trabajos quirúrgicos, otras en grandes movilizaciones, son servicios costosos y
aparentemente muy eficientes, trabajan por contrato.
De
modo que no veo la necesidad de sostener un aparato de seguridad tan grande
como serían unas fuerzas armadas como las que teníamos y que al final no sirven
para nada, sino para crear problemas.
Las
guerras modernas tienen un costo elevado y siempre alguien termina pagando; la
Guerra del Golfo le costó a los árabes, víctimas de las agresiones de Irak, una
elevada suma de dinero, pero contaron con el mejor ejército del mundo para
devolverles sus posesiones, y allí están, todo el mundo contento y el orden
internacional restaurado.
Pero
en realidad me transaría por una solución intermedia, nuestro país necesita de
unas fuerzas armadas pequeñas, operativas a varios niveles, de respuesta rápida
y profesional.
Tal
como lo veo, es obligante tener una Marina, debido a nuestro extenso frente
oceánico y la rica red lacustre que el país posee; quizás más que una Marina,
un buen servicio de guardacostas encargado principalmente de vigilancia,
rescate y la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla.
Necesitamos
un ejército pequeño, no más de diez mil efectivos, todos entrenados y
dispuestos para la respuesta de primer nivel, de intervención rápida, repartido
estratégicamente en regiones, bien pagados, mejor equipados y entrenados por
los más calificados del mundo en sus especialidades.
Una
Aviación básica, con capacidad ofensiva limitada, pero principalmente de
soporte y logística, que pueda operar con cobertura en todo el territorio
nacional; nuestro principal enemigo, aparte del comunismo internacional y el
narcotráfico, han sido los desastres naturales, incendios, inundaciones,
terremotos, sequías, contaminación, minería y desforestación ilegal y
epidemias. Esas fuerzas tendrán especialización para combatir esos males de
manera puntual.
Demás
está decir que la Guardia Nacional desaparecería, en su lugar se entrenaría a
diversas policías administrativas para ocuparse de las aduanas, fronteras, puertos,
vialidad, instalaciones estratégicas, ambiente y orden público.
El
plan es tener unas nuevas fuerzas armadas, de no más de 20.000 efectivos,
profesionales, con grados universitarios todos, con contratos de no más de diez
años (se acabó la carrera militar en Venezuela) y con sueldos competitivos con
los mejores en el mundo, se trata de un cuerpo manejado con mentalidad
corporativa con uso de alta tecnología, cero culto a los héroes, cero historia
militar (excepto para los historiadores profesionales y académicos), cero desfiles,
cero guardias de honor, cero política, cero distracciones a su labor de
seguridad, trabajo con base en metas y objetivos, con evaluación continua las
24 horas del día.
Una
fuerza militar como la que propongo sería para personas jóvenes de hasta 20 a
25 años de edad para su ingreso, con la posibilidad de tener una experiencia
técnica de primer orden al servicio de su país, con la oportunidad de continuar
sus estudios superiores de especialización y salir diez, siete o cinco años
después con una certificación que lo haría apto para trabajo inmediato en la
empresa privada o en el servicio público, queremos convertir a las fuerzas
armadas en un privilegio para ingresar en una organización élite, a nivel de
las mejores del mundo.
Pero,
para que el plan funcione, necesitamos desarrollar dos instituciones
fundamentales, un buen cuerpo diplomático y consular y un servicio de
inteligencia de primera, es allí donde iría a parar el grueso de los recursos
que hoy se asignan a las Fuerzas Armadas, sobre todo los gastos armamentistas.
Más
que armas, necesitamos, ojos, oídos y cerebros para afrontar el mundo del siglo
XXI. Ya expliqué la importancia de
contar con los convenios, tratados, alianzas para crear nuestra red hemisférica
y regional de seguridad, requerimos estar presentes en los foros internacionales
de modo de garantizar que nuestros intereses estén no solo asegurados, sino
protegidos.
Esto
se logra participando en cada iniciativa internacional posible (haciéndonos
parte del bloque de países occidentales, apoyando sus intereses, incluyendo el
enviar un contingente de nuestras tropas en misiones de paz y humanitarias
alrededor del mundo) y mantener unas buenas relaciones a nivel mundial, estar
atentos a las tendencias, movimientos y cambios en las relaciones, y contar con
un cuerpo diplomático, que vele por nuestra posición en esta aldea global, que
nuestros ciudadanos en el mundo sientan que están protegidos y tienen a quien
acudir, saber quiénes son amigos y quienes enemigos, donde y como están
nuestros intereses, económicos, científicos y de seguridad, esa es información
de primerísima necesidad.
El
servicio de inteligencia nos permitirá el manejo de la información táctica y
estratégica que es la que finalmente moverá el aparato de nuestras fuerzas
armadas internas; tenemos que ir un paso delante de los acontecimientos,
necesitamos aprender de nuestros errores y potenciar nuestras ventajas, es un
deber y una necesidad contar con la mejor información, inmediata y segura, reducir
las incertidumbres al máximo para que nuestros líderes puedan tomar las mejores
decisiones posibles en bien de la nación.
Estos
tres componentes de las nuevas fuerzas armadas de Venezuela estarán rodeados de
una serie de instituciones científicas y civiles de primer orden, para que sus
acciones se encuadren dentro de las mejores opciones posibles, y con esto
quiero decir que los guardacostas, por ejemplo, contarán con un acompañamiento
científico de laboratorios, centros de investigación y estudios en
oceanografía, geografía de los sistemas fluviales, calidad del agua, ciencias
atmosféricas, sensores remotos, climatología, etc., igual para los demás
componentes.
Esta
propuesta que hago va a tener repercusiones sobre todo de los poderosos
intereses que existen alrededor de la institución militar de la que venimos,
“perros de la guerra”, carteles de drogas, mafias de contrabando y minería
ilegal, depredadores ambientales, importadores de bienes de consumo para el
IPFA, socios de la guerrilla colombiana, socios del “malandraje” cubano,
traficantes de combustible, de oro, diamantes, prestadores de servicio para
cuarteles y otras instalaciones militares, etc., sería el fin de la
delincuencia organizada enquistada en nuestras paquidérmicas FFAA.
Me
han hecho la observación de lo importante que ha sido las FFAA tradicionales
como mecanismo de ascensión social en nuestro país, brindándole oportunidades a
las clases populares, la verdad es que se me antoja el argumento como débil, la
misión de seguridad del estado no puede estar en función de otras prioridades
que no sean la seguridad misma, tendremos que utilizar a los bomberos, o
Protección Civil o a los auxiliares tribunalicios como alternativa, pero a las
fuerzas de seguridad no.
Pequeños,
eficientes y profesionales, como diría el Campeón Mundial de Boxeo Muhammad
Alí: “Vuela como una mariposa y pica como
una abeja”, esto, junto a un absoluto respeto por los derechos humanos y
las garantías constitucionales, serán las condiciones sine qua non de nuestro futuro en seguridad. – saulgodoy@gmail.com
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