Así como hay un oro de tontos, que es la pirita, que parece oro pero no es, así tenemos distintos nacionalismos, hay una discusión inacabada acerca de si el nacionalismo sirve para algo, teniendo al otro extremo y como contrapartida, al espíritu cosmopolita, ese que se debe a la comunidad humana del mundo entero y que la autora, Martha Nussbaum, señala como esencial para la convivencia humana a un nivel planetario.
Lo
que está sucediendo con nuestro país y el movimiento chavista, que ha
preocupado al gobierno de los EEUU, al punto, de declarar a nuestro estado una
amenaza para su seguridad nacional, nos habla de una realidad que se extiende
mucha más allá de nuestras fronteras y de nuestros valores locales.
La globalización
es un fenómeno innegable, nos afecta ya que no somos una isla despegada del
mundo, los derechos humanos son valores universales que se entiende, vigentes
para todas las naciones, aunque existan lugares donde sean violados; la
justicia internacional es cada día una realidad que se hace sentir, la
seguridad sanitaria del planeta es un sistema que funciona como lo vemos en el
caso de los brotes de la epidemia de ébola en África, lo mismo sucede con los
temas ambientales, la pesca, la regulación de los espacios aéreos, el asunto
energético, el problema de la producción de alimentos, el terrorismo y muchos
otros asuntos que son de carácter global.
El
mundo se ha hecho más interconectado, las distancias se han acortado, lo que
sucede al otro lado del mundo termina por afectarnos de alguna manera, ahora
más que nunca se hace evidente la existencia de esa “noosfera” de la que
hablaba Teilhard de Chardin, y que la constituyen las autopistas de la
información y el mundo digital, de modo que, pretender vivir en nacionalismos
absolutos e interesados, mirándonos el ombligo, para negar nuestra
participación en los asuntos del orbe y negar el cosmopolitismo, no ayuda a
nadie, al contrario, complica las cosas.
El
nacionalismo se confunde con el patriotismo, ya he explicado lo que entiendo y
el estado en que se encuentra este sistema de valores políticos en nuestro
país, los nacionalismos son los que producen las barreras entre los pueblos,
hacen difícil el tráfico internacional, desaceleran los tratados y compromisos
regionales, evitan o entorpecen muchas veces la cooperación internacional,
producen malos entendidos y discriminación entre razas y culturas, son caldo de
cultivo de odios y rencillas que fomentan diferencias insalvables y hasta
guerras entre los países, crean condiciones hostiles hacia otros grupos
humanos, construyen estereotipos que llevan a comportamientos ofensivos para
otras culturas.
La
tendencia mundial es ir hacia el cosmopolitismo, hacia un orden mundial, a un entendimiento
y el desarrollo de una cultura universal que se nutre de los diferentes aportes
locales y regionales, ese provincialismo a ultranza lo que promueve es el
aislamiento de los pueblos, y estamos hoy en esa ruta por un mundo más
ecuménico, querámoslo o no.
El
chavismo es una subcultura que proviene del marxismo leninista, es combativo y
con pretensiones universalistas, lamentablemente también es antidemocrático y
totalitario y acepta como parte de su filosofía las tesis anticolonialistas y
de liberación del hombre de la opresión, pero sólo para imponer su voluntad, es
fundamentalmente antiimperialista y cree en la lucha revolucionaria, lo que lo
pone en la vía expresa para apoyar y hacerse parte de todas las luchas
insurgentes del mundo, de aliarse con fundamentalismos, con organizaciones
criminales y terroristas, con el narcotráfico y todo movimiento que subvierta
el orden establecido.
El
chavismo ha movido sus influencias y su aparato político mucho más allá de nuestro
territorio, afectando una serie de países en Latinoamérica, sostiene una red
mundial de medios de comunicación para sostener sus argumentos y doctrinas, financia
y apoya movimientos políticos radicales como Podemos en España (considerado una
amenaza contra la seguridad europea), tiene conexiones con movimientos separatistas
y minorías en armas en diferentes continentes, se asocia con movimientos
violentos, entre ellos los islámicos, que buscan la destrucción justamente de
intereses occidentales y del mundo libre, es decir, afectan directamente los
intereses de los EEUU, que tiene los medios y la fuerza suficiente para detener
esas pretensiones.
Todos
conocemos de la falta de respeto y de consideración que el chavismo ha tenido
en contra del gobierno de los EEUU, los insulta, se la pasa acusándolos de
cualquier cantidad de crímenes y desaguisados, los ofende como quien practica
un deporte, e incluso, ha tenido el tupé de ir a su territorio a efectuar
reuniones con organizaciones que no son amistosas con la forma de vida
norteamericana, en los foros internacionales se comportan como si tuviera un
agravio en contra de ese gobierno y su pueblo, lo peor de la situación es que
ese grupo de venezolanos, que no representa ni al 20% del país, se cree en el
derecho y con la suficiente fuerza para actuar, en nuestro nombre, como un
provocador ante los lideres de ese país.
