miércoles, 7 de octubre de 2015

La tortura en el chavismo


Se trata de uno de los delitos más perversos y crueles del catalogo de horrores en la historia de la humanidad, son actos particularmente insidiosos, cuyo propósito es infligir dolor y tratos inhumanos para conseguir información, como castigo, para intimidar a una audiencia o por el puro placer de hacerle daño a alguien.
No voy hacer un catálogo de las torturas que los órganos de seguridad del gobierno socialista bolivariano han ensayado en nuestra población, especialmente en nuestros jóvenes, por el simple hecho de protestar pacíficamente.
Se ha divulgado suficientemente los maltratos a los que fueron sometidos incontables ciudadanos que tuvieron la mala suerte de caer en los infames procesos judiciales del régimen,  y quienes tendrán que padecer el resto de sus vidas como pesadillas recurrentes, porque uno de los resultados más indelebles de la tortura, son las cicatrices que dejan en el alma.
Los chavistas creen que van a salir sin culpas de lo que ayudaron a crear
Los chavistas se caracterizan por su hipocresía permanente y vocinglera, les gusta presumir de lo que carecen, desde los conocimientos elementales sobre el mundo pasando por  principios y valores, especialmente de humanidad; al no tener sentido de pertenencia a una comunidad, a la sociedad, a un país, al carecer de sentimientos para el prójimo, al no poder conectarse empáticamente con el “otro”, a pesar de que pregonan amarlo y respetarlo, en el momento que los otros se hacen inconvenientes y los tienen bajo su poder, disfrutan haciéndole sufrir.
Como hemos visto y sufrido los venezolanos, los chavistas, con su culto a la muerte, con su desprecio por los derechos humanos y su carencia de sentimientos de empatía, funcionan como sádicos, no hay otra forma de decirlo, son seres con apariencia de humanos, pero profundamente “dañados”, con una predisposición hacia el mal que hacen imposible cualquier forma de convivencia con ellos.
Algunos de los socialistas que conforman el chavismo, tienen familiares y amigos – o, al menos, conocen casos - que sufrieron de torturas en el pasado por razones políticas, eran tiempos cuando los derechos humanos no habían evolucionado ni había permeado como derecho en las leyes y en las instituciones sociales.
Esos actos del pasado reciente en nuestra historia, cuando los socialistas eran los perseguidos y los torturados, se fueron acumulando en estas las generaciones de “revolucionarios”, junto con otros desagravios, en un montón de resentimientos que se cobrarían en cuando hubiera oportunidad, esa oportunidad llegó en la figura mesiánica de Hugo Chávez Frías y su Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, quien con la llegada al poder, abrió la temporada de venganza a gran escala.
Pero los tiempos habían cambiado, hoy es imposible que alguien no sepa que la tortura es un delito grave, perseguido mundialmente y penado con rigor, eso no los frenó y utilizando el aparato judicial, las fuerzas de orden público y las instancias militares, conjuntamente con los colectivos armados, se dieron a la tarea de aterrorizar al país buscando chivos expiatorios para su necesidad de venganza.
Como el socialismo deviene en autoritarismo y porque, en el fondo, los chavistas no son sino unos fascistas disfrazados de marxistas, cuando llegaron al poder, se abrió la caja de pandora y surgieron todos esos demonios de la venganza; a pesar del discurso demagógico de amor y humanitarismo, los chavistas se convirtieron en los torturadores y verdugos de sus propios hermanos.
Se trata abiertamente de un régimen violento. Los gobiernos chavistas se convirtieron en una maquinaria de matanza al por mayor, no en vano hemos contabilizado, que se conozca, cerca de 300.000 muertos en 16 años de mandato rojo rojito, una expresa connotación de las bajas fatales, que venezolanos y extranjeros han sufrido en Venezuela, en una guerra no declarada y sin registros oficiales, todas, víctimas producidas por el hampa (protegida por el poder político socialista bolivariano) o por la acción directa de los órganos de seguridad del estado.
Las cárceles en Venezuela, el infierno en la tierra
La tortura es un delito de lesa humanidad, ataca a esa garantía que protege la dignidad y la integridad de la persona humana, es el Estado el que se constituye en garante de esos derechos de la persona humana y, por esa misma razón, en la Convención Americana Sobre los Derechos Humanos, en su artículo quinto, reza lo siguiente: “No se invocará ni admitirá como justificación del delito de tortura la existencia de circunstancias tales como estado de guerra, amenaza de guerra, estado de sitio o de emergencia, conmoción o conflicto interior, suspensión de garantías constitucionales, la inestabilidad política interna u otras emergencias o calamidades públicas; ni la peligrosidad del detenido o penado, ni la inseguridad del establecimiento carcelario o penitenciario pueden justificar la tortura.”
