Viene ahora la lucha por domesticar a la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE) quien está negada a la transparencia de la institución que rige, la ciudadana Tibisay Lucena, que todos sabemos, responde a la voluntad y los intereses del ciudadano colombiano Nicolás Maduro y al partido PSUV, en plena violación del artículo 294 de la Constitución Nacional, no quiere que otros países y organizaciones electorales internacionales sean testigos de los eventos a sucederse el próximo 6 de diciembre.
Es
absolutamente claro que la expresión libre y transparente de la soberanía
popular debe ser su más alta prioridad pues en ella radica la esencia de la
democracia, y como parte del Poder Moral, debe dar el ejemplo de respeto y amor
a la Constitución y a las instituciones, haciendo de los procesos electorales
no solo ejercicios de participación ciudadana, sino ejemplo al mundo de una
vocación republicana a toda prueba, y contando que en sus declaraciones dice
que el país cuenta con uno de los sistemas electorales automatizados más
adelantados y confiables del orbe, no debería oponerse a que el mismo sea
observados por la comunidad internacional.
Estamos
claros que nuestros procesos electorales no cuentan con muchos de los elementos
para hacerlo un proceso ideal y justo, empezando porque el gobierno chavista
tiene una concepción totalitaria del ejercicio del poder y mantiene un control
casi absoluto sobre las instituciones que supuestamente controlan las actuaciones
del Poder Ejecutivo, tampoco podemos negar la vocación hegemónica que el
gobierno chavista tiene sobre la libre información y el contenido de los medios
de comunicación, confunde de manera reiterada y abusiva los bienes públicos con
bienes del partido utilizándolos para avanzar en la consecución de sus
intereses políticos.
Usted,
Ciudadana Tibisay, como ficha del gobierno y declarada simpatizante del proceso
revolucionario, ha permitido en procesos anteriores la clara violación de
normas fundamentales en los procesos electorales de nuestra patria, entre
ellos, permitiendo que ciudadanos extranjeros se postulen para altas posiciones
de gobierno que son de exclusiva ejercicio de ciudadanos venezolanos por
nacimiento.
La
manera como ha manejado la información clave de la institución para la
tranquilidad y seguridad del proceso, ha dejado mucho que desear, empezando por
los anuncios que hacen al filo de la madrugada con tendencias “irreversibles”,
han probado ser irritantes para la ciudadanía, sobre todo por la sospecha que
se tiene, que es al final del proceso, cuando sus máquinas y operarios hacen
los ajustes convenientes al régimen.
No
hay una clara auditoría que garantice la pulcritud de los listados de votantes,
la administración de centros de votación, su equipamiento, aperturas y cierres,
la reposición de máquinas de votación que no funcionan, dejan mucho que desear,
igualmente los cambios efectuados en los circuitos electorales para un manejo a
favor del chavismo del número de representantes que pudieran ganar.
La
permisibilidad hacia las continuas violaciones que el partido de gobierno
realiza, los abusos que le permite a la presidencia de la república y a las
instituciones públicas que se involucran en este fraude continuado,
participación ilegal en las campañas electorales, uso indebido de bienes
públicos, financiamiento de dudoso origen, favoritismo en el uso de los
espacios públicos, uso reiterativo de la violencia por parte de los llamados
colectivos en contra de los actos políticos de la oposición, participación de
los componentes del Plan República a favor de una parcialidad política,
desacato a las normas de propaganda, utilización de amenazas y violencia para
promover la abstención.
Pero
lo que nunca ha sido probado, aunque sí supuesto, es que exista trampa y
manipulación de los votos y los resultados de las elecciones.
Pero
han pasado más de dieciséis años de gobierno socialista bolivariano y se han
acumulado suspicacias, denuncias, críticas y solicitudes para que se haga de
los procesos electorales eventos más abiertos y observables por terceros,
especialmente por expertos internacionales, que de alguna manera, informen a la
comunidad internacional que los sufragios en nuestro país se corresponden con
un mínimo de los estándares mundiales para los sufragios en nuestro país.
