domingo, 29 de mayo de 2016

La razón y el tejido del mundo


Vamos a ver si logro explicarme, la razón puede ser entendida como una herramienta, como un sistema, utilizarla pareciera ser cuestión de una elección, si la uso o no, la razón para algunas personas pudiera ser un modo, un estado del ser.
Cuando nos despertamos lo hacemos automáticamente con la razón encendida; estar consciente, inevitablemente solo es posible con la razón en ON, estar inconsciente es no tener razón.
Por ejemplo, esos pacientes de hospitales en coma, que sienten pero no están conscientes, que se quejan de dolores pero siguen ausentess, son personas que no están en posesión de su razón, igual pasa con los enfermos mentales, están afectados en la razón, si bien pueden estar conscientes de sí, lo hacen de una manera incoherente, fragmentada, lo hacen en base a estímulos y respuestas inadecuados con la posibilidad de su propia sobrevivencia o su relación con los demás.
Pero la razón tiene grados, hay diferentes tipos, hay por ejemplo, un tipo de razón que me dice que no debo acercar mi mano al fuego porque me puedo quemar, o no atravesar la avenida con el semáforo en verde porque me pueden atropellar, hay una razón básica que me dice que si quiero progresar en la vida debo hacer un esfuerzo por llevármelo bien con los demás, aquel individuo que sale de su casa y no para en tener conflictos con sus semejantes debe tener un problema con la razón, que le impide llegar a buen términos con la sociedad.
Esa es la misma razón que nos hace comprender porque, dos más dos son cuatro y no siete, la que nos dice que matar es malo y hacer el bien es correcto, esa es una razón que es muy básica, que se trata de un cúmulo de conocimientos y de valores con los que podemos lidiar con el mundo.
La razón tiende a conservar nuestra integridad para la vida, aquellos que vemos que se hacen daño, que llevan una vida sin control y con vicios, pensamos, no tienen razón, igual sucede con ciertos iluminados por ideas religiosas, o los convencidos por una ideología, son creencias, normas, visiones del mundo que sustituyen de manera absoluta la capacidad de la razón individual a hacerse una ideo u opinión de la realidad.
Dependiendo de la educación, de las oportunidades de acceso a la cultura, a un entorno familiar y social estable, a condiciones socio-económicas, físicas y de calidad de vida, los sujetos pueden tener acceso a grados superiores de razón, de modo que la razón de un graduado universitario es distinta a la de un analfabeto, una persona de mayor cultura tiene una razón que es mucho más compleja y diversa.
Lo común es que las personas se vayan cultivando, educando la razón, que está en capacidad de remontar niveles de abstracciones insospechadas, capaces de darle significados al mundo de una alta sofisticación y de gran contenido moral.
Ustedes, como yo, lamentamos las desigualdades que existen en la naturaleza y la sociedad, lo injusto que puede resultar que haya personas con un nivel de razón que raya en lo animal, y que sea la pobreza uno de los limitantes al desarrollo de la razón, aunque conocemos de ejemplos extraordinarios de personas que se han levantado a pesar de sus circunstancias desfavorables, lo que sí es claro es que si las personas carecen de oportunidades no podrán desarrollar una razón adecuadamente.
De esa realidad ni usted ni yo tenemos la culpa (en lo personal creo que es inevitable debido a la paradoja de la diversidad), pero fíjense que interesante lo que descubrió Baruch Spinoza, el dijo que lo mejor que puede hacer un hombre por otro es ayudarlo a razonar, a explicarle el mundo, porque al final, el hombre tiende a la perfección y ésta, no se logra en soledad, la mayor causa de felicidad de un hombre es estar entre gente que puede intercambiar a la par que uno, si la sociedad tiene un fin, este debe ser el elevar la condición humana y una de esas condiciones es que los otros aumenten su poder de razonamiento.
Personas como las de nuestra generación, como la del grupo del San Ignacio de Loyola de la que provengo, que ha logrado que cada uno de nosotros alcanzara no solo una profesión, sino una manera de razonar única, que hace posible intercambios como éste, que me dio la oportunidad de cultivar mi razón y yo la de ustedes, se trata de un intercambio necesario y moralmente correcto.
Y uno no debe tener pena por tener razón, la humildad no consiste en dejar que la sin razón triunfe, o se haga dueña de una situación, lo que una persona razonable debe hacer es tratar de eliminar las incertidumbres, o reconocerlas cuando se las encuentra, pero lo que no es razonable es que me haga cómplice de una mentira o de un error cuando lo veo, si se me presenta una duda o me enfrento a lo desconocido, me aguanto hasta tener mejor información, no la explico con supuestos, al menos que este ejercitando la imaginación.
Estoy de acuerdo, la razón es limitada, no tiene todas las explicaciones a todas las preguntas, y preguntas como, el porqué de la muerte o de la vida, son las preguntas y no sé sus respuestas a cabalidad, pero intento explicármelas razonablemente.
La razón puede tener manifestaciones todavía más asombrosas, rayanas en la experiencia mística como bien lo explicaba Elemire Zolla en su interesante libro Los Arquetipos (1981): “El estado de vigilia es como un destello de discretas cantidades de conciencia, y sus intervalos, sus lapsos, están hechos con la sustancia del dormir. Exactamente como en los conciertos, el clímax del silencio esta hecho de la misma sustancia que las miríadas de pausas dentro de la textura de la música, el dormir no es sino el clímax de la discontinuidad esencial del estado de vigilia… ¿Dónde está uno cuando no está mentalmente presente? Pero uno no deja de ser lúcido y eficiente, más allá de la capacidad de atención, durante los momentos de mayor actividad, cuando la conciencia de sí cesa. Mientras más despierto se está, uno está más dormido. A veces se suspira felizmente: He perdido toda idea del tiempo y del espacio, un lugar común entre los amantes, los luchadores, los artistas y entre todos aquellos que están profundamente embebidos en una tarea tan absorbente que no saben que están dormidos. ”
Y volvemos al principio de mi artículo, cuando nos despertamos lo hacemos con la razón encendida, una razón que nos separa y nos une al universo.
En su extraordinario libro, Etica para Alicia (2014), Lluis Racionero nos explica: “Lo racional es instrumental. Manipular la realidad no es entenderla, ni aceptarla, ni tiene nada que ver con las emociones, los sentimientos, el arte, la creatividad o la intuición. Todo eso queda fuera de lo racional. Solo los científicos mediocres creen que con la razón se debe solucionar todo; los competentes saben hasta dónde puede llegar la razón y no intentan aplicarla a todo, ni pretenden que lo que no es racional no existe… pero la   realidad no es lineal, es interrelacionada o matricial u holográfica, y en ella una parte refleja el todo y todo está en todo; todo influye en todo, está interactuando y no por relaciones descritas con ecuaciones lineales sino en ecuaciones de segundo, de tercer grado y sus derivadas, en ecuaciones diferenciales de segundo, tercer, enésimo grado. Con el pensamiento lineal de la lógica y el lenguaje lineal de la gramática intentan representar una realidad que no es lineal, sino multidimensional e interrelacionada. Lo primero es distinguir dónde llega lo racional y dónde no debe ser aplicado... Hay que usar la razón unas horas al día para ganarse la vida y comunicarse con los demás en las cuestiones de tipo práctico. Luego hay que poner la mente racional en stand-by para entrar en estados de contemplación, intuición, duermevela, emoción y creación. Para oír música o disfrutar un poema, usar el pensamiento racional es contraproducente porque es destructor: los conceptos anulan la emoción.
Racionero, que aboga por una mejor comprensión de la filosofía y práctica del budismo como alternativa a la razón, admite de alguna manera que este tipo de sabiduría, de iluminación, que se logra con estados mentales desconectados de la razón, parten sin duda de una decisión racional, es mi razón la que decide pasar el interruptor y permitirme operar en otros estados de conciencia, de hecho, como propone Zolla, hay estados de conciencia donde la razón y estos estados alterados de conciencia coexisten y trabajan juntos, como serían esos estados de intuición tan necesarios para la toma de decisiones complejas en un ambiente de caos.
En fin, eran algunos pensamientos que me daban vuelta desde hace algún tiempo y que ponerlos por escrito me ayudan a ordenarlos, espero que igualmente hayan esclarecido los suyos.  -  saulgodoy@gmail.com



1 comentario: