jueves, 25 de junio de 2015

Lo que el CNE no quiere que el mundo vea


Viene ahora la lucha por domesticar a la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE) quien está negada a la transparencia de la institución que rige, la ciudadana Tibisay Lucena, que todos sabemos, responde a la voluntad y los intereses del ciudadano colombiano Nicolás Maduro y al partido PSUV, en plena violación del artículo 294 de la Constitución Nacional, no quiere que otros países y organizaciones electorales internacionales sean testigos de los eventos a sucederse el próximo 6 de diciembre.
Es absolutamente claro que la expresión libre y transparente de la soberanía popular debe ser su más alta prioridad pues en ella radica la esencia de la democracia, y como parte del Poder Moral, debe dar el ejemplo de respeto y amor a la Constitución y a las instituciones, haciendo de los procesos electorales no solo ejercicios de participación ciudadana, sino ejemplo al mundo de una vocación republicana a toda prueba, y contando que en sus declaraciones dice que el país cuenta con uno de los sistemas electorales automatizados más adelantados y confiables del orbe, no debería oponerse a que el mismo sea observados por la comunidad internacional.
Estamos claros que nuestros procesos electorales no cuentan con muchos de los elementos para hacerlo un proceso ideal y justo, empezando porque el gobierno chavista tiene una concepción totalitaria del ejercicio del poder y mantiene un control casi absoluto sobre las instituciones que supuestamente controlan las actuaciones del Poder Ejecutivo, tampoco podemos negar la vocación hegemónica que el gobierno chavista tiene sobre la libre información y el contenido de los medios de comunicación, confunde de manera reiterada y abusiva los bienes públicos con bienes del partido utilizándolos para avanzar en la consecución de sus intereses políticos.
Usted, Ciudadana Tibisay, como ficha del gobierno y declarada simpatizante del proceso revolucionario, ha permitido en procesos anteriores la clara violación de normas fundamentales en los procesos electorales de nuestra patria, entre ellos, permitiendo que ciudadanos extranjeros se postulen para altas posiciones de gobierno que son de exclusiva ejercicio de ciudadanos venezolanos por nacimiento.
La manera como ha manejado la información clave de la institución para la tranquilidad y seguridad del proceso, ha dejado mucho que desear, empezando por los anuncios que hacen al filo de la madrugada con tendencias “irreversibles”, han probado ser irritantes para la ciudadanía, sobre todo por la sospecha que se tiene, que es al final del proceso, cuando sus máquinas y operarios hacen los ajustes convenientes al régimen.
No hay una clara auditoría que garantice la pulcritud de los listados de votantes, la administración de centros de votación, su equipamiento, aperturas y cierres, la reposición de máquinas de votación que no funcionan, dejan mucho que desear, igualmente los cambios efectuados en los circuitos electorales para un manejo a favor del chavismo del número de representantes que pudieran ganar.
La permisibilidad hacia las continuas violaciones que el partido de gobierno realiza, los abusos que le permite a la presidencia de la república y a las instituciones públicas que se involucran en este fraude continuado, participación ilegal en las campañas electorales, uso indebido de bienes públicos, financiamiento de dudoso origen, favoritismo en el uso de los espacios públicos, uso reiterativo de la violencia por parte de los llamados colectivos en contra de los actos políticos de la oposición, participación de los componentes del Plan República a favor de una parcialidad política, desacato a las normas de propaganda, utilización de amenazas y violencia para promover la abstención.
Pero lo que nunca ha sido probado, aunque sí supuesto, es que exista trampa y manipulación de los votos y los resultados de las elecciones.
Pero han pasado más de dieciséis años de gobierno socialista bolivariano y se han acumulado suspicacias, denuncias, críticas y solicitudes para que se haga de los procesos electorales eventos más abiertos y observables por terceros, especialmente por expertos internacionales, que de alguna manera, informen a la comunidad internacional que los sufragios en nuestro país se corresponden con un mínimo de los estándares mundiales para los sufragios en nuestro país.