Pero
desde hace unos ocho años se han producido cambios legislativos sobre el cuerpo
de leyes que regulan la participación política, en especial la de países y
organizaciones multilaterales internacionales con interés en presenciar el
proceso electoral.
El
CNE no cursa invitaciones para el acompañamiento y la observación de los
procesos como antes lo hacía, todo lo contrario, a medida que pasa el tiempo y
el gobierno socialista bolivariano se perpetúa en el poder por medio electorales,
estos acompañamiento y observaciones se han restringido de manera notable, y
lamento decirlo, sospechosamente, sólo a personas y organizaciones afectas al
régimen.
La
situación sociopolítica y económica del país pasa por un difícil tránsito, hay
una clara polarización política, un malestar social que viene creciendo de
manera indetenible y son estos eventos electorales una de las válvulas de
escape para la presión contenida que amenaza con salirse fuera de control, es
indudable que el país nacional clama por un cambio, y las elecciones son una de
las maneras que nuestra constitución establece como salida democrática e
institucional.
El
gobierno socialista bolivariano, del que usted es parte y trata de jugar a que
es imparcial al mismo tiempo, ha estado utilizando el expediente del
intervencionismo extranjero para desplazar muchas de las causas del fracaso
gubernamental hacia otros factores e instancias, un argumento que ya nadie cree
y que causa hilaridad debido a que en la región donde nuestro país está ubicado
geográficamente, es el único que presenta estas características y que
implicarían una confabulación de carácter mundial en contra del gobierno
chavista, cosa que queda descartada simplemente por irreal y paranoica.
Bajo
este supuesto, la presencia en el país de observadores internacionales ha sido
rechazada de la peor manera, insultando y agrediendo a las misiones que tratan
de percatarse de nuestra realidad, acusando a diversos foros, de los cuales el
país es miembro, de injerencia indebida cuando tratan de hacerse una idea de
nuestra condición en temas humanitarios, alimentarios, de justicia y
producción.
El
país poco a poco está quedando aislado, sus fronteras cerradas a la observación
mundial mientras al contrario, el gobierno no deja de hacer declaraciones y
aseveraciones de que todo está normal y en paz.
El
gobierno socialista bolivariano ha hecho un muy mal uso de la soberanía del
país para sustraerse del escrutinio internacional, la información que emite el
país es seriamente cuestionada y hay evidencias, que el gobierno miente de
manera reiterada para cambiar la percepción del país ante la comunidad de los
países civilizados.
Las
próximas elecciones del 6 de diciembre es cosa muy seria para la estabilidad y
viabilidad del país, el tapar las elecciones con un trapo negro para que nadie
las vea desdice mucho del esfuerzo mediático de los personeros del gobierno por
recuperar credibilidad y confianza del resto del mundo, hay una verdadera
preocupación internacional por lo que pueda suceder en Venezuela pues tendría
consecuencias no solo en la región sino en distintos centros de poder.
La
soberanía no solo debe verse como un derecho de los países libres y
democráticos sino también es una responsabilidad ante la comunidad de naciones,
Venezuela no es una isla y ya hay señales preocupantes de que la situación
podría empeorar y afectar otros muchos intereses, entre ellos, la paz y la
estabilidad en la región.
Pero
la situación se ha visto agravada por las recientes declaraciones del ciudadano
colombiano que funge ilegalmente como Presidente de la República, justamente
por colusión del CNE con el PSUV y el gobierno cubano para que ese fraude fuera
posible y se mantenga hasta el momento, declaraciones hechas por medios de
comunicación donde claramente afirma que si se diere un triunfo de la oposición
la desconocería y lo haría con violencia.
Es
por la anteriormente mencionado que insto al CNE, como poder independiente, que
abra la posibilidad de una nutrida y variada concurrencia de observadores internacionales,
como muestra de que en Venezuela efectivamente, los procesos electorales son
limpios, confiables y eficientes. -saulgodoy@gmail.com
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