lunes, 11 de mayo de 2015

La industria del porno


Este es el primero de una serie de artículos sobre la industria del sexo en el mundo, su naturaleza, sus recursos, productos, servicios, ganancias, problemas y tendencias.  Mi interés radica principalmente en el impacto de esta actividad comercial en el concepto y practica de esta parte importante de la naturaleza humana que aún hoy, y por motivos de educación, sigue relegada a la oscuridad, ni se habla ni se enfrenta como tópico de actualidad pero afecta nuestras vidas, se ha dejado en manos de “expertos”, grupos de interés y activistas políticos, y como resultado tenemos una inmensa y poderosa industria con redes mundiales que de alguna manera intervienen en nuestra cotidianidad, afectan la vida de naciones enteras y se ha hecho parte de nuestra cultura.
El sexo es parte integral del ser humano, su aspecto reproductivo es fundamental para el sostenimiento de nuestra especie en el tiempo, su descontrol nos ha acarreado problemas con nuestro espacio sustentable, su desconocimiento y manejo por grupos de interés han llevado a nublar su significancia, los innumerables aspectos que acompañan la sexualidad humana, otros que la reproducción, están todavía sujetos a manejos políticos, criminales, sanitarios, comerciales y religiosos que muchas veces nada tienen que ver las decisiones personales, que como seres humanos, ciudadanos, parejas e individuos, debemos enfrentar en el curso de nuestras vidas.
Hemos permitido que terceros se encarguen de tomar decisiones sobre nuestras vidas sexuales, la vergüenza y la negación sobre estos aspectos, aún nos hacen vulnerables a la manipulación y el control por parte de sectores de la sociedad que se han beneficiado con esta renuncia.
El mundo al que debemos enfrentarnos nos ponen frente a difíciles decisiones de carácter moral y ético, pero de todas las herramientas a nuestra disposición para el manejo exitoso de nuestras vidas, es la información la más importante, que cada una de nuestras decisiones sean hechas a conciencia y en libertad de escoger entre las múltiples alternativas que se nos presentan, de eso se trata vivir a plenitud.
Para que tengan una idea, del tamaño del negocio de la industria del sexo, se estima (cifras del 2011) que se trata de una industria valorada en 97 billones de dólares en todo el mundo, únicamente en el área de las películas y videos pornográficos las ganancias para el año 2007 a nivel mundial, fueron calculadas en 20 billones de dólares, de los cuales 10 billones fueron para empresas norteamericanas, esto incluye, renta y venta de videos, ventas a Internet, cable, pay-per-view (pago por presentación), sin contar las ventas piratas.
Hollywood, la gran meca del cine produce anualmente, unas 470 películas al año, en los EEUU se producen anualmente 11.300 producciones porno, la gran ventaja de la industria del sexo es que se tratan de productos de bajo presupuesto.
Los países que más porno producen son Los EEUU, Australia, Italia y Canadá en occidente, India, Hong Kong, Japón y Tailandia en el tercer mundo (próximamente Brasil y Argentina estarán en la lista), buena parte de estos negocios están controlados por las mafias, entre las más involucradas se encuentra la mafia rusa.
En el 2008 había 40,634 páginas web de pornografía, eso son más de 260 millones de páginas de pornografía.
Para el 2011, cada segundo 28.258 usuarios están viendo pornografía en internet.
La pornografía infantil es un negocio valorado en 3 billones de dólares anuales y creciendo.
Las páginas gratuitas de porno en internet ocupan 70% del contenido, y son usadas como carnada para que la gente se afilie a sitios pagos.
En el 2009 la búsqueda más popular en YouTube fue la palabra “porn”.
En el 2006 la búsqueda en el sistema para teléfonos móviles de Google para pornografía fue 1 de cada 5.
Más de 35 millones de personas están suscritas en sitios porno pagos para móviles (teléfonos y tabletas) la cifra, se espera, se triplique para los próximos años.
Cada día se abren 260 sitios de pornografía en internet.
