miércoles, 14 de octubre de 2015

La crema de Cucurbita máxima


Cuando bautizamos mi libro sobre el espionaje industrial (eso fue en el año 2000), lo hicimos con una cena en La Colonia Tovar, un lugar en lo alto de las montañas cercano a Caracas, fue un acontecimiento que traté de mantener solo para algunos clientes, representantes de empresas amigas y asociados en el área de seguridad y recursos humanos (aún así la lista de invitados se montó en 80).
La idea era tener una mesa de quesos, pasapalos variados (así le decimos en Venezuela a los canapés) y luego de la media noche, un buen plato de crema de auyama. Mi petición tomó por sorpresa incluso a mi pareja quien pensaba en una cena navideña tipo buffet (las navidades estaban cerca), pero la sola idea de una comida tan pesada a altas horas de la noche no me pareció agradable.
La crema de auyama tenía varias ventajas, era un plato caliente que contrastaba con el frío nocturno (la cena fue en un jardín), con textura (el color y la textura cremosa del plato son impactantes), fue servida en una vajilla rústica (del artista y ceramista Guillermo Cuellar de su taller de Turgua) y acompañada por un vino blanco Tenuta Villanova, Isonzo del Friuli, sauvignon blanc (de una caja que fuimos obsequiado por Ana María Grimaldi, Cónsul interino de Italia para ese momento, gran amiga y compañera budista).
La auyama o calabaza o ayotly o zapallo, es una planta autóctona americana, del género Cucurbita sus variedades Cucurbita pepo, Cucurbita argyrosperma, Cucurbita moschata, Cucurbita máxima se encuentran a los largo y ancho del continente, del norte al sur, su uso no es solo culinario también se utiliza como forraje animal, tiene múltiples usos medicinales, son ornamentales, sus formas son múltiples desde el delicado zuchini hasta gigantescas pumkins que se exhiben en las ferias agrícolas del oeste medio norteamericano.
Los principales países productores del mundo son India, China y Ukrania y los principales consumidores son EEUU, Francia, Japón, Canadá y Alemania, Argentina la cultiva con intensidad, igual en México.
Se trata de uno de los cultivos que en el mundo ha tenido un intenso mejoramiento genético hasta lograr tipos tan populares como el butternut o la crookneck, se ha podido variar casi que cualquier característica de su estructura y constituye una de las armas con que cuentan los países del mundo para luchar en contra del hambre y la desnutrición.
Los EEUU que tiene una cultura culinaria alrededor de la auyama, está promoviendo en el mundo nuevas tendencias donde utilizan la calabaza como ingrediente principal, tenemos el caso del nuevo café con leche que ofrece la empresa Starbuck especiado con auyama, o las nuevas rosquillas o donuts de auyama, que Dunkin Donuts ofrece en su menú, o la nueva cerveza de auyama de la cervecería Dogfish Head.
La crema de auyama tiene un sabor complejo, lleno de matices interesantes y deliciosos, mi pareja tiene un secreto que me permitió revelar, incluye en la sopa la concha de la auyama, la licúa y luego la cuela. Esa noche, la hice servir con “crutones” (cuadritos de pan salteados en mantequilla con ajo), una nube de crema de leche flotando en su superficie y para lo que gustaran, un chorrito de Jerez de la Frontera.
Es un plato espectacular, delicioso, conforta y es sencillo, lo mejor, es que si se hace suficiente cantidad, los comensales pueden repetir dos y tres veces. Puedo decirles que fue una noche memorable y mis amigos todavía la recuerdan.
Durante años me he dicado a coleccionar diferentes maneras de preparar la auyama, sobre todo en cremas, sopas, purés, dulces y rellenos, en Europa la auyama se le conoce como calabaza y se le prepara principalmente para la época invernal y la sirven en forma de croquetas (con nueces), hacen unas brochetas de pedazos de auyama envueltas en tocineta y con salsa de naranja, probé un paté de auyama con hongos que es una delicia
Igualmente he coleccionado una serie de datos curiosos sobre la auyama, entre ellos los siguientes: Las semillas de la auyama son apreciadas por los médicos naturalistas para desinflamar la próstata, igualmente para problemas con la vejiga (es excelente para aliviar las cistitis), las semillas son muy buenas para combatir los parásitos intestinales en los niños, la pulpa es rica en fibras y carbohidrtaos y ayuda a asimilar la vitamina A, es un laxante y diurético suave, tiene la cualidad de ser un emoliente del tracto intestinal, la concha es rica en pectinas, vitaminas, calcio, hierro, potasio y cinc, es de bajo contenido calórico por lo que está presente en muchas dietas, la pulpa es rica en carotinoides sobre todo del β-caroteno y vitaminas A y C.
Pero también tiene su lado mágico, los gringos usan la calabaza en la celebración del Halloween y lo asocian con la brujería, es un plato principal el Día de Acción de Gracias, los mejicanos la tienen presente el Día de los Muertos, en nuestro país se usan las auyamas en las casas para que absorban las energías negativas de visitas no deseadas (se dice que se ponen aguadas cuando se cargan de envidia y malos deseos), además de que frescas, son muy vistosas y adornan las salas.
En la permacultura usan la auyama, que es una planta rastrera, para ayudar a los cultivos de maíz y de café, sus anchas hojas no permiten que otras especies prosperen y compitan con estos cultivos.
La auyama una vez cosechada y conservada en un lugar seco y protegido puede durar hasta un año, pero una vez cocinada hay que consumirla ya que se deshidrata aceleradamente.
En Venezuela se conocen tres tipos de auyama, la más común es la Cucurbita máxima que es grande y redonda.
En esta ocasión les obsequio una de mis recetas favoritas que la probé por primera vez en la isla de Trinidad, en casa de la hospitalaria familia del ingeniero Sija, se trata de la Crema de Auyama al Curry, la receta es para 10 personas.
Cocine en mantequilla dos cebollas grandes en cuadritos, cuando estén suaves añada ajo y jengibre, al minuto agregue el curry (el chino es más suave que el hindú), añada la sal y pimienta al gusto, incorpore taza y media de caldo de pollo, una lata de crema de coco (sin azúcar), cuatro tazas de auyamas previamente hervidas, y poco a poco agregue siete tazas de agua, revolviendo suavemente, cocine sin tapar por treinta minutos aproximadamente, a fuego lento.
Con mucho cuidado licúe la crema y transfiera a una olla aparte, tápela y a fuego lento deje cocinar por otros quince minutos mientras prepara en una sartén, en aceite de maíz, dos cucharaditas de semillas de mostaza, fríalas tapadas hasta que empiezan a sonar, transfiéralas, bien escurridas del aceite, a la olla, revuelva, ajuste la sal y sírvala bien caliente en los platos con pedacitos de queso Palmizulia (un tipo de queso blanco venezolano blando). Un vino tempranillo de Bodegas Pomar (un vino venezolano de la región de Carora, estado Lara) le hará los honores.
Hay diferentes versiones de esta receta, otra de mis favoritas usa jengibre y queso crema, la auyama es una excelente base para cremas de modo que experimente, no se inhiba.  Buen provecho. –
saulgodoy@gmail.com


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