Ya para ningún venezolano queda la menor duda del tipo de persona que forma el chavismo. Se trata de un movimiento criminal y perverso; todos sus miembros, aún los que no participan directamente en las decisiones que le hacen daño al país, son igualmente responsables por su silencio, por prestar sus nombres para tal vagabundería, por formar parte de ese aparato partidista antidemocrático, violador de los derechos humanos, ladrón y asesino.
Para
todos es igualmente claro que este gobierno es ilegítimo e inconstitucional,
antidemocrático y violador de derechos humanos, por su propensión, cada vez más
marcada, a desconocer la ley nacional, los estatutos internacionales de
convivencia pacífica, aunado a su afición a agredir e insultar de manera
oprobiosa a quienes consideran sus enemigos, lo que lo ha convertido en un
paria internacional, apoyado únicamente por gobiernos clientelares y cómplices
en sus múltiples crímenes contra la civilización occidental.
Latinoamérica
toda está siendo testigo de cómo un gobierno forajido empuja a su propio país
hacia una crisis humanitaria de proporciones incalculables, utilizando la
fuerza y la violencia en grados nunca vistos, ni en las peores dictaduras del
continente, burlándose sin recato de los más básicos principios humanistas, con
un discurso falaz, cuyo único objeto es crear confusión y con el solo objetivo
de destruir el tejido democrático en la región.
En
las filas del chavismo no hay inocentes, todos saben de qué se trata el compromiso
de sostener a Maduro en el poder… allí están los que portan el uniforme de las
FFAA, los supuestos periodistas que trabajan en sus medios fomentadores del
odio y la desinformación, ésos que se quieren hacer pasar como pueblo,
vistiendo de rojo y gritando el nombre de Chávez, cuya ignorancia y fanatismo
hacia el desaparecido líder no los excusa de ser parte de este holocausto.
Porque
los chavistas, todos, se distinguen, por sobre todas las cosas, por tener sus
manos manchadas de la sangre de sus compatriotas, pero no sólo de las víctimas
de la violencia en la calle y en las cárceles, son partícipes de esos campos de
concentración donde torturan gente y los “suicidan”, están donde los vecinos
caen víctimas de los colectivos armados, donde los estudiantes se fusilan con
disparos de armas letales, a quemarropa, por el simple hecho de protestar…
En
esa cuenta también se debe sumar los enfermos terminales que mueren en
hospitales y en sus casas, de mengua, por no conseguir ni la atención médica ni
las medicinas que necesitan, los niños que mueren de hambre y que padecen de
enfermedades degenerativas por no conseguir las leches formuladas y los
alimentos que requieren, de las mujeres embarazadas que quedaron fuera de los
programas de cuidado a las madres parturientas, cuyos hijos nacerán con menos
posibilidades de vida y salud.
No,
aquí ya no hay excusas, ni atajos; los que apoyan al chavismo son unos vende
patria, unos traidores, que prefieren robarse los dólares que necesita el país,
o pagar sus cuentas a los acreedores por prestamos “chimbos” que consiguieron a
costillas del pueblo, o que, a estas alturas, con la escasez y la necesidad que
tiene el país, prefieren seguir regalando el petróleo y nuestro dinero u oro a
Cuba o a Nicaragua, a los países caribeños o al partido Podemos de España.
De todas
esas compras de armas inútiles a Rusia o a China, potencias imperialistas que a
conciencia y conveniencia de la naturaleza opresora y explotadora del gobierno
chavista, lo financian para sostenerlo en el poder, otorgándoles empréstitos de
manera ilegal y con fines que no se corresponden al desarrollo ni al bienestar
del país, que son ilegítimos pues son usados para mantener su régimen de terror
en contra del pueblo, tampoco son inocentes; y esos gobiernos saben a qué se
están exponiendo una vez que cambie el gobierno.
Igual
que todas esas personas que se presentan como afectas al gobierno desde los
recintos de la Asamblea Nacional para abuchear e insultar a nuestros
representantes de la oposición política, los que se apostan afuera de las
instituciones para emboscar a los ciudadanos que se atreven a llevar su
protesta ante tanta injuria… o aquellos que bailan y se emborrachan en los conciertos
y en las fiestas que les hace el PSUV, para que olviden sus culpas y pecados
por lo que le hacen a nuestra Venezuela.
Hay
un grupo de venezolanos, entre ellos los comisionistas de los grandes
negociados, “los bolichicos”, los empresarios rojos rojitos, los militares
corruptos que han amasado grandes fortunas mal habidas y que ahora tratan de
vivir sin problemas en el exterior, a esos que ahora quieren que el pueblo los
defienda de los EEUU, señalados como ladrones y lavadores de dinero de la
corrupción, a estos desalmados, que vivirán sus vidas de ahora en adelante con
el miedo en la cama, desconfiando de todo el mundo y con el remordimiento carcomiéndoles
el ánimo de vivir, sólo les digo que, en algún momento y en esta vida, la
justicia los alcanzará y tendrán que pagar por sus crímenes contra tanta gente
inocente, tantos compatriotas a quienes hicieron daño por su avaricia.
A
todos esos comunistas y revolucionarios que, frente a la situación de quiebra
que enfrenta el país, todavía se atreven a hablar de la dictadura del
proletariado, de los obreros al poder, de un nuevo orden donde manda el pueblo…
pura paja, sólo mentiras de alucinados que no reconocen el régimen de terror
que impera, donde todos somos sospechosos de conspiración y quien se atreva a
protestar es inmediatamente apartado y procesado. Estoy hablando de tantos profesores
que escribieron libros de historia sobre las injusticias y los sufrimientos del
pasado y ahora avalan peores crímenes, tantos periodistas que se atrevieron a
dar clases y sostener una posición moralista y en defensa de la libre expresión
y que hoy, con su canallesco ejemplo, tratan de corromper y silenciar a un
pueblo que reclama sus legítimos derechos.
A
todos esos extranjeros que vinieron al país a postrarse ante la figura
mesiánica del líder eterno, que dejaron que unas monedas compraran su integridad,
que predicaron la moral revolucionaria y humanista sabiendo que eran semillas
para un campo estéril, que aún viendo a los militares fascistas manejando el
gobierno e imponiendo su voluntad sobre el pueblo manso, ésos que se
enriquecieron y que llenaron sus cofres con el dinero manchado de sangre de
nuestra gente, en cuyas hojas de vida debería figurar el servicio que prestaron
a esos sátrapas del horror, a los que ayudaron a mantener en el poder, como si se
tratara de demócratas.
Ciegos
y sordos, producto de esa vanidad revolucionaria que les impide ver el tsunami
que se levanta frente a nuestra nación, los chavistas aún se resisten a admitir
la enorme torta que pusieron, una
megacatástrofe que traerá mucha hambre y miseria, más violencia y padecimiento,
destruyendo la economía y el trabajo, hundiendo nuestra moneda hasta el sótano
de un vacío profundo, porque contribuyeron a que el bolívar fuerte no valga ya
ni el metal de que está hecho.
¿Qué
país nos están dejando? No es una nación independiente, ni de hombres y mujeres
libres, como pregona el gigantesco aparato de propaganda que utilizan en
nuestra contra, nos están dejando un país en ruinas, nos están destruyendo el
ambiente, nos está dejando sin agua potable, sin electricidad, sin posibilidad
de explotar nuestro petróleo, con los campos arrasados, sin comida, endeudados
hasta los huesos por varias generaciones, sin educación, sin salud, sin
seguridad, sin identidad… porque eso que ustedes llaman bolivarianismo fue
inventado en La Habana, para engañarnos, fue una simple excusa para que los
cubanos nos chulearan, como lo siguen haciendo, con un ciudadano colombiano
como presidente y un poco de militares traidores que sólo le rinden cuentas a
Raúl Castro.
Toda
nuestra riqueza ha parado en cuentas secretas en bancos en el extranjero, a
nombre de venezolanos apátridas, que sólo nos ven como ganado para ordeñar,
como esclavos que pueden vendernos al mejor postor, como una mina que hay que
explotar hasta el agotamiento… una importante parte de esos dineros se va en
comprar conciencias, votos y apoyo de países a quienes le importamos un carajo,
organismos internacionales que sólo sirven para ocultar evidencias, manipular
expedientes y gritar como mujerzuelas histéricas que el ladrón ha sido el
imperio… y lo hacen porque no quieren dejar de recibir sus comisiones, sus
tajadas de este festín de gambusinos y pordioseros que tiene a Latinoamérica
intoxicada de inmoralidad y corrupción.
Caminan
en dos patas, se revuelcan y se hacen los muertos si hay maleticas de dólares
para pagar la función… la Venezuela decente jamás va olvidar lo que nos
hicieron.