Indudablemente y a toda prueba, el emprendimiento más exitoso en internet ha sido el negocio de la pornografía, el que más dinero produce, el más amplio y el más tecnificado.
Pero la industria del sexo abarca mucho más, no sólo es la actividad de la prostitución, tanto femenina como masculina, la de las revistas y publicaciones, la de las líneas calientes y sitios de “chat” (conversaciones) sexuales, de sitios para buscar parejas, la de las tiendas sexuales y su amplia gama de accesorios para la actividad, la de hoteles, clubes de stripers y resorts de lujos para estos fines, la del turismo sexual, la de productos de protección como condones o de cremas  lubricantes y sustancias que ayudan a los procesos fisiológicos involucrados, la cantidad de droga ilícitas y lícitas, el alcohol que van asociadas al ambiente, la moda y las prendas… se trata de uno de los negocios más lucrativos del mundo cuyos límites con el crimen organizado son difusos.
Como se trata de una actividad semi-clandestina, que preferiblemente se realiza en sitios privados fuera de la vista del público, la ocasión para cometer crímenes aumenta, al igual que la actividad acarree problemas de orden sanitario, al decir de Spinoza, ya que se trata de una actividad donde por lo general hay intercambios de fluidos corporales, es un hecho que en ese medio artístico se esparcen enfermedades de tipo sexual y se producen epidemias y traumas que aumentan exponencialmente el riesgo de contaminación entre quienes participen en tal actividad.
En este sentido la industria del porno tiene estadísticas no muy favorables a su favor, entre ellas, que está asociada al tráfico humano y a la esclavitud sexual, al abuso y violencia hacia la mujer y menores de edad, la promoción de prácticas sexuales extremas como fetichismo, bestialismo y sadomasoquismo, entre otras.
Algunos reportes médicos hablan de una adicción a la pornografía, los usuarios experimentan un aumento de consumo de este material buscando niveles de gratificación cada vez mas alto, gastan dinero y arruinan la estabilidad de sus familias, de hecho ya existen programas dirigidos de tratamiento para esta particular adicción que afectan incluso a empresas e instituciones cuyos empleados utilizan dinero, equipos y tiempo de las compañías en este vicio.
Grupos cristianos se han organizado para detectar comercios y tiendas que prestan servicios de pornografía en sus comunidades para boicotearlos y sacarlos de los vecindarios, aduciendo que arruinan la moral y atraen personas de malos hábitos que afectan la calidad de vida de todos.
Los niños y los jóvenes son las primeras víctimas de la pornografía y su sobre abundancia en los medios de comunicación, cada vez más se ven expuestos a este material que sin una apropiada supervisión podría tener efectos adversos en su formación.
La industria del porno es una actividad consolidada dentro del sector del entretenimiento, da muchos empleos y proporciona cantidad de oportunidades de negocios lícitos, su poder económico es indudable, satisface unas necesidades importantes para la gente, tiene un amplísimo público consumidor, se está empezando a comportar como empresas con responsabilidades sociales haciendo importantes aportes en las comunidades en las que opera y para sus empleados, ha entendido la necesidad de promocionarse políticamente utilizando firmas de relaciones públicas y lobistas para velar por sus intereses, como cualquier otro negocio de su tamaño y poder.
La industria, consciente de todos estos problemas busca autoregularse y controlar los ilícitos que se producen en su interior, el caso reciente, por ejemplo, de prohibir los sitios donde se exhiben videos íntimos de parejas, que por venganza de uno de los involucrados, robo o chantaje coloca en la red ese material, es un avance en este sentido, al mismo tiempo es una de las industrias más vigiladas por los gobiernos que están conscientes, que en democracia, la industria de la pornografía, es una de esos casos límite entre los derechos que proporciona la libertad y los deberes de la sociedad a protegerse, sobre todo, cuando algunas situaciones se salen de control. – saulgodoy@gmail.com




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