El ciudadano colombiano Nicolás Maduro Moros (aunque luego de sus acciones y comportamiento hacia el pueblo y el gobierno de Colombia, durante los sucesos del estado de excepción dictados en el estado Táchira, dudo en endilgarle el honor que conlleva la palabra ciudadano) llegó a la presidencia de Venezuela por medio de una gran conspiración, que empieza con la decisión del difunto presidente Chávez de nombrarlo su sucesor.
Que
nadie me venga con el cuento de que Chávez no sabía que esta persona había
nacido en Colombia y sus padres eran de origen colombiano; son claras para
todos las deficiencias que venían arrastrando nuestros servicios de identidad y
extranjería, cuyos errores fueron potenciados con la inserción de los cubanos
en sus estructuras, con el único propósito de debilitar nuestra nacionalidad y
hacerle el juego a las autoridades electorales, adelantando sus fraudes de
cedulación.

Y a
pesar de que los chavistas tuvieron este servicio en sus manos, y de los
intentos de los cuerpos de inteligencia venezolanos y cubanos por borrarle el
pasado a esta persona, es claro que les fue imposible construirle una
documentación verosímil, que ocultara su condición de extranjero… es más, a
pesar de que Maduro incursionó en la política nacional, detentando varios
cargos importantes, jamás se ocupó de hacer los trámites de nacionalización. Bajo esta perspectiva, Nicolás Maduro Moros
sería un delincuente consuetudinario, que utilizaba documentación forjada y
prestaba falso juramento donde le era requerido.
Para
que Maduro llegara a ocupar la presidencia de la república fue necesario el
concurso no sólo de una buena parte del estamento político venezolano, oposición
incluida, sino de las más altas autoridades de gobierno, pasando por el CNE, el
Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional, la complicidad de los
medios de comunicación alineados con el régimen, que silenciaron el delicado
asunto, y por supuesto, el gran instigador de esta conspiración, Hugo Rafael
Chávez Frías.

Entre
las instituciones que incurrieron en la mayor responsabilidad y en delito de
traición a la patria, por ser cómplices obsequiosos en esta trama de
ilegalidades y trampas, están las Fuerzas Armadas Nacionales, representadas por
el Alto Mando que acompañó a este infame gobierno desde que llegó al poder en
1999.
Varias
investigaciones se dieron en Venezuela y en Colombia para determinar el
misterioso origen de Maduro, sólo encontraron los rastros dejados por los
servicios de inteligencia en su labor de borrar evidencias comprometedoras,
pero lo que nunca se ha hecho público es su partida de nacimiento, que algunos
alegan, la tiene a buen resguardo, pero todas las evidencias recaudadas apuntan
hacia Cúcuta, en la frontera Colombiana como el lugar de origen de su familia,
que en clara diferencia con Chávez, oculta y nunca habla de ella.

Pareciera
ser que el hecho fundamental de esta inmensa trampa, fue la decisión de los
hermanos Castro en Cuba, para apoyar a este agente de su régimen, un agente que
se reporta de manera regular a sus cuarteles en La Habana, para recibir órdenes
y entregar partes sobre la situación de Venezuela, donde, aparentemente, no se
mueve un dedo sin las expresas órdenes de estos dictadores.
Es un
secreto a voces que nuestra situación es de una colonia cubana, todavía sigue
el gobierno suministrándole petróleo, dinero y materiales, como tributo a ese
imperio rojo rojito, que tiene a este pobre país agarrado por los testículos.
En
manos de un gobierno y unas FFAA totalmente colaboracionistas a los intereses
castro comunistas, tenemos contingentes de militares y civiles cubanos como
fuerza de ocupación, haciendo vida en instalaciones militares y policiales, en
centros de salud y en fundamentales dependencias administrativas.

El
problema es que estas operaciones en Venezuela se han anarquizado en tal
medida, que ahora el gobierno de Maduro está tomando partido y favoreciendo a
determinados carteles con políticas de estado, afectando la seguridad hemisférica
y los intereses gringos poniendo en riesgo la paz entre países vecinos; lo
sucedido en la frontera con Colombia tiene un sustrato que afecta el negocio de
la droga en toda la región, con nexos que llegan hasta México e interfieren con
el financiamiento de las FARC en la región.

Pero
el problema que se hace patente para nosotros los venezolanos, es lo que vamos
hacer con estos casi tres años de gobierno de un presidente fraudulento e
ilegítimo a toda costa; no hay manera de que las decisiones de este hombre y su
gobierno se sostengan legalmente.
Debemos
descubrir si las acciones de gobierno entre la fecha real del fallecimiento de
Chávez en Cuba y la victoria fraudulenta de Maduro en las elecciones, son
vinculantes, todo ha sido una trampa gigantesca, un colosal fraude nacional e
internacional, que ha afectado nuestra deuda externa, nuestro apresto militar,
las finanzas públicas, nuestra seguridad alimentaria, solo por mencionar
algunos temas… el hombre era ilegítimo en su base, fue un infiltrado de un
gobierno extranjero, se violaron los más sagrados estatutos de la nación.

Sólo
nos queda preservar la evidencia y hacer lo posible para detener de inmediato
preventivamente al señor Maduro Moros donde quiera que se encuentre, ya que no
está protegido por los privilegios del cargo pues su origen está viciado de
toda nulidad, eso sí, respetándole sus derechos humanos y dándole la
oportunidad de un juicio justo y oportuno, esto, para
salvaguardar su testimonio y garantizar su vida, para que pueda declarar y
pagar por sus delitos.

Las
Fuerzas Armadas aún están a tiempo de reivindicar su legado y honrar su deber
histórico; deben actuar de inmediato para evitar la gran catástrofe nacional,
que es hacia donde nos dirigimos si no hacemos algo que cambie el rumbo de la
nación y esto empieza por suspender en sus funciones a la alta oficialidad
involucrada en esta conspiración, para ello cuenta con sus propios tribunales y
jurisdicciones.

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