martes, 6 de octubre de 2015

Rascacielos, de Ballard


Todavía no sé si esta novela es una obra de ciencia ficción, sí estoy seguro de que es una de las mejores novelas que he leído sobre la vida urbana, estoy conteste en que se trata de una de las distopías más pavorosas de la literatura contemporánea, un libro que, una vez que se empieza, es muy difícil de poner a un lado hasta terminarlo.
J.G. Ballard en una de sus últimas fotorgrafías
Ya he hablado de J.G. Ballard en otras ocasiones y lo tengo por uno de los mejores escritores de la ciencia ficción del siglo XX, pero en su novela Rascacielos (High-rise), este maestro de lo bizarro nos introduce en la vida comunitaria y personal de varios habitantes de un enorme edificio residencial a las afueras de Londres, el primer edificio, de un conjunto de cinco, que se termina y entrega a sus nuevos propietarios; el edificio cubría una hectárea de terreno, en la ribera norte del río, con 40 pisos, mil apartamentos, dos mil vecinos, casi todos jóvenes profesionales, abogados, consultores, corredores de bolsa, arquitectos, estrellas de televisión, pilotos comerciales o personas retiradas, todos de clase media alta o alta, con recursos y cultura muy similar, viviendo en una estructura con todos los servicios automatizados, de última generación, ascensores de alta velocidad, aires acondicionados, iluminación, vigilancia, etc.
El personaje principal es el doctor Robert Laing, recién divorciado, profesor de Fisiología de una cercana escuela de medicina, que compró un apartamento tipo estudio en el piso 25 y le costó una pequeña fortuna; pero esas residencias de lujo tenían sus ventajas, el piso 10 era todo una galería de tiendas, supermercado de exquisiteces, piscina, bares, parque y escuela para los niños, en el piso 35 había otra piscina, restaurantes, sauna, gimnasios y canchas de tenis, la planta baja tenía su propia laguna artificial y puestos de estacionamientos a granel.
El paisaje era el de un desarrollo urbano en construcción, grandes movimientos de tierra, enormes grúas que levantaban las otras torres, depósitos de materiales, galpones para la maquinaria pesada… éste es el escenario donde se desarrolla una de las historias más violentas y descarnadas de Ballard, la vuelta al hombre de las cavernas en medio de un condominio de lujo.
La comunidad empieza a relacionarse en pequeños círculos de profesionales afines, con sus pequeñas violaciones a la normativa comunitaria, sobre todo durante las fiestas, sus diferencias con los vecinos, pleitos normales entre residentes, problemas con los niños de otras familias, con las mascotas…
Aquel enorme monstruo de cemento y cristal va poco a poco adquiriendo su propia vida. Ballard es un maestro al describir y posicionarnos en aquel mundo autocontenido e inhumano, poco a poco las desavenencias entre vecinos van subiendo de tono, como ya algunos grupos o “tribus” van apropiándose de ciertos espacios del edificio y estableciendo sus reglas, comienzan los comportamientos irracionales, un suicidio, daños contra la propiedad, algún que otro escándalo de esposas infieles, conflictos por algunas costumbres que chocaban con las formas “normales” de comportamiento, problemas incontrolables de abuso de drogas y alcoholismo.
El ritmo de la novela se hace vertiginoso cuando empiezan las venganzas entre agredidos y agresores, los niños y las mascotas son el principal detonante, luego vienen las vendettas por el honor de las esposas y novias, en el edificio empieza a hablarse de los vecinos de “arriba” y los de “abajo” (del piso 10), surgen las fallas eléctricas de pisos completos que, se presume, son sabotajes de otros niveles, las denuncias sobre autos vandalizados se hacen comunes, la policía entra y sale del conjunto residencial, muy pronto se conforman especies de grupos de vigilantes y sociedades secretas que pretenden poner orden en sus espacios, los vecinos organizados empiezan con programas de agresión y defensa continua, las víctimas mal heridas aparecen en las escaleras de servicio o en jardines apartados, como ejemplo para que extraños a esos pisos no circulen por esas áreas de seguridad.
Lo más salvaje ocurría los fines de semana, en grandes fiestas y, a horas de la madrugada, gente intoxicada de tanto alcohol y violencia organizaba excursiones punitivas a los pisos superiores o inferiores que terminaban en verdaderas batallas campales, con sus heridos y muertos, y pisos completas de apartamentos saqueados.
Es poco lo que pueda decirles del grado de tensión y locura que la fina pluma de Ballard logra en estas páginas de violencia urbana, uno va por la mitad de la novela y ya la gente se está matando, pero Ballard va mucho más allá y vuelve a darle otra vuelta a la tuerca.
El actor Ton Hiddleston fue escogido para interpretar a Robert Laing
Lo que nos deparan las últimas páginas de este magistral trabajo son escenas fantásticas y de horror, en las que somos testigos de cómo una persona educada y culta puede fácilmente descender, en muy poco tiempo y con los estímulos adecuados, a grados de barbarie sepultados por siglos de historia, pero que perviven en nuestros genes, sin importar el marco de apartamentos de lujo, adornados con exquisitas obras de arte, al amparo de lo último en comodidad y confort, a una veintena de metros de la superficie, donde tienen lugar escenas de canibalismo, violaciones, ejecuciones, ritos mágicos y guerras tribales en la lucha por la supervivencia, herencia de la época primordial de homínidos cazadores, que iban detrás de las manadas de animales y vivían en cuevas.
La película se acaba de estrenar en el Festival de Cine de Toronto (14 de septiembre 2015) es una producción inglesa, dirigida por Ben Wheatkley, producida por Jeremy Thomas y en el rol principal actúa el actor Tom Hiddleston (el que hizo el papel de Loky, el hermano demente de Thor) en el reparto están Elizabeth Moss, Luke Evans y el veterano Jeremy Irons.
El director Wheatkley (de barba) con el reparto principal del film
Racacielos, la considero una obra capital de la sociología moderna sobre la convivencia en ambientes tipo colmena como esos que estamos viendo emerger en nuestras ciudades (me recuerda, guardando las distancias, lo que sucedía en ese experimento social enmarcado en la conocida Torre David, aquí en Caracas, y lo que está sucediendo en los lóbregos conjuntos residenciales de Misión Vivienda); la traducción al castellano de la novela es excelente, es adrenalina pura, no se la pierdan. - saulgodoy@gmail.com


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