lunes, 19 de septiembre de 2016

El Sistema Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia.


(NOTA): El siguiente trabajo es la introducción a uno de mayor aliento, que he estado preparando, para ser presentado a las nuevas autoridades gubernamentales, cuando haya un cambio de gobierno y Venezuela retorne a la democracia, incluye un proyecto de Ley sobre Seguridad y Defensa y otro sobre los organismos de inteligencia del estado, lo público, para alertar al país de la relevancia de estas áreas para la viabilidad del próximo gobierno.

Introducción
Como doctrina, la seguridad debe ser entendida como la capacidad que tiene el país para garantizar a cualquier grupo de la comunidad nacional y sus miembros, y especialmente al gobierno, un elevado y suficiente nivel de acción preventiva y protección en contra de riesgos y amenazas de cualquier naturaleza, y que ayuden a promover las mejores condiciones de desarrollo y progreso en las actividades diarias de ciudadanos y visitantes.

Para lograr estos objetivos de seguridad, se debe distinguir la actividad de brindar seguridad, entre seguridad interna, que compete a la seguridad del territorio nacional y su población, su principal actividad radica en combatir al hampa común, al crimen organizado, las acciones subversivas, los actos terroristas y la emigración ilegal, para ello cuenta primordialmente con las fuerzas policiales, municipales, estadales y nacional y la Guardia Nacional.

La seguridad externa, es la capacidad del país de proteger los intereses del gobierno y sus ciudadanos en el extranjero, asegurar sus fronteras y delegaciones diplomáticas, brindar seguridad a las empresas y misiones de buena voluntad en el exterior, estar al tanto de situaciones de amenazas y oportunidades del país y tener la posibilidad de una respuesta rápida en ambos casos, y coadyuvar con países aliados a mantener la paz y la seguridad internacional.  En estas áreas ha sido escaso el desarrollo de instituciones y planificación, por lo que el gobierno ha delegado estas funciones a empresas y organismos en los países donde las ha requerido.

Aparte de las instituciones policiales y de orden público propiamente dichas, hay una serie de instituciones que coadyuvan en la tarea de seguridad y defensa como serían las oficinas de identificación y extranjería, los registros públicos, las aduanas, las organizaciones de protección civil, el sistema de salud pública, el sistema de alerta temprana de eventos naturales y climatológicos, los diversos equipos de búsqueda y rescate, las oficinas de estadística, de control de emergencias y catástrofes, aeronáutica civil, autoridades portuarias, de tránsito y transporte terrestre, de seguimiento de inversiones financieras, las embajadas y consulados, etc.  Toda una serie de actividades que hay que coordinar bajo un comando de control y que faciliten el intercambio y flujo de información entre las instituciones, con sus planes de contingencias y en aras de brindarle al gobierno y a la ciudadanía información confiable y al momento en casos de emergencias.

De este concepto general de seguridad se desprenden estrategias y estructuras de organización que tienen que tomar en cuenta no solo los problemas tradicionales de seguridad sino también las nuevas amenazas como el terrorismo internacional, sobre todo aquel que se origina en entes no-estatales y conceptos como seguridad humana y social, que tienen que ver con la estabilidad en la organización social, en el sistema educativo, seguridad alimentaria y sanitaria y en la cohesión social, donde la pobreza y el desempleo pueden desencadenar episodios graves que amenacen la paz pública y la estabilidad política.

La seguridad y la defensa del país son dos actividades fundamentales del estado venezolano que son complementarias, aunque diferenciadas, cada una tiene su ámbito y jurisdicción, así como diferentes instituciones que las ejecutan, tomando en cuenta que existan áreas grises donde pueden sobreponerse, y cuando esto sucede deben existir los mecanismos establecidos para la cooperación y disminuir en lo posible las contradicciones. En principio, la seguridad es una actividad netamente civil y la defensa corresponde al estamento militar.

