miércoles, 3 de agosto de 2016

Jugar política al estilo chavista



Las dos personalidades más conspicuas del régimen y de éste delicado momento que vive el país son Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez, el mensaje que le envían a la masa chavista, que al día de hoy se ha reducido al componente militar, a las FANB, es que secuestrando al país, poniéndole una pistola a la cabeza y exigiéndole al mundo los deje en paz y hacer lo que les da la gana, los podrá mantener indefinidamente como dueños de la situación, esto es, el mundo y el país se acostumbrarán a que gente como ellos también tienen un lugar bajo el sol, quieren copiar lo que hicieron los Castro en Cuba.
¿Es éste escenario posible? Ya estamos viendo que el gobierno se desliza rápidamente hacia la dictadura, las instituciones están siendo desdibujada con desespero, los decretos del gobierno pretenden hacer de Venezuela una nueva Cuba, nos dan de comer lo que ellos quieren cuando quieren, al precio que quieren, nos obligan a humillarnos en unas colas inhumanas, últimamente les ha dado por convertir a los trabajadores en mano de obra esclava para trabajar en zafras y otras actividades donde el estado necesita mano de obra sin costo.
Las Fuerzas Armadas están en las calles evitando manifestaciones, amenazando la protesta legítima y constitucional, mientras altos oficiales de sus mandos están siendo imputados en el extranjero como traficantes de drogas, las elecciones están siendo retrasadas sin ningún justificativo, es claro que el régimen ya no se quiere contar, que la democracia ya no les sirve para sus propósitos, que la soberanía del pueblo es ya un lastre para los intereses de los revolucionarios y mafiosos, de allí que la represión va en aumento.
Y mientras esto sucede el cepo económico se cierra sobre el país, no hay más dinero, las fuentes de financiamiento se secaron, los socios dadivosos y pacientes se acabaron, sólo queda el negocio de las armas por petróleo, lo que queda de petróleo.
La minería ilegal, en la que el gobierno tiene tantas esperanzas no parece tener mucho futuro debido a su altísimo costo ambiental, persiste la posibilidad del negocio del narcotráfico, pero el problema es que ya estamos identificados como narco-estado, tenemos a traficantes buscados con recompensas sobre sus cabezas ocupando cargos de alta responsabilidad en el gobierno, no es por menos, que la vigilancia internacional sobre el país es cada día más  intensa, por lo tanto más peligrosa la actividad.
En cuanto a seguir exprimiendo al pueblo por medio de impuestos, en una economía nacional enferma de recesión, hiperinflación, desabastecimiento, contracción de las fuentes de trabajo y de mega devaluaciones de la moneda, ya lo que queda del venezolano es el huesero, y no soporta seguir financiando a un estado, ineficiente y gigantesco.
Es altísimo el grado de dependencia del país al suministro de bienes y servicios del exterior, pero debido al desastre administrativo propiciado por el BCV, es imposible garantizar casi ninguna operación de importación, excepto aquellas que se encuentran en el margen de la legalidad, con alimentos y medicinas de dudosa procedencia y calidad.
Sigue el éxodo de nacionales fuera del país y en busca de oportunidades de vida en otros países, lamentablemente nuestra mejor gente.  Continúa el remate de lo que queda en la casa, ya lo que le queda al gobierno es convertir a Venezuela en un gran burdel, en un paraíso para las aventuras sexuales de los depravados del mundo… el problema es la plaga de enfermedades contagiosas que asolan al país, la falta de seguridad y la carencia de papel toilette, agua corriente y energía eléctrica estable, aparte del aspecto lamentable de nuestras chicas y chicos desnutridos, lo que es malo para el negocio.
Pero por otro lado también contamos con una oposición de utilería que en vez de estar organizando a la gente para la resistencia, construyendo un gobierno en la sombra, tomando territorios para la libertad y la democracia, declarándose en regiones autonómicas, preparando una verdadera defensa civil, haciendo el llamado para la movilización general, preparándose para la toma activa del poder de manos de estos delincuentes, lo que hace es esperar con paciencia, a lo Gandhi, que los chavistas depongan, encima de ellos, una cantidad inmensurable de excretas, suficientes para ahogarlos.
Yo no entiendo, ¿Qué clase de oposición tenemos que permite este golpe de estado en cámara lenta, que persiste en llamar democracia y gobierno a lo que tenemos, que se aferra a una Constitución que es sólo letra muerta, que tiene secuestrado al CNE, que nombran a un narcotraficante como el jefe de la seguridad de la nación, que va a permitir que disuelvan al parlamento sin aviso y sin protesto?
¿Por qué no han salido al mundo a denunciar el definitivo rompimiento del orden legal, porque no se declara al país en emergencia humanitaria, de gobernabilidad, de seguridad?  Venezuela está siendo deconstruida pieza por pieza y la oposición sólo mira atenta a su comportamiento políticamente correcto, ¿No es hora de gritar, fuego?
Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello pasarán a la historia como dos de los más paranoicos y narcisistas de nuestro acervo de psicópatas, el daño que le están haciendo al país es ya insoportable, el pueblo está a punto de ebullición y el mundo civilizado no les va a permitir que burlen el orden internacional.
Lo que viene será un enfrentamiento salvaje, espero que sea breve, serán eventos que entre la locura y la libertad, marcarán nuestra consciencia colectiva por mucho tiempo, como recordatorio que la opresión no tiene cabida en nuestra naturaleza.
Lo que les estoy diciendo no me lo dicen ni las cartas ni los caracoles, está inscrito en el miedo que reflejan en sus rostros y se está acumulando en odio en la gente allá afuera de sus zonas de seguridad, es el resultado inevitable de sus acciones; extrapoladas de manera lineal en una hoja de probabilidades, será simplemente el resultado dialectico de acción-reacción.
Pero analicemos a los personajes antes de saltar a conclusiones, en el caso de Jorge Rodríguez se trata de un personaje que el madurismo estaba incubando como candidato presidencial para suceder al indocumentado, tenía varios puntos a su favor, era un hijo de un guerrillero y secuestrador, era un profesional con un verbo encendido, era un resentido nato, había pasado por varios puestos políticos importantes donde se ha distinguido por su ineptitud para el trabajo, pero muy bueno para mantener en zozobra a la oposición política.
Pero tenía una vida privada desordenada y extrema, no le gustaba recibir órdenes, se sentía superior a sus compañeros,  perdía el auto control muy fácilmente y era propenso a la histeria, muy pronto demostró ser una persona poco popular entre los adeptos a la revolución, su figura era antipática y poco confiable, por lo que perdió rápidamente esa base política que necesitaba para ser un buen candidato.
Uno de sus grandes momentos fue el ocupar el cargo de presidente del Consejo Nacional Electoral, a pesar de su definitiva e inocultable relación con el partido de gobierno, se convierte en árbitro electoral en momentos que el partido lo necesitaba para llevar a sus copartidarios a puestos ganadores, labor que hace con denuedo, pero principalmente, deja dentro del CNE su impronta, en manera de funcionarios fieles que le deben favores y rectoras que le son leales y que en su momento harán lo que les diga.
Ante el escenario de ser un pobre candidato, lo dejaron como agente provocador, dado sus conocimientos sobre la naturaleza humana, del sistema electoral y utilizando los mecanismos de manipulación que su carrera le proporcionaron, se ha convertido en “el coco” que supuestamente la oposición debía temer.
Las denuncias, acusaciones, amenazas que Jorge Rodríguez hace en contra de la oposición libre y democrática se han hecho rutina, su descarado intervencionismo en el CNE da pena ajena, su actual presidenta, Tibisay Lucena, ha demostrado y sigue mostrándole al país que no calza las credenciales ni la disposición para ocupar ese alto cargo, es claramente una persona manipulada, con intereses políticos que favorece sin ningún recato, su posición es claramente parcial y actúa más como militante del PSUV, que como árbitro electoral de los venezolanos, es una manera muy triste  de terminar una carrera como funcionario público, se va con la marca del abuso y la trampa en la frente.
Aparte de esta interpretación en papeles menores, Rodríguez no tiene mayor poder político que aquel que le asignan sus jefes, pero es sin duda una figura pública odiosa y vocero de todas las trampas del gobierno, incluyendo la de dejar al estado Amazonas sin sus diputados elegidos por la voluntad popular, declarando trampas en sus elecciones.
Pero Diosdado es alguien muy diferente, empezando por que se presume,  es el hombre que dirige a los colectivos armados y violentos del gobierno, en su entorno se entreteje toda una maraña de sospechas, acusaciones, procesos en conexión con el crimen organizado internacional, es un hombre con fama de “duro” y por la manera que ha sobrevivido y conserva el poder, pareciera que no son simples especulaciones.
Dice la leyenda urbana que tiene acumulado un inmenso capital mal habido, que tiene varios “entierros”, montañas de dólares en efectivo, en diferentes lugares de Venezuela para ser usados como dinero de emergencia para pagar mercenarios, soplones y colaboradores.
Aparte, se supone conserva influencia dentro de las FFAA como un oficial golpista y conspirador, uno de los fundadores del movimiento revolucionario que acompañó a Chávez en su “gesta” hacia Miraflores, muchos de sus compañeros de graduación son hoy generales.
Pero su verdadera carta ganadora hasta el momento, es el Tribunal Supremo de Justicia, una jugada desesperada que hizo entre los cantos de gallos y la media noche, horas antes de que terminara su gestión como Presidente de la Asamblea Nacional y que le proporcionó con una de las armas más efectivas para mantener a raya a la democracia y a la justicia.
Un Tribunal constituido a su imagen y semejanza, lleno de presuntos pillos y gente de mal vivir, algunos con prontuarios que dan miedo, colaboradores que él puso allí contra viento y marea, personajes que de otra manera jamás hubieran llegado a jueces, visten hoy la toga, y son absolutamente fieles a su voluntad.