Pero desde hace unos ocho años se han producido cambios legislativos sobre el cuerpo de leyes que regulan la participación política, en especial la de países y organizaciones multilaterales internacionales con interés en presenciar el proceso electoral.
El CNE no cursa invitaciones para el acompañamiento y la observación de los procesos como antes lo hacía, todo lo contrario, a medida que pasa el tiempo y el gobierno socialista bolivariano se perpetúa en el poder por medio electorales, estos acompañamiento y observaciones se han restringido de manera notable, y lamento decirlo, sospechosamente, sólo a personas y organizaciones afectas al régimen.
La situación sociopolítica y económica del país pasa por un difícil tránsito, hay una clara polarización política, un malestar social que viene creciendo de manera indetenible y son estos eventos electorales una de las válvulas de escape para la presión contenida que amenaza con salirse fuera de control, es indudable que el país nacional clama por un cambio, y las elecciones son una de las maneras que nuestra constitución establece como salida democrática e institucional.
El gobierno socialista bolivariano, del que usted es parte y trata de jugar a que es imparcial al mismo tiempo, ha estado utilizando el expediente del intervencionismo extranjero para desplazar muchas de las causas del fracaso gubernamental hacia otros factores e instancias, un argumento que ya nadie cree y que causa hilaridad debido a que en la región donde nuestro país está ubicado geográficamente, es el único que presenta estas características y que implicarían una confabulación de carácter mundial en contra del gobierno chavista, cosa que queda descartada simplemente por irreal y paranoica.
Bajo este supuesto, la presencia en el país de observadores internacionales ha sido rechazada de la peor manera, insultando y agrediendo a las misiones que tratan de percatarse de nuestra realidad, acusando a diversos foros, de los cuales el país es miembro, de injerencia indebida cuando tratan de hacerse una idea de nuestra condición en temas humanitarios, alimentarios, de justicia y producción.
El país poco a poco está quedando aislado, sus fronteras cerradas a la observación mundial mientras al contrario, el gobierno no deja de hacer declaraciones y aseveraciones de que todo está normal y en paz.
El gobierno socialista bolivariano ha hecho un muy mal uso de la soberanía del país para sustraerse del escrutinio internacional, la información que emite el país es seriamente cuestionada y hay evidencias, que el gobierno miente de manera reiterada para cambiar la percepción del país ante la comunidad de los países civilizados.
Las próximas elecciones del 6 de diciembre es cosa muy seria para la estabilidad y viabilidad del país, el tapar las elecciones con un trapo negro para que nadie las vea desdice mucho del esfuerzo mediático de los personeros del gobierno por recuperar credibilidad y confianza del resto del mundo, hay una verdadera preocupación internacional por lo que pueda suceder en Venezuela pues tendría consecuencias no solo en la región sino en distintos centros de poder.
La soberanía no solo debe verse como un derecho de los países libres y democráticos sino también es una responsabilidad ante la comunidad de naciones, Venezuela no es una isla y ya hay señales preocupantes de que la situación podría empeorar y afectar otros muchos intereses, entre ellos, la paz y la estabilidad en la región.
Pero la situación se ha visto agravada por las recientes declaraciones del ciudadano colombiano que funge ilegalmente como Presidente de la República, justamente por colusión del CNE con el PSUV y el gobierno cubano para que ese fraude fuera posible y se mantenga hasta el momento, declaraciones hechas por medios de comunicación donde claramente afirma que si se diere un triunfo de la oposición la desconocería y lo haría con violencia.

Es por la anteriormente mencionado que insto al CNE, como poder independiente, que abra la posibilidad de una nutrida y variada concurrencia de observadores internacionales, como muestra de que en Venezuela efectivamente, los procesos electorales son limpios, confiables y eficientes. -saulgodoy@gmail.com

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