¿A los venezolanos nos gusta la mentira? ¿Qué se nos engañe continuamente? Yo creo que a ninguna persona, sea de donde sea, puede sentirse conforme con que alguien trate de falsearle su mundo, que le digan, que lo que uno cree, no es verdad; que la palabra empeñada o la promesa ofrecida no tenga valor, que lo que uno afirme con tanta vehemencia hoy, mañana sea otra cosa, que se llegue al extremo de mentir sobre quien es uno, de donde es, en lo que cree y piensa, si esto fuera así, las personas vivieran en un estado constante de incertidumbre, lo que genera inseguridad y miedo, haciendo imposible cualquier relación, no habría confianza, no se podría interactuar, la gente le temería al vecino, al hijo, al esposo.
La
mentira es como un ácido, corroe toda relación humana, hace imposible los
acuerdos, cuando alguien descubre que el otro es un mentiroso, la relación
cambia para peor, tratamos de evitarla y recogemos nuestros afectos ya que la
mentira hiere, nos hace daño.
Por
lo que respondo categóricamente, no, a los venezolanos no nos gusta que nos
mientan.
Pero
entonces, ¿Qué hacemos con un gobierno que miente? Que se la pasa diciéndonos falsedades,
ocultándonos la verdad, ¿Qué hacemos con un grupo de hombres y mujeres que han
llegado al poder mintiéndonos?
Diciendo
que son una cosa y en realidad son otra, que aman al país, que son venezolanos,
que nos quieren, que desean lo mejor para nosotros, pero resulta que nos dicen
que no son comunistas pero les da asco la propiedad privada, que quieren más a
Cuba que a nuestro país, que necesitando Venezuela tanto dinero para medicinas
y equipos médicos, prefieran regalárselo a La Habana, y permitan que tanto
compatriota sufra y hasta muera porque no consiguen como aliviar sus males.
El
que hace de presidente nos dice que nació en Venezuela pero ya todos sabemos
que es ciudadano colombiano, se dice un presidente obrero pero nunca fue un
verdadero trabajador, nos mintió cuando se postuló para un cargo para el que
nunca estuvo preparado, nos miente cuando nos dice que quieren matarlo, que le
están dando un golpe de estado, que hay una guerra económica para no admitir,
que es el verdadero culpable de nuestras penurias económicas.
Miente
cada vez que hay un estudiante asesinado por sus órdenes, que no hay pena de
muerte en nuestro país pero los pelotones de fusilamiento están en la calle, mantenidos
y protegidos por su gobierno; miente impúdicamente cuando le echa la culpa de
la escasez a los empresarios y productores, cuando los acusa de acaparadores y
es el mismo gobierno chavista, de notorios y empecinados mentirosos, los
primeros acaparadores (principalmente de las divisas petroleras), son los más
destacados contrabandistas de nuestros productos básicos, los grandes
beneficiarios de la escasez de todos, los que se hacen ricos a costa de
nuestras carencias y dicen amarnos.
Se
jactan de ser los verdaderos representantes del pueblo pero nadie los quiere, alegan
que tienen el respaldo de la gran mayoría del país y no llenan ni una placita
de gente si no la pagan, se promocionan como demócratas pero no soportan la
disidencia ni las diferencias, que aman a los pobres pero para hacerlos más
dependientes y miserables, que son honestos y no pueden ocultar el rabo de
saurio que portan entre las piernas.
A los
chavistas definitivamente les gusta la mentira, de hecho, se han apropiado de
casi todos los medios de comunicación del país para llenarnos de engaños y
cuentos de camino, quieren que creamos que vivimos en democracia, en un país próspero y en paz, con gente feliz y solidaria y la realidad es todo lo
contrario, Venezuela es un campo de batalla, el país está destruido y la
cantidad de bajas es diaria y sin respiro.
Lo
peor de esta epidemia de mentiras y conspiraciones es que ya ha desbordado el
país y se extiende por el continente, ya hay países latinoamericanos que se
regodean en la mentira de una supuesta unión y hermandad bolivariana, allí va
envuelto el veneno de las imposturas y caretas, los gobiernos dicen, de la boca
para afuera, que son solidarios con sus mandatarios, con sus gobiernos, pero no
con los pueblos, que son los que verdaderamente importan, la gente, los
ciudadanos que son víctimas de la violencia y la ineptitud de los gobiernos de
turno, ellos no importan, las solidaridades es para con los funcionarios, se
relacionan como en un club, no vaya a ser que en un futuro cercano a los
gobiernos boliviano, ecuatoriano, argentino, brasileño o a esa pléyade de rocas
caribeñas con rango de países, les sea necesario tener amigos comprensivos al
momento de tener que reprimir a su propio pueblo, para ellos contar con la
impunidad por sus actos o para permanecer en el poder es lo más importante, los
pueblos que se jodan.
La
hipocresía que se juega en Latinoamérica es mayúscula, han preferido sacrificar
a los derechos humanos en aras de los buenos negocios, la dignidad de las
personas por camaradería de los jefes de estado, es la época de los acomodos,
de la pragmática socialista, de los clubes de los mejores amigos, no importa
que tengan sangre en las manos, que torturen y desaparezcan estudiantes, que
encarcelen a sus alcaldes o invisibilicen a la oposición política, como dijo
Fidel, el porvenir los juzgará, cuando ya no estén aquí y el daño haya sido
hecho.
Pero,
¿saben que es lo que más duele y el mayor daño que hace la mentira? Que el que
miente, nos ve cara de idiotas, el que engaña cree que no tenemos valor como
personas, se aprovechan de nosotros como si fuéramos cosas útiles para sus
propósitos, por eso es que prometen y prometen sabiendo que jamás van a
cumplir, te dicen lo que quieres escuchar, usan tus esperanzas y necesidades
para ellos obtener ventajas y prebendas.
En
Venezuela tenemos un dicho “Nos vieron
cara de pocetas”, de retretes, de sanitarios, en vez de considerarnos personas,
los mentirosos hacen sus necesidades en nuestros rostros, nos restriegan sus
pestilencias en la cara y esperan que los tomemos en serio, no les importa, los
chavistas son mentirosos compulsivos y mienten en toda oportunidad y ante quien
sea, si van a la ONU van a mentir, si declaran en un tribunal cometen perjurio,
si van de visita a otro país llenan de porquería las cancillerías y palacios
presidenciales con convenios y tratados que luego se pasan entre las nalgas, el
chavismo tiene como principio la mentira, la revolución bolivariana la han
convertido en la más grande mentira que utilizan para decir más mentiras, sus
vidas privadas y sus familias viven en medio de la mentira.
Y
cuando a un gobierno ya no se puede creer ni los buenos días, dígame, o mejor,
pregúntese, ¿Que debe hacer? ¿Tratarlo como si dijera la verdad? ¿Confiarle su
decisión soberana, su voto? - saulgodoy@gmail.com
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