jueves, 29 de octubre de 2015

Eso, que llaman Estado



Es claro que aquellas personas que viven de la política y para la política tienen en el Estado su razón de ser, es un hecho que todo su esfuerzo se concentra en obtener el poder, en convertirse en administradores del Estado y para ello, se valen de promesas y programas que afectan el interés público y tratan de llamar a nuestra atención para que con nuestro voto los llevemos a donde quieren estar, es decir, mandando, disponiendo del erario público, obteniendo las prebendas del cargo, haciendo su voluntad sobre la vida de la comunidad, y si tenemos suerte, puede ser que hagan algo en positivo por la calidad de vida y prosperidad de la sociedad.

Es por esta razón que ninguno de los partidos y candidatos nos va hablar de lo que verdaderamente nos importa ¿Y qué hacemos con el Estado? ¿Qué hacemos con toda esa burocracia gigantesca, ineficiente, corrupta y costosa?  
Con la experiencia que hemos sufrido con el chavismo hemos sufrido la construcción de la apoteosis del Estado, una hipertrofia del gobierno nunca antes visto, el monumento más grosero y perverso de la idea del Estado; henos aquí, con sopotocientos ministerios que no sirven para nada, conducidos por unos ineptos que sin ninguna vergüenza se la pasan diciendo barrabasadas delante de los medios de comunicación, sumemos cientos de otros organismos públicos, institutos autónomos, fondos, corporaciones, misiones, comunas, bodegas socialistas, universidades bolivarianas… órganos del estado que se inmiscuyen y tratan de controlarlo todo, pero cuyo desempeño lo que da es vergüenza, y para muestra, miren al país como lo tienen, destruido.
Millones de funcionarios públicos (incluyo a los militares) medrando de las nóminas del Estado con el solo propósito de hacernos a los ciudadanos la vida miserable, para competir deslealmente contra las empresas privadas, para torpedear los esfuerzos de la sociedad civil organizada, para hacer de las iniciativas individuales un calvario, hacen de sus puestos de trabajo una trampa, un escamoteo para ganarse sus sueldos de la manera más fácil y descarada, impidiendo que sus propias instituciones funcionen y hagan lo que tienen que hacer.  
Las verdaderas víctimas del estado, la gente
La principal pregunta que todo votante debe estarse haciendo es ¿Cómo vamos a desmontar esta espeluznante construcción burocrática que se ha convertido en la peor administración pública del mundo sin que provoquemos una guerra civil?, empezando, porque si vamos a despedir a toda esa gente becada y parásita, vamos a necesitar mucho, pero mucho dinero para pagar liquidaciones, prestaciones y demás obligaciones laborales (esto, si lo hacemos de acuerdo a la ley, los chavistas simplemente la ignoran y procederían con el despido)
Nos preguntamos ¿Cómo van a trabajar los nuevos parlamentarios con toda esa nómina del estado en su contra? Con esa cultura del menor esfuerzo posible y la mayor ganancia exigible (que es justamente uno de los conceptos socialistas de lo que es Justicia Social), es de prever que los hoy candidatos nos llenarán la cabeza de promesas, de lo que van hacer, de lo bonito que será cuando ellos lleguen al poder, de las maravillosas leyes que van a promulgar y que como conjuros van arreglar el mundo, pero ya me los imagino, luego de un tiempo en sus cargos, las excusas: que no pueden, que tienen las manos atadas, que no los dejan trabajar… señores, ¿Se van a montar en el poder para seguir haciendo lo mismo? ¿Van a mantener vivo al monstruo? 
Si verdaderamente fueran demócratas debería ampliar y fortalecer otras maneras , vías y estructuras que la sociedad tiene para resolver sus problemas otro que el estado, el chavismo nos ha permitido experimentar en carne propia el colapso del aparato estatal dejando a la sociedad en estado de dependencia y absolutamente indefensa, los políticos que favorecen un estado fuerte se llaman “estatistas” y por lo general son socialistas o comunistas, los regímenes militares todos tienden hacia el estatismo, el capitalismo es el único que funciona óptimamente con un estado pequeño, eficiente y al servicio de la sociedad.  
Presidente Chávez en plena actuación heróica
El Estado se come una parte importante del presupuesto nacional, vive de nuestros impuestos, explota nuestros recursos naturales y se endeuda en nuestro nombre ¿Para qué?, creo que la respuesta es una sola, para mantenerse a costa de los ciudadanos, el Estado no solo se nos ha convertido en una pesada carga sino en una amenaza, ahora nos quiere arruinar, secar, chupar, matar de hambre o de mengua, de toda posibilidad de sobrevivencia. 