Debo
acotar, de los países de América del Sur, Venezuela, ha sido uno de los pocos
que se han caracterizado por un trato cordial y de cooperación con esa potencia
mundial, no tenemos historias de agresiones ni ocupaciones, hemos sido buenos
vecinos y en más de una ocasión los EEUU nos ha ayudado a salir de situaciones
difíciles, ha habido reciprocidad y buena voluntad, hemos sido, hasta este
momento, proveedores confiables de petróleo y sostenido una relación de negocios
de muy buen nivel, hay un alto intercambio cultural y un flujo migratorio
satisfactorio, hasta el momento.
Pero
las conexiones del chavismo con el castrismo cubano, han contaminado nuestras
relaciones con una serie de reclamos y “deudas históricas” que ni siquiera son
de nosotros, y a pesar de que Cuba anda en otra “onda” con los EEUU, persiste
en nuestra cultura, en nuestro nacionalismo, un pesado fardo de resentimiento
ideológico importado por el comunismo castrista.
Y
algunos de los líderes de la oposición, ante las sanciones que el gobierno de
los EEUU le ha impuesto a algunos altos funcionarios del gobierno chavista por
violadores de derechos humanos, y la alerta asumida por ese país ante la
creciente actitud belicosa y pésima influencia del chavismo a nivel
internacional, me ha sorprendido que justamente, personas a las que consideraba
medianamente inteligentes, adoptaron una actitud nacionalista, del nacionalismo
falso y fatuo, ante la actitud del gigante del norte y han reclamado como
desmedida e injerencista, la alerta asumida por el Presidente Obama.
El
chavismo, al encontrarse en esta situación, que ellos mismos provocaron por su
contínua violación a los DDHH y su notoria participación en el narcotráfico, y
ante una posible escalada de acciones por parte del gobierno de los EEUU, ha
decidido apelar al llamado extremo de lealtad a sus grupos y al pueblo,
recurriendo al nacionalismo, pero ese sentimiento de lealtad no ha sido
correspondido por el chavismo hacia su pueblo, al que ha descuidado y
menospreciado, para poder atender sus necesidades de internacionalizar sus
políticas, han preferido con mucho sacrificar la seguridad y calidad de vida de
los venezolanos en aras de sus intereses mundiales, y eso tiene un costo, la
disminución de ese sentimiento nacionalista.
El
comportamiento chavista y en especial, del que se dice nuestro presidente, el
ciudadano de origen colombiano, Nicolás Maduro, actuando como agente del
castrismo cubano, ha sido el de unos provocadores, aumentando el tono de
agresividad e insultos para con ese gobierno, como si tuvieran los recursos y
las armas para enfrentarlos, impulsando acciones que ponen en peligro el orden
mundial, poniéndonos a los venezolanos como rehenes tras los cuales se protegen,
mientras profieren amenazas.
Lo
menos que se le puede pedir a un ciudadano consciente de la situación del país,
y de los peligros a los que nos han llevado estos energúmenos chavistas, es el
de por lo menos, ser imparcial, pero jamás de ponerse de lado de la sin razón,
de la barbarie que han desatado en nuestra nación y aún menos, uitilizando
nacionalismos estúpidos, asumiendo las medidas tomadas por Washington como si
fueran en contra del país en general, y no en contra de la banda criminal que
nos gobierna.
Hay
una realidad dolorosa e insoslayable, la Venezuela decente, institucional,
democrática y libre no dispone de los mecanismos, ni la fuerza para sancionar y
corregir los delitos que se están cometiendo desde el poder en contra de los
mismos venezolanos y de la comunidad internacional, no tenemos la capacidad
para desmantelar la red de corrupción y violaciones que el chavismo se ha
acostumbrado a imponer ante el mundo, si hay un país que se sienta afectado y
pueda parar estos desmanes, pues bienvenido, y si hay un precio que pagar o
daños colaterales que sufrir, pues sea ese el costo que debemos asumir por
nuestra propia ineptitud.
Los
que me toman por un pitiyanqui, quiero decirles, que efectivamente, admiro la
historia y la cultura norteamericana, tuve oportunidad de educarme en sus
universidades y mientras viví allí fui tratado con respeto y amistad. Los EEUU, en este contexto global del que
les hablaba al principio, han asumido la defensa de los valores occidentales y
del mundo libre, yo ni soy islámico, ni chino, ni comunista, ni un aborigen de
una tribu primitiva, mis raíces son mestizas, occidentales y cristianas, mi
educación es fundamentalmente eurocentrista clásica, creo en los derechos
universales del hombre, en las libertades y en el capitalismo, y sin que me
quede nada por dentro, si los EEUU son los que defienden mi forma de pensar y
de vivir, tienen en mi un aliado, y aunque no esté de acuerdo en muchas cosas
en la manera que tienen de actuar y de resolver sus asuntos, los prefiero, con
mucho, al gobierno cubano y a la banda de mafiosos que sustentan el poder en mi
país y que ahora les ha dado por asesinar a los presos políticos en sus propias
celdas. – saulgodoy@gmail.com




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