Para este trabajo partimos de la actividad clásica de la inteligencia que consiste en la recolección de información pertinente a la seguridad de la nación (nótese que hablo de nación y no de estado para incluir al sector privado), su análisis, es decir, a partir de la información bruta, procesarla y convertirla en productos de inteligencia (informes, estudios, prospecciones, índices, escenarios, tendencias, etc.), para luego diseminarlas entre los círculos ejecutivos para la toma de decisiones. La información procesada es la que llamamos inteligencia y ésta puede ser táctica o estratégica dependiendo de las necesidades del usuario del sistema.

A partir de los atentados en USA del 11 de septiembre del 2001, los modelos y las plataformas de inteligencia en el mundo occidental cambiaron hacia una complejidad exponencial, exigiendo nuevas capacidades y demandas sobre el sistema, nuestro país quedó rezagado ante estos adelantos que fueron impulsados por nuevas realidades geopolíticas, novedosas tecnologías, diferentes amenazas y una muy avanzada generación de armas y estrategias que le han cambiado el rostro a la actividad de la inteligencia.


Venezuela no ha tenido, hasta el momento, la necesidad de desarrollar una organización de inteligencia para la guerra debido a que, desde los tiempos de la independencia, jamás hemos vivido un conflicto bélico, pero si ha desarrollado una inteligencia militar básica y una inteligencia política, principalmente por parte de gobiernos autoritarios, con el fin de controlar elementos disidentes al régimen, es decir, tener vigilada a la oposición, de resto, lo que hemos tenido es una inteligencia policial y con el desarrollo de nuestra industria petrolea, una inteligencia económica, la única que ha tenido una proyección global y, durante un tiempo, altamente sofisticada, hasta la llegada de Chávez al poder.

El uso del aparato de inteligencia por parte de dictaduras y gobiernos autoritarios para asegurar su permanencia en el poder, le dio una muy mala reputación a la actividad de inteligencia, al punto que, el gobierno y la opinión pública confunden a los órganos de inteligencia con la policía política, en detrimento de establecer uno de los anillos de seguridad fundamentales para cualquier democracia, como un elemento disuasivo más en un estado policial.
Pero a pesar de esta desventaja, la experiencia petrolera nos enseñó el uso de la información clasificada, el manejo del secreto, la automatización, la codificación de grandes cantidades de información, el análisis y la prospectiva, la inteligencia económica, el espionaje y contraespionaje industrial, la seguridad de grandes instalaciones industriales, procedimientos de control de daños, inteligencia financiera, logística de transporte y hasta operaciones encubiertas, todas estas actividades, esenciales en la operación de un órgano de inteligencia moderno, fue desarrollado en algún momento por la industria petrolera venezolana con un nivel de excelencia en el pasado reciente.

Un sistema de inteligencia eficiente debería tener entre sus usuarios al músculo económico del país, sus empresas y corporaciones, en el entendido de que lo que es bueno para las empresas nacionales es bueno para la seguridad del país, esto, dentro de una filosofía de estado liberal y de economía de mercado. El buscar información económica y financiera en el mundo para favorecer a los grupos económicos nacionales es importante, el gobierno tienen embajadas en todos los países del mundo, hace acuerdos internacionales, tiene a sus ciudadanos repartidos por el orbe, que manejan un rico caudal de información que bien canalizada pudiera contribuir al desarrollo del país y sus instituciones. Pero recabar esa información es costoso y solo el gobierno puede hacerlo, sería una información que ayudaría a posicionar a nuestras empresas en nuevos proyectos, a darles ventajas en las licitaciones internacionales, en el análisis de complejos sistemas de costos y oportunidades, de innovaciones y nuevos mercados en las áreas de energía, comida, tecnología, medicina, etc.
 
La colección y el análisis de la inteligencia que un país tan complejo como Venezuela requiere de varios actores entre los cuales es necesario contar con universidades, ONG’s, Think Tanks, Grupos de Opinión, Agencias de Noticias, expertos y consultores, empresas, laboratorios, centros de investigación y desarrollo, gremios, etc. De esta necesidad de apoyo nace la idea de una comunidad de inteligencia que debe ser coordinada por el Sistema Nacional de Inteligencia con el propósito no solo de manejar información clasificada, sino principalmente información abierta que constituye el 90% de la  información útil para cualquier evento bajo escrutinio, es de una importancia capital para la nueva inteligencia, incorporar a la población general del país en asuntos que conciernen su propia seguridad, hay que sensibilizarlos en sus responsabilidades ciudadanas de coadyuvar con las labores de mantener la paz y el orden en nuestro territorio.

Pero cuando la filosofía de estado es socialista, y la actividad del estado se hace centralizada, el panorama cambia, ya no son las empresas lo que importa sino el estado, el gobierno de turno y sus intereses, que muchas veces van a contracorriente de la empresa privada del país. La información económica y financiera que necesitan conocer son las que alimentan al aparato burocrático y partidista, al ser la economía centralizada su necesidad de información se hace estrecha y uniforme, al no tener ánimo de competencia ni metas de crecimiento para sus actividades productivas, las necesidades de contar con una información rápida y confiable de los mercados se reduce a un mínimo. No hay nada más dañino para un sistema de inteligencia que este responda a necesidades de una facción política y se permita contaminar sus operaciones con ideología y criterios sesgados por intereses partidistas y de grupos de interés.

En cuanto a la inteligencia militar, durante los 40 años de democracia, antes de Chávez, prevaleció el modelo norteamericano para el tercer mundo, que fue el desarrollado por la Escuela de las Américas, que tenía un alto contenido antisubversivo, modelo este que fracasó ante la insurgencia centroamericana, la guerrilla Colombiana y finalmente, ante la infiltración comunista dentro de las filas de las FFAA en Venezuela y que terminó con la llegada de Chávez al poder por medios democráticos (electoral). El estamento militar presenta en la actualidad un lamentable y peligroso retraso en sus capacidades de inteligencia, su relación con elementos del crimen organizado le han producido un daño operacional y de confianza que la mantienen postrada y en dependencia de fuentes de inteligencia externas, sobre todo cubanas, y que el Estado Mayor Conjunto no entiende que es del interés de La Habana que la inteligencia militar permanezca en este estado de capitus deminutio.

Venezuela entra al siglo XXI con un cambio radical en su patrón de inteligencia, los norteamericanos e israelíes, nuestros tradicionales aliados y socios, quienes instauraron una manera operacional de hacer inteligencia, fueron desplazados por los cubanos, norcoreanos, chinos e iraníes, con lo que se produce una regresión en las formas y organizaciones de inteligencia, no solo se perdieron los avances alcanzados en el último lustro, sino que vuelve la prioridad del control político sobre la oposición y una injerencia del comunismo internacional sobre nuestras organizaciones de inteligencia para el posicionamiento de sus intereses en la región, al grado tal, que ya no existe una agenda nacional de inteligencia sino una mescolanza de prioridades para una supuesta integración latinoamericana, en la que participan diversos servicios de inteligencia de países comunistas, la subversión, el narcotráfico, la Yihad, el crimen organizado, el G-2 cubano y el Foro de Sao Paulo.

Nuestro sistema de inteligencia fue puesto al servicio de la política partidista del PSUV y a los intereses de sus asociados, los cubanos; nuestro sistema de inteligencia fue infiltrado por la corrupción, al punto que, de su seno, fueron creadas diferentes empresas de maletín para aprovechar, por parte de la plana mayor del PSUV, la mayoría de ellos militares, los dólares preferenciales otorgados por CADIVI.
Mientras el mundo entra en una nueva arquitectura de la inteligencia, donde las políticas de estado son basadas en el conocimiento, es decir, en la inteligencia, Venezuela se retrotrae a corazonadas, instinto, temores, paranoias y fantasías, sus instituciones de seguridad y defensa son usadas para delinquir y controlar la vida de sus ciudadanos, convirtiéndose en un estado policial, donde al decir de altos funcionarios del chavismo, se crea un estado de sospecha general, donde contrario a lo que dice la Constitución, a la persona se le presume culpable hasta que demuestre su inocencia.

