miércoles, 1 de julio de 2015

De Apaches y Comanches


Existe entre el norte de México y el sur de Estados Unidos una vasta región que los antropólogos, arqueólogos y etnólogos conocen por el nombre de la Gran Chichimeca. 
El profesor Charles Di Peso en su extraordinaria obra Las Sociedades no nucleares de Norteaméricala Gran Chichimeca, nos explica: "El área de la Gran Chichimeca comprende toda la parte de México situada al norte del Trópico de Cáncer hasta el paralelo 38, incluyendo la Baja y Alta California hasta San Francisco, Nuevo México y la porción de Utah y Colorado, así como también la parte oeste de Texas". 
Son más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados, enmarcados entre grandes cadenas de montañas como son las Rocosas, la Sierra Madre y la Cordillera del Diablo, extensas explanadas desérticas y fértiles valles conformando el hábitat de un grupo humano que apareció por primera vez hace unos 30.000 años tras la huella de la megafauna del Pleistoceno, en plena época interglaciar.
Estos primeros nativos, los Chichimecas, desarrollaron la cultura del desierto, pueblos primitivos que vivían de la caza y la recolección y trashumaban por aquellos extensos parajes. Los mesoamericanos en su lengua Náhuatl, llamaban a los Chichimecas "Hijos del Perro" y en varias ocasiones los sojuzgaron, inculcándoles su religión, lengua y costumbres. 
En realidad los Chichimecas eran una gran variedad de tribus entre las que se encontraban los Hopis, Yaquis, Pueblo, Anasazi, Trincheras, Zacatecas, Utes, Conchos, Laguneros, Zuñis, entre otros.
Los Casa Grande, en el Chaco, dejaron tras de sí una muestra de civilización importante, era una sociedad hidráulica incipiente con un extraordinario urbanismo y una agricultura pujante, la mayoría de estos pueblos dejó una muestra de cestería y cerámica reconocible y destacable.
Ya para el siglo XIV, los Aztecas habían vencido a los últimos Toltecas y establecido su influencia entre los Chichimecas, quienes entre otras riquezas, explotaban las abundantes minas de turquesa en la región. 
Gerónimo, el gran jefe Apache
Cuando se inician los primeros contactos con los españoles a partir del año 1519, los Chichimecas fueron usados como principal fuente de mano de obra esclava.
Para ese justo momento, bajaban del noreste una horda de guerreros de lengua Athabasca que empezaron a establecerse en los llanos, eran los Apaches. 

Los territorios de Texas y las grandes sabanas estaban repletos de manadas de búfalos a los que los españoles llamaban Cíbolos y como muchas otras tribus, los Apaches recorrían estas extensiones detrás de los búfalos, su principal sustento. 
No se sabe con certeza cuántos caballos dejó el conquistador español Coronado atrás, luego de su desastrosa expedición, lo que sí es cierto es que esos caballos se hicieron salvajes y se adaptaron perfectamente al medio. Todavía había que esperar un siglo para que los Apaches aprendieran a montarlos, cambiando así por completo la cultura del desierto.
En 1598 el Adelantado Don Juan de Oñate decide expandir la fronteras del imperio en México y prepara una nueva expedición tras el rastro de Coronado, pero con una diferencia, ahora 130 familias de soldados lo acompañan con el fin de poblar las tierras del norte, con ellos, 7.000 animales domésticos que incluía una punta de ganado europeo y 300 caballos para ser destinados a la cría en lo que se conocería como rancherías. 
A lo largo de las márgenes del Río Grande se establecieron misiones, se fundó Santa Fe y prosperaron los ranchos de los colonos, éstos se vieron obligados a usar a los indios que habían pacificado como peones, y se les enseñó a manejar a los caballos, desde la doma hasta faenas de pastoreo.
Los estudiosos del tema afirman que fue entre 1600 y 1650 que este conocimiento llegó a los Apaches. 

El historiador T.R. Fehrenbach en su magnífico y exhaustivo libro Lone Star, a history of Texas and the Texans nos dice: "Por primera vez en la historia, los indios americanos estuvieron equipados para enfrentar a los invasores Europeos en términos de igualdad, y hasta en superioridad en su propia tierra... aquí, en el borde de la montaña y en el desierto, los Amerindios opusieron resistencia, y hasta conquistaron, por trescientos años".
Los fieros Apaches aprendieron a montar, incursionaban en territorio español, utilizando las tácticas de guerrilla; atacaban y desaparecían. Los Apaches se dedicaron al pillaje, arrasaron con las misiones y exterminaron a las tribus Pueblo conquistadas por los españoles. Varias expediciones punitivas se organizaron en su contra pero apenas pudieron contenerlos.
El uso del caballo se extendió rápidamente del sur hacia el norte, al punto que para 1750 ya los indios del Canadá montaban caballos. 
Para 1705 las tribus del norte bajaban atraídas por las riquezas del sur, las manadas de búfalo y los caballos salvajes, una de esas tribus, los Utes, venían del norte de Arkansas y de Wyoming.
De los Utes, había un grupo que tomó la delantera, era un pueblo bastante primitivo y rudo, se alimentaba de frutos silvestres, de la caza y eran nómadas, se llamaban a sí mismos "Los Seres Humanos" pero en las sabanas del medio oeste fueron conocidos como la Gente Serpiente, los españoles los llamaron: Comanches.
La aparición de los Comanches resultó ser la perdición de los Apaches, cuando incursionaron en las llanuras de Texas por el año de 1725 fue como una invasión de langostas, algunos historiadores los comparan con las hordas de Hunos en Europa, habían dominado el arte de guerrear a caballo como ningún otro pueblo hasta el momento.
Atacaban de imprevisto, escondiéndose del lado opuesto del caballo. Imitaron los aparejos españoles; riendas, bridas y monturas hechas con piel de búfalo con lo que tenían un mejor control del animal, arrojaban lanzas y flechas a pleno galope con mortal puntería, asediaban al enemigo en círculos, montaban y desmontaban a sus cabalgaduras con inusitada habilidad, enseñaron a los animales a acostarse entre los pastizales para no ser descubiertos, gustaban de los ataques nocturnos, eran rápidos y silenciosos. 
Fehrenbach nos dice: "Utes, Wichitas y Apaches aprendieron a montar; los Comanches -vivían- montados a caballo".
Como no criaban caballos, dependían de las rancherías para renovar sus monturas y hasta llegó a decirse que sólo permitían a los españoles vivir en su territorio para que ellos les criaran los caballos.
Los Comanches llegaron a representar la verdadera cultura del búfalo, orgullosos y aguerridos no se intimidaban ante las cargas de caballería de los españoles, ni de sus corazas ni de sus mosquetes. Replegaron a los Apaches hacia las montañas de Arizona, fueron los amos de los llanos de Texas y Arizona.
Continuaron siendo nómadas, navegaban por aquel mar de pasto verde y atravesaban los grandes desiertos siguiendo a las manadas de los bisontes, fueron los más grandes ladrones de caballos que la historia recuerde y su interrelación era completa y exitosa con el ambiente. 
Llegaron a reinar en el suroeste americano por un siglo más, hasta que fueron aplastados por el Ejército Confederado de la Unión y exterminados por un numeroso enemigo con superior tecnología; finalmente atrapados en las montañas y detenidos en reservaciones, el hambre y el alcohol terminó por acabarlos.
Fue el último bastión de resistencia de nativos precolombinos en el continente americano. –
saulgodoy@gmail.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario