lunes, 18 de abril de 2016

País de socialistas, país de perdedores


La izquierda es una culebra de muchas cabezas, es difícil acabar con ella ya que tiene el don del mimetismo, como si fuera un camaleón se confunde con su entorno, se transforma cambiando de colores de modo que un día es centro izquierda, el otro centro derecha, le gusta parecerse al cristianismo en cualquiera de sus expresiones, es más, las más de las veces a la iglesia cristiana le gusta darle cobijo y soporte a pesar de los innumerables fiascos del que ha sido víctima de estos regímenes que la usan y luego la desechan como si fuera ropa interior.
Le encanta engañar con el tema del humanismo, es la primera corriente política que resalta como sus valores la importancia del hombre dentro de sus grandes preocupaciones pero siempre, y subrayen esta palabra, siempre, terminan cometiendo grandes genocidios, provocando hambrunas y rebajando la vida humana a simples cifras, grandes números donde la vida humana individual pierde significado e importancia.
El socialismo es tramposo y vive de la mentira, pretende ser el único dueño las banderas del llamado “progreso” y termina llevando a los países a la bancarrota y la miseria, se creen los más aptos y adelantados para iniciar reformas sociales, grandes reivindicaciones para los desposeídos y terminan castigándolos y valiéndose de su desgracia para continuar en el poder, haciéndolos más vulnerables, dependientes del gobierno y castrándoles la voluntad para emprender sus sueños y levantar sus familias.
Si los venezolanos hubieran aprendido algo de estos años ruinosos del chavismo, le huirían a los que se dicen socialistas, no importa su disfraz, demócrata cristiano, social demócrata, progresista, socialista, comunista, cura, militar, activista social, justicialista (espero que la gente de Voluntad Popular no se encuentre en este lote), nuestra oposición política en su gran mayoría son socialistas convencidos ¿De qué están convencidos? De que ellos hacen la diferencia, que si llegan al gobierno las cosas serán diferentes, porque ellos son gente decente y preparada.
Pero lo malo del socialismo no son los valores de la persona, sino la ideología, ese pensamiento social que les ha carcomido el cerebro y el alma, y que cuando se vean con el poder en las manos, lo obliga a actuar para las masas, pensando en los pobres, en los grandes números y como hacer justicia social con lo que no les pertenece, es decir, van a desconocer la propiedad privada, a la libre empresa, van a tratar de controlar el mercado, de regular las actividades productivas, van a cometer grandes injusticias sociales en contra de una minoría, los empresarios, los dueños de los medios productivos, los capitalistas y lo van hacer convencidos que hacen justicia, que de alguna manera están equilibrando los grandes números, sin darse cuenta que están sacrificando la libertad humana.
Van a tratar de complacer a una gran mayoría de necesitados, porque la necesidad será lo único que dicte sus procederes, la necesidad de quedar bien con ese gran universo de votantes que los llevarán y los mantendrán en el poder si se convierten en sus agentes, para que por medio de un estado benefactor les den lo que supuestamente les pertenece y les fue arrebatado, para que la administración pública y la economía del estado funcione para que ellos, los pobres, no tengan que trabajar, sino vivir del regalo, la beca, el premio.
Todos los socialistas en algún momento se hacen esclavos de la masa, del colectivo, viven de ello, de complacerlos, de alimentarlos y mantenerlos por medio del estado, crean programas sociales, misiones, las llamó Chávez, para crear ese círculo de dependencia infernal, una masa parasitaria, ign

orante, floja, enemiga del trabajo productivo, de la inteligencia pero adicta de las dádivas, de los regalos, de que le den todo, desde una casa hasta el mercado semanal, electricidad  y agua gratis, educación, salud y hasta que le paguen los servicios funerarios, todo este sistema de subdesarrollo y mantenimiento de la pobreza justificado por el voto, yo te doy pero tu me pones en donde pueda darte, ese es el esquema del socialismo.
Todos esos jóvenes que se dicen socialistas y quieren figurar como espléndidos y desinteresados servidores públicos, aunque les den seguridad a los inversionistas, a los industriales, a los comerciantes de que sus áreas de interés no van a ser tocadas, que recibirán incentivos, que propiciaran un nuevo ambiente con reglas claras, transparencia y una mínima injerencia, los están engañando, porque a lo que sientan que el viento sople en dirección contraria, como buenos socialistas van a pensar primero en ellos, en el poder que sustentan con sus clientes,  los pobres, que en los intereses de los productores, en la gente que sí trabaja y se arriesga, que sí produce prosperidad, fuentes de trabajo y riqueza.
Y lo hacen porque son socialistas, no porque sean malas personas, simplemente son gente que tienen los cables cambiados en sus mentes y sus prioridades son la gente, la Justicia Social, la igualdad, la felicidad del pueblo, lo que significa, que les van a prometer y a dar seguridades con los dedos cruzados en la espalda.
Y repito, cómo le gusta a la iglesia estos socialistas, pero no aprenden, la historia les ha demostrado una y otra vez que los socialistas en algún momento traicionan a la cruz, les da la espalda, los convierte en enemigos y los persigue, ese momento es cuando un régimen socialista no admite críticas, ni instituciones que le hagan sombra o compitan por el amor del pueblo, entonces se convierten en una molestia a los que hay que sacar del juego, porque la religión y la política son agua y aceite, no van justos, así lo parezca, o algunos sueñen con ello.
Se les olvida de donde viene la ideología materialista que la sustenta, el historicismo, la lucha de clases, la falsa conciencia, la dictadura del proletariado, la revolución violenta, el colectivismo, la estatización de los medios de producción, la razón dialéctica, la hegemonía cultural, la alienación, la superstición, la muerte de Dios, la comuna.
El chavismo nos ha demostrado en que termina el socialismo cuando no hay demócratas y libertarios que le den un parado, un socialismo que empezó con la mejor buena voluntad, con la preocupación por la suerte de la mayoría, de los más desposeídos, de aquellos socialistas que supuestamente rompieron con el marxismo, que no querían saber nada de revoluciones pero cuya semilla estaba destinada a crecer y corromper el alma de los venezolanos, de todos, incluso la de su iglesia (lamentablemente, incluso la del actual Papa Francisco).
Cuando llegó Chávez, el socialismo democrático venezolano había hecho su trabajo, la gran parte de los ciudadanos estaban contaminados por estos ideales utópicos que solo le faltaba un conductor y una guardia pretoriana que hiciera posible el gobierno del pueblo, para el pueblo.
De allí surgieron los pranes, los círculos bolivarianos, las comunas, las milicias, los patriotas cooperantes, los puntos rojos, la guardia del pueblo, todos armados, convertidos en asesinos del socialismo, en los ejecutores de la voluntad popular, en los verdugos del gran líder, del Comandante Supremo que gobernaba en nombre de Fidel Castro y que luego colocaron en el poder a uno de sus agentes, el ciudadano colombiano Nicolás Maduro, chofer de autobús, tocador de congas y tumbadoras, hijo de los Orishas y los paleros de Cuba, estafador y reposero habitual que se mantiene en el poder gracias a carteles de drogas, a la corrupción más notoria del mundo, a los anticristos del siglo XXI.
Y vuelvo al principio, los venezolanos no hemos aprendido la lección, todavía late el corazón del monstruo, todavía quienes se oponen a esta barbarie, son hijos del socialismo, que se creen diferentes porque dicen que son gente decente, pero no son los valores de la persona, es la ideología maldita la que los convierte en una amenaza, es el socialismo la causa fundamental que seamos y probablemente seguiremos siendo, un país de perdedores.  -  saulgodoy@gmail.com








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