Dentro de la torcida lógica del comunismo y la izquierda internacional, hay una constante prédica para que los pueblos, y en específico los sectores que se oponen a la dominación y el abuso de las ideologías totalitarias, se dejen prácticamente “violar” sin presentar ninguna defensa o reacción, cuando el gobierno actúa de manera criminal.
Sucede todos
los días en nuestro país con las invasiones a la propiedad privada, los
controles que imponen a los empresarios, con los cercos financieros y
monetarios que le hacen a la población, con la imposición de más impuestos para
arruinar a quien produce; al propietario se le hace ver como el culpable y
“provocador” por el simple hecho de ser propietario, a los invasores se les
hace pasar por “victimas” a los que les asiste el derecho de usar la violencia
para despojar al propietario y los órganos jurisdiccionales, atendiendo a una
posición política, defienden a los que han decidido robar.
Y si el
propietario se le ocurre defenderse ante el asalto barbárico por cualquier
medio disponible en su emergencia, entonces se convierte en un monstruo a quien
el Estado está en el deber de exterminar.
Esta lógica
del dominio criminal es fomentada por frases como “somos una revolución socialista pacífica, pero armada”, “tenemos hombres y mujeres armados para
defender la revolución”, que no son otras que amenazas utilizadas por bandas
de delincuentes en los barrios y urbanizaciones, para aterrorizar a una población indefensa.
Todo este
cuadro de horror e injusticia parte de una simple premisa, yo tengo la razón
porque tengo el poder, tú no; y el poder es la violencia institucional que en
nada se diferencia de la violencia que utiliza el crimen organizado o la
guerrilla, o los terroristas.
Aceptadas
estas premisas y sin ningún afeite o cosmético, debemos concluir que en esas
condiciones ni hay democracia ni hay Estado de Derecho, es “la ley de la jungla”.
Nuestros socialistas endógenos, son maestros del engaño
y la mentira, aparentan ser republicanos y humanistas, y por ello se toman el
trabajo de justificar sus posiciones con retórica, haciéndose pasar por chicos
civilizados y progresistas cuando en realidad actúan como sociópatas.
Toda
situación crítica y anormal la convierten en argumento político para atacar a
la oposición, sus propios errores políticos, bien sean de acción u omisión,
jamás son reconocidos como tales, siempre son los “otros” los que tienen la
culpa, en su lugar se la pasan descubriendo planes de conspiración de la ultra
derecha, la intervención de la mano peluda del imperio.
Son
incapaces de reconocer, por ejemplo, que ya hace tiempo el país se les fue de
las manos, que el dictador está desbocado y nos arrastra al desastre, que
nuestra industria petrolera es administrada como una bodega, que hay un
desabastecimiento de alimentos importante que atenta en contra de la seguridad
del país, que el sistema de salud pública está en ruinas…
Pero si
alguien llegara a reclamar, si hubiera denuncias de estos hechos,
inmediatamente sitúan al denunciante como enemigo del proceso, pretenden ellos
asaltarnos y que nos quedemos calladitos, verlos rodearse de grandes lujos,
privilegios y forrarse en dólares y que nos quedemos extasiados, mirando como
condenan a nuestros hijos al hambre y la pobreza.
Con esta
actitud absurda y criminal, cierran medios de comunicación, toman galpones,
nacionalizan empresas, y esperan que sus dueños, el público y los trabajadores
se queden inermes, sin hacer nada, aceptando pasivamente la voluntad del gorila.
Para estos
socialistas machos y bien plantados, no hay nada “privado”, salvo sus
propiedades, todo puede ser de ellos, clínicas, aeropuertos, clubes,
supermercados, hoteles, todo lo resuelven con amenazas de violencia… y ahora le
tienen la vista puesta a nuestros hogares y familias.
Por supuesto,
quien diga algo o pretenda oponerse al asalto, le lanzan la cuchillada de
traidor a la patria, de cachorro del imperio, de que huelen a paramilitar y
está conspirando.
Critican al gobierno norteamericano por defenderse en contra
de los enloquecidos fundamentalistas que sólo quieren su destrucción,
acusándolos de agresores imperialistas; si Europa incursiona en contra de
países agresivos y forajidos, entonces son unos asesinos; si Israel le pone un
parado al terrorismo que sólo busca desparecerlos de la faz de la tierra,
entonces son unos genocidas.
Para el buen
socialista, no puede haber defensa
posible a sus ataques, pues son justos y llenos de amor, someten a los pueblos
para liberarlos, los esclavizan para que sean felices.
A nuestros
socialistas les excita el estupro, les fascina causar dolor, sólo destruyendo
se realizan y como buenos sádicos, quieren la sumisión total, violar sin ser
agredidos, matar sin que exista defensa y robar sin que haya reclamo, para
ellos, el concepto de justicia significa llevarte a un juicio sin que puedas
defenderte, ni ver el expediente, ni saber quién te acusa y si vas a prisión es
para que te torturen y te instiguen al suicidio.
Hay algunos
venezolanos que se han acostumbrado a esta humillación y los dejan hacer,
calladitos, sin que escuchen sus sollozos, hay incluso algunos, que enfermos
con el Síndrome de Estocolmo, los
defienden, por razones de inversión psicológica, acostumbrados al abuso y
necesitando la bota sobre sus cuellos, se oponen a que alguien haga algo para
terminar con el secuestro y actúan defendiéndolos, piden detener las
intervenciones de organismos internacionales o desactivar las sanciones a
funcionarios violadores de derechos humanos.
Confundiendo
a nuestros torturadores con venezolanos civilizados, creyendo que se trata de
un comportamiento democrático destruir el país, hacen lo posible para que sigamos
en esta situación victima-victimario, o porque les gusta, o porque tienen
intereses creados con los violadores chavistas.
Estamos en
puertas de una estrategia para “desestabilizar” al país por parte del chavismo
para evitar que haya elecciones, todavía no sabemos por donde vienen los tiros,
las jugadas de Maduro con Guyana, ahora con Colombia no han tenido resultados
hasta el momento; el juicio de Leopoldo López terminó en una sentencia indigna
pero tengo la impresión, encaja dentro del modelo que quieren armar de caos,
para poder extender el estado de excepción que ya activaron en el estado
Táchira.
Cualquier
cosa puede suceder, el gobierno se encuentra al borde del barranco y necesita
activar la emergencia nacional, tiene a las OLP (redadas militares donde se
dispara primero y se pregunta después) rodando por el país, violando derechos
humanos a dos manos, la escasez de productos básicos es aguda y empeorando, la
inflación hace papelillo nuestra moneda, el hampa está asesinando opositores y
chavistas por igual, en números que parecen los de una guerra convencional.
Utilizando
la lógica de nuestros secuestradores, no me extrañaría en absoluto que veamos
un atentado en contra de un alto funcionario, eso, está cantado desde hace
tiempo, o una serie de actos terroristas en contra de nuestra infraestructura;
tiene que ser algo espectacular que justifique la vuelta de tuerca que
necesitan para hacerlos ver como víctimas y actuar en defensa propia, el libreto
apunta a borrar las elecciones el 6 de diciembre y mientras esto ocurre,
quieren tener al país calladito y a su merced. – saulgodoy@gmail.com
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