miércoles, 2 de septiembre de 2015

La Metablética de Van den Berg


Me enteré de la vida y obra de este extraordinario hombre por un número especial de la publicación Janus Head, dirigida a los estudios interdisciplinarios en literatura, filosofía continental, psicología fenomenológica y las artes, dedicado a la labor de este médico holandés que ha escrito cerca de 40 obras sobre los más diversos temas, siempre desde la óptica de su más grande hallazgo, la Metablética, o la psicología de los cambios históricos, tema que le ha valido ser el escritor más publicado de los Países Bajos. 

Sus ideas han influenciado el estudio de la cultura, la historia, la física, las matemáticas, la antropología médica y, por supuesto, la psiquiatría donde se ha distinguido por ser precursor de la fenomenología aplicada a la psiquiatría, y que según la opinión de algunos críticos, está considerado como el aporte más importante a esta disciplina desde la introducción del psicoanálisis en tiempos de Freud. 
Jan Hendrik van den Berg cuenta en una entrevista a Robert Romanyshyn, que cuando tenía 22 años fue a visitar a un profesor a su oficina y, mientras lo esperaba, hojeó un libro, Historia de la Biología de Adolf Meyer, donde hacía la conexión entre el descubrimiento de la circulación en el cuerpo humano y el movimiento artístico del Barroco.
Aquella extraordinaria relación de un descubrimiento científico y la manera como se desarrollaron las artes y hasta un estilo de vida, que marcaron varios lustros de civilización, lo conmocionaron.
En uno de sus libros, A Different Existence, Van den Berg cuenta este sencillo relato: una persona espera para la cena a un amigo, quien tiene que cancelar la visita de improviso; la mesa servida y la botella de vino cercana a la chimenea producen en el anfitrión frustrado, un poderoso sentimiento de soledad en aquella noche.
Es un ejemplo de cómo las cosas y el mundo reflejan nuestra subjetividad, nuestro mundo interior, de cómo los más simples objetos se cargan de significación para nosotros. El mundo que nos rodea tienen una sintaxis muy especial, somos nosotros quienes le asignamos valores y relaciones.
En otro de sus libros, La Cambiante Naturaleza del Hombre, Van den Berg narra un pasaje de las memorias del artista francés Jean Cocteau, quien regresando a la casa donde pasó su niñez camina al lado de una pared, tocándola con los dedos a la altura que debió hacerlo cuando era un pequeño chaval, de pronto sintió el milagro de su pasado recobrado.
Esta explosión de memorias ¿estaba en la pared? ¿En su cerebro, esperando ese contacto para que renacieran?  Lo que nos trata de decir es que el mundo tiene diferentes estructuras, muchas de ellas guardadas profundamente dentro de nosotros y que necesitan de ese contacto con el mundo para liberarlas de nuevo.
Y sucede con nuestra sensualidad, con nuestras experiencias estéticas y hasta místicas, las cosas en el mundo son guardianes de nuestros sentimientos, es por ello que la poesía tiene un gran valor para este extraordinario psiquiatra.
Dice Van den Berg: “Todas las personas que padecen enfermedades mentales también son humanos.  La única diferencia entre los sanos y los enfermos es que sus proyecciones, conversiones, transferencias y distorsiones de la memoria no son conspicuas en la persona saludable pero si lo son en la persona enferma mentalmente. La razón de esto es que la persona sana descubrirá en los otros seres humanos saludables su mismo ser, o más o menos las mismas conversiones, proyecciones, transferencias y distorsiones de la memoria que él mismo tiene, en cambio la persona enferma mentalmente, se sentirá sola con sus mecanismos mentales”
Para este psiquiatra sus pacientes son representaciones de lo que está sucediendo en una sociedad en período en particular, son personas que están dentro y son del mundo, la mayoría de las neurosis no ocurren en la persona, encerradas en su subjetividad, más bien esa persona se enferma debido a cosas que ocurren fuera de él.
La psicoterapia que aplica Van den Berg no se enfoca en un inalcanzable mundo interior, al contrario, se concentra en entender esa muy distintiva manera de ser-en-el-mundo, como se relaciona con el “otro” y de las cosas que le preocupan hoy que puedan suceder mañana, el alma de las personas no habitan en el interior, están conectadas al mundo, y la experiencia de la vida humana está en constante cambio, vivimos en pluralidad y en multiplicidad.
La mirada humana hacia el mundo no es virginal y prístina, es imposible mirar al mundo sin que agreguemos nuestros conceptos e imaginación previamente, es decir sin que lo pintemos de nuestra cultura.
 Me impresionó su referencia a E.E. Cummings, uno de mis poetas favoritos, decía Cummings que no conocemos la primavera porque "un desgraciado tuerto" ha inventado un instrumento para medirla; no, la conocemos "porque quizás/ nos comemos las flores sin sentir miedo". 
De eso trata la fenomenología, de regresar continuamente al mundo y redescubrirlo, cada mañana que nos despertamos es una epifanía, un mundo nuevo por descubrir llenándolo de nosotros, compartiéndolo con quienes nos importan.
Pero volviendo a la tesis fundamental de Van den Berg, la psicología tradicional nos presentaba a un hombre inmutable, las generaciones del pasado son tomadas como variaciones de un mismo tema, cuando estudiamos la historia nos encontramos con hechos registrados, con monumentos y objetos que fueron usados por estos hombres y mujeres que vivieron años y siglos anteriores a nuestro tiempo.
La psicología histórica trata de estudiar la vida interna de estas personas reflejadas en el tipo de vida que llevaban, en las cosas que usaban, en la manera como construían sus casas, en el arte que desarrollaron, en cómo enterraban a sus muertos y reverenciaban a sus dioses, como bien nos recuerda el profesor R. Romanyshyn en su extraordinario ensayo, Viajando con Van den Berg: "El aspecto más arriesgado y singular de la Metablética de Van den Berg es, esta insistencia sobre la interconexión entre el cambiante carácter de la vida psicológica y el carácter cambiante del mundo. La vida psicológica y el mundo son dos caras de la misma moneda. Cuando la vida psicológica cambia, el mundo cambia". 
Y es interesante su observación de cómo, en la pintura clásica europea, los ángeles en el cielo empiezan a desaparecer a medida que la historia se aleja de la Edad Media y entra en la modernidad.
Van den Berg es mucho más rico e interesante que lo que estas breves líneas pudieran haber bosquejado, lamentablemente muy poco de su obra está traducida al castellano, la Metablética no existe como palabra en nuestro idioma, pero vale la pena investigar a un pensador que plantea que las revoluciones que sacudieron al mundo tienen su génesis en descubrimientos, como el del doctor William Harvey, que en el siglo XVII determinó que era el corazón, la bomba que impulsaba la sangre en nuestras venas, este descubrimiento de la circulación sanguínea en el ser humano fue la razón profunda para que se iniciaran los grandes viajes de circunnavegación por el mundo. –
saulgodoy@gmail.com


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