jueves, 16 de julio de 2015

Espías, secretos y traiciones


Dicen de los espías que es una de las profesiones más antiguas del mundo, con las mismas connotaciones peyorativas que esa otra profesión tan parecida, la prostitución. 
¿Por qué necesitamos guardar secretos? ¿Hubo en realidad alguna vez en que el hombre, por su inocencia prístina, por su nobleza natural, no tuvo secretos? Quizás, en el paraíso, podamos encontrar al hombre convertido en ángel, transparente y a la semejanza de Dios.
El problema surge cuando nos enteramos que el mismo Dios tenía secretos para el hombre. La tradición Judeocristiana nos habla del árbol del bien y del mal, de cuyas frutas no podría Adán comer so pena de ser desterrado del paraíso. Sólo le comandó la orden y la amenaza, pero jamás le explicó el secreto... y el pobre Adán quiso saber el secreto, ayudado por una serpiente y Eva.
Y este saber adquirido por el trabajo del hombre, extrayéndolo de la naturaleza, con método y disciplina, con constancia e inteligencia es lo que los griegos llamaron ciencia... el hombre robando del Olimpo el fuego del conocimiento, tomando del éter las ideas que para la mayoría de los mortales son secretos. 

Los secretos nacieron con la palabra, con el logos, con los significados ocultos, con el impronunciable nombre de Dios, con la cifra secreta, con las sombras en la pared de la caverna.  Secretus, del latín, lugar lejano, oculto, aparte del conocimiento de los otros, privado, misterioso, no hecho público. Algo estudiadamente confidencial que no debe ser revelado. De allí viene en la antigüedad el origen de la palabra secretario, la persona a la que se le confían secretos.
¿Y espía? Según el diccionario inglés Webster, es un galicismo que viene de la palabra espier o del viejo alto germánico spehon, que significa investigar, examinar, el obtener una visión de, el descubrir a distancia o escondido, el obtener conocimiento por un artificio, el ver o examinar en secreto.
Para descubrir un secreto se debe actuar en secreto, sin que la persona que tiene el secreto se entere de que lo están espiando. El engaño pasa entonces a formar parte de la ecuación, se engaña al otro para conocer su secreto con lo que aparece ese degradante tinte de oficio sucio. 

El espía, por lo general, hace espionaje por mandato, para otra persona, para algún jefe o gobierno, quien le encomienda la misión; por ello el espionaje es una profesión, es un tipo de habilidad que se alquila, una actividad que se premia cuando se triunfa en develar un secreto, y se castiga con la peor de las muertes cuando se falla.
Ya Homero cantaba en La Iliada, en el sitio de Troya, la acción de espionaje que Odiseo y Diomedes, en la noche del día décimo, en contra de los troyanos; pero vemos que los mismos dioses que favorecen a uno y otro bando, aparecen con informaciones secretas que ayudan a sus favoritos y cambian el curso del enfrentamiento bélico.

Esa noche en cuestión, ninguno de los héroes Aqueos podía conciliar el sueño, el ejército troyano dormía enfrente y las dudas asaltaban las mentes de los sitiadores. Néstor les habló una vez que llegaron a inspeccionar la guardia, y les propuso ir al campo enemigo a espiarlos.
A su vez los troyanos, quienes igualmente sufrían de insomnio, y por indicaciones de Héctor, preparaban también la incursión a campo enemigo."¿Quién se ofrece a cumplir una empresa que voy a deciros, por un bello presente? Será justo el premio que tenga. Le daré un carro con dos caballos de cuellos erguidos, los mejores que puedan hallarse en las naves aqueas, al que tenga el valor -y con ello obtendrá grande gloria- de acercarse a las rápidas naos y enterarse, ya entre ellas, si guardadas están todavía, o quizás los aqueos, por haber sido por nuestras manos ayer derrotados, se disponen a huir y no quieren guardar ya sus naves por la noche, al hallarse rendidos por tanta fatiga". 
Pero el espía troyano es herido y capturado por los aqueos, el mismo Odiseo lo interroga luego que el asustado Dolon les promete un jugoso rescate si lo dejan volver con vida: "Tranquilízate -le dice Odiseo a Dolon- y haz que tu pecho no piense en la muerte. Pero vamos, respóndeme y habla con toda franqueza... ¿Dónde a Héctor dejaste al venir, al pastor de los hombres? ¿En qué sitio sus armas guerreras están y sus potros? ¿Donde tienen los teucros a sus centinelas y el campo?...
El asustado Dolon les dijo todo lo que querían saber y con lujo de detalles, pero en el grupo de Odiseo estaba el fuerte Diomedes quien fue implacable:"No pretendas, Dolon, escapar de ésta, aún cuando importantes son las nuevas que has dado, porque en nuestras manos caíste. Si ahora te rescatásemos y te dejáramos libre, nuevamente a las rápidas naves aqueas irías, sea para espiar o trabar con nosotros combate. Mas si tú por mi mano vencido perdieras la vida, no serás una plaga ya para los hombres argivos, dijo, y para tocarle la barba tendióle él la mano, suplicando, y el otro de un tajo que le dio en el cuello manejando su espada mortal, le cortó ambos tendones; su cabeza cayó sobre el polvo, y el teucro aún hablaba"

Y es que las guerras y, posteriormente, la diplomacia serán el caldo de cultivo natural para los espías.
China, hace 25 siglos atrás, mucho antes que el bardo griego nos contara de las aventuras del temprano espionaje, tenía en su haber el desarrollo de las ciencias estratégicas militares y tres nombres que escribieron sendos tratados donde ya consideraban al espionaje como una necesidad previa al combate; Sun Tzu, Sun Wu y Sun Bin delinearon claramente la necesidad de conocer los secretos del enemigo por medio de los espías, en sus tratados sobre el Arte de la Guerra quedaron establecidos para siempre los roles de los espías y cómo conservar los secretos de los espías enemigos. 

Sun Tzu en su libro nos dice: "Lo que recibe el nombre de 'información previa' no puede proceder de los espíritus, ni de las divinidades, ni de la analogía con los acontecimientos pasados, ni de los cálculos. Es necesario obtenerlo de hombres que conocen la situación del enemigo... pues bien, existen cinco clases de agentes secretos susceptibles de ser utilizados, a saber: los agentes indígenas, internos, dobles, liquidables y volantes".
Tal precisión y profundidad fue hecha por un estratega hace más de veinticinco siglos atrás, en la China clásica, en su libro Sun Tzu hace un análisis detallado de cada uno de los tipos de espías y cómo manejarlos para sacarles el mayor provecho
El espía ganaba la confianza del enemigo bajo una falsa identidad y cuando estaba en posesión del secreto los traicionaba. Cuando volvía con los suyos siempre quedaba la duda sobre con quién se sentó a la mesa de los contrarios, el tiempo que estuvo intimando y conviviendo y hasta quizás compartiendo el lecho con el enemigo... ¿Podrá traicionarnos a nosotros? Era siempre una interrogante presente. 

En aquellos tiempos de luchas tribales y de clanes, muchas veces el espía era sacrificado para guardar mejor el secreto de haber descubierto un secreto, costumbre esta que aún se practica, bajo el eufemismo de "terminar" al agente. -  saulgodoy@gmail.com


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