martes, 1 de marzo de 2016

El Cuartel de la Montaña


Es cuando menos sospechoso que el residente del llamado Cuartel de la Montaña, un edificio público, que hasta hace poco cumplía con la función de Museo Militar, sean los supuestos restos mortales del Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías, quien fuera presidente de este país, Comandante en jefe de las FFAA revolucionarias y jefe político del partido de gobierno el PSUV.
Y digo sospechoso por varias razones, la primera, que es público y notorio el esfuerzo continuado y a expensas de los dineros de la nación, de convertir la memoria de este hombre en una especie de culto religioso, y al llamado Cuartel de la Montaña, en sitio de peregrinación tanto nacional como internacional, de gente que admira la leyenda construida en torno a este militar populista.
De todos los presidentes del país, desde la fundación de la República, es el único que tiene este privilegio, aún por encima del Padre de la Patria y de muchos de sus fundadores.
En segundo lugar, es el único militar en toda la historia de la institución, que goza de este privilegio sin tener los méritos regulares para un héroe de las armas, tales como, guerras ganadas, territorios conquistados o por lo menos recuperados, hazañas de valor y coraje bajo fuego enemigo, liderazgo efectivo en movilizaciones bélicas, estrategias exitosas en el campo de batalla, etc.  De hecho, se trata de un Comandante militar que jamás vio fuego enemigo ni lideró acciones de guerra.
Tercero, mantener este entorno como si fuera un monumento nacional, con cambios de guardia y otros honores, mantenimiento de la obra, de los servicios y personal que allí labora, costear los actos que allí se celebran, las visitas y generar el material necesario para la realización de eventos especiales, desde transmisiones de programas de televisión (cadenas), celebraciones del natalicio, muerte y otras fechas importante de la vida del Comandante, visitas de personalidades, visitas regulares de sus fans, etc. Con cargo al presupuesto nacional, no es solo un gasto injustificado, ya que no es del interés nacional, sino que distrae una importante suma de dinero que podría cubrir los gastos de otras instituciones que sí lo necesitan y si prestan un servicio indispensable a la nación toda, como lo sería financiar una maternidad, o una escuela o algún puesto fronterizo de las FFAA en su tarea de resguardo del territorio.
Los verdaderos dolientes e interesados en mantener su memoria como serían su familia, su partido político, e incluso el componente armado al cual pertenecía, si quisieran rendirle honores a su memoria, habrían constituido algún tipo de fundación o fondo, que por medio de contribuciones, aportes, donaciones o cuotas pudieran conseguirle un lugar para hacerle un monumento y rendirle honores a su memoria, pero no, se fueron por el camino más fácil, le arrimaron el muerto al presupuesto nacional y somos todos nosotros, los venezolanos, quienes pagamos vía impuestos, los dineros que mantienen este templo a Chávez.
Pero no hay que ser muy perspicaz para darnos cuenta que hay intereses de orden político y hasta religiosos, para mantener un lugar de culto a una personalidad que la han convertido en imagen del movimiento revolucionario socialista bolivariano del siglo XXI, hay incluso gobiernos foráneos que propugnan por convertir la figura de Chávez en modelo de un líder comunista, en el proceso de liberación de los pueblos oprimidos de Latinoamérica, de los intereses imperiales y capitalistas del mundo.
La figura ideológica y el culto a la personalidad de Hugo Rafael Chávez Frías es un elemento sin duda perturbador en nuestro horizonte político, principalmente porque el esfuerzo de propaganda del gobierno chavista, que ha continuado Nicolás Maduro, va dirigido en exclusividad a las clases populares, a los jóvenes, a los miembros de las FFAA que son justamente, el público del que alimenta sus filas el partido Único Socialista de Venezuela, el PSUV.
Lo más irregular de esta situación es que un partido político, que de acuerdo a las últimas elecciones, se ha convertido en una minoría en el país, está obligando a todos los ciudadanos a financiarle un gasto enorme de campaña para adquirir prosélitos, la partida para mantener el Cuartel de la Montaña, disfrazado de instalación militar, como parte del presupuesto de la nación es a todas luces desequilibrado al momento de la equidad, la igualdad y el equilibrio en la competencia por el poder político, todos los demás partidos carecen de un monumento de este tipo para la adoración a un líder político que se ha convertido en centro de sus campañas políticas.
Pero para hacer de este caso algo todavía más significativo debemos añadir el sesgo religioso que le están imprimiendo a este culto a Chávez.
No es una sorpresa para los venezolanos como el mismo Chávez gustaba de verse comparado no solo con los padres fundadores de la nación, sobre todo con la figura del Libertador Simón Bolívar, en vida permitió que su figura fuera representada, en expresiones artísticas populares, al lado o por encima del padre de la patria, igualmente le gustaba y promovía su figura compartiendo espacios con Fidel Castro y el Che Guevara, figuras revolucionarias del comunismo Latinoamericano.
Lo más grave, desde el punto de vista de la usurpación de roles y prestigio, es que se promoviera como un Cristo, figura central en las creencia religiosa católica, que su personalidad, acciones y sentimientos fueran asociadas con la de Jesús redentor de los pobres y desposeídos, que se urdiera toda una campaña mediática, donde no faltaron expresiones marcadamente blasfemas de Chávez como Jesucristo, campaña ésta, que la iglesia, inexplicablemente, permitió sin mucha oposición.
Este coctel de creencias animistas, cristianas, brujería antillana, supersticiones locales, culto al héroe, al luchador social, al padre magnánimo, al militar valiente y al caudillo necesario han rendido sus frutos, ya que a pesar de la inmensa crisis que padece el país por causa de las erradas políticas de Chávez como presidente de la República, su figura sigue teniendo valor positivo en la imaginería del pueblo, y este aval es utilizado de manera indiscriminada por el PSUV como elemento de campaña política y propaganda.
Es por todo lo anteriormente expresado que considero que el templo a Chávez, encarnado en las instalaciones del que fuera Museo Militar y que ahora lleva el nombre de Cuartel de la Montaña, mientras exista, crea una distorsión importante en el juego político venezolano, que no hay justificación racional alguna, y menos aún legal, para que ese monumento a Chávez siga siendo costeado por el presupuesto de la nación, ya que solo beneficia a grupos de interés que son minoría y que nada tiene que ver con el interés nacional.
Creo que existe toda la justificación necesaria para que la Asamblea Nacional abra una investigación sobre este asunto,  se pronuncie sobre este espinoso problema que sin duda ha sido manejado desde una posición estrictamente ideológica, y que distrae importantes recursos públicos en beneficio de una parcialidad política, y en base a una serie de hechos y narraciones falsas pretende, un partido político, beneficiarse de un culto a la personalidad del hombre, sobre cuyos hombros recae la mayor responsabilidad del calamitoso estado en que se encuentra nuestro país.   - 
saulgodoy@gmail.com


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