Dada la experiencia del socialismo en el mundo ¿Podemos establecer una relación directa entre socialismo y totalitarismo?, ¿debemos pensar que dentro de la ideología socialista está el germen del totalitarismo? En nombre del socialismo se han cometido demasiados crímenes para dejar pasar la pregunta por alto.
Uno de mis gentiles lectores, en un artículo pasado sobre
el socialismo, me pedía hiciera diferencias entre los distintos tipos de
socialismo, señalándome las bondades de los nuevos socialismos europeos en
contraposición al socialismo del siglo XXI que propugna Chávez. Le respondí- y
esto debió parecerle pueril- que esos socialismo “a la europea” no son
socialismos, son capitalismos avanzados, en ellos se respeta los principios de
del libre mercado y la competitividad, la propiedad privada y la iniciativa
individual, pero “socializan” la manera como el estado gasta los ingresos, es
decir, aplican los principios de una justicia redistributiva al gasto público
y al presupuesto nacional.
Todo esos países exitosos y socialistas se distinguen por
medios de producción capitalistas y un Estado benefactor grande e ineficiente, con
una seguridad social que cubre a sus nacionales y quienes vivan entre ellos, la
gran crítica en los países nórdicos es el elevado costo de la burocracia
estadal que se reflejan en los altos impuestos que sus ciudadanos pagan, pero
que conforman un capitalismo humanista y racionalista.
El hecho de que hayan sido los partidos socialistas los
encargados de aplicar esta fórmula, hace que la denominación del sistema sea
socialista, aunque en realidad no lo sea.
Pero volviendo a nuestro tema, coincido con Edgar Morin
cuando dice: “El proyecto socialista
nacido para desarrollar la democracia y generar derechos para los desposeídos
de la sociedad, se convirtió en pretexto ideológico de brutales dictaduras
totalitarias que negaban los derechos de las gentes y establecieron relaciones
de dominación en todos los ámbitos de la vida social.”
La Rusia estalinista, la China de Mao, el Nazismo en
Alemania, el régimen de Pol Pot en Camboya, la Cuba de Fidel Castro, el Partido
Socialista Serbio de Milosevic, el socialismo del siglo XXI de Chávez son solo
ejemplos de esta extraña ¿Coincidencia? ¿Anomalías históricas?
Tengo la sospecha que detrás de las buenas intenciones
postuladas por el socialismo, se esconde, como inevitable resultado de un falso
humanismo, el rostro terrible de proyectos de dominación y asimilación totales
de la sociedad.
Estos es así porque el socialismo, al igual que algunas
religiones, proponen una naturaleza humana que no tiene nada que ver con la
real o natural que corresponde al ser humano, que es en esencia egoísta e
individualista, esa naturaleza humana generosa, participativa, solidaria,
cooperativa solamente resulta posible luego de un entrenamiento y dedicación,
de una convicción y de un largo experimentar con las relaciones humanas.
La famosa disyuntiva de que somos individualistas y con
necesidades sociales, de que solo podemos ser autónomos con la ayuda de los
demás, que el hombre es un animal social, nos ha traído una serie de malos
entendidos y erradas concepciones, entre ellas, que priva en nosotros la
naturaleza gregaria y la necesidad del grupo, que somos biológicamente seres
hechos para la vida en manadas (o tribus, o naciones-estados).
El socialismo le atribuye a la naturaleza humana una
serie de valores morales que solamente pueden ser apreciados en un porcentaje
muy bajo de la población, son casi excepcionales y quienes los sustentan no
tienen una expectativa de vida prolongada, me refiero a las personas
desprendidas, que anteponen el bienestar del prójimo al suyo propio,
personalidades pródigas entregadas al colectivo, que es justamente una
característica de personas de una elevada espiritualidad, de los santos.
Y debido a esta creencia y el choque que se obtiene con
la realidad, los socialistas utilizan toda la fuerza del estado, sus
instituciones, la propaganda y sus armas, para imponerle al pueblo éste
carácter absolutamente anti natura, y que resulta en la respuesta totalitaria,
autoritaria y criminal de regímenes que matan y torturan por amor, obligando al
individuo a convertirse en hombre masa, aplastando las libertades que nos hacen
humanos.
Veamos otros argumentos, es un punto de honor para los
socialistas que la estatización y la planificación forma parte esencial del
credo socialista, y como resultado de esto, se deriva una burocratización
exacerbada y un gigantismo del Estado
que da paso a un aparato controlador de la sociedad.
Los socialistas creen en la revolución como principio
para los cambios necesarios y profundos de la sociedad para la construcción de
un nuevo orden, las revoluciones son todas violentas, y mucho más si se dicen
“pacíficas”, todas las revoluciones asumen como necesarios, que surjan en el
proceso, situaciones cuestionables desde el punto de vista moral, de derecho y
de vida, con tal de alcanzar sus fines.
Se aprovechan del funcionariado estatal, de los miembros
del partido único y de una base clientelar para iniciar procesos de
movilización social, incluso la creación de nuevas elites, como premio a la
dedicación y lealtad al ideario socialista, creando a su vez un “apartheid” con
los opositores ideológicos.
El socialismo busca la jerarquización de las
organizaciones sociales tales como sindicatos, gremios, cooperativas,
organizaciones comunitarias dentro del aparato de gobierno y como agentes del
cambio social, instrumentándolas como instituciones de dominación y control
social.
El socialismo pretende que el principio de propiedad,
cuando lo reconocen, gire en torno al colectivo y el Estado, desplazando a los
individuos en su pretensión de ser dueños de recursos, empresas productivas y sobre
todo, de la tierra.
El socialismo se establece como una necesidad histórica,
y debido a la falsa creencia que se trata de una ideología superior moralmente
a las demás, consideran equivocados (enajenados) a quienes se le oponen,
esperan solidaridades automáticas de los otros gobiernos y se sienten con el
derecho de entablar guerras de liberación e independencia en contra de otros
sistemas, de allí su peligro para el orden y la paz internacional.
Es común encontrar la prédica de la solidaridad, los
principios morales cristianos y el bien común dentro de un Estado socialista,
donde la corrupción, la acumulación de capitales de dudoso origen y los vicios
más exacerbados es la práctica cotidiana por parte de altos funcionarios del
estado, que hipócritamente le exigen a los ciudadanos el sacrificio por lo demás;
el socialismo real trata de esta contradicción que siempre ha resultado en un
tremendo acto de hipocresía.
Basta con hacer un “reality
check” de estas observaciones para comprender que el socialismo es el
puente necesario para el totalitarismo, ya que crea las condiciones para que
surja ésta fatal tendencia.
A estas alturas de la historia, es difícil creer en
socialistas inocentes y creo, que es una irresponsabilidad de la izquierda,
tratar de minimizar esta propensión. - saulgodoy@gmail.com
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