De acuerdo a la torcida filosofía del socialismo del siglo XXI, los ciudadanos estamos para mantener al Estado a como dé lugar, y si eso implica dejar que nos arruine, el Estado nos lo agradecerá, es nuestro deber, se debemos comer piedras fritas o hacer colas sabrosas por el resto de nuestras vidas, pues sea.
El tumor recrecido del Estado nos está matando,  es por ello que es indispensable que les hagamos esa pregunta a nuestros políticos, a quienes pretenden representarnos, una vez que ganen las elecciones ¿Cómo van a limpiar la casa? 
Un típico funcionario del estado al servicio de sí mismo
La mayor parte de las respuestas que nos llegan en la propaganda electoral es que van a continuar con el enorme aparato estatal y tratar de utilizarlo para reconstruir la nación, que por medio de leyes democráticas van a revertir la tendencia estatista, que pondrán en práctica una “reingeniería” (la nueva versión de los enroques), hasta aquellas que dicen que no van a cambiar nada, que nadie será despedido, que todo seguirá igual, pero ahora con un parlamento en manos de la oposición ¿Qué les parece?
Este tema no puede ser obviado ya que de su solución, depende en mucho el éxito de las nuevas gestiones, hay que desmontar el estado pero ¿Cómo hacerlo? no podemos continuar incrementando las cargas sociales (seguros de paro, pensiones, fondos de retiro, etc.) lanzando a los funcionarios innecesarios para la calle para que se las arregle como sea, así sean unos ineptos… pero hay maneras de ir logrando una transferencia de recursos humanos de la burocracia hacia el sector privado, utilizando la inversión productiva, reeducando al funcionario para sus nuevas tareas, incrementando la actividad privada, privatizando grandes áreas del sector público.  
Las eminencias grices detrás del estado venezolano
Eso que llaman Estado y que muchos políticos prefieren hacerse los chinos antes que lidiar con el tema, será punto principal en los debates y agendas de campaña, está de parte de nosotros, ciudadanos, votantes, contribuyentes, exigir su discusión.
En las últimas décadas nuestros políticos han tratado de crear una identidad entre el Estado y la sociedad, porque el Estado, para sus fines, trata de confundirse con el país, con la gente, pero el Estado no es el pueblo, nunca lo será, el estado no es la sociedad civil organizada, el estado no son los partidos políticos, no son la iglesia, ni las ONG’s, mucho menos las organizaciones vecinales, la representación de padres en las escuelas o las universidades.
Un estado hecho para molestar a sus ciudadanos
Los maduristas lo han llevado aún más lejos, han tratado de anular a la sociedad para que solo exista el Estado, en cualquiera de los casos, y esta es mi opinión personal, creo que el Estado es solo útil para ciertas cosas, mínimas y no importantes, no necesitamos de esta inmensa torta que hiede a podrido, es más, estoy absolutamente convencido que si queremos salir del subdesarrollo, tenemos el deber de reducirlo, controlarlo y someterlo a nuestra voluntad, que el estado sirva a nuestros propósitos no nosotros a él.
Si el Estado es una de las muchas formas que los pueblos tienen para organizarse y asegurar su futuro en paz y prosperidad, no es posible que todavía tengamos que aceptar como ley divina que el Estado es dueño de todo, de la tierra, del agua, del petróleo, de nuestro dinero, de nuestro futuro, de nuestro voto, de nuestras FFAA. ¿En qué momento se negoció tamaña insensatez con los ciudadanos?, ¿Porque nadie nos preguntó?, porque si me preguntaran, diría que están locos.
Gran Misión Vivienda, la burla y la apoteosis de la ineficiencia
¿A cuenta de que, un funcionario público, por más presidente que sea, se cree con el derecho de insultarnos, de decir vulgaridades frente a nuestros hijos, de trancar una frontera o decirle barriga verde a otro presidente? ¿No están los funcionarios para servirnos? ¿No es su objetivo el bien público?
Si este Estado es incapaz de asegurar nuestra subsistencia alimentaria, si no puede controlar el hampa, si invita a gobiernos enemigos de nuestro país a hacer negocio con nuestras miserias y a burlarse de nuestros valores ¿Para qué c… sirve?
Tenemos que aprovechar esta nueva campaña electoral para discutir los asuntos verdaderamente importantes, y no, si vamos a ser más socialistas que los socialistas.  -  saulgodoy@gmail.com





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