Iris Valera,encargada de los centros penitenciarios
Los tribunales internacionales ya incluyen, dentro del concepto de tortura, las técnicas de tortura mental, “particularmente de desorientación sensorial; no reduce la tortura a una típica agresión física, ya que afecta dimensiones, menos perceptibles del acto, pero igual de impactantes y de alta importancia. Siendo pertinente traer al caso técnicas elaboradas con sadismo como las privaciones sensoriales manipulación del sueño, aislamientos relacionales o afectivas despojo de toda asistencia material y espiritual, humillación o amenazas, y la incertidumbre por la suerte física, simulacro de ejecución...”
La legislación sobre los tratamientos inhumanos y degradantes a las personas detenidas por el Estado es regularmente revisada, con la finalidad de incluir distintos tipos de torturas, como las que este gobierno le ha aplicado a presos tan famosos y notorios como el preso político venezolano Iván Simonovis, al líder de la oposición venezolana Leopoldo López, a la ex jueza Afiuni  y otros, a quienes se les confina en lugares encerrados y sin luz natural por largos periodos de tiempo, aislados y, una vez enfermos, se les niega la asistencia médica requerida, se les arroja estiércol, se les amenaza de muerte, se les impide ver a familiares y abogados, se posponen sus presentaciones a los tribunales por tiempo indefinido, en algunos casos se llega hasta delitos de violación.
Voy a tomar un extracto del informe del Foro Penal Venezolano, Resumen a mayo del 2015, se trata de una ONG que se ocupa de defender víctimas de violaciones de derechos humanos por parte del gobierno, en la sección dedicada a la tortura, pagina 12,  podemos leer lo siguiente: “Dentro de los casos de torturas y tratos crueles en el informe detallado del Foro Penal Venezolano se encuentra el uso de descargas eléctricas, al menos en 12 casos, violación sexual (1 caso), actos lascivos, amenazas de violación y otros en al menos 8 casos. Asfixia con bolsas de plástico en al menos 11 casos, múltiples fracturas, politraumatismos, en al menos 10 casos, incluyendo dos con fractura de cráneo. Agresiones severas producto de utilización de disparos de perdigones a quemarropa en al menos 10 casos, en uno de ellos la persona perdió un ojo. Quemaduras con destornilladores calentados con fuego, en 3 casos, donde en uno de ellos se intentó introducir a la víctima un destornillador por el ano. Golpes y maltratos severos en la mayoría de los casos, con hematomas y lesiones en al menos 75 casos. En al menos 9 casos se ha denunciado que a las víctimas les cortan el cabello a manera de castigo, incluyendo 7 mujeres y una menor de edad en Barquisimeto, Estado Lara.”  
De acuerdo con la legislación internacional sobre la materia, todos los funcionarios de Fiscalía, Defensoría del Pueblo, jueces, personal carcelario y ministros, todos los que han tenido que ver con esos maltratos, son sujetos de responsabilidades penales por torturas ocurridas bajo sus mandatos.
Pero son las torturas a las que han sometido a los estudiantes venezolanos, por protestar pacíficamente contra el gobierno de Maduro, las que más preocupan, no sólo por el ensañamiento y la particular crueldad de los funcionarios de seguridad del estado involucrados, sino porque las víctimas eran todos jóvenes estudiantes, la mayoría de ellos detenidos ilegalmente y sin un justo proceso, algunos llegaron al extremo de quitarse la vida en sus celdas.
El ciudadano Nicolás Maduro Moros , supuesto Presidente de la República, y sus más cercanos colaboradores en materia de seguridad ciudadana, en especial la Ministro para Asuntos Penitenciarios, la Sra. Iris Valera, así como todos los participantes y ejecutores de las órdenes nefastas que propiciaron estos actos, son sujetos de demandas por delitos de tortura, al ser responsables de las acciones, entre ellos el supuesto Defensor del Pueblo que se ha dado a la tarea de encubrir estos crímenes que han violado de manera masiva y continuada los derechos humanos fundamentales de los estudiantes torturados en el país, de los presos políticos y de la población de presos comunes, estos últimos en especial que hoy padecen de una de las peores torturas posibles, el hambre.
Leopoldo López, preso político por pensar diferente, torturado
A partir de los eventos del 12 de Febrero del 2014, se puso en práctica una modalidad para los jóvenes que eran apresados por protestar pacíficamente en contra del régimen, se les negaba sistemáticamente su derecho a la asistencia de un abogado y por lo tanto a un justo proceso, incluso, la asistencia judicial y forense para poder hacer sus denuncias en los términos que exige la ley en estos casos, con lo que las víctimas permanecían privadas de libertad de manera arbitraria en una clara violación de sus derechos ciudadanos (eran secuestrados por los funcionarios del estado).
Y estos delitos son todos imprescriptibles. –   saulgodoy@gmail.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario