El terrible caso de Jáua
La principal causa del derrumbamiento de la revolución socialista bolivariana es su constante y abierta inmoralidad, toda esa idea de que la revolución estaba “del lado correcto de la historia”, de su supuesto humanismo, el contenido patriótico y de justicia social de los que alardeaba, la idea de que se trataba de una acción popular, que era el pueblo soberano ejerciendo su voluntad, que la historia era la única capaz de juzgarlos, ese inasible espíritu de transcendencia y pureza revolucionaria se vienen al piso cuando vemos casos como el del Ministro Elías Jáua en Brasil.
Y
lo peor, al gobierno de Maduro dándole, con su silencio cómplice, el aval para
que Jaua, en su ignorancia y malas mañas, embarre de estiércol lo que Chávez
trato de crear en términos de ideales.
Si
un movimiento revolucionario pierde su tensión ética, si sucumbe a los
intereses personales de algunos de sus actores, esa revolución esta perdida,
por más importante que esta persona pretenda ser para el movimiento.
Cómo
es posible que, a estas alturas de tanto sacrificio y trabajo revolucionario,
venga un funcionario, de la importancia de Elias Jaua, ex canciller, ex
presidente encargado, ex ministro de la Secretaria de la Presidencia de la
Republica y otros importantes cargos en el gobierno, tanto de Chávez como de
Maduro, supuestamente al tanto de que se vive un momento critico para la vida
de la revolución, venga, por medio de un comportamiento delincuencial, burgués
y violatorio de las normas básicas de convivencia entre países, a poner la
torta? Efectivamente lo hizo, en su visita “secreta” a Brasil, acompañado de su
familia, con nada menos que una “niñera”, una de las figuras de explotación y
de status capitalista más conspicuas, con un maletín lleno de documentos
comprometedores, que hablan de estrategias electorales y pactos con movimientos
sociales brasileños hechos a espaldas del gobierno carioca, supuestamente uno
de los socios fundamentales del gobierno bolivariano, y con un arma en su equipaje
que no declaró.
El
problema no es tanto lo que hizo (si se quisiera justificar este comportamiento
como “necesario para la revolución”), sino que se dejó agarrar con las manos en
la masa y a la vista de todo el mundo, de la manera más pendeja, por tratar de
introducir un arma cargada por una frontera de un país extranjero.
Su
caso se complicó pues la mentada niñera llegó al Brasil en una “colita” de los
aviones de la estatal petrolera PDVSA, justo en el momento en que su colega en
la Asamblea Nacional, el teniente coronel Diosdado Cabello, se encontraba
pidiendo las cabezas de los corruptos en el gobierno.
Alega
el Ministro para las Comunas que se encontraba en Brasil de trabajo cuando su
esposa, que según él, le sirve de asistente, tuvo que ser internada de urgencia
en un hospital e intervenida, mientras su suegra y la niñera eran detenidas en
una aduana del aeropuerto de Sao Paulo.
Las
cosas se le enredan cuando el gobierno brasilero emite una protesta por no
habérsele informado de la presencia del alto funcionario en su territorio,
supongo que el caso tendrá sus consecuencias cuando se investigue el tipo de
acuerdos a los que este representante del gobierno en funciones había llegado
con grupos sociales organizados que hacen vida política en Brasil, sin la
anuencia del gobierno de ese país.
Ha
sido una sarta de errores inexplicables para un funcionario de la trayectoria y
categoría de Jáua, quien ha debido estar muy consciente de lo que estaba
haciendo, de lo mal que lo estaba haciendo. El gobierno de Maduro usando su
poder hegemónico comunicacional para tapar el asunto, a hecho que ninguno de
los medios de comunicación bajo su poder haya dicho cosa alguna sobre el hecho,
como si no hubiera sucedido, pero la verdad es que el incidente ha causado un
daño innecesario a las relaciones bilaterales con Brasil.
Hay
una ciudadana venezolana presa con cargos por contrabando de armas, hay una
investigación por las actividades secretas de Jáua en Brasil; lo único que se
conoce es la explicación, inconsistente, del comunicado del funcionario en el
que afirma que se trata de un lamentable error.
Errores
de este tenor se pagan en países serios y responsables con la destitución del
funcionario y su procesamiento por los delitos cometidos, eso, si el gobierno quisiera
hacer de su campaña contra la corrupción algo que tuviera sentido, que debería
empezar por poner orden en casa, no permitiendo que un caso como éste pasara por
debajo de la mesa, justo cuando el gobierno esta precisando apoyo popular y
credibilidad en su gestión.
El
incidente Jáua es demasiado notorio y ha repercutido internacionalmente; su
situación personal y la del gobierno se van agravar a medida que el gobierno
brasileño investigue y la prensa se haga eco de esta operación mediocre y
corrupta.
No
creo que la amistad y la camaradería con su clan de poder sean suficientes para
salvarlo, está en juego el prestigio de algo mucho más grande e importante. ¿Quién
tiene que pagar esta metida de pata? Espero que no sea la connotada niñera, que
en estos momentos debe afrontar la
justicia en tribunales brasileños y sólo recibía órdenes de su jefe.
Una
investigación de ley se debería abrir dentro de la empresa PDVSA, cuya flota de
aviones es usada para cometer ilícitos, entre ellos el permitir que sus vuelos
sean aprovechados por el interés personalísimo de algunos privilegiados
funcionarios, para su uso personal, el de su familia y allegados. Eso es corrupción.
Que
sus administradores y tripulaciones permitan que maletines contentivos de
dineros, armas y documentos secretos (y quién sabe si otras cosas mucho más
peligrosas) se transporten en sus aeronaves en detrimento de la seguridad del
país y de la normativa internacional de aeronáutica.
El
país debería conocer a qué programa, plan o misión pertenece esta gestión de
convenios con organizaciones extranjeras, donde el nombre del país se ve
involucrado; saber si el señor Maduro Moros estaba al tanto de la misma y si
éste contaba con su anuencia, ya que se trataba de un despacho y un funcionario
de su tren ejecutivo.
Debería
informársenos sobre la manera como se llevó a cabo y porqué se hizo esta
negociación, que más bien pareciera una operación de espionaje o de subversión contra
el gobierno brasileño, realizada sin el aparente conocimiento de nuestra
cancillería.
El
señor Jáua tiene un pasado muy poco claro en cuanto a sus actividades
políticas, su persona ha recibido varios rechazos de gobiernos amigos al momento
de ofrecer su nombre como nuestro representante ante sus fueros; este último
episodio se está manejado de manera turbia y sesgada, contribuyendo muy poco en
mejorar su crédito como figura pública.
Por
ultimo pero no menos importante, ¿Es el nepotismo una práctica aceptada y legal
en el ejercicio de las funciones públicas en Venezuela? ¿Es una práctica cónsona
con la moral revolucionaria?
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