sábado, 28 de febrero de 2015

Los traficantes de mentiras



 ¿A los venezolanos nos gusta la mentira? ¿Qué se nos engañe continuamente? Yo creo que a ninguna persona, sea de donde sea, puede sentirse conforme con que alguien trate de falsearle su mundo, que le digan, que lo que uno cree, no es verdad; que la palabra empeñada o la promesa ofrecida no tenga valor, que lo que uno afirme con tanta vehemencia hoy, mañana sea otra cosa, que se llegue al extremo de mentir sobre quien es uno, de donde es, en lo que cree y piensa, si esto fuera así, las personas vivieran en un estado constante de incertidumbre, lo que genera inseguridad y miedo, haciendo imposible cualquier relación, no habría confianza, no se podría interactuar, la gente le temería al vecino, al hijo, al esposo.
La mentira es como un ácido, corroe toda relación humana, hace imposible los acuerdos, cuando alguien descubre que el otro es un mentiroso, la relación cambia para peor, tratamos de evitarla y recogemos nuestros afectos ya que la mentira hiere, nos hace daño.
Por lo que respondo categóricamente, no, a los venezolanos no nos gusta que nos mientan.
Pero entonces, ¿Qué hacemos con un gobierno que miente? Que se la pasa diciéndonos falsedades, ocultándonos la verdad, ¿Qué hacemos con un grupo de hombres y mujeres que han llegado al poder mintiéndonos?
Diciendo que son una cosa y en realidad son otra, que aman al país, que son venezolanos, que nos quieren, que desean lo mejor para nosotros, pero resulta que nos dicen que no son comunistas pero les da asco la propiedad privada, que quieren más a Cuba que a nuestro país, que necesitando Venezuela tanto dinero para medicinas y equipos médicos, prefieran regalárselo a La Habana, y permitan que tanto compatriota sufra y hasta muera porque no consiguen como aliviar sus males.
El que hace de presidente nos dice que nació en Venezuela pero ya todos sabemos que es ciudadano colombiano, se dice un presidente obrero pero nunca fue un verdadero trabajador, nos mintió cuando se postuló para un cargo para el que nunca estuvo preparado, nos miente cuando nos dice que quieren matarlo, que le están dando un golpe de estado, que hay una guerra económica para no admitir, que es el verdadero culpable de nuestras penurias económicas.
Miente cada vez que hay un estudiante asesinado por sus órdenes, que no hay pena de muerte en nuestro país pero los pelotones de fusilamiento están en la calle, mantenidos y protegidos por su gobierno; miente impúdicamente cuando le echa la culpa de la escasez a los empresarios y productores, cuando los acusa de acaparadores y es el mismo gobierno chavista, de notorios y empecinados mentirosos, los primeros acaparadores (principalmente de las divisas petroleras), son los más destacados contrabandistas de nuestros productos básicos, los grandes beneficiarios de la escasez de todos, los que se hacen ricos a costa de nuestras carencias y dicen amarnos.
Se jactan de ser los verdaderos representantes del pueblo pero nadie los quiere, alegan que tienen el respaldo de la gran mayoría del país y no llenan ni una placita de gente si no la pagan, se promocionan como demócratas pero no soportan la disidencia ni las diferencias, que aman a los pobres pero para hacerlos más dependientes y miserables, que son honestos y no pueden ocultar el rabo de saurio que portan entre las piernas.
A los chavistas definitivamente les gusta la mentira, de hecho, se han apropiado de casi todos los medios de comunicación del país para llenarnos de engaños y cuentos de camino, quieren que creamos que vivimos en democracia, en un país próspero y en paz, con gente feliz y solidaria y la realidad es todo lo contrario, Venezuela es un campo de batalla, el país está destruido y la cantidad de bajas es diaria y sin respiro.
Lo peor de esta epidemia de mentiras y conspiraciones es que ya ha desbordado el país y se extiende por el continente, ya hay países latinoamericanos que se regodean en la mentira de una supuesta unión y hermandad bolivariana, allí va envuelto el veneno de las imposturas y caretas, los gobiernos dicen, de la boca para afuera, que son solidarios con sus mandatarios, con sus gobiernos, pero no con los pueblos, que son los que verdaderamente importan, la gente, los ciudadanos que son víctimas de la violencia y la ineptitud de los gobiernos de turno, ellos no importan, las solidaridades es para con los funcionarios, se relacionan como en un club, no vaya a ser que en un futuro cercano a los gobiernos boliviano, ecuatoriano, argentino, brasileño o a esa pléyade de rocas caribeñas con rango de países, les sea necesario tener amigos comprensivos al momento de tener que reprimir a su propio pueblo, para ellos contar con la impunidad por sus actos o para permanecer en el poder es lo más importante, los pueblos que se jodan.
La hipocresía que se juega en Latinoamérica es mayúscula, han preferido sacrificar a los derechos humanos en aras de los buenos negocios, la dignidad de las personas por camaradería de los jefes de estado, es la época de los acomodos, de la pragmática socialista, de los clubes de los mejores amigos, no importa que tengan sangre en las manos, que torturen y desaparezcan estudiantes, que encarcelen a sus alcaldes o invisibilicen a la oposición política, como dijo Fidel, el porvenir los juzgará, cuando ya no estén aquí y el daño haya sido hecho.
Pero, ¿saben que es lo que más duele y el mayor daño que hace la mentira? Que el que miente, nos ve cara de idiotas, el que engaña cree que no tenemos valor como personas, se aprovechan de nosotros como si fuéramos cosas útiles para sus propósitos, por eso es que prometen y prometen sabiendo que jamás van a cumplir, te dicen lo que quieres escuchar, usan tus esperanzas y necesidades para ellos obtener ventajas y prebendas.
En Venezuela tenemos un dicho “Nos vieron cara de pocetas”, de retretes, de sanitarios, en vez de considerarnos personas, los mentirosos hacen sus necesidades en nuestros rostros, nos restriegan sus pestilencias en la cara y esperan que los tomemos en serio, no les importa, los chavistas son mentirosos compulsivos y mienten en toda oportunidad y ante quien sea, si van a la ONU van a mentir, si declaran en un tribunal cometen perjurio, si van de visita a otro país llenan de porquería las cancillerías y palacios presidenciales con convenios y tratados que luego se pasan entre las nalgas, el chavismo tiene como principio la mentira, la revolución bolivariana la han convertido en la más grande mentira que utilizan para decir más mentiras, sus vidas privadas y sus familias viven en medio de la mentira.
Y cuando a un gobierno ya no se puede creer ni los buenos días, dígame, o mejor, pregúntese, ¿Que debe hacer? ¿Tratarlo como si dijera la verdad? ¿Confiarle su decisión soberana, su voto? - saulgodoy@gmail.com



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