martes, 13 de octubre de 2015

Socialismo y totalitarismo


Dada la experiencia del socialismo en el mundo ¿Podemos establecer una relación directa entre socialismo y totalitarismo?, ¿debemos pensar que dentro de la ideología socialista está el germen del totalitarismo?  En nombre del socialismo se han cometido demasiados crímenes para dejar pasar la pregunta por alto.
Uno de mis gentiles lectores, en un artículo pasado sobre el socialismo, me pedía hiciera diferencias entre los distintos tipos de socialismo, señalándome las bondades de los nuevos socialismos europeos en contraposición al socialismo del siglo XXI que propugna Chávez. Le respondí- y esto debió parecerle pueril- que esos socialismo “a la europea” no son socialismos, son capitalismos avanzados, en ellos se respeta los principios de del libre mercado y la competitividad, la propiedad privada y la iniciativa individual, pero “socializan” la manera como el estado gasta los ingresos, es decir, aplican los principios de una justicia redistributiva al gasto público y al presupuesto nacional.
Todo esos países exitosos y socialistas se distinguen por medios de producción capitalistas y un Estado benefactor grande e ineficiente, con una seguridad social que cubre a sus nacionales y quienes vivan entre ellos, la gran crítica en los países nórdicos es el elevado costo de la burocracia estadal que se reflejan en los altos impuestos que sus ciudadanos pagan, pero que conforman un capitalismo humanista y racionalista.
El hecho de que hayan sido los partidos socialistas los encargados de aplicar esta fórmula, hace que la denominación del sistema sea socialista, aunque en realidad no lo sea.
Pero volviendo a nuestro tema, coincido con Edgar Morin cuando dice: “El proyecto socialista nacido para desarrollar la democracia y generar derechos para los desposeídos de la sociedad, se convirtió en pretexto ideológico de brutales dictaduras totalitarias que negaban los derechos de las gentes y establecieron relaciones de dominación en todos los ámbitos de la vida social.”
La Rusia estalinista, la China de Mao, el Nazismo en Alemania, el régimen de Pol Pot en Camboya, la Cuba de Fidel Castro, el Partido Socialista Serbio de Milosevic, el socialismo del siglo XXI de Chávez son solo ejemplos de esta extraña ¿Coincidencia? ¿Anomalías históricas?
Tengo la sospecha que detrás de las buenas intenciones postuladas por el socialismo, se esconde, como inevitable resultado de un falso humanismo, el rostro terrible de proyectos de dominación y asimilación totales de la sociedad.
Estos es así porque el socialismo, al igual que algunas religiones, proponen una naturaleza humana que no tiene nada que ver con la real o natural que corresponde al ser humano, que es en esencia egoísta e individualista, esa naturaleza humana generosa, participativa, solidaria, cooperativa solamente resulta posible luego de un entrenamiento y dedicación, de una convicción y de un largo experimentar con las relaciones humanas.
La famosa disyuntiva de que somos individualistas y con necesidades sociales, de que solo podemos ser autónomos con la ayuda de los demás, que el hombre es un animal social, nos ha traído una serie de malos entendidos y erradas concepciones, entre ellas, que priva en nosotros la naturaleza gregaria y la necesidad del grupo, que somos biológicamente seres hechos para la vida en manadas (o tribus, o naciones-estados).
El socialismo le atribuye a la naturaleza humana una serie de valores morales que solamente pueden ser apreciados en un porcentaje muy bajo de la población, son casi excepcionales y quienes los sustentan no tienen una expectativa de vida prolongada, me refiero a las personas desprendidas, que anteponen el bienestar del prójimo al suyo propio, personalidades pródigas entregadas al colectivo, que es justamente una característica de personas de una elevada espiritualidad, de los santos.
Y debido a esta creencia y el choque que se obtiene con la realidad, los socialistas utilizan toda la fuerza del estado, sus instituciones, la propaganda y sus armas, para imponerle al pueblo éste carácter absolutamente anti natura, y que resulta en la respuesta totalitaria, autoritaria y criminal de regímenes que matan y torturan por amor, obligando al individuo a convertirse en hombre masa, aplastando las libertades que nos hacen humanos.
Veamos otros argumentos, es un punto de honor para los socialistas que la estatización y la planificación forma parte esencial del credo socialista, y como resultado de esto, se deriva una burocratización exacerbada  y un gigantismo del Estado que da paso a un aparato controlador de la sociedad.
Los socialistas creen en la revolución como principio para los cambios necesarios y profundos de la sociedad para la construcción de un nuevo orden, las revoluciones son todas violentas, y mucho más si se dicen “pacíficas”, todas las revoluciones asumen como necesarios, que surjan en el proceso, situaciones cuestionables desde el punto de vista moral, de derecho y de vida, con tal de alcanzar sus fines.
Se aprovechan del funcionariado estatal, de los miembros del partido único y de una base clientelar para iniciar procesos de movilización social, incluso la creación de nuevas elites, como premio a la dedicación y lealtad al ideario socialista, creando a su vez un “apartheid” con los opositores ideológicos.
El socialismo busca la jerarquización de las organizaciones sociales tales como sindicatos, gremios, cooperativas, organizaciones comunitarias dentro del aparato de gobierno y como agentes del cambio social, instrumentándolas como instituciones de dominación y control social.
El socialismo pretende que el principio de propiedad, cuando lo reconocen, gire en torno al colectivo y el Estado, desplazando a los individuos en su pretensión de ser dueños de recursos, empresas productivas y sobre todo, de la tierra.
El socialismo se establece como una necesidad histórica, y debido a la falsa creencia que se trata de una ideología superior moralmente a las demás, consideran equivocados (enajenados) a quienes se le oponen, esperan solidaridades automáticas de los otros gobiernos y se sienten con el derecho de entablar guerras de liberación e independencia en contra de otros sistemas, de allí su peligro para el orden y la paz internacional.
Es común encontrar la prédica de la solidaridad, los principios morales cristianos y el bien común dentro de un Estado socialista, donde la corrupción, la acumulación de capitales de dudoso origen y los vicios más exacerbados es la práctica cotidiana por parte de altos funcionarios del estado, que hipócritamente le exigen a los ciudadanos el sacrificio por lo demás; el socialismo real trata de esta contradicción que siempre ha resultado en un tremendo acto de hipocresía.
Basta con hacer un “reality check” de estas observaciones para comprender que el socialismo es el puente necesario para el totalitarismo, ya que crea las condiciones para que surja ésta fatal tendencia.
A estas alturas de la historia, es difícil creer en socialistas inocentes y creo, que es una irresponsabilidad de la izquierda, tratar de minimizar esta propensión.  -  saulgodoy@gmail.com

  


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