viernes, 1 de abril de 2016

El Big Bang


Nadie nos preparó para un evento tan catastrófico como el chavismo, ningún venezolano, excepto, quizás, el pensador Carlos Rangel pudo prever lo que se nos venía encima, ser traicionados desde nuestro propia institución militar, que entre otras muchas cosas, es una institución que representaba uno de los pilares del concepto de patria, fue un golpe contundente a nuestra integridad como nación y como pueblo.
El país no tenía ni la experiencia ni los anticuerpos para luchar en contra de esta perversidad comunicacional e ideológica que nos transformó de un país democrático, ordenado y con futuro, en una tierra de piratas.
Venezuela, en manos del Comandante Chávez quedó convertida en una busaca de dinero para financiar la revolución continental de los hermanos castro, no había una ética… perdón, en algún momento la hubo, durante los años de democracia que antecedieron al chavismo, personificada por venezolanos que les importaba su país, sus familias y su honor, pero que en el transcurso de una política que perdió su norte y cultivaba veleidades y personalismos, flaqueó en el momento que más fortaleza requeríamos.
Aunemos a esto la retirada acomodaticia de una élite que no quiso asumir sus compromisos del momento, el resultado fue una Venezuela desmoralizada, hambrienta de cambios que sucumbió a los llamados de un falso profeta.
Luego de largos 17 años de dictadura entre Chávez y Maduro, el precio que hemos pagado, tanto en vidas como en oportunidades desperdiciadas, por salir de éste régimen es demasiado alto, la clase política que lidera la oposición venezolana, con muchas afinidades con el régimen, con un respeto patológico por la ley y las formas, con un ansia de protagonismo y de poder que no ocultan, escogió el camino más largo para llegar al poder, el camino electoral.
Implícito en esta decisión de no confrontar abiertamente al régimen, excluyendo los recursos de la violencia y reconociendo al gobierno de Maduro como legítimo (única manera de llevar la confrontación a una lucha de poderes públicos, que es la fase donde nos encontramos) la llamada MUD apuesta a vencer por cansancio a los fascistas y criminales alojados en el poder.
La victoria que obtuvo la oposición en las pasadas elecciones, gracias a la participación del pueblo en contra del gobierno de Maduro y que resultó en una representación mayoritaria de la oposición en el poder legislativo, a parte de los discursos y muestras mediáticas de superioridad moral, no ha tenido ningún resultado práctico hasta el momento.
Nuestros presos políticos siguen presos, la economía sigue en picada, hay más represión, más censura, sigue la corrupción como si nada, no hay justicia, la crisis de salud, alimentaria y de seguridad aumenta cada día, lo único que hemos obtenido como resultado de aquella victoria del pasado diciembre, es una colección de leyes que para el gobierno no tienen ningún valor ya que no hay manera de ejecutar su cumplimiento.
Ya hemos perdido tres valiosos meses y todavía la MUD y el parlamento no se radicalizan, no han hecho el llamado ni se han preparado para volver a tomar la calle, para activar a una sociedad que espera por un liderazgo combativo, mucho más asertivo en la resistencia, la gente está esperando las órdenes para trancar el aparato estatal, la economía toda, para tomar los espacios públicos y no retornar a sus hogares hasta que haya una solución nacional a nuestros problemas.
Muy por el contrario lo que le han dado tiempo al gobierno para recomponerse, para movilizar a su componente militar, para que los cubanos tengan más injerencias en las decisiones de estado, para masacrar al pueblo para meterle miedo, para eliminar medios de comunicación, para que se sigan yendo los venezolanos que ya no aguantan la mecha, han posicionado a sus organizaciones y jefes políticos para que administren la escasez como forma de control social, por si no se han dado cuenta, en el país están mal comiendo solo los adeptos al chavismo, el resto se encuentra pasando hambre, el gobierno de Maduro está jugando a un colapso de los principales servicios públicos, principalmente el agua y la electricidad para reinar en el caos.
Y mientras todo esto sucede, esa mayoría que apoyó a los candidatos de la MUD percibe que algo no funciona, el pueblo se encuentra revisando su decisión de otorgarle la voluntad popular a unos representantes que no quieren o no pueden cumplir con el mandato, los partidos políticos que hacen vida en el parlamento se niegan a revisar su estrategia, que para estas bandas de criminales que tenemos en el gobierno, es simplemente cuestión de quien tiene el poder de fuego de su lado.
Esa es una realidad que muchos políticos de la oposición no quieren ni siquiera pensar, y hacen muy mal en esconder sus cabezas en la arena, porque mientras ellos juegan al juego democrático que no existe en el país, Maduro, un extranjero, un agente cubano que tenemos en el gobierno, se los mea con placer.
El pueblo no tiene muchas opciones, es más claro que el agua que el gobierno se mueve en dirección a un gobierno dictatorial manejado por el poder ejecutivo, las fuerzas militares y convalidado por el Tribunal Supremo de Justicia, a medida que nuestros parlamentarios se anoten victorias pírricas y leguleyas, con normativas que ni siquiera la Imprenta Nacional publica, el desconocimiento de la voluntad popular se irá incrementando en el seno del gobierno de Maduro y lo más probable, es que ni siquiera hayan más elecciones.
¿Hasta cuando la MUD se convertirá en un obstáculo en la solución de nuestros ingentes problemas? ¿Seguirá el parlamento jugando a que está haciendo su trabajo, cuando la realidad es que se equivocó de plan?
Ya se escuchan las postulaciones de candidatos de la oposición para las nuevas elecciones, las maquinarias de los partidos se mueven hacia una nueva campaña electoral sin haber resuelto nuestro principal problema, el de nuestra propia sobrevivencia.
El momento de la confrontación es inevitable, en vez de hacerlo con inteligencia, con dirección, con sentido de país, los partidos políticos están inmovilizados ante la idea, que la única vía que resta, es un llamado de desobediencia general, salir a la calle y no regresar a nuestras casas hasta haber cambiado el régimen, dejárselo a las circunstancias, permitir que sean las leyes del caos las que determinen nuestro avatar, es un crimen.  -  saulgodoy@gmail.com








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