martes, 16 de agosto de 2016

El sustento del chavismo


 ¿Qué justifica que tengamos a una persona como Nicolás Maduro rigiendo los destinos de la nación, y a una serie de oscuros personajes del llamado chavismo conformando un gobierno impopular, antidemocrático, totalitario y violento, oprimiendo de la manera que lo hace al pueblo de Venezuela?
Tal y como se desprende del discurso chavista, Maduro y su equipo gobiernan al país por dos razones fundamentales, la primera: supuestamente los eligió el pueblo, y en segundo lugar, Chávez los designó como ejecutores de su legado y herederos del gobierno revolucionario, para ello Maduro se proclama hijo de Chávez, para no dejar dudas acerca de esa filiación.
De estas dos razones, solo la primera tendría valor legal o constitucional pues el deseo personal del ex mandatario, para todos los efectos republicanos y de origen del poder en nuestra formula de estado nacional, no tendría valor.
Vamos a analizar esta última, el deseo de Chávez de perpetuar en el poder a los de su facción política.
El chavismo ha tratado de imponer, desde el día uno de su gestión como unidad política y operadores del gobierno, el ideario del Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías como si se tratara de una figura mesiánica.
Han creado en estos 18 años al frente de la administración del estado, un aparato de propaganda política por el que hacen del culto a la personalidad de este militar, un propósito patriótico, tratando de anexar su nombre y figura al panteón de los Padres de la Patria, entendiendo patria en su sentido más rupestre y dieciochesco del discurso revolucionario izquierdista y de la narrativa militar de la Guerra Federal en nuestro país, esa serie de conflictos cívico-militares de poca monta, necesarios para mantener caudillos y dictadores en el poder.
Este esfuerzo mediático e ideológico lo hacen con el propósito de fomentar la idea, que el deseo de Chávez, su palabra y su plan de la patria son incontestables por ser palabra sagrada y más que la expresión del deseo de un hombre cualquiera, es el mandato y voluntad de alguien que tenía una visión “histórica” y necesaria de los destinos del país.
La impresión que tratan de dar es que se trató de un demiurgo y profeta, creador de la Venezuela actual, fundador de lo que ellos llaman la Cuarta República, genio de la revolución socialista bolivariana con la que pretenden arropar el sino del país como sociedad y estado.
Pero el contraste tan salvaje que existe entre el ideal chavista y la realidad del país pone en entredicho no solo las buenas intenciones del orate, sino que sus resultados han sido tan calamitosos y desafortunados que colocan en la picota todo el edificio ideológico, de principios y valores que predican (no así que practican).
El chavismo es considerado más como una maldición y una plaga, que como un proyecto viable de de gobierno y desarrollo del país, empezando porque sus postulados principales, como los de hacer del socialismo la ideología nacional, el conformar una unión cívico-militar como fórmula de convivencia nacional, el tener a las comunas como formas privilegiadas de organización social, el de hacer del estado un ente centralizado del poder y dueño de las principales medios productivos del país, entre otros muchos dislates, son todos inconstitucionales.
Pero el problema se agrava cuando los venezolanos constatan en la cotidianidad que la calidad de sus vidas se ha visto deteriorada de manera importante por problemas graves como la inflación, la escasez, la inseguridad, la falta de servicios públicos adecuados y hasta mínimos, la contracción del mercado laboral, la excesiva regulación y vigilancia de operaciones rutinarias en la economía, la injerencia militar en la vida de la sociedad sobre todo en el tema alimenticio, la prevalencia de los elementos criminales en los espacios públicos, la falta de justicia oportuna y equitativa.
Y por si no fuera poco, el importante repunte en la corrupción de funcionarios y la impunidad que los protege, el estilo de vida excesivo e impropio de las personas afectas y cercanas al poder, la doble moral y medida que priva entre los que son revolucionarios y quienes no lo son, la persecución política a quienes piensan distinto al gobierno o critican sus acciones y omisiones, ha destruido la base moral y la posibilidad de convivencia en el país.
El modelo socialista que el chavismo le ha impuesto al país es tan desastroso, que ya la propaganda y la manipulación mediática que pretenden vía los medios de comunicación masivos en manos del estado, se les está revirtiendo en su contra, debido principalmente a la brecha que cada día aumenta entre la realidad real (no virtual) y la imagen disociada y manipulada que el estado pretende imponer en la psique de los ciudadanos.
La imagen y figura de Chávez la están convirtiendo en un fraude y ya mucha gente se siente engañada por el chavismo.
Pero es la primera razón que los chavistas esgrimen, al momento de querer sustentar su supuesto derecho a gobernarnos, la que verdaderamente nos interesa, el chavismo está allí manejando el estado venezolano porque el pueblo los eligió, eso es lo que alegan.
A estas alturas son pocos los venezolanos que ignoran los manejos irregulares y claramente ventajistas del CNE, si en el 2013 había todavía alguien que dudara de la truculencia y poca honestidad del árbitro electoral, hoy está claramente confirmado para quien trabaja esa institución, y cuáles son sus intereses.
En esas elecciones del 2013 por la presidencia de la República el margen por el cual el chavismo ganó fue de muy poco, al punto, que produjo una fuerte reacción por parte de los partidos políticos de la oposición acusando al gobierno de haber hecho trampas en complicidad con el CNE.
La respuesta del candidato Maduro y del chavismo en un primer momento, fue la de revisar las actas de votación para certificar los resultados y alejar todo duda del proceso, pero a las pocas horas esta decisión la echaron para atrás, y el reconteo de votos nunca se produjo.
Para todos los venezolanos fue una sorpresa que el candidato de la oposición Henrique Capriles Radonsky, aceptara sin mayor  resistencia esta decisión luego de haber asegurado ser el ganador de la justa, con pruebas en la mano.
Pero el evento que verdaderamente ha conmovido la opinión pública y por el cual toda la legitimidad de origen de la presidencia de Nicolás Maduro y la pretensión de poder del chavismo se pone en entredicho, es porque el candidato Maduro mintió sobre su identidad, sobre quien es él en realidad, y como, el CNE permitió que una persona se postulara y le permitiera ganar la más alta magistratura del país, recurriendo al delito de utilizar documentos forjados, asumiendo una falsa identidad, cometiendo perjurio y permitiendo que una conspiración, urdida desde el seno del partido político PSUV, de manera continua en el tiempo, prevaleciera antes los impedimentos de ley y se conformara este engaño en contra del electorado venezolano.
Pero antes de entrar a considerar este punto debo hacer mención hacia una actitud absolutamente inaceptable por parte de cierto sector de la oposición venezolana, entre ellos varios políticos venezolanos que ocupan y pretenden ocupar cargos públicos violando expresamente la ley que exige como condición ser de nacionalidad venezolana.
Para estos individuos, el problema de la nacionalidad de Nicolás Maduro es un problema menor y hasta ridículo, entre otras razones porque se trata de un hecho consumado, porque el asunto de la nacionalidad es subsidiario al interés de la persona en ocupar el cargo, porque el aspecto de la nacionalidad en el derecho, dado la alta migración de los pueblos del mundo, teniendo en cuenta los patrones de globalización que reportan las sociedades en intercambio, por las nuevas doctrinas de incorporación de extranjeros residentes a sus nacionalidades, por la apertura que se está dando en los países de permitir la mayor participación posible a quienes viven en una nación en los asuntos políticos, por todas estas razones, que ninguna está considerada en la actual legislación venezolana, creen, se trata de un asunto de poca monta.
Este falso pragmatismo y desprecio por la nacionalidad venezolana solamente se entiende en personas que tienen un interés muy puntual en que su doble nacionalidad, permitida por las leyes de Venezuela, no sea obstáculo para la ocupación de ciertos cargos públicos claves, reservados, por asuntos de soberanía, seguridad y para evitar conflictos de intereses, al exclusivo ejercicio de personas nacidas en el país y que no ostenten otra nacionalidad.
Es decir, muchos de los que opinan que no es importante esta ley y sus efectos es porque ya la están violando o la quieren violar, el resto lo hace por pura ignorancia y desafecto a su nacionalidad.
No puede ser que un venezolano acepte sin más, que un extranjero se haga pasar por venezolano  con papeles falsos, que jure que es venezolano sabiendo que es mentira, firme y comprometa al país en asuntos que afectan a la nación diciendo que es alguien que no es y sosteniéndolo en el tiempo, haciendo imposible que se le investigue, destruyendo evidencia y teniendo como cómplice y encubridor no solo a un ex presidente, a un partido político nacional, al organismo electoral que supuestamente debería ocuparse de que estos delitos no se cometan para mantener el proceso lo mas pulcro posible, sino también a unos políticos que pertenecen a la oposición venezolana y que supuestamente debería estar del lado de la verdad y de la ley.
Precisamente lo que ha venido haciendo el gobierno chavista como práctica usual, es degradar nuestra nacionalidad al expedir pasaportes diplomáticos a personas que no lo son, para encubrir actividades ilícitas o darle protección a personas solicitadas por la justicia internacional, o otorgándole papeles de identidad falsos a guerrilleros, terroristas y hampa común trabajando bajo su protección, y al mismo tiempo dejando sin atención y seguridad a venezolanos en el extranjero, impidiendo que nacionales puedan acceder a su derecho por documentos de identidad, o modificando nuestros padrones de identificación para variar identidades de personas fallecidas, o que no existen, con fines de fraude electoral o para cobro ilícito de pensiones, etc.
La nacionalidad venezolana tanto la formal como la de hecho, están pasando por un momento terrible, no solo somos rechazados como si fuéramos unos parias por la comunidad internacional sino que internamente nuestros documentos de identidad se venden al mejor postor sin cuidado de su uso y destino, si no le damos la importancia que realmente tiene nuestra identidad, es probable que terminemos como indocumentados.
Es por ello que es vital la clarificación sobre la identidad real de Nicolás Maduro, que estas investigaciones lleguen a resultados concretos, el asunto es ya público y notorio, no debemos aceptar que este escándalo quede sin soluciones legales y sin efectos políticos, le estaríamos dándole al mundo razones para desconfiar y restringir a los venezolanos en su tránsito por las fronteras internacionales, un pasaporte sin estado ni gobierno responsable es solo un pedazo de papel.
En resumen, el chavismo sólo tiene el sustento de la violencia y las armas para continuar en el poder, ni es un gobierno legítimo, ni es democrático, todas las instituciones que controla, incluyendo el CNE y el Tribunal Supremo de Justicia, lo hace claramente por vía de facto, no de derecho, son todas instituciones cuyo origen está viciado de ilegitimidad y que no deben ser reconocidos como garantes de la constitución y las leyes.
Al no tener su poder un origen legal y basado en la voluntad popular, que el único poder original y soberano del país, el gobierno chavista se encuentra usurpando un poder que no le pertenece por lo que ninguno de sus actos es legítimo y no importa cuanta formalidad trate de aparentar, ni que sus actuaciones aparezcan en Gaceta Oficial o en sendas sentencias en papelería del TSJ, con actos írritos, sin ningún valor legal.    -   saulgodoy@gmail.com






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