jueves, 26 de mayo de 2016

Pacifismo o cobardía



En la Venezuela actual hay un comportamiento tan patológico y anormal como el del terrorista, y se trata del pacifista a ultranza, que es la persona que por un condicionamiento mental, llega a suprimir todo impulso violento aún cuando le estén aplicando violencia, es más, el pacifista a ultranza del que hablo, identifica a su agresor como terrorista, sabe que es capaz de aplicar la violencia máxima en su contra y aún así, es exitoso en suprimir cualquier respuesta violenta en aras de un ser democrático y constitucional, comportamiento que ni siquiera se veía entre los seguidores de Gandhi, en la última fase de la independencia de la India del dominio británico.
Lo más difícil de digerir es que tal decisión de ser pacífico venga primero, de un político, y segundo, se sustente en un principio constitucional que tratan de convertir en un principio moral; el que venga de un político importa porque afecta a la gente que los sigue y los tiene por líderes, el que sea o no un principio moral es peligroso pues el político trata de imponer una regla de conducta personal a un colectivo.
Los principales líderes de la llamada oposición democrática venezolana, configurada por figuras públicas de la MUD, les ha dado por hacer convocatorias políticas pacíficas, de protestas ante un gobierno que saben fascista y asesino, que tiene a las Fuerzas Armadas de su lado defendiendo a una parcialidad política que es dirigida desde Cuba, que los ataca considerándolos como enemigos internos a quienes hay que destruir, y a pesar de este ambiente tan nocivo, persisten en la idea de suprimir incluso los mecanismo naturales de la autodefensa o simplemente de evitar exponerse a un daño probable.
Lo más impresionante de estos pacifistas venezolanos de nuevo cuño, es que tienen una enorme confusión mental sobre los hechos y la historia de los movimientos pacifistas a los cuales quieren emular, como son el de Gandhi y su movimiento de resistencia ante el amo colonial y el del líder negro Luther King, durante las marchas de protestas por los derechos civiles de los negros en los estados del sur de los EEUU.
El pacifismo que pregonan bien pudieran ser visto como cobardía, como doblegarse ante la fuerza, como un acomodo, en tratar de llevar al asesino que los asecha y no quiere entregar el poder, a una supuesta mesa de negociación, exigiendo respeto a la Constitución que el gobierno ilegítimo viola a gusto y la interpretan como les da la gana, pero la excusa para no recurrir a la violencia es el supuesto espíritu cristiano de siempre poner la otra mejilla, de la prevalencia de un humanismo que tiene en las expresiones de la violencia como el recurso de quienes no tienen la razón.
Este camino no tiene ningún futuro sino el desgaste de las fuerzas de la oposición venezolana en ejercicios de retórica y concentraciones que no tienen ningún sentido, este tipo de movilizaciones de calle siempre implica un enfrentamiento con la autoridad que las ve como un acto de rompimiento del orden público, lo cual siempre trae como consecuencia que existan hechos de violencia, el incremento de víctimas inocentes entregadas a la violencia gratuita de unos cuerpos de seguridad convertidos en verdugos de la ciudadanía.
Tendría que haber y ser explicado un argumento razonable de la MUD para provocar estas movilizaciones (que por mucho tiempo se negaron a ellas) de carácter pacífico, ¿Qué sentido tienen? ¿Son un recurso publicitario? ¿Quieren dejar establecido, más de lo que ya está claro, que se trata de un régimen autoritario, militar y por ende, violento?
En otros lugares, circunstancia y momentos de la historia de resistencia hacia regímenes de fuerza tenían otra gramática, el enfrentamiento de opositores y gobierno eran acontecimientos violentos, los manifestantes se preparaban para las acciones de ataque y retirada contra las fuerzas públicas (en el caso de Venezuela, estas fuerzas ya no son públicas, son manejadas y financiadas por un partido político y un país extranjero), en mucha ocasiones como en Argelia, Francia, EEUU, Brasil, por nombrar algunos ejemplos,  los manifestantes hacían tomas de espacios públicos, defendía esos espacios, hacían repliegues estratégicos cuando eran empujados por fuerzas superiores, eran ejercicios muy serios de enfrentamientos urbanos.
En la lucha urbana en contra de la tiranía, como hay tantos ejemplos en la historia, habían objetivos claros y precisos, tomas de sectores completos o edificios públicos, control de zonas con la ayuda de la población residente, aislamiento de instituciones claves, cortes de servicios y comunicaciones en grandes sectores, las ciudades se convertían en el campo de batalla, las sedes del gobierno y del poder oficial eran asediados, las marchas eran múltiples, coordinadas y con la participación de los sectores más organizados, obreros, maestros, estudiantes, médicos, sector público, las tomas eran en lo posible permanentes, la presión continua y sin aviso.
La resistencia urbana, las acciones de calle tratan de debilitar al régimen, de ponerlo en evidencia, de hacerles perder el poco apoyo popular que tienen, es una tarea con un contenido de violencia importante entre los bandos enfrentados ¿Qué persigue la resistencia pacífica que propone la MUD? le rehúyen a la confrontación, le tienen pavor a la violencia, sí, pavor, prefieren cualquier humillación que enfrentar al enemigo, y digo enemigo porque ningún venezolano que tenga bajo responsabilidad las armas de la república y las utilice para masacrar al pueblo, es venezolano, y en nuestro caso muy particular, lo más probable es que se traten de infiltrados cubanos, paramilitares castristas, expertos en el manejo de este tipo de situaciones.
Estos jefes de la MUD, si por ellos fuera, no hubiera ninguna manifestación de calle que los obligue a participar como líderes de avanzada en las multitudinarias convocatorias, no tienen el carácter ni el ánimo de hacer de vanguardia ante los escudos de la Guardia Nacional.
¿Si no tienen el coraje para liderar estas marchas, porque las convocan?
Pero como ellos creen en esa manera extraña de protesta pacífica, intenta por todos los medios hacerle creer a sus seguidores que esa es la manera correcta de protestar en contra de un régimen totalitario y militarista porque lo hicieron los hindúes o los negros sureños en Alabama, lo cual es una tremenda equivocación, el único lenguaje que entienden los comunistas ladrones y narcotraficantes es la violencia.
Todas las seguridades de un estado de derecho, constitucional y democrático se perdieron en 1999 por una sociedad ignorante que se lanzó por el despeñadero de un gobierno autoritario en manos de unos militares golpistas; en aquel estado de derecho, que aún imperfecto y plagados de errores existía antes de Chávez, la violencia era realmente accesoria, solo necesaria para controlar la violencia criminal, pero eso cambió con el chavismo, dirigieron el aparato represivo en contra de la sociedad civil.
Pero las revoluciones, por más pacíficas que dicen ser, siempre tienen su centro de violencia que en algún momento utilizan como medio de perpetuarse en el poder, o como “razón” para imponer una ideología única, y para cuando esto sucede, cualquier forma de pacifismo es simplemente inútil.
El pacifismo de Gandhi funcionó porque el Imperio Británico presumía de civilizado y en el fondo sabía que India lograría su independencia y oponerse era inmoral, el pacifismo de Luther King funcionó porque existía una enorme Norteamérica que era educada en los valores democráticos de unos padres fundadores, que odiaban la guerra y preferían la inclusión y la tolerancia.
Gandhi creía en algo llamado satyagraha que era una especie de fuerza, de coraje para soportar la embestida del enemigo sin responder con un ataque, Santo Tomás hablaba de una capacidad del alma inamovible ante la arremetida del enemigo, de no dejarse vencer por la necesidad física de defenderse atacando, de soportar estoicamente el castigo en aras de un bien superior, ¿De qué estamos hablando cuando nos dicen que marchemos pacíficamente? ¿Qué se proponen con exponer a nuestros jóvenes a los despiadados asaltos de los colectivos armados del gobierno sin que hagan nada por defenderse? ¿No sería más efectivo organizar a la población para la lucha urbana?
Pero el pacifismo de los líderes de la MUD no funciona, porque simplemente, el adversario es una bestia totalitaria que solo sabe imponerse con la violencia, por eso es que esa manera de pensar y actuar lo que hace es engrosar el número de víctimas, tratan de hacer una oposición pacífica y constitucional con el efecto contrario, porque para esos asesinos que conforman el gobierno, protestar pacíficamente en contra de ellos, es una provocación.
Esa manera de hacer oposición “by the book”, guardando todas las reglas y apariencias de buenos muchachos demócratas enfrentando a un Goliat militarista, es pura fantasía anclada en esa república que dejamos perder, ahora estamos en otra cosa, mucho más peligrosa y letal.
Lo que dicta el sentido común es que si no puedes organizarte y oponerte al gobierno en sus mismos términos, búscate un aliado poderoso que te ayude, pero hasta en esto la oposición es oligofrénica, se niegan a recibir ayuda por cuestiones de una moralidad absurda y de un nacionalismo pendejo.
Nosotros no podemos salir de este hueco en que nos hemos metido por nuestros propios medios, no hasta que nuestro liderazgo cambie y nos permita acceder a hombres y mujeres de acción, realistas, no en juristas preciosistas, o en políticos con vocación de santos y negociadores de conflictos, como si estuviéramos discutiendo en un clima de civilidad y racionalidad.
Necesitamos otro tipo de político, el que tenemos sólo está calentando banca, esperando un milagro, tratando de educar a la bestia totalitaria en los preceptos constitucionales que ellos mismos escribieron, haciéndonos perder tiempo, vidas, oportunidades y momentum.
Es mi opinión que lo mejor que le pudiera suceder al país es que esta generación de buenos gerentes, políticos de salón, tecnócratas y burócratas de medio pelo, se apartaran y dejaran renovar nuestros cuadros políticos con una buena camada de políticos radicales, capaces de ponerle testosterona, ovarios, cerebro y jugadas inesperadas en el tablero al bruto del garrote.
Si el gobierno viola la Constitución, si arremete con violencia a los justos reclamos de un pueblo que solo busca comida y seguridad, si se empeña en destruir las instituciones, si le regala nuestros recursos a países extranjeros y nos obliga a pasar necesidades, si fomenta el apartheid, si promueve el odio social, si no respeta la voluntad popular y le niega su derecho a manifestar su voz, entonces hay que restituir la soberanía de la nación.
Toda esta explicación valió la pena si se comprende de una vez por todas, que la violencia es parte integral del ser humano, que es un componente fundamental del derecho y la civilización, la violencia no es ni mala ni buena, puede ser una herramienta de cambio y como tal, puede ser usada con inteligencia, pero mientras vivamos con “culillo” al monstruo militarista, o mientras estemos sacando cuentas de los altos costos que tendríamos pagar para salir de esta trampa mientras jugamos a ser unos hindúes, estamos fritos, seguiremos siendo esclavos por siempre.  -  saulgodoy@gmail.com







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