El chavismo
es una comparsa bufa que fue liderada por el pestífero impostor, Hugo Chávez
Frías, quien debe estarse cocinando en los infiernos mientras sus diablos nos cuecen
a nosotros en vida, con el apoyo de una oposición servil, complaciente,
anodina, que permanece contemplándose en el espejo y se ve vestida como la
democracia perfecta, bella, impoluta, virgen cuando en realidad es una pérfida
alcahueta, que todo lo arregla con lisonjas y excusas, sin darse cuenta el
deslave moral, económico y social que se nos viene encima.
No
quiero presumir de profeta, pero vengo advirtiendo, desde hace más de siete
años, que si no nos arrancábamos la garrapata chavista del cuerpo, íbamos derecho
y a una velocidad vertiginosa hacia una emergencia humanitaria; desde cuando se
dieron las primeras expropiaciones de fincas y hatos productivos supe que el
camino terminaría en una hambruna. Hoy
la tenemos en puertas, apenas retenida por pañitos tibios y promesas; en unas
pocas semanas, la mayor parte de la población va a depender de que otros países
nos lancen comida desde aviones para no morir de hambre.
Por
eso necesitamos formar ya un gobierno de emergencia, a la sombra de este
gobierno fallido, que aumenta su represión sabiendo que el corazón se detendrá
en cualquier momento; tenemos que organizarnos para esa emergencia humanitaria
y tratar de controlar el país en la peor de sus crisis.
Para
muchos en la oposición mi visión es catastrófica, exagerada, desvía al país del
camino electoral, pero… ¿Algunos de ustedes se han paseado por los inventarios
de alimentos con los que cuenta el país en estos momentos? ¿Se han dado cuenta
que los pedidos de suministros para los próximos meses son muy inferiores a lo
normal? ¿Han calculado lo que toma pedir, conseguir, despachar, nacionalizar y
distribuir los diferentes rubros alimenticios que el país requiere? ¿Saben cuánto
está presupuestado para la alimentación? ¿Cuánto tardan en dar frutos las cosechas
que hoy se están sembrando, cuántas hectáreas son, se pueden recoger, procesar
y distribuir a tiempo?
Distraídos
por las aspiraciones electorales, nuestros políticos les han dado la espalda a
su propia sobrevivencia y la del pueblo, la urgencia es extrema, podemos
quedarnos sin alimentos en muy corto tiempo y no hay planes de contingencia,
esto a pesar de los informes que tienen en sus manos.
¿En
qué consisten esas necesidades? Debemos administrar los suministros de
emergencia que nos serán enviados por organismos multilaterales, debemos
contribuir a la logística para que los mismos lleguen a la población que más
los necesitan, cuando el actual gobierno va a tratar de acapararlos para hacer
política o para venderlos en el exterior o para, simplemente, dejar que se
pierdan.
Debemos
coordinar la entrada de la ayuda internacional, definir los puertos y
aeropuertos por donde va a entrar, cuáles son las organizaciones locales
capaces de distribuirla, cómo organizar a las comunidades… debemos tener voz y
rostro ante las autoridades internacionales, para que reconozcan a la otra Venezuela, la que no
pertenece a la banda criminal del gobierno causante de la crisis.
Es
necesario pensar en cómo defendernos de los colectivos armados, que harán su
agosto si no tenemos cómo repelerlos; tenemos que contar con suministros
confiables de gasolina, atención médica, transporte, todo eso en medio de la
competencia desleal de las FFAA chavistas.
Tenemos
que tener una representación ante los gobiernos extranjeros, organismos multilaterales
y fuerzas de intervención de paz, que van actuar para ayudar al pueblo, debemos
presentarles planes concretos de producción e inversión de alimentos en el país
para calcular la extensión de la ayuda que vamos a recibir.
Debemos
contar con los venezolanos en el exterior, que se organicen para no dejar que
el país se suma en el aislamiento, tener estimados reales de la ayuda necesaria
para paliar el desastre, dar la imagen de que sí tenemos organización y
personas capaces de enfrentar la crisis; pero debemos apurarnos, la agente
castrista que funge como Fiscal General de la Nación está a punto de intervenir
internet, su propósito es impedir que los venezolanos nos podamos organizar a
través de las redes sociales para enfrentar esta crisis alimentaria. El
gobierno de Maduro está trabajando a toda marcha para controlar al país con un
desabastecimiento general de alimentos y la MUD sigue mirándose el ombligo.
A
partir de este momento, la ampolleta superior de nuestro reloj de arena, se
queda sin un grano. Hay que voltear el reloj; es otra cuenta y otra realidad. –
saulgodoy@gmail.com
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