viernes, 27 de mayo de 2016

A los médicos venezolanos


Una vez que termine la pesadilla del chavismo, a los médicos venezolanos habrá que hacerles un monumento que conmemore su abnegación, coraje, resistencia y profesionalismo, puesto a prueba por un gobierno abusivo, que decidió acabar con ellos a toda costa.
Es una historia de horror, de las muchas que dejarán como legado unos militares comunistas, narcotraficantes y traidores  que ofendieron nuestro gentilicio tratando de suplantar nuestros médicos por los cubanos.
No sé de donde vino el odio que Hugo Chávez desató en contra de los profesionales de la medicina, ni el porqué la continuó el indocumentado de Maduro, pero quedará registrado como un intento de exterminio de un gremio, que tradicionalmente era respetado y reconocido a nivel continental por su lucha exitosa a favor de la salud pública.
En estos 17 largos años de tiranía y violaciones de los derechos humanos, el chavismo quiso borrar una historia y una tradición científica, educativa y de servicio a favor de la vida de todos los venezolanos, la medicina nacional siempre estuvo ligada a la gesta de hacer de Venezuela un país independiente, fuerte y próspero.
Que nuestros médicos son falibles, no hay duda, que cometen errores, los cometen, como todos nosotros, que hay episodios lamentables de mala praxis, los ha habido, los hay y seguirán habiéndolos, Dios quiera que menos, pero los habrá ¿Pero saben qué? Son nuestros médicos, son venezolanos y si tienen que responderle a la sociedad, lo harán y les aseguro que tratarán de ser cada vez mejores.
Terrible es tener que sufrir las desaciertos y errores de médicos cubanos, de extranjeros que lo único que sabemos es que son revolucionarios pero desconocemos de sus credenciales, de su experiencia, de sus estudios, sabemos sí, que son menos capacitados que los nuestros, eso es verificable ¿Y saben lo peor? Son irresponsables… cada vez que ocurría un accidente, un error o mala práctica eran inmediatamente removidos del entorno, los desaparecen, los excusan y no hay nada que hacer, así cualquiera es médico, no tienen nada que perder.
El gobierno de Chávez y luego el de Maduro le pagaba al gobierno de los Castro en dólares por sus servicios, de estas divisas le llegaba una fracción a estos hombres y mujeres que le trabajaban a la dictadura como esclavos, el grueso del dinero se los robaban Fidel y Raúl, no contentos con esto, sostenía jugosas contrataciones como intermediarios en la compra de insumos, equipos y construcción de centros de atención de salud, era la danza de los millones, de chatarra de segunda mano pagados como nuevos, y que una vez instalados, no servían.
Bajo estos términos la población venezolana ha servido de conejillo de indias para que estos médicos cubanos experimentaran con nosotros, sobre todo los más pobres y necesitados, a quienes suministraban medicinas hechas en Cuba de una cuestionable calidad, sería como una versión tropicalizada y multiplicada de los Joseph Menguele del nazismo, practicando una medicina con una población cautiva en donde experimentan con preparaciones, fórmulas, aparatos y métodos que nadie conocía ni avalaba y sin que nadie se pudiera oponer a tal barbaridad.
Solo la Gente del Petróleo ha llevado más palo que los médicos, nosotros los periodistas no hemos sufrido ni una quinta parte de lo que han sufrido nuestros galenos y ya eso es mucho decir.
Los médicos venezolanos se convirtieron de la noche a la mañana, en la viva reencarnación del demonio capitalista, en mercaderes de la miseria humana y han sido objeto de todo tipo de vejámenes y humillaciones, empezando por sus inaceptables condiciones laborales, la propaganda del régimen en contra de los médicos fue implacable.
Chávez y ahora Maduro atacaron sus organizaciones gremiales, acabaron con sus escuelas, sus líderes naturales fueron sustituídos por colaboracionistas a sueldo (remember Bianco), los hospitales donde trabajaban los convirtieron en cascarones vacíos y mal olientes, sin dotación, sin presupuesto, con la única intención de mal ponerlos ante la población venezolana.
Para colomo se le ordenó a las tropas de asalto chavistas a hacerles la vida imposible en las emergencias y a aplicar la contraloría social como venganza, boicoteando todo intento de poner orden; fiscales y jueces rondan los hospitales como moscas para caerle a los que se atrevían a protestar o denunciar irregularidades, se les ha retenido sueldos, prestaciones y ha muchos dejaron sin empleo, era una amenaza diaria.
Sus sueldos son de miseria, sus prestaciones pocas y nunca saldadas, los hacen correr riesgos a su seguridad personal obligándolos a trabajar en condiciones de guerra, donde el hampa entra a los hospitales a tiros, asesinan, secuestran y sin que nadie los proteja.
Pero en cambio al gobierno cubano, por medio de sus médicos esclavos, los llenó de oro,  gastó en ellos lo que nunca se ha gastado en salud en los últimos 40 años mientras destruían el sistema de salud que tanto nos costó levantar.
Pero el destino tiene una manera particular de jugar con las vidas de la personas, cuando Chávez enfermó, prefirió entregarse en las manos de médicos cubanos en contra de toda prudencia y sentido común, y allá en La Habana pagó con dolor y sufrimiento toda su saña en contra de nuestros médicos, experimentó en carne propia una horrible sentencia de muerte.
Una gran parte de nuestros médicos migraron, vieron su futuro y la seguridad de sus familias amenazadas, fueron prácticamente empujados a los aeropuertos y expulsados del país, porque el gobierno chavista creía contar con una inmensa masa de médicos cubanos esclavos, que los petrodólares y el poder de los chavistas compraban y creían eternos.
Los médicos venezolanos, afortunadamente, son como una roca, los pocos que han quedado están trabajando con las uñas, bajo ataque, contando unicamente con el amor y la admiración de un pueblo que cree en ellos.
Son una roca porque comparten con sus pacientes el calvario de sus dolencias en un país en crisis humanitaria, sin alimentos, sin medicinas, sin posibilidades de sacarlos de su sufrimiento, enfrentados a un gobierno insensible, con jueces que les niegan a los niños y ancianos la posibilidad de la vida, con autoridades de gobierno que se burlan del pueblo poniéndoles barreras a la ayuda internacional.
Con solo su presencia y su palabra de aliento nuestros médicos no abandonan a sus pacientes, con recursos mínimos como en tiempos de guerra, tratan de devolver salud y evitar la muerte, pero a que costo para sus espíritus.
Maduro y sus militares colaboracionistas tendrán algún día que pagar el daño que han hecho, el haberse atrevido a levantar el sable en contra del escalpelo, y ese día no tarda.  -    saulgodoy@gmail.com











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