Los actuales servicios de inteligencia de Venezuela no pasan de ser organismos de persecución policial, dirigidos en contra de la población civil y del activismo político opositor, sus componentes son principalmente unidades de intervención tácticas tipo comando, disponen de secciones de interrogatorios que utilizan torturas, tienen personal experto en crear escenas del crimen para inculpar a sus objetivos en crímenes preparados y sembrarles pruebas para acusarlos en delitos que no cometieron, utilizan equipos de secuestradores y aíslan a sus objetivos de cualquier contacto legal o familiar, actúan arrogándose funciones de fiscales públicos, citando a ciudadanos a comparecer a sus instalaciones y abriéndoles procesos judiciales totalmente inconstitucionales, son el brazo ejecutor de las acciones encubiertas y operaciones negras del gobierno. Una buena parte de su plantilla profesional está incursa en delitos comunes y se han dedicado a la violación de los derechos humanos fundamentales de los ciudadanos del país.

Por todo lo anterior, es que uno de las más urgentes tareas que un nuevo gobierno debe enfrentar es, conjuntamente con el esfuerzo de crear un sistema de inteligencia, está obligada y con urgencia en crear un aparato de contrainteligencia que le asegure la protección de la información interna al gobierno, existe la necesidad de cambiar todos los protocolos de seguridad en el manejo de la información sensible y confidencial del estado, proteger sus medios de comunicación, cambiar todas sus claves de acceso, códigos de identificación, numeración de expedientes e incluso toda la codificación de los documentos de identidad en manos de los ciudadanos, el simple hecho de que nuestro sistema de identificación, los registro públicos y las aduanas hayan estado en manos de los cubanos, nos crea una delicada situación de vulnerabilidad de una gran parte de nuestra información vital, que probablemente esté en manos del gobierno extranjero y pueda ser utilizada en nuestra contra.

El siguiente trabajo pretende, entre otras cosas, presentar un Sistema Nacional de Inteligencia basado en la doctrina de seguridad anteriormente esbozada para que sea estudiado por el alto gobierno, se discuta y finalmente se instaure (se funde) un nuevo servicio de inteligencia nacional, moderno, eficiente, perdurable, con el fin de definitivamente profesionalizar un área fundamental para nuestro desarrollo del que, lamentablemente, no hemos dispuesto hasta el momento.

Es indudable que el estamento político del país, las nuevas generaciones de políticos se han acostumbrado a trabajar sin el recurso de una inteligencia confiable, de modo que parte del proceso a fundar, consiste en integrar la inteligencia profesional a los procesos de gobernabilidad y de la elaboración de las políticas públicas, rasgo fundamental que distinguen las naciones desarrolladas.
La mayor parte de los errores, problemas y conflictos que se producen en la actividad del gobierno son producto de la ausencia de una adecuada inteligencia, muchas decisiones son tomadas a ciegas, carentes de una información básica elemental y sin posibilidades de medir sus impactos, los países del primer mundo por el contrario, mantienen a su clase política en una cercana relación con los órganos de inteligencia, lo cual no garantiza en un 100% el éxito de las gestiones, pero sí reduce en un alto grado el nivel de incertidumbre al momento de tomar decisiones informadas.

Estamos viviendo en un mundo globalizado, en sociedades del conocimiento y en una era de la información, es definitivamente un desperdicio distraer a los órganos de inteligencia con asuntos meramente policiales y de política partidista, peor aún, utilizarlos para hacerle daño a la población civil y dejando que los controlen países extranjeros.
El chavismo a dejado al país en una posición de vulnerabilidad e indefensión lamentable, mientras más pronto se inicie la transformación del sistema nacional de inteligencia con mayor prestancia redundará en la seguridad y las posibilidades de desarrollo real de la nación.    -   saulgodoy@gmail.com





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