Ese TSJ ni es del país, ni pertenece al PSUV, ni le hace caso a Maduro, ese es un “poder público” con nombre y apellido, y Diosdado lo maneja al viejo estilo, o esos magistrados hacen lo que él dice, o se mueren, tan sencillo como eso.
Diosdado es un hombre que tiene fichas para poder sentarse en la mesa a jugar, su opinión tiene peso, pero como todos los chavistas, su debilidad principal es su naturaleza criminal, y es que Diosdado Cabello es el hombre más buscado de Latinoamérica por las autoridades norteamericanas y europeas, entre otros delitos, se le acusa por supuestas violaciones de derechos humanos, narcotráfico, lavado de dinero y otras actividades criminales.
Tal es su situación que no puede salir del país, pues pesa sobre su cabeza diversas órdenes de captura en el ámbito internacional.  Diosdado no tiene casa segura, ha tratado de negociar con los cubanos un santuario donde retirase para vivir su vejez sin problemas y gozar de su fortuna, pero dado los nuevos acuerdos que se están construyendo con los EEUU, no ha sido posible.
Brasil se les esfumó como posibilidad luego de la debacle de Lula y Dilma, Argentina que era otra alternativa, desapareció con el derrumbe del imperio de los Kirshner.  Rusia y China serían muy complicadas y fuera de la adaptabilidad de este espécimen criollo, Nicaragua podría ser una posibilidad pero demasiada arriesgada.
El principal problema de Diosdado como refugiado político es que sería una papa demasiado caliente de manejar, traería demasiado problemas y conflictos con la justicia internacional.
De modo que nuestro “chico malo” se encuentra al descampado, su única posibilidad es su propio país donde se encuentra cercado por una crisis que el mismo contribuyó a crear, prácticamente se está sosteniendo a punta de amenazas y creándole un grave problema al país, utilizando a su TSJ como perro de ataque, tratando de contrarrestar a la Asamblea Nacional, evitando a toda costa lo que huela o se le parezca a una elección.
Porque repito, el TSJ es de Diosdado Cabello, y es él quien tiene el juego del referendo trancado.
En reuniones que he sostenido con otros analistas políticos se habla de un nuevo escenario que el General Padrino quiere construir a raíz de la renuncia de Maduro a sus deberes como Presidente del país, Nicolás Maduro está afectado por una grave enfermedad que lo tiene incapacitado, de hecho, Maduro en los actuales momentos se encuentra embargado por sentimientos y actitudes nihilistas que lo llevan hacia comportamientos claramente suicidas, ese ciudadano indocumentado, está incapacitado mentalmente para llevar adelante los destinos del país, se ha convertido en un peligro para nuestra seguridad.
Y aunque Padrino insiste en el legado de Chávez y en algunos aspectos de la ideología socialista que sigue, estaría dispuesto a preparar el camino hacia una verdadera transición política, lo que no quiere, es enfrentar a las FFAA con los colectivos armados de Cabello, y hará lo posible porque eso no suceda, por lo menos no de manera tan frontal.
Maduro es víctima de la depresión, la ansiedad y la frustración, el caso de Cilia con los narco-sobrinos se le fue de las manos y se está complicando peligrosamente, de modo que, no tiene cabeza para los asuntos del país (en mi opinión, nunca la tuvo), además de otros asuntos personales prioritarios que tiene que atender y no puede.
El PSUV como organización política está demasiado desacreditada para que tenga un futuro, su aceptación entre los mismos chavistas está en el suelo, el mal sueño de unas FFAA políticas se está retrayendo. Muchos uniformados en los cuarteles quieren volver a la posición institucional (aunque hay un grupo de oficiales que quieren pasar a retiro para convertirse en políticos).
La MUD, no tiene mayores variaciones a su posición de jugar banco mientras ve desarrollándose los acontecimientos, para ver donde más le conviene colocar sus fichas, para ellos se trata de la política del menor esfuerzo y el riesgo mínimo, esperar y jugar sobre seguro, esa es su estrategia.
Estamos ahora en presencia de un perverso juego entre el CNE y el TSJ, de nuevo Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello enfrentan a sus organismos en una trama de demandas, pronunciamientos y apertura de expedientes en contra de la MUD, de atacar la validación del 1% del patrón electoral que nos dio la luz verde para colectar el 20% de las firmas y activar el referendo, van a tratar de aplicar los frenos al proceso, dos hombres en contra de la voluntad de 30 millones, sin duda un reto a  la desmesura y la imprudencia.
Todo indica, que hasta que Diosdado no arregle su problema por una casa segura, el país no podrá avanzar en solucionar sus problemas de hambre, inseguridad y salud, el único imponderable es el pueblo, ¿Qué harán los venezolanos de a pié? ¿Dónde está el límite de su aguante? ¿Es real la posibilidad de una reacción colectiva, aplastante, violenta y definitiva? O por el contrario, Venezuela perdió su capacidad de reacción y no es más que un cuerpo pasivo, inerte, manipulable hasta el extremo... haga sus apuestas, el juego está servido.      -    saulgodoy@gmial.com


   

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