De nuevo, una mujer; pareciera que el chavismo ha reunido en su entorno una colección de mujeres que se distinguen no sólo por su fanatismo, sino por una enorme vaciedad de principios y valores, mujeres a las que no les tiembla el pulso al momento de cometer una injusticia, de condenar a un inocente, de torturar y matar a un enemigo de sus causas, de mentirle al pueblo, a quien dicen amar, de humillarlo y entramparlo en situaciones de indefensión, poniéndolo en peligro, con el único propósito de eternizar la causa podrida del socialismo bolivariano.
No
sin razón les gusta la neo lengua que les endosa esos atributos de mujeres
guerreras, de primeras combatientes, de “troperas”… como si Venezuela jamás
hubiera trascendido esas montoneras del siglo XIX, que vagaban por la geografía
nacional cometiendo tropelías, con las hembras detrás de fieros bandidos que se
creían libertadores.
Escucharlas
hablar es percibir los ecos de las consignas comunistas de los años sesenta, de
sus cantos a Cuba y a Fidel, de sus insultos al oligarca y al capitalista,
incluso de sus rabiosos “Yankee go home”… la enajenación quedó congelada en esas
greñudas féminas, hoscas y violentas, que cambiaron sus trapitos y franelas del
mercado del cementerio por cotosos ajuares de Chanel y Gucci, por vacaciones en
Marbella o cirugías estéticas en Río y personal
trainers, chef particulares y dietistas del Mount Sinai Hospital.
Tienen
a sus hijos estudiando en las mejores universidades del primer mundo, con
sendos apartamentos y villas a donde van de visita tres y cuatro veces al año,
cuentas en divisas que no bajan de siete ceros y muchas de ellas tramitan sus
visas de residentes en los países de sus padres y abuelos, en los que por ley
les corresponde ese derecho.
Pero,
aparte de los afeites y los abalorios que guindan de sus estirados cuellos, por
dentro son las mismas lagartas que esperan sus presas al sol, en las riberas de
los ríos, con las bocas abiertas, listas para dar el zarpazo que las convertirá
en “doñas”.
Y es
que, aún observándolas detalladamente, no hay una que se haya escapado al
molde, todas chapotean en el crimen y la ignominia, con el deleite de saurios
jurásicos, convirtiéndose en cómplices de oscuras componendas y negociados,
todas hablando de un país que no existe, de una Venezuela de cartón piedra, de
pobres contra ricos, de justicia social y de un gobierno, al que pertenecen,
donde no se ha roto un plato.
Y un
detalle muy particular, todas presumen de ser cristianas.
Pues
bien, a esta categoría de mujeres pertenece la señora que presume de ser la más
imparcial, veraz, independiente, justa, eficiente y democrática de todo el
lote, la Sra. Tibisay Lucena, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE).
El prontuario de la dama.
Su
carrera como Rectora Principal y Presidenta del organismo electoral comenzó en
Abril de 2006, luego vino una reelección atropellada e impuesta por el TSJ, en
Diciembre del 2014, e incluye en su hoja de servicio los casi dos años
ejerciendo el cargo con el mandato expirado.
Ya
para estas alturas la Sra. Lucena no oculta su simpatía militante hacia el partido
de gobierno, el PSUV, y por sus altos dirigentes, al punto que ostenta sin
ningún rubor símbolos del partido político en público, que desdicen de su necesaria
imparcialidad; es un hecho notorio y público que la mayor parte de los rectores
fueron nombrados en el CNE cuando todavía militaban en el PSUV, contraviniendo
de manera desvergonzada la Constitución Nacional.
Ya ha
expresado por vías de hecho su favoritismo al gobierno al plegarse a la
estrategia de declarar planas las firmas que hubieran permitido el referendo
revocatorio contra el presidente Chávez y que le hubieran evitado tanto mal a
nuestra patria; también, entre diciembre del 2012 y Enero del 2013, permitió,
contraviniendo la Constitución y las leyes, que el Vicepresidente Nicolás
Maduro fuera candidato a las elecciones presidenciales - lo que no podía ser,
al menos que renunciara a su cargo – apoyándose en la interpretación de una
supuesta “continuidad administrativa” que otra de las mujeres rojas rojitas del
régimen, esta vez en el Tribunal Supremo de Justicia, forzó para permitir que
el Vicepresidente se transformara en Presidente sin ningún tipo de acto,
nombramiento o requisito; semejante exabrupto en materia electoral fue aceptado
por el CNE plácidamente.
A partir de este episodio el CNE se dedicó a poner
toda clase de trabas a la observación internacional, canjeándola por el modo de
acompañamiento, para así poder desmontar la veeduría internacional que
garantizaba la pulcritud de las elecciones.
La
Sra. Lucena es una contradicción constitucional bípeda, así la definiría dado
su empecinada vocación para violar las normas de nuestra carta magna con su cara
de “yo no fui”, siempre exhibiendo los supuestos logros del CNE bajo su
mandato, como las decenas de auditorías que convenientemente se ha auto
practicado, la veintena de comicios que ha celebrado, los innumerables centros
de votación abiertos, la maravilla que siempre destaca del proceso automatizado
y que hace que el sistema venezolano tenga la apariencia de uno de los más
seguros del mundo - “blindado”, como le gusta adjetivarlo - pero que le permite
dar los resultados con una celeridad que ningún país de la tierra ha logrado.
Pero
todo es retórica, y de la barata; la Sra. Lucena trata al sistema electoral
como si fuera de su propiedad, no hay participación y de ninguna manera es
protagónica, al menos que se sea para los miembros del partido de gobierno;
para la oposición todo es cuesta arriba y el embudo muy angosto. Dos hechos
singulares, por su notoriedad, pueden servir de ejemplo: la negativa rotunda
del CNE en permitir observaciones internacionales a organismos de la comunidad
internacional y lo que todo el mundo recuerda, el millonario guiso de
Smartmatic con la compra de las máquinas electorales.
No veo, no escucho, no hablo… no
pienso
Hay
un empecinamiento en favorecer, únicamente y en calidad de acompañamiento, a
las instituciones “amigas” del gobierno chavista (cómplices, más bien), como el
CELAC, ALBA, PARLATINO, PARLASUR, UNASUR, para que actúen como testigos del
inmenso farude electoral que tienen preparado para el 6 de Diciembre, son
organizaciones que no tienen ni la experiencia ni los medios para hacer un
diagnóstico del proceso, que tampoco son garantía de imparcialidad, dado que
muchas de ellas son creaciones o engendros del chavismo… todas las demás, las
que verdaderamente importan para darle transparencia al proceso electoral como
la ONU, la OEA y la Unión Europea están vedadas, y Tibisay es la que decide,
prevalece su voluntad, que nos es otra que hacer las elecciones en las
tinieblas, que nadie se entere, que nadie vigile ni revise.
Resulta
cuanto menos sospechoso que, luego de tantas elecciones y de su campaña
permanente de presentar al CNE como uno de los organismos más eficientes y
profesionales del mundo, ahora quiera hacer elecciones con las luces apagadas.
Otro
punto es la confusión que el CNE quiere crear con la ubicación de la tarjeta de
la MUD y la tarjeta “comprada” del MIN por el gobierno en el tarjetón electoral,
utilizando el posicionamiento de dos tarjetas que se parecen para generar
confusión en el elector y robarle votos a la oposición… una triquiñuela que
desdice mucho de su participación en el llamado Poder Moral.
Pero recordemos
el retardo que mantiene en publicar los resultados completos de aquellas
elecciones de Diciembre del 2007, en las que se excluyó 1.8 millones de
electores que todavía no han sido totalizados, y aún así el CNE declaró la
tendencia como irreversible… tenemos 8 años esperando, un dudoso record mundial
para el sistema más rápido del mundo.
El
organismo electoral niega información a los partidos políticos de la oposición,
no así al PSUV, las aperturas de nuevos centros de votación no pueden ser
verificadas y muchos de ellos se siembran en zonas dominadas y controladas por
grupos violentos afectos al gobierno o por el mismo gobierno.
Los
centros de una sola mesa, que representan el 40% de los centros del país, con
su comportamiento irregular de electores, son fuente de distorsiones notables
en los resultados del proceso y siempre se ha negado acceso a la información
sobre a qué electores sirven.
No
hay información confiable ni oficial en cómo los estados de excepción en la
frontera afectarán la conducción del proceso electoral para las parlamentarias,
que se complementan con medidas inconsultas y desesperadas, como la de paridad
de género, que el CNE saca del sombrero de mago para influenciar los resultados
a favor del PSUV y generan distorsiones que con su silencio cómplice trata de
convalidar.
Desde
hace ya algún tiempo el CNE se ha lavado las manos en el espinoso asunto del
favoritismo y el abuso del poder del gobierno, que utiliza los dineros y bienes
del estado durante las campañas electorales
(que son continuas o permanentes, porque el mismo gobierno parece no haberse
enterado de que ya es gobierno y vive en una sempiterna campaña) y no hay
manera de que se respete la Constitución en este sentido, ni el CNE actúa como
poder autónomo, ni asume su compromiso moral con el país.
Las auditorías
al CNE no resisten una revisión seria y profesional sin que salten las liebres
de la trampa y los acomodos se hagan evidentes; toda una serie de desvaríos,
como las migraciones de candidatos y electores, la alteración de la composición
de las llamadas circunscripciones electorales, el irrespeto a la representación
proporcional, manejo arbitrario de la distribución poblacional con el uso de
estadística viciada, la parcialidad en cuanto al uso y tipo de protocolo a usar
en las auditorías, convirtiéndose en juez y parte simultáneamente, son detalles
que definen muy bien donde están los intereses y los procedimientos para forzar
resultados.
A
esto sumamos la poca confiabilidad de la información de identidad de los
ciudadanos, ahora en manos de empresas cubanas manejadas por el gobierno de los
hermanos Castro, la imposibilidad de detectar votantes “virtuales”, por falta
de soporte documental, el manejo de bases de datos incompletas de huellas
dactilares, la imposibilidad de compaginar con información confiable los
crecimientos poblacionales que en el registro electoral ha tenido un aumento
anormal… En pocas palabras, existe una gran cantidad de votantes a quienes
sería imposible localizar porque carecen de datos de residencia e, incluso, de
información dactilar.
Cuando quien elige es el que
cuenta los votos
El
que las votaciones en nuestro país dependan de unas máquinas y sus memorias
digitales, no de registros confiables y verificables en copia dura, es en sí
mismo una disminución de nuestro derecho soberano a elegir y mina la confianza
en el proceso electoral.
El
chavismo agónico, del cual usted es pieza clave, se prepara para darle un nuevo
zarpazo a la democracia venezolana utilizando las instituciones republicanas y
los principios garantes de nuestras libertades, por un lado tenemos al gobierno
nacional conjuntamente con el alto mando militar creando un conflicto
totalmente artificial con Colombia, poniendo a más de un tercio del país bajo
estado de excepción con el fin de controlar las calles el día de las
elecciones, en un estado pre-bélico la sociedad se encuentra bajo las armas que
supuestamente deberían defender nuestra integridad.
Pero
el grueso de la estrategia hegemónica por el poder se lo lleva el CNE que usted
tan perrunamente dirige para complacer los intereses del castromadurismo,
apenas 15 días de campaña electoral para la oposición (el chavismo tiene 16
años en campaña), haciéndose la vista gorda ante los abusos del régimen
utilizando como le da la gana bienes y dineros del estado para la campaña del
PSUV, su partido. Una elecciones que se van a realizar a espaldas del mundo
para que las trampas en el sistema no sean anotadas y cantado el fraude, debo
meter en el saco la actitud colaboracionista de la MUD que solo anda pendiente
de cómo luce para la foto del 6 de diciembre y celebrar una nueva victoria
pírrica, un paso más hacia la victoria final que nunca llega.
El
montaje de estas elecciones es tan obvio y la trampa hiede tan fuerte que me
imagino ya deben tener la champaña en el hielo para celebrar, pero… y este pero
es el que verdaderamente importa, pero está por verse el comportamiento del
pueblo de Venezuela, el verdadero soberano en esta tragicomedia, la única
fuerza que puede decidir el final de este festín de pordioseros, esa es la
incógnita que tiene a Maduro y a los hermanos Castro insomnes.
Usted,
Sra. Lucena, es indigna del cargo que ejerce; la gran mayoría del pueblo de
Venezuela desconfía de usted y del organismo que maneja de manera tan arbitraria;
temo que como regalo de despedida va usted a seguir permitiendo el fraude
electoral y a poner nuestro país en una circunstancia complicada, de alto
riesgo para la seguridad de la población, su papel en la historia del país va a
quedar peor que el de la jueza Susana Barreiros.
Termino este artículo haciendo alusión a unas
palabras que usted escribió en el año 2003 en su trabajo Desarrollo Institucional del Poder Electoral en Venezuela, supongo,
cuando se tenía por una ciudadana honesta, útil y pensante, decía usted: “Cinco principios fundamentales deben ser asegurados por el Poder
Electoral y la legislación correspondiente en el nuevo ordenamiento político:
igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia; los cuales
deben ser orientadores de la legalidad y legitimidad en todo acto o proceso
comicial que se realice en el país…Tamaña responsabilidad no se puede ejercer
sin adquirir plena autonomía de las otras ramas del poder público nacional.”
Supongo que esa Tibisay Lucena ya no existe y que
aquellos ideales yacen hoy sepultados bajo la pesada piedra de la conveniencia,
el dinero y la astucia